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  • Manteniéndonos en posición correcta con Dios
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
w64 1/2 págs. 69-72

Manteniéndonos en posición correcta con Dios

Cunde desenfrenada la inmoralidad hoy día. ¿Cómo puede el cristiano evitar la trampa?

Vivimos en una era de cambio; es una era de fe inconstante, de esforzarse por ganancia material y de rebajar las normas morales. Los hombres temen al futuro, y con razón, porque para muchas personas parece que el mundo está siendo empujado irresistiblemente hacia un holocausto nuclear. Este clima de incertidumbre ha hecho que muchos adopten la actitud de: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir.” (1 Cor. 15:32) La inmoralidad resultante y el desafuero desenfrenado deben hacer que todas las personas de corazón honrado pausen y mediten: Exactamente, ¿qué posición ocupo con Dios? ¿Cómo puedo conseguir y mantener una posición correcta a Su vista?

Felizmente Dios no ha dejado a la humanidad sin guía en estos tiempos peligrosos. Él ha provisto su Palabra escrita, que no solo contiene mucha exhortación, sino también preserva muchos ejemplos que advierten de los peligros que pueden arrojarlo a uno en el sórdido mar de la inmoralidad. Considere, por ejemplo, lo que le sucedió a Israel, la antigua nación de Dios.

UN EJEMPLO AMONESTADOR

En el año 1513 a. de J.C. los israelitas salieron de Egipto y atravesaron el mar Rojo. Conducidos por hombres de fe, recorrieron un desierto temible, aguantaron adversidad y llegaron a los límites de la tierra de Canaán, que Dios les había prometido dar. Sin embargo, debido a que se hicieron desobedientes y mostraron falta de fe Dios obligó a la nación de Israel a vagar por el desierto cuarenta años, después de lo cual los trajo otra vez hasta el borde de la hermosa tierra de promesa. Aquí el anciano Moisés cedió el acaudillamiento a su sucesor Josué, quien, como jefe de la nación, tomó posesión de la tierra y estableció a las doce tribus en su herencia.—Éxo. 12:37-42; Núm. 14:26-33; Jos. 1:1-6; 13:1–19:51.

Bajo la administración de Josué y sus asociados maduros los israelitas continuaron sirviendo a Jehová de manera acepta. Pero después de la muerte de estos “hombres de mayor edad,” que ejercieron buena influencia en la gente, “comenzó a levantarse otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel. Y los hijos de Israel se pusieron a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová y a servir a los Baales.”—Jue. 2:7-13.

De aquel tiempo en adelante, la historia de la nación de Israel fue de vacilación entre la adoración verdadera y la falsa; entre el gran Dios Jehová y los ídolos estercóreos de las naciones. Finalmente, alejándose demasiado de su posición correcta ante Dios, la nación perdió su equilibrio completamente y fue arrojada en cautiverio a Babilonia. Jerusalén fue arrasada y su templo hecho pedazos, y príncipes y gente común por igual fueron muertos atrozmente o esclavizados.—2 Rey. 23:26, 27; 25:1-11.

Al contrario de lo que uno pudiera pensar, lo que les sucedió a los israelitas en aquel entonces no es historia muerta, sino que brilla a través de los siglos e ilumina la situación en que nos hallamos. Por lo tanto, es importante que consideremos cuidadosamente lo que condujo a su caída, para evitar que perdamos una posición correcta con Dios hoy día.—Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11.

EL PELIGRO DE LA INMORALIDAD

Hacia el fin de la permanencia de cuarenta años en el desierto millares de israelitas fueron entrampados por las prácticas inmorales de los moabitas adoradores de Baal, cerca de cuya tierra tuvieron que pasar en ruta a la Tierra Prometida. La fornicación y la complacencia sexual impura eran el modo de vivir de estos adoradores de Baal. The Encyclopædia Britannica declara que el “culto de los baales y Astarot se caracterizaba por crasa sensualidad y libertinaje.” “La adoración de estos dioses llevaba consigo algo de las prácticas más desmoralizadoras que existían entonces,” declara The Westminster Historical Atlas to the Bible.

Según el Pocket Bible Handbook por Enrique H. Halley, “los templos de Baal y Astoret generalmente estaban juntos. Las sacerdotisas eran prostitutas de templos. Los sodomitas eran prostitutos de templos. La adoración de Baal, Astoret, Moloc, y otros dioses cananeos constaba de las orgías más extravagantes; sus templos eran centros de vicio. Por eso, la manera en que los cananeos adoraban a sus dioses era mediante complacencia inmoral en presencia de sus dioses.”

