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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
w61 15/5 págs. 317-319

“Amor” en las Escrituras Cristianas Griegas

AL TIEMPO que se escribieron las Escrituras Cristianas Griegas, el griego era el idioma universal. Este hecho hizo que se lograra la mayor distribución posible de ellas en el más corto tiempo posible. Además, el griego es un idioma muy específico y exacto y el griego koiní de ese tiempo estaba altamente desarrollado, lo que hacía de él el mejor medio para la expresión exacta del pensamiento. Un caso sobresaliente son las palabras griegas para “amor.”

En español hablamos de “amor” entre los sexos, “amor” de una madre por su hijo, “amor” de los amigos y el “amor” altruista de Dios. En el idioma griego, no obstante, se utilizan cuatro palabras distintas y separadas: eros, storgé, phileo y agape. Debido a que Eros fue el nombre que le dieron los poetas griegos de tiempos posteriores a su dios del amor, el cual era hijo de Afrodita, eros llegó a ser el nombre para el amor romántico, el amor entre los sexos. La contraparte romana para Eros es el más conocido Cupido, generalmente representado con arco y flechas. Muy significativamente, ni una sola vez se halla el término eros en las Escrituras Cristianas Griegas.

Storgé es el término usado para describir el afecto natural basado en consanguinidad. Se halla solamente tres veces en las Escrituras Cristianas Griegas en la forma adjetiva. En dos de estas ocasiones aparece con el prefijo negativo griego a que significa “sin.” Así tanto en Romanos 1:31, al describir cuán lejos ha caído el hombre de su perfección original, como en 2 Timoteo 3:3, al profetizar acerca de las condiciones inicuas de los últimos días, Pablo describe a los hombres como “sin tener cariño natural [a’storgos].” Y cuando desea dar énfasis a la estrecha relación de familia que debe existir entre los cristianos, Pablo utiliza una voz compuesta que combina phileo con storgé, al decir: “En amor fraternal ténganse cariño tierno [philo’storgos] unos a otros.”—Rom. 12:10.

Aunque la siguiente forma más elevada del amor es phileo, podremos entenderla mejor si primero consideramos la más elevada forma del amor, agape. El Dictionary de Strong la define como “abarcando específicamente el juicio y el deliberado asentimiento de la voluntad como cosa que se exige por el principio, deber y lo que es correcto.” En contraste con eros, que no aparece en la Biblia en lugar alguno, agape aparece en todas sus diversas formas más de 250 veces en las Escrituras Cristianas Griegas; tres veces más frecuente que phileo en todas sus formas.

Apreciando lo que significa agape, podemos comprender por qué, el apóstol Juan escribió, no que Dios es eros, storgé o aun phileo, sino que Él es la misma personificación del escrupuloso y altruista interés en otros, amor agape. Cuando verdaderamente amamos (agape) a alguien, nos preocupamos por su bienestar, intereses y felicidad. Así Dios “recomienda su propio amor a nosotros en esto, que siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.”—1 Juan 4:8; Rom. 5:8.

“El fruto del espíritu es [este agape] amor.” “Por esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si tienen [este] amor entre ustedes mismos.” Es esta clase de “amor [el que] edifica,” y “cubre una multitud de pecados.” Está basado, no en atracción física, no en contingencia de nacimiento, tal como ser de la misma familia, nación o raza, ni en compatibilidad o similitud de mente, sino solamente en principios, altruismo, y lo dirige nuestra mente porque Dios lo manda.—Gál. 5:22; Juan 13:35; 1 Cor. 8:1; 1 Ped. 4:8.

Es este amor agape el que Pablo nos describe ¡y cuán aptamente lo hace! Nada de lo que hagamos nos será de provecho a menos de que el motivo sea amor. Es sufrido y servicial; no es celoso, no se jacta, no se hincha ni se porta indecentemente, no se irrita y no busca sus propios intereses. No lleva cuenta del daño, no se regocija por la injusticia, sino que solamente se regocija con la verdad. Soporta, cree, espera y aguanta todas las cosas. Nunca se acaba. ¡No sorprende que de la fe, la esperanza y ‘el amor, el mayor de éstos sea el amor’!—1 Cor. 13:1-13.

El, amor agape permite una graduación del mismo, y por lo tanto se les manda a los cristianos que tengan “amor intenso los unos para los otros.” Deben trabajar para perfeccionarlo para que tengan “libertad de palabra en el día de juicio.” No solo se nos manda amar (agapao, forma verbal de agape) a Dios, sino hacerlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.—1 Ped. 4:8; 1 Juan 4:17, 18; Mar. 12:29-31.

Considerando ahora phileo, o el amor o afecto de amistad, es a la vez inferior y superior al amor agape. ¿Cómo es eso? Es inferior en cuanto a calidad pero es superior en cuanto a ser un privilegio. Es el primer elemento de tales palabras como Filadelfia, amor de hermano; filosofía, amor a la sabiduría; filantropía, amor a la humanidad, como también de muchas otras palabras utilizadas en las Escrituras que no han sido llevadas al idioma español, tales como philarguría, amor al dinero (la plata), y philágathos, amor al bien o a la virtud. Jesús utilizó esta palabra cuando dijo que los líderes religiosos gustaban de los primeros asientos en las sinagogas y que el mundo le tenía cariño a lo que es suyo. Indica su inferioridad al amor agape el mandato de Pedro de ‘agregar a su cariño fraternal [philadelphía] amor [agape].’—Luc. 20:46; Juan 15:19; 2 Ped. 1:7.

Con respecto a que phileo, cariño, sea un privilegio, note que, mientras Dios mostró su amor agape por los pecadores, “el Padre le tiene cariño al Hijo.” Es por esto que Jesús aseguró a sus seguidores que el Padre les tenía, no simplemente amor, sino cariño: “El Padre mismo les tiene cariño.” ¿Por qué? “Porque ustedes me han tenido cariño a mí,” y no simplemente debido a la necesidad de ellos. Sí, Dios tiene cariño, o trata como amigos, solo a los que lo merecen.—Juan 5:20; 16:27; Sant. 2:23.

De igual manera con Jesús. El sintió amor (agapao) por el joven gobernante rico, pero sintió tanto amor como cariño (phileo) por Juan su apóstol preferido. (Mar. 10:21; Juan 19:26; 20:2) Cuando le habló a Pedro después de su resurrección, las dos primeras veces Jesús. Le preguntó a Pedro si le amaba, pero la tercera vez preguntó si Pedro le tenía cariño. Cada vez, en respuesta, el vehemente Pedro utilizó el término más íntimo: “Señor, tú sabes que te tengo cariño.”—Juan 21:15-17.

Por todas partes hoy vemos que recibe énfasis desmedido el sexual eros, mientras que cada día hay menos cariño natural, storgé. El mundo nada sabe del amor agape que es el fruto del espíritu de Dios y envuelve la mente y la voluntad, es totalmente altruista y se basa sobre principios. Jehová Dios es la personificación misma de esta clase de amor, y se nos manda ser como él en esto. Este es el amor que debemos tenerle a Dios, a nuestro prójimo, a nuestros enemigos, sí, y aun a nosotros mismos. Pero como cristianos podemos expresar phileo, cariño, solamente a nuestros compañeros cristianos.—Mat. 5:44-48; 1 Cor. 15:33.

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