Desde Nyasaland
Un siervo de congregación en Monkey Bay, a las orillas del lago Nyasa, escribe: “Mientras atendemos la tienda de nuestro amo servimos a las pocas señoras europeas que viven aquí, y nos preguntábamos cómo les podríamos dar un testimonio sin ofenderlas, ya que éramos africanos. Al fin decidimos incluir en sus paquetes de víveres un folleto para cada una y una pequeña nota invitándolas a leerlo. Como resultado algunas escribieron dándonos las gracias por el folleto, y una de ellas vino personalmente a pedir más. Le mostramos ‘Sea Dios veraz’, que tomó inmediatamente, y no mucho después estaba juntando sus sirvientes para que estudiaran con ella cada día. Refunfuñaron ellos a nosotros: ‘¡Vean lo que han hecho!, todos los días nuestra dona nos junta por la tarde para estudiar ese libro con ella y ya no tenemos tiempo para visitar a nuestros amigos.’ Esta señora ahora ha tomado ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad? y se ha suscrito a La Atalaya. Está muy interesada y habla a sus amigas acerca de la verdad.”—1954 Yearbook of Jehova’s Witnesses.