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  • El dominio del rey Muerte quebrado

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  • El dominio del rey Muerte quebrado
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
w53 1/11 págs. 663-670

El dominio del rey Muerte quebrado

 1. ¿En qué estrago mental y moral ha resultado la muerte para la humanidad?

EL DOMINIO del rey muerte no sólo le ha ocasionado a la humanidad estrago físico, sino también estrago mental y moral. Además de coyunturas nudosas, espaldas encorvadas, sistemas nerviosos dañados y cientos de males que hacen que se llenen miles de hospitales, hay la falta de imperio sobre sí mismo, la práctica de la injusticia, la inmoralidad y el desequilibrio general de los atributos del hombre. Satanás ha hecho que el deseo instintivo del hombre de adorar sea desviado del Creador a la criatura. “Aunque conocieron a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su corazón fatuo se obscureció. Aunque aseguraban que eran sabios, se hicieron insensatos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en algo parecido a la imagen del hombre corruptible y de aves y de cuadrúpedos y de reptiles.” (Rom. 1:21-23, NM) Según su grado de civilización los hombres todavía adoran tales cosas como el sol, fuego, imágenes, dinero, propiedad o a ellos mismos y organizaciones de hombres. En el lugar que debe ser ocupado por el amor incondicional a Jehová primero, y amor al prójimo segundo, Satanás ha implantado egoísmo, temor, codicia y odio. Por un golpe magistral, al inducir a nuestros primeros padres al pecado, hizo que el pecado gobernara como rey con la muerte. Desde entonces todos han sido pecadores, no han alcanzado la gloria de Dios ni llegado a la meta de obediencia perfecta. Jehová es santo, completamente dedicado a la justicia, perfecto. Nada que no fuera santidad, obediencia perfecta, sin mancha alguna, podría ser acepto a él.

 2. ¿Qué diferencia hay entre la transgresión de Adán y la de su prole?

2 ¿Cuál, pues, es la diferencia entre la transgresión de Adán y la de los que le siguieron hasta Moisés?, puesto que Pablo escribió: “No obstante, la muerte rigió como rey desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la manera de la transgresión de Adán, el cual se asemeja al que había de venir.” (Rom. 5:14, NM) Adán había sido creado perfecto; no había defecto o debilidad en su organismo. Se le había dado la ley divina, tenía la capacidad de entender y apreciar su importancia, y poseía dentro de sí mismo la habilidad de obediencia perfecta. Empero ante todo esto llegó a ser un rebelde. Su desobediencia fué deliberada, voluntariosa. Pero ha sido diferente con los de la prole de Adán. No han tenido la perfección de Adán ni la habilidad de obediencia sin tacha. Aunque no son inexcusables por sus iniquidades, no han tenido el mismo grado de responsabilidad.

 3. ¿Qué determina el grado de responsabilidad? Dé ejemplos.

3 La responsabilidad depende del grado de conocimiento de la voluntad de Dios disponible a alguien y también poseído por el tal. Después de la desobediencia de Adán, Dios no dió inmediatamente alguna ley declarada formalmente mandando lo que él quería que la humanidad hiciera y pronunciando castigo por la desobediencia. Está escrito: “Donde no hay ley, tampoco hay transgresión.” (Rom. 4:15, NM) Por esta razón Dios no ejecutó a Caín por asesinar a Abel, aunque de ningún modo fué considerado libre de culpa, sino que le permitió vivir bajo una maldición y enfrentándose a la destrucción. No teniendo la ley mosaica, las generaciones que vivieron de Adán a Moisés no estuvieron bajo ninguna obligación de guardarla.

 4. ¿Por qué son inexcusables los hombres inicuos?, y ¿los librará la ignorancia?

4 El curso descendente de los hombres inicuos bajo el dominio del rey muerte fué muy rápido. El poder eterno y Divinidad del Juez Supremo era visible para ellos tanto en el cielo como en la tierra. Por lo tanto fueron inexcusables por suprimir la verdad y seguir la injusticia. Sin un código de leyes dado por Dios estos hombres empezaron a hacer leyes para sus propias casas y sus gobernantes para la nación. Deseando escaparse del juicio divino algunos profesaron ignorancia de la voluntad de Dios y de lo que es el pecado, y por eso diversas religiones surgieron, las cuales ignoran que el pecado existe. No pueden explicar su comienzo, su castigo y la provisión de Dios para removerlo del universo. El que ellos ignoren su existencia no los libra de su condenación, sino que sólo los mantiene más apretados en sus cadenas. Porque todo el que practica el pecado también practica la iniquidad, y por eso el pecado es iniquidad. (1 Juan 3:4, NM) Toda injusticia es pecado.