En vez de evitar a tal gente inmoral, la Biblia dice que los israelitas ‘comenzaron a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab. Y las mujeres vinieron llamando a la gente a los sacrificios de sus dioses, y la gente comenzó a comer y a postrarse a sus dioses. De modo que Israel se adhirió al Baal de Peor.’ ¡Cuán repugnante para el Todopoderoso Dios fue esta sensualidad y libertinaje! “Y la ira de Jehová empezó a arder contra Israel. . . . Y los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil.”—Núm. 25:1-9.

Repetidamente en años posteriores la inmoralidad de sus vecinos que adoraban a Baal resultó ser una piedra de tropiezo para los israelitas. Evidentemente se pusieron a pensar: ‘Todo el mundo lo hace; solo es hacer lo natural; por eso, ¿por qué no ser como el resto de la gente?’ La inmoralidad atrajo sus deseos carnales y por eso, cerrando sus ojos a las leyes justas de Dios, satisficieron su pasión desenfrenada. “Y ellos también siguieron edificando para sí lugares altos y pilares sagrados y postes sagrados sobre todo cerro alto y bajo todo árbol exuberante [donde se entregaban a inmoralidad sexual]. Y aun el prostituto de templos resultó estar en la tierra.”—1 Rey. 14:23, 24; 22:46; Isa. 57:5; Jer. 3:6,13.

Con el tiempo la inmoralidad llegó a ser el modo de vivir de los israelitas. “Continuaron cometiendo adulterio, y a la casa de una prostituta van en tropel. Han llegado a ser caballos sobrecogidos de calor sexual, teniendo testículos fuertes. Relinchan cada uno a la esposa de su compañero.” Llegaron a ser exactamente como animales; ni siquiera sentían vergüenza por su promiscuidad.—Jer. 5:7, 8.

INMORALIDAD HOY DÍA

Pero la gente civilizada no es así hoy día, quizás piense alguien. Su adoración a Dios no está acompañada ‘de complacencia inmoral y crasa sensualidad y libertinaje.’ Adora al Dios y Padre de Jesucristo que prohíbe tal inmoralidad, pudiera argüirse. Pero, ¿qué muestran los hechos?

La evidencia revela que en la cristiandad las condiciones son las mismas que fueron entre los israelitas hace mucho tiempo. Así como la gente tenía leyes justas de Dios entonces, incluyendo los Diez Mandamientos, y estaba obligada a observarlos, la gente en la cristiandad hoy también tiene las leyes de Dios que está obligada a observar. Pero así como los israelitas rechazaron las leyes de Dios, así hoy un libertinaje y una inmoralidad que hacen recordar la adoración a Baal de Israel son comunes a través de la cristiandad.

En todas partes hay evidencia de un desplome moral. “El concepto de la castidad es completamente anticuado,” se le dijo a un auditorio de 1,000 estudiantes de la Universidad de Colombia Británica no hace mucho tiempo. En una encuesta reciente de veintiuna escuelas de California se averiguó que algunas de las muchachas consideraban la preñez como “un símbolo de posición.” En una escuela de muchachas en Inglaterra se descubrió que las estudiantes llevaban un distintivo amarillo para anunciar que ya no era vírgenes. Y en otra escuela en Oxford, Inglaterra, un examen hecho por sorpresa a las bolsas de mano reveló que el 80 por ciento de las muchachas llevaba contraceptivos.

El Daily Star de Toronto (9 de marzo de 1963) informa que “tantas muchachas de secundaria de Winnipeg [Canadá] están llegando a hallarse encinta que las tres principales casas de la ciudad para madres solteras están buscando maneras de enviar a las muchachas a escuelas especiales . . . El año pasado, la ciudad tuvo 537 nacimientos ilegítimos.”

Se ha averiguado que las orgías sexuales de aun los jóvenes de hoy día rivalizan con los ritos desenfrenados de los antiguos baalitas adoradores del sexo. Sir Juan Charles, principal oficial médico retirado de Inglaterra, del Ministerio de Educación, citó un caso en que el abogado acusador habló de la “precocidad y depravación espantosas” de jovencitos de solo catorce y quince años de edad.

