La respuesta de la Biblia al modo de vivir del día moderno
El camino de este viejo mundo agitado es: desde la cuna hasta la sepultura. Pero la Biblia arroja luz sobre un camino mejor: desde la cuna hasta la felicidad y vida duraderas. ¿Qué le tocará a usted? Lea este artículo. Da prueba de que usted puede comenzar a vivir de la manera práctica, la manera mejor, ahora.
¿ES MODERNA la Biblia para hoy día? Para muchas personas lo que tiene de práctico se limita a su virtud literaria, el que se le pueda usar en discursos políticos, su uso como regalo de cumpleaños y para llenar crucigramas. ¿Qué respuesta da la Biblia en cuanto a los problemas de la vida? ¿Son prácticas sus soluciones para este tiempo? ¿Cómo sabemos?
Con relación a los que consideran la Biblia como impráctica, ¿no podría ser que para ellos es un Libro desconocido? El hojear casualmente una traducción de la Biblia que usa lenguaje anticuado puede hacer que uno concluya erróneamente que los principios del Libro también son anticuados. Es sólo por medio de adquirir conocimiento de la Biblia, sea que se use una traducción en lenguaje moderno o no, que uno puede verdaderamente avaluar las normas de ella. El hecho llano es que los que más vociferan que la Biblia es anticuada son los mismísimos que no han llegado a conocerla ni han aplicado sus principios.
Miremos un momento a lo que existe en el mundo como resultado de considerar que la Biblia es impráctica. Al hacerlo podemos preguntar: ¿Cuán práctico es esto?—amor al dinero, robo y asesinato, creciente delincuencia juvenil, cárceles atestadas, fornicación e inmoralidades de la clase más sórdida, mercados negros de bebés, matrimonios desechos, manía por el juego, estupefaciente adoración de héroes, suicidio aumentante, entrega a drogas y entrega al licor, nacionalismo explosivo, revolución y alborotos y sacrificios colosales de sangre al dios Marte.
Pero ¿cómo sabemos que la Biblia es lo suficientemente moderna para solucionar estos problemas? Porque la Biblia fué escrita por hombres inspirados por Jehová Dios. Dijo un escritor: “El Espíritu de Jehová habló por mí, y su palabra estuvo en mi lengua.” (2 Sam. 23:2) ¿Quién puede entender mejor el funcionamiento de una máquina que su inventor? Así que Jehová sabe lo que es mejor para el funcionamiento suave de su obra maestra de maquinaria viva, el cuerpo humano.
LA BIBLIA Y LA CIENCIA VERDADERA
Ahora podemos entender por qué la Biblia sale victoriosa cada vez que se le sujeta a prueba en cuanto a su modernidad. Los críticos quizás repitan enfadosamente que no es científica, pero al hacerlo manifiestan ignorancia, no conocimiento. La Biblia siempre ha estado en armonía con la ciencia verdadera. La teoría de que la tierra era un cuerpo en el espacio y que viajaba alrededor del sol la ofreció Nicolás Copérnico (1473-1543). Sin embargo, unos 3,000 años antes del tiempo de Copérnico, la Biblia manifestó que la tierra era un cuerpo en el espacio: “Él extiende el norte sobre el espacio vacío, y suspende la tierra de la nada.” Magallanes (1480-1521) probó que la tierra era redonda al navegar él alrededor del mundo. Pero unos 2,200 años antes del tiempo de Magallanes la Biblia manifestó que la tierra era redonda al hablar de Jehová diciendo que él “es aquel que se está sentado sobre el círculo de la tierra.”—Job 26:7; Isa. 40:22.
¿La Biblia y la arqueología? Perfecta armonía. La Biblia dice que el hombre fué creado perfecto, que, debido al pecado de Adán, él degeneró, y no evolucionó en dirección ascendente. La arqueología ha hallado que la Biblia es moderna y que los evolucionistas son vejestorios. Dijo una autoridad: “La cultura de Egipto comienza en un nivel magníficamente alto y más tarde decae a un grado tremendo debido a un registro de degeneración consistente.” Acerca de las Joyas y obras metalúrgicas de la dinastía duodécima de Egipto, una enciclopedia moderna dice: “Los plateros europeos rara vez han superado esta obra.”
¿La Biblia y la química? De nuevo hay armonía. La Biblia habla de oro y vidrio. Cuenta acerca de reacciones entre bases y ácidos: “Como quien quita la ropa en un día de frío, y como vinagre derramado sobre la sosa, así es aquel que canta coplas al corazón apesadumbrado.” Habla acerca del origen del hierro y el cobre: “El hierro es sacado de la tierra, y de la piedra es fundido el cobre.”—Pro. 25:20; Job 28:2.