DOMINIO DE LA MUERTE COMO REY

 5. (a) ¿Cuál ha sido el efecto del dominio del pecado como rey? (b) ¿Por qué le dió Jehová a Israel una ley?

5 Aquí se nos presenta otro rey. Es el pecado personificado, el pecado gobernando como rey. ¡Qué rey ha sido el pecado! Mire a todos sus súbditos terrestres llenos de manchas. Con la autoridad de alcance mundial, la delincuencia, la corrupción y la hipocresía siempre en aumento, hay millones de personas que, al preferir el pecado y callar su conciencia, diariamente le pagan tributo. El dominio mundial del rey pecado con el rey muerte, al cual no hay excepción humana viviente, es evidencia de que tuvo su origen con nuestros primeros padres. Para despertar la conciencia del hombre al pecado y enseñarlo a buscar la salvación de Dios él proporcionó a su pueblo escogido una colección sistematizada de leyes. Estas las dió él por medio de su profeta Moisés 2,512 años después de la creación. Según ellas, Dios imputaría o atribuiría pecado al malhechor. Ningún código humano de leyes podría revelar a los hombres la mente de Dios respecto al pecado, el bien y el mal, y el medio de hacer propiciación. Las leyes de Dios claramente lo definieron, y sus servicios sacerdotales prefiguraron que sólo por medio de un rescate apropiado podría el pecado ser removido. La salvación vendría por medio de la simiente prometida de Dios. “¿Por qué, pues, la Ley? Fué añadida para hacer manifiestas las transgresiones, hasta que llegara la simiente a quien fué hecha la promesa.”—Gál. 3:19, 24, NM.

 6, 7. ¿Cómo fué posible que Jesús fuera sin pecado, y para poder proporcionar el rescate qué pasos fueron necesarios por su parte?

6 ¿Quién es aquel que había de venir a quien Pablo mencionó? El que había de venir es el emancipador de las víctimas del rey muerte, a saber, la simiente de Abrahán, el profeta semejante a Moisés. Dado que la muerte llegó como resultado del pecado, se requería que alguien libre de pecado removiera el pecado y venciera a la muerte. Es Jesucristo, el único hombre sin pecado nacido de mujer. Él nació santo e inmaculado, no porque su madre fuera inmaculada, porque ella era una doncella judía descendiente de Adán. Se debió a que él fué engendrado por un padre inmaculado, perfecto, Jehová Dios. En el caso de la reproducción por medio de una pareja, el esperma de vida viene del padre, el cual fecunda el huevo dentro de la madre, quien a su vez produce el cuerpo de su prole. Al debido tiempo de Dios para que Jesús naciera su vida perfecta fué trasladada del cielo a la célula del huevo en el vientre de la virgen María. De esta manera Cristo Jesús no recibió la vida humana del pecador Adán, sino que sólo recibió un cuerpo humano por medio de María, la descendiente de Adán. Para nacer mediante ella él tuvo que poner a un lado toda su gloria y puesto celestiales. Él había estado con el Padre por milenios ignotos en el pasado, asociado con él en la obra de la creación. Él era el primogénito y unigénito Hijo de Dios, por medio de quien Jehová creó todas las demás cosas visibles e invisibles. (Juan 1:1-3; Col. 1:15-18; Apo. 3:14) Al debido tiempo de Dios para su nacimiento, Dios envió a su Hijo, producido de una mujer, quien vino a estar bajo la ley, para que librara por compra a los que estaban bajo la ley, para que nosotros a la vez recibiéramos la adopción como hijos. (Gál. 4:4, 5, NM) Jesús nació bajo la ley de Moisés, israelita, pero no fué condenado por esa ley, porque él fué el único humano que la guardó perfectamente.