A través de la cristiandad los ‘clubs sexuales’ y los ‘clubs de cambiar esposas’ efectúan un negocio floreciente. Apenas la pasada primavera el Chronicle de San Francisco llevaba el encabezamiento: “Moda de cambiar esposas—en toda la zona de la bahía.” El periódico declaró que un anuncio de ocho líneas “atrajo una avalancha de respuestas de parte de parejas casadas que buscaban sexo fuera de su matrimonio.” “Se están reuniendo en grupos de dos o más parejas en hogares, hoteles y moteles para participar en ‘fiestas de cambiar’ que a menudo asumen proporciones de orgías,” informó el periódico. Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, en estas orgías participan ciudadanos respetados para quienes aparentemente su conducta es compatible con su religión. De hecho, uno de ellos dijo: Jamás “cambiamos” los sábados por la noche porque “tenemos que levantarnos temprano los domingos para ir a la iglesia.”—Números fechados el 3 y el 6 de abril de 1963.

Tal inmoralidad llega a lugares encumbrados. Recientemente la inmoralidad de funcionarios gubernamentales prominentes ha sido puesta de manifiesto, particularmente en Inglaterra. “Las olas de asombro” que se originaron allí “saltaron el Canal hasta Europa, y fueron algo más que perceptibles hasta en los salones con brillo de vidrio (aunque prosaicamente no de espejos) de las Naciones Unidas en Nueva York,” informó la revista Newsweek. “Una serie de otros escándalos sexuales y de espionaje estaban repercutiendo en Estocolmo y El Cairo.”

En todo el mundo, entre los ricos y los influyentes, así como entre la gente común y los jóvenes, la inmoralidad sexual ha llegado a ser el modo de vivir. Como declaró un ministro: Ahora los adolescentes consideran el sexo “tan casualmente como el comer y el beber.” (El Daily Star de Toronto, 8 de febrero de 1963) Aunque el coito sexual extramarital está contra la ley de Dios, hoy día la gente raciocina como aparentemente raciocinaron los israelitas antiguos: ‘Todo el mundo lo hace; por eso, ¿por qué ser diferentes?’ Aun algunos caudillos religiosos condonan la inmoralidad del día presente.

Como se informó en el Daily Express de Londres del 11 de marzo de 1963, D. A. Rhymes, clérigo de la Iglesia de Inglaterra, dijo a su congregación que el código bíblico de la castidad está “siendo pasado por alto porque ya es anticuado.” Dijo que tenía que ser reemplazado con un código moral que satisficiera mejor las necesidades de la gente. Y en armonía con este mismo razonamiento, un ensayo de setenta páginas presentado al público por un grupo de los cuáqueros más influyentes de la Gran Bretaña dijo que “la moralidad, como el sábado, fueron hechos para el hombre, no el hombre para la moralidad,” y que, por lo tanto, aun la expresión de cariño homosexual no era moralmente incorrecta. Este ensayo intitulado “Hacia un punto de vista cuáquero del sexo” “rechaza casi completamente el acercamiento tradicional de la iglesia cristiana organizada a la moralidad,” declaró el Globe and Mail de Toronto el 19 de febrero de 1963.

EVITANDO LA INMORALIDAD

¡Cuán peligrosas son estas filosofías mundanas sobre la moralidad! Si uno les presta atención ciertamente perderá su posición correcta con Dios. Las leyes de Dios están al día y aplican ahora como en el día en que fueron escritas. A los que tal vez piensen que pueden desviarse de ellas para satisfacer su apetito sexual uno de los apóstoles de Cristo les dice que consideren lo que les sucedió a los israelitas que fueron seducidos por las moabitas adoradoras de Baal:

“Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día. Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado. En consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.”—1 Cor. 10:8, 11, 12.

Los cristianos deben guardarse a todo tiempo para no ser entrampados por este mundo enloquecido por el sexo como los israelitas lo fueron por sus vecinos sensuales. “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo,” escribió el apóstol Pablo a los cristianos primitivos, “en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual . . . Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva personalidad, que por medio de conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la creó.”—Col. 3:5-10.

Para evitar la inmoralidad uno debe llenar su mente y corazón con las leyes justas de Dios, y a todo tiempo esforzarse por vivir en armonía con ellas. Esto significa que “fornicación e inmundicia de todo género o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias. Porque ustedes saben esto, reconociéndolo ustedes mismos, que ningún fornicador . . . tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.”—Efe. 5:3-5; Fili. 4:8.

Por lo tanto, la ley de Dios es clara. Las prácticas inmorales como fornicación, adulterio, homosexualidad y bestialidad acarrean sobre la persona el disfavor de Dios. Es cierto que antes de aprender los requisitos justos de Dios, y mientras todavía vivían como la gente de las naciones, muchos practicaban estas cosas. Pero si una persona desea verdaderamente conseguir y mantener una posición correcta con Dios, ahora tiene que ‘abstenerse de la fornicación’ y “tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual tal como también tienen las naciones que no conocen a Dios.”—1 Tes. 4:3-5; 1 Cor. 6:9-11.

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