¿La Biblia y la zoología? La Biblia demuestra conocimiento exacto acerca de las costumbres de los animales. Pues, aun en el siglo diecinueve los hombres a menudo afirmaban que las aves de rapiña cazaban mediante el uso del olfato. Audubon, mediante experimentos, estableció que cazaban mediante el uso de la vista. Pero los lectores de la Biblia no necesitaban los experimentos de Audubon para saber la verdad, porque Job 39:29 dice acerca de las aves de rapiña: “Desde allí atisba la presa; de lejos la ven sus ojos.”
¿La Biblia y la salud? En este campo la Biblia es más moderna que muchos modernos. Ella no recomienda la jubilación temprana, una vida de reposo, flojera u holgazanería. La Biblia recomienda el trabajo duro. Sólo ha sido en los últimos años que los doctores han reconocido lo necesario que es el trabajo, el peligro que hay en la vida holgada y el reposo. Science Digest para noviembre de 1954 informó acerca de las palabras del Dr. W. Melville Arnott, profesor de medicina en la Universidad de Birmingham de Inglaterra: “El trabajo, aun el trabajo duro, le hace bien a uno—mientras que el reposo puede ser dañino. . . . Dice el Dr. Arnott que ninguno de los efectos conocidos del trabajo puede dañar los tejidos sanos. Al contrario, son buenos todos los efectos. . . . El reposo, por otra parte, puede producir cambios profundos y perjudicantes.” De modo que el consejo de la Biblia, tanto en lo espiritual como en lo físico, permanece verídico: “La pereza produce el sueño del cual no hay despertamiento.”—Pro. 19:15, Knox.
¿La Biblia y las enfermedades? Unos 3,000 años antes de que llegara el conocimiento moderno acerca de las causas de la enfermedad, la Biblia contenía leyes que prohibían el comer carne de cerdo, conejo y pescado, los cuales animales, respectivamente, están propensos a adquirir triquinosis, tularemia y tenia. De igual manera la Biblia reconoce el principio de establecer cuarentena en caso de ciertas enfermedades.
¿La Biblia y la medicina? ¡Todavía moderna! Pero ¿cuán modernos son los remedios supersticiosos del siglo veinte, sus remedios curanderos? Declaró un doctor: “Me sorprende muchísimo el que la Biblia sea tan exacta desde el punto de vista médico. . . . Donde se menciona el tratamiento, como para furúnculos, heridas, etc., es correcta aun según las normas modernas. Además, en la actualidad se malgastan 750,000,000 de dólares anualmente en medicinas y métodos de tratamiento inútiles. Grandes números de personas todavía creen en muchas supersticiones, como por ejemplo el que una castaña de Indias que se lleve en el bolsillo impedirá el reumatismo; que el manejar sapos causará verrugas; . . . que cada vez que se enferma un niño es que tiene lombrices; etc., pero en la Biblia no se hallan declaraciones como ésas.”—The Physician Examines the Bible, por C. Raimer Smith.
MORAL, MENTE Y EDUCACIÓN
Baja moral, mentes enfermas y educación sin sentido son con demasiada frecuencia los productos de este día y época. Los principios bíblicos no producen nada parecido a eso. Es cierto, hay críticos que llaman a Cristo Jesús un megalómano, persona afligida de ilusiones de grandeza, como cuando uno se cree que es Napoleón. Pero a tales críticos les preguntamos: ¿Han oído alguna vez que una persona loca diga algo que se asemeje siquiera remotamente al sermón del monte? Abrahán Lincoln dijo que el sermón del monte “contenía la esencia de toda ley y justicia.” Además, un psiquíatra de fama, James Túcker Físher, dijo: “Si se tomara la suma total de todos los artículos autoritativos que se han escrito por los psicólogos y psicópatas más competentes sobre el tema de la higiene mental—si se combinaran y se refinaran y se sacara el exceso de verbosidad—si se tomara toda la carne y nada del perejil, y si se hiciera que estas muestras genuinas no adulteradas de puro conocimiento científico fueran expresadas concisamente por el más competente de todos los poetas vivientes, se tendría un resumen torpe e incompleto del Sermón del Monte.”
Estadistas del más alto calibre estiman que la Biblia es práctica. La historia dice que “pocos estadistas posteriores igualaron en estatura mental y moral” a John Quincy Adams; y este presidente estadounidense dijo: “Hablo como hombre del mundo a hombres del mundo; y les digo: ¡Escudriñen las Escrituras! La Biblia es el libro sobre todos los demás; debiera leerse a toda edad, y en toda condición de la vida humana.” Y dijo el célebre educador estadounidense, William Lyons Phelps: “Creo que es más valioso tener conocimiento de la Biblia sin un curso universitario que un curso universitario sin la Biblia.”