7 ¿Cómo se asemeja el primer Adán a Cristo Jesús? Ciertamente no en el proceder adoptado por el primer Adán llegando a ser otro pecador. No, no en eso. El apóstol Pablo pudo ver que puesto que el en un tiempo perfecto Adán había llegado a ser padre de una raza entera que ahora era pecadora, el redentor y libertador de cualquiera de éstos tendría que ser alguien perfecto, como Adán había sido, a fin de proporcionar una absolución, o cancelación de la deuda contra ellos. La semejanza yace en el hecho de que se paga con la misma moneda. (Deu. 19:21) Adán había sido un humano perfecto, inmaculado, sin mancha, no parte hombre y parte Dios, y el Hijo de Dios tenía que ser igual. Si esto no se hubiera requerido él pudiera haberse materializado, es decir, adoptado una forma humana visible como lo habían hecho ángeles en ocasiones previas cuando se aparecieron a Abrahán, Lot y otros. Pero dado que se requería un organismo humano perfecto como sacrificio, para llenar las demandas de la justicia, Jesús nació de una virgen humana en la semejanza de los hombres. Porque está escrito: “Tú no deseaste sacrificio y ofrendas, pero me preparaste un cuerpo,” y, “Por tanto, siendo que los ‘niños jóvenes’ son participantes de sangre y carne, él también participó igualmente de las mismas cosas.”—Heb. 10:5; 2:14, NM.

 8. (a) ¿Con qué atributo de Dios tiene que estar de acuerdo la absolución de la humanidad, y cómo se prefiguró el sacrificio requerido? (b) ¿Cómo solamente podría ser quebrado el dominio de la muerte?

8 El que Jehová absolviera a la humanidad del pecado y su castigo sólo podría hacerse de acuerdo con su atributo de justicia y necesariamente sería un don gratuito. Él es lento en airarse, y grande en misericordia, uno que perdona la iniquidad y la transgresión, pero que de ningún modo tiene por inocentes a los rebeldes. (Éxo. 34:6, 7) El sacrificio que se requería fué prefigurado en la ofrenda de Abel, quien mató a un animal de su rebaño y derramó su sangre. Fué representado por el cordero pascual de Israel y sus sacrificios de expiación anuales y se ilustró por la ofrenda que Abrahán hizo de su hijo. Jesús vino para vindicar el nombre de su Padre y para ser ese sacrificio. Él dijo: “El Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28, NM) Aunque él fué el Principal Agente de la vida fué muerto; empero Dios lo ensalzó como Salvador para dar arrepentimiento a Israel y perdón de pecados. El pecado había traído la muerte, el Cordero de Dios vino para quitar el pecado del mundo; no el pecado del viejo mundo condenado a la destrucción, sino el pecado de los que compondrán el nuevo mundo de justicia. (Hech. 3:15; 5:31; Sant. 1:15; Juan 1:29) Sólo de esta manera podría ser quebrado el dominio del rey muerte.

 9, 10. (a) ¿Cómo podemos conseguir el beneficio de la provisión que Dios hizo para la vida? (b) ¿Qué revela este arreglo respecto a Jehová Dios, y a quiénes incluye?

9 ¿Cómo, entonces, podemos obtener los beneficios de la benigna provisión de Dios y no perecer? No mediante ignorancia del pecado y sus consecuencias, ni por guardar el pacto de la ley. Pablo declara: “Todos los que pecaron sin ley también perecerán sin ley; pero todos los que pecaron bajo ley serán juzgados por ley.” (Rom. 2:12, NM) Por consiguiente todos perecerían. Nadie sería salvo. Los judíos así como todos los demás son pecadores. “Pero ahora aparte de ley la justicia de Dios ha sido manifestada, según le dan testimonio la Ley y los Profetas; sí, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que tienen fe. Porque no hay distinción.” (Rom. 3:21, 22, NM) El ejercicio de la fe en el sacrificio de rescate nos trae una bondad inmerecida; el don gratuito de una posición no condenada delante de su Hijo. El aceptar la liberación por el rescate pagado por Cristo Jesús, y nuestra dedicación y servicio fiel a Jehová, nos aseguran de ser declarados justos por él. De esta manera obtenemos el beneficio de sus provisiones benignas y no pereceremos.

10 Tan elevado, generoso y misericordioso es el arreglo de Dios que las palabras humanas resultan inadecuadas para describirlo. Revela y exhibe su propia justicia, por perdonar pecados que acontecieron en el pasado mientras aguardaba pacientemente, y al declarar justos a los que había sacado de todas las naciones para ser un pueblo para su nombre. Incluye a los que ejercerían fe semejante a la de Abrahán, ya sea de entre los judíos o de entre las naciones. Estos podrían decir: “Por esto, ahora que hemos sido declarados justos como resultado de la fe, gocemos de paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, mediante quien también hemos logrado acercarnos por medio de la fe a esta bondad inmerecida en que nos mantenemos ahora, y regocijémonos, basados en la esperanza de la gloria de Dios.” (Rom. 5:1, 2, NM) Los miembros de la clase de la iglesia esperan tener una gloria celestial. Las otras ovejas de Jehová esperan tener, cuando sean declaradas justas, la gloria terrestre de la imagen y semejanza de Dios en la que Adán fué creado originalmente.

