¿Le tiene usted cariño a Jehová?
EL AMOR tiene muchas “caras”. Un joven apasionado quizás esté enamorado de una hermosa muchacha. Existe el amor de una madre por su hijo. Y está el amor que une a los cristianos en una hermandad mundial.
Todo eso es “amor”, pero los griegos tienen diferentes palabras para los diversos tipos de amor. Eros es el amor que se relaciona con la atracción sexual. Storgé denota el amor que se basa en la consanguinidad. Y agape —el amor altruista basado en principios— es el amor que tienen entre sí los cristianos verdaderos por toda la Tierra. (Juan 13:34, 35.)
Tierno cariño
Sin embargo, cuando los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas quisieron enfatizar el amor de manera especialmente afectuosa y cariñosa, emplearon la palabra philía. Esta denota un apego arraigado, afectuoso e íntimo, como el que existe entre amigos genuinos. Jehová le tiene esa clase de cariño especial a su Hijo unigénito. Por eso Jesús dijo de sí mismo: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera. Porque el Padre le tiene cariño al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace”. Y, de igual manera, respecto a sus seguidores genuinos, Jesús dijo: “El Padre mismo les tiene cariño, porque ustedes me han tenido cariño a mí y han creído que salí como representante del Padre”. (Juan 5:19, 20; 16:27.)
En las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra “cariño” se refiere a un tipo de amor íntimo y afectuoso. Esto es patente por el hecho de que a menudo se traduce junto con la palabra “tierno”. Por ejemplo, el apóstol Pablo exhortó a los cristianos: “En amor fraternal ténganse tierno cariño los unos a los otros” (Romanos 12:10). Además, el discípulo Santiago menciona el aguante de Job y el resultado que Jehová dio como prueba de “que Jehová es muy tierno en cariño y misericordioso”. (Santiago 5:11).
¿Es posible tenerle cariño a Jehová?
De modo que Jehová puede tenerle tierno cariño a los humanos —aunque imperfectos— que mantienen integridad. Pero puesto que el cariño envuelve sentir profundo afecto por alguien, ¿es posible que los humanos imperfectos le tengan cariño al Soberano del Universo, Jehová?
Sí, eso es posible. Un ejemplo sobresaliente de alguien que le tuvo cariño afectuoso a Jehová fue David. Esto puede verse en sus muchos salmos. El se sintió sumamente agradecido por el cuidado amoroso de Jehová como Pastor. (Salmo 18:1; 23:1-6.)
Jehová puede estar tan cerca de nosotros, ser tan real para nosotros, que podemos tenerle cariño o afecto íntimo. En realidad, el primer y más grande mandamiento muestra claramente que debemos tenerle esta clase de cariño íntimo y afectuoso a nuestro Hacedor. Según ese mandamiento, debemos ‘amar a Jehová con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas’. (Marcos 12:29, 30.)
Cómo cultivar cariño afectuoso por Jehová
Entonces, ¿cómo podemos cultivar este cariño afectuoso por Jehová? Desarrollando aprecio cada vez más profundo por lo amoroso y cariñoso que es como Padre celestial. Podemos hacer eso por medio de apartar tiempo para leer su Palabra, la Biblia, con regularidad. Particularmente podemos hallar que es provechoso leer porciones como los Salmos, los Evangelios y las cartas apostólicas.
Otra gran ayuda para cultivar cariño afectuoso por Jehová es desarrollar un espíritu de aprecio y agradecimiento por Sus muchas bendiciones. Considere que todas las cosas buenas provienen de El, pues, de hecho, “toda dádiva buena y todo don perfecto [...] desciende del Padre de las luces celestes”. En efecto, hay muchas exhortaciones bíblicas a dar gracias a Dios, particularmente en el libro de los Salmos y en las cartas de Pablo. Las siguientes palabras del apóstol son típicas: “[Den] gracias siempre por todas las cosas a nuestro Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. (Santiago 1:17; Efesios 5:20.)
Algo más que puede ayudarnos a cultivar cariño por Jehová Dios es la oración... las peticiones y súplicas sentidas, sinceras y humildes dirigidas a nuestro amoroso Padre celestial. En oración nos espaciamos en las excelentes cualidades de Jehová, su bondad para con nosotros y el hecho de que necesitamos de él. Y en oración también le suplicamos que perdone nuestros pecados, como lo hizo David en el Salmo 51. Naturalmente, todo esto nos acerca más a Jehová e intensifica nuestro cariño por él.
Cómo nos ayuda el cariño que tenemos a Jehová
Si cultivamos esta clase de cariño afectuoso e íntimo por Jehová Dios, a la vez que lo amamos verdaderamente con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, entonces, ¿qué sucederá? Esto nos ayudará a andar del modo que agrada a Dios y también nos librará de muchos sufrimientos y pesares. Es muy probable que los cristianos que se meten en líos por quebrantar gravemente las leyes justas de Dios no hayan cultivado esta relación afectuosa con el Padre celestial.
Por ejemplo, había un joven cristiano que no había pasado de la adolescencia, y tenía el privilegio de servir de tiempo completo. Pero se descuidó en cuanto a las “obras de la carne” y hubo que disciplinarlo (Gálatas 5:19-21). Cuando se le convenció de la gravedad de su pecado, se arrepintió sinceramente. No obstante, había pasado por alto lo que debería haber predominado en la mente de él, a saber, el oprobio que su proceder desobediente trajo al nombre de Jehová. Si este joven hubiera tenido una relación íntima y afectuosa con su Padre celestial, es muy probable que tal relación le hubiera servido de freno.
Jesús no sólo le preguntó a Pedro si le tenía amor, sino también cariño a su Amo. Cuando Pedro contestó que sí, Jesús dijo: “Apacienta mis ovejitas” (Juan 21:15-17). Algo similar sucede con el cariño que le tenemos a Jehová. Tal cariño nos ayuda a interesarnos en complacer a Dios por medio de guardar sus mandamientos. Hará que nos preocupemos por no desagradarle, por no herir Sus sentimientos. Como nos recuerda el apóstol Pablo, si nos retraemos de hacer la voluntad de Jehová, El no se complacerá en nosotros. Sin duda no queremos que eso nos suceda, ¿no es cierto (Hebreos 10:38, 39)? ¡Cuánto mejor es tener fe en nuestro amoroso Dios, y verdadero cariño afectuoso por El!
Por consiguiente, cultivemos cariño afectuoso por Jehová Dios. Podemos hacerlo por medio de leer su Palabra, meditar en su bondad con un espíritu de agradecimiento, perseverar en la oración y tratar de agradarle mediante nuestra conducta y nuestro ministerio celoso al proclamar Su nombre y Reino.