LA BIBLIA PROBADA PRÁCTICA
Una oleada de religión falsa ha arropado por completo al género humano. Es un problema el mantener uno su cabeza sobre el nivel del mar del error. La Biblia soluciona ese problema porque es el criterio para juzgar a cualquier religión. La Biblia es el único Libro que puede exponer la religión falsa y ayudar a uno a reconocer la religión verdadera. “Toda Escritura,” escribió el apóstol de Cristo, “es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:16, 17, NM.
¿Podría algún principio solucionar la mayoría de los problemas de hoy en día, incluso el de la guerra mundial, mejor que el mandato del Señor: “Todas las cosas, por lo tanto, que quieren que los hombres les hagan, también de igual manera deben hacérselas a ellos”? Si los cristianos profesos hicieran caso a ese mandato, no habría necesidad de fuerzas policíacas, cárceles o sillas eléctricas. Los cristianos verdaderos viven en conformidad con esa alta norma.—Mat. 7:12, NM.
La Biblia condena el adulterio, la fornicación, el robo y la borrachera. Amonestó el apóstol: “Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que son mantenidos para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas codiciosas, ni borrachos, ni vilipendiadores, ni opresores heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10, NM) El castigo que da el hombre por estos hechos malignos a menudo es liviano; pero el que Dios da es severo. ¡Cuán insensato es el camino de este mundo! Sus hechos inicuos conducen a la muerte eterna. La vida es práctica, la muerte no lo es.
¿Cómo soluciona la Biblia el problema de la delincuencia juvenil? Ella muestra que la causa de ésta es la delincuencia paternal. Manda a los padres: “Críese al niño en el camino en que debe andar,” no que lo manden a una escuela dominical esperando que así él vaya en el camino en que debe andar. La Biblia no está de acuerdo con algunos puntos de vista modernos respecto a la crianza de los hijos. Por ejemplo, muestra que el dejar que un niño crezca según sus propios antojos y caprichos es malo y conduce al crimen. “La necedad está envuelta en el corazón del niño.” Quizás sea necesario a veces usar literalmente la vara para castigar a un niño; lo cual la Biblia reconoce: “No le niegues al muchacho la corrección; pues si le castigas con la vara, no morirá.”—Pro. 22:6, 15; 23:13.
Los desórdenes emocionales y las enfermedades psicosomáticas abundan hoy día. Y ¡con razón! Las máscaras espantosas del odio, la ira, la ansiedad, el temor y los celos las lleva casi toda cara del género humano. En respuesta a estos problemas graves la Biblia señala a los dos grandes mandamientos de vida establecidos por Cristo Jesús: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente,’ y, ‘a tu prójimo como a ti mismo.’” Este es consejo práctico. Da resultados. Esto se debe a que el amor echa fuera el temor y sana: “El amor es sufrido y servicial. El amor no es celoso, no se jacta, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se irrita. No lleva cuenta del daño.”—Luc. 10:27; 1 Cor. 13:4, 5, NM.
¿Son prácticas las respuestas de la Biblia?, es decir, ¿pueden ponerse en práctica? ¡Claro está que sí! Hay prueba viva de esto: una organización de personas que están aplicando las soluciones de la Biblia a todos los problemas de la vida. Esta es la sociedad del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová, cristianos que día por día, cada día, viven y aplican los principios de la Biblia. Prescindiendo de la raza o nacionalidad a que pertenezcan se aman mutuamente, están en unidad, están felices dondequiera que estén. En el nuevo mundo, declara la Biblia, “la justicia habrá de morar.” Los que son de la sociedad del Nuevo Mundo saben que si han de conseguir la vida en ese entonces tienen que empezar a practicar la justicia ahora.—2 Ped. 3:13, NM.
Nadie conoce la verdadera felicidad hasta que conoce a Jehová Dios y sus propósitos. Tal conocimiento que tiene como resultado gozo puede obtenerse solamente de la Biblia. Esto quiere decir, entonces, que solamente cuando uno adquiere conocimiento del gran Libro de instrucciones acerca del vivir y a su vez aplica las respuestas que éste da a los problemas cotidianos de la vida comienza uno realmente a vivir. Porque el pasar por la ‘puerta angosta’ de obediencia a las instrucciones de Dios conduce a la felicidad ahora y a la vida eterna en el nuevo mundo.—Mat. 7:14, NM.
El principio que guía a este sistema de cosas puede resumirse en esto: desde la cuna hasta la sepultura. ¿Es práctico eso? Pero la Biblia es moderna y práctica porque resuelve el gran problema del hombre: cómo vivir para siempre. “Desde la infancia has conocido las santas escrituras que te pueden hacer sabio para la salvación.” Desde la cuna hasta la felicidad y vida duraderas—¡eso sí que es vivir! Comience a vivir ahora. Lea la Biblia. Haga más. Estudie la Biblia en compañía con la sociedad del Nuevo Mundo. Así usted aprenderá que la vida está solamente empezando para los que siempre viven en conformidad con este consejo: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano.”—2 Tim. 3:15, NM; Ecl.12:13.