11. (a) ¿Qué contraste existe entre la transgresión y el don gratuito de Dios? (b) ¿Qué beneficios disfrutamos como resultado de ese don?

11 Pero existe un contraste entre la transgresión que resultó en la muerte y el don gratuito de Dios. El don gratuito de Dios efectúa mayor bien para nosotros los que ejercemos fe que cualquier daño que podamos haber recibido como prole del pecador Adán. Porque si por la transgresión de un solo hombre muchos murieron, la bondad inmerecida de Dios y su don gratuito, junto con la bondad inmerecida desplegada por el solo hombre Jesucristo, abundaron mucho más para muchos. (Rom. 5:15, NM) Hoy tenemos un ayudador con el Padre, Jesucristo, un justo. Él es un sacerdote de bondad amorosa, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y uno que puede tratar moderadamente con los ignorantes y errados. Tenemos la palabra de Dios hecha más firme, tenemos mejor conocimiento y tenemos su espíritu y su organización. Disfrutamos de una nueva relación con él por medio de su Hijo, tenemos muchos ejemplos fieles de integridad y un glorioso tesoro de servicio. ¿No debe esto equiparnos para quebrar el poder del rey pecado en nuestra vida?

12. ¿En qué se revela la bondad inmerecida de Dios para con sus criaturas?

12 La superabundancia de la bondad inmerecida de Dios se revela en el hecho de que mientras el juicio resultó en la condenación por una sola transgresión, el don resultó en la declaración de justicia no por una, sino por muchas transgresiones. ¿Quiénes de entre la humanidad pueden alegar que por su proceder, ya sea voluntaria o ignorantemente, no han transgredido y reprochado el nombre de Jehová? Cuán satisfaciente es entonces la promesa: “Felices son aquellos cuyos hechos ilegales han sido perdonados y cuyos pecados han sido cubiertos; feliz es el hombre cuyo pecado Jehová de ninguna manera tomará en cuenta.” (Rom. 4:7, 8, NM) En 1918 el pueblo de Dios había demostrado impureza de labios y temor al hombre al dejar de dar alabanza pública a Jehová. Pero ¡cuán feliz fué su porción cuando su obra de testificación fué revivificada y Dios volvió a recibirlos a su favor y echó todos sus pecados atrás!

13. ¿Qué perspectiva gloriosa respecto a la tierra previó y se propuso Jehová, y por qué medio se llevará a cabo?

13 Considere, entonces, la perspectiva gloriosa que Jehová previó y se propuso. Él dió principio a un mundo inmaculado y sin muerte al comenzar, y se propone tener un mundo inmaculado y sin muerte cuando todos sus enemigos hayan sido destruídos. Hombres y mujeres, perfectos de mente y cuerpo, libres de pecado e injusticia, sin defecto o dolencia de clase alguna, habitarán la tierra para siempre. Como reyes en la vida tendrán de nuevo dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del aire y sobre toda cosa viviente que se mueve sobre la tierra. Este resultado glorioso se habrá efectuado por medio del gobierno de mil años de los nuevos cielos. Estos nuevos cielos, o nuevos poderes gobernantes invisibles, se compondrán de los que ricamente recibieron de la bondad inmerecida de Dios en asociación con Cristo Jesús y participaron de su sufrimiento. Como el apóstol Pablo dice: “Porque si por la transgresión del un hombre la muerte gobernó como rey por medio de ése, mucho más gobernarán como reyes en la vida por medio de la una persona, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la bondad inmerecida y del don gratuito.”—Rom. 5:17, NM.

14. ¿Cómo se revela la exacta justicia de Dios en su provisión de exoneración para la humanidad?

14 La exacta justicia de Jehová se revela claramente en todos sus tratos. Nadie puede comprender justamente sus hechos sin apreciar que la justicia es el fundamento de su trono. Con lógica que no tiene rival en literatura alguna aparte de la Biblia, el apóstol Pablo muestra cómo la condenación es anulada por medio de Cristo, a quien Dios presentó como ofrenda para propiciación por medio de la fe en su sangre. Él dice: “Así, pues, como por una transgresión el resultado a todas clases de hombres fué la condenación, asimismo por un acto de justificación el resultado a todas clases de hombres es el declararlos justos para la vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituídos pecadores, asimismo por la obediencia de una persona muchos serán constituídos justos.”—Rom. 5:18, 19, NM.

DOMINIO DE LA BONDAD INMERECIDA COMO REY

15, 16. (a) ¿Qué rey desafía al dominio del pecado y la muerte? (b) ¿Por qué medio y con qué resultado?

15 Mire, otro rey surge el cual desafía al dominio del pecado como rey y contrarresta su poder. Es el rey bondad inmerecida. El pecado ha estado gobernando concurrentemente con la muerte. La bondad inmerecida gobierna por medio de la justicia. El pecado trajo la muerte, la bondad inmerecida trae la vida. El pecado fué un aguijón semejante al de la serpiente venenosa que mintió acerca de Jehová y su palabra. La verdad lo libra a uno de su poder. Pablo escribió: “El aguijón que resulta en la muerte es el pecado, y la Ley da al pecado su poder.” (1 Cor. 15:56, NM) Todas las cosas que la Ley dijo las dirigió a los que están bajo la Ley, para que enmudeciera toda boca y todo el mundo fuera merecedor de castigo ante Dios. En vista de esto, cuán benigno es el arreglo de Jehová como se expresa: “Ahora la Ley entró además para que abundara la transgresión. Pero donde abundó el pecado, la bondad inmerecida abundó aun más. ¿Con qué fin? Para que, así como el pecado gobernó como rey con la muerte, así también la bondad inmerecida pudiera gobernar como rey mediante la justicia con vida eterna en perspectiva por medio de Jesucristo nuestro Señor.”—Rom. 3:19; 5:20, 21, NM.

16 ¡Qué gozo puede ser nuestro! Aunque el pecado todavía está gobernando en los de este mundo, conduciendo a la muerte, no obstante la bondad inmerecida puede gobernar como rey en nosotros, conduciendo a la vida. “Asimismo también ustedes: considérense estar muertos en verdad con referencia al pecado pero viviendo con referencia a Dios por Cristo Jesús. Por lo tanto no dejen que el pecado continúe gobernando como rey en sus cuerpos mortales de modo que ustedes obedezcan los deseos de ellos. Tampoco sigan presentando sus miembros al pecado como armas de injusticia, sino preséntense a Dios como aquellos vivos de entre los muertos, también sus miembros a Dios como armas de justicia.”—Rom. 6:11-13, NM.

17. ¿Qué preguntas pertinentes debemos hacernos respecto a nuestro proceder?

17 Estimado lector, ¿cómo está usted presentándose? ¿Qué regla de acción está gobernando su vida? ¿Es principio, una adhesión a la verdad fundamental, o pasión? ¿Es obediencia a los mandamientos de Dios o gratificación de la carne? ¿Ha dedicado usted su vida a Jehová? ¿Ha probado el gozo de asistir regularmente a las reuniones de congregación y a los estudios bíblicos de los testigos de Jehová? ¿Se ha madurado al punto de presentarse para servicio, como los trescientos del pequeño ejército de Gedeón de quienes se dice: ‘y cada hombre de ellos permaneció en su lugar’? Somos esclavos del pecado con muerte en perspectiva o de la obediencia con justicia en perspectiva.

18. ¿Qué selección tenemos que hacer, y para estar del lado victorioso qué se requiere de nosotros?

18 Tenemos que escoger entre el esclavizador y el libertador. El apoyar las mentiras de Satanás, el vivir inmoralmente o el practicar la idolatría significa apoyar a los reyes pecado y muerte y recibir su salario. El servir a Jehová nos libra de las cadenas ahora, y nos asegurará del don de Dios, la vida eterna. ¿Participará usted en anunciar esa liberación? Si no lo ha hecho todavía, póngase desde ahora de parte del lado victorioso. Nuestro fruto en tiempos pasados consistió de cosas de las que ahora estamos avergonzados, porque el fin de esas cosas es la muerte. “Sin embargo, ahora, porque ustedes fueron libertados del pecado pero vinieron a ser esclavos de Dios, están teniendo su fruto a la manera de santidad, y el fin vida eterna.” (Rom. 6:22, NM) “Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre.” (Heb. 13:15, NM) Entonces nosotros también estaremos convencidos de que ni la muerte ni la vida o ángeles o gobiernos o cosas actuales o cosas por venir o poderes o altura o profundidad o ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor.

19. Para andar en la luz ¿qué tenemos que hacer?

19 El dominio de los reyes pecado y muerte ha sido una noche oscura de llanto para la humanidad. El comienzo del dominio de la bondad inmerecida se asemeja a la luz del alba de un nuevo día. “La noche está bien avanzada; el día se ha acercado. Por lo tanto, despojémonos de las obras que pertenecen a las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.” “Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no pertenecemos ni a la noche ni a las tinieblas.” (Rom. 13:12; 1 Tes. 5:5, NM) Para permanecer en la luz tenemos que andar en amor fraternal, observando el nuevo mandamiento como el apóstol Juan nos amonesta, porque las tinieblas están desapareciendo y la luz verdadera ya está brillando. (1 Juan 2:8, NM) El continuar andando en esa luz nos da la victoria sobre el rey pecado.

20, 21. (a) ¿Qué acusación hizo el Diablo contra Jehová, y quién probó que era mentira? (b) ¿Quiénes participarán con Cristo Jesús en su obra vindicadora y en su victoria sobre el rey muerte?

20 Reflexione ahora por unos cuantos momentos sobre el triunfo final de la bondad inmerecida de Jehová sobre el rey muerte también. Satanás, el originador de la mala voluntad, produjo la acusación de que no se podía tener confianza en Jehová y que su palabra no era fidedigna, acusación de la cual toda la creación celestial fué testigo. ¿Quién sobre la tierra negaría esa aserción, probaría que el Diablo es mentiroso y llenaría los requisitos para ser su destructor, con lo cual vindicaría la palabra y nombre de Jehová? No fué el primer Adán, porque él se unió en la conspiración para reprochar al Creador. Eso no dejó a ningún hombre perfecto sobre la tierra para apoyar la causa de Jehová. Pero por la bondad inmerecida de Jehová el ‘Hijo del hombre’ vino a la tierra y llenó los requisitos como el segundo Adán. “Así también está escrito: ‘El primer hombre Adán vino a ser alma viviente.’ El postrer Adán vino a ser un espíritu dador de vida. El primer hombre es de la tierra y hecho de polvo; el segundo hombre es del cielo.” (1 Cor. 15:45, 47, NM) “Porque sabemos que Cristo, ahora que ha sido levantado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no se enseñorea de él.” “Pero Dios le resucitó soltando los dolores de la muerte, porque no era posible que él siguiera detenido por ella.” (Rom. 6:9; Hech. 2:24, NM) Cristo probó que el Diablo es mentiroso, y llenó los requisitos. La majestad de la ley de Jehová no podía detenerlo en la muerte, porque era inmaculado, y por consiguiente Dios lo levantó como aquel que por medio de la muerte se probó digno de destruir al que tiene el medio de causar la muerte, es decir, al Diablo. En victoria Cristo exclama: “Llegué a estar muerto, pero ¡mira! yo vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”—Heb. 2:14; Apo. 1:18, NM.

21 Observe cómo Dios amorosamente ha arreglado que otros participen con Cristo en la obra de vindicación. Discutiendo la esperanza de resurrección que tienen los 144,000 fieles llamados para ser sacerdotes subalternos consagrados, el apóstol Pablo dice: “Pero cuando esto que es corruptible se revista de incorrupción y esto que es mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá el dicho que está escrito: ‘La muerte es tragada para siempre.’ ‘Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?’” (1 Cor. 15:54, 55, NM) Estos consiguen la victoria por medio de Jesucristo, y Satanás será quebrado bajo los pies de ellos dentro de poco. La victoria por medio de Cristo también será la porción de las personas de buena voluntad, las otras ovejas fieles que tienen la esperanza de vida eterna sobre la tierra. Ya sea mediante la resurrección o pasando vivas ahora a través del Armagedón para vivir para siempre en el nuevo mundo, su victoria es una victoria sobre la muerte, porque participan de las bendiciones del Reino eterno. “Y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Apo. 21:4, NM) El dominio de la muerte como rey será reemplazado por el dominio de la vida como rey para siempre, cuando se termine la prueba final de la humanidad.

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