“No debemos descuidar la casa de nuestro Dios”
1. ¿Cuál fue la actitud de Jesucristo para con el templo de Jerusalén, y cómo se demostró esto?
ASÍ como predijo el profeta Daniel (9:24-27), “Mesías el Caudillo” apareció en el año 29 de nuestra era común, porque entonces Jesús, el carpintero de Nazaret, fue bautizado en el río Jordán y luego fue ungido con espíritu santo de Dios. (Mat. 3:13-17) Como el Mesías o Cristo predijo la destrucción del templo de Jerusalén que sucedió en el año 70 E.C. No trató de conservar aquella típica “casa de nuestro Dios,” que estaba compuesta de “piedras hermosas” y otros materiales costosos. (Luc. 21:5, 6) No obstante, mientras Dios permitió que este templo permaneciera en Jerusalén, Jesucristo lo respetó y adoró en él. En dos ocasiones lo limpió de mercantilismo.—Juan 2:13-22; Mat. 21:10-14.
2. Sin embargo, ¿en qué edificio estaba más interesado Jesús?
2 Sin embargo, Jesucristo estaba más interesado en el templo verdadero, eterno, de su Padre celestial, Jehová Dios. Por lo tanto, antes de hacer su viaje final a Jerusalén para predecir la destrucción de aquella ciudad y su templo, dijo, al alcance del oído de sus doce apóstoles: “Sobre esta masa de roca edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la subyugarán.”—Mat. 16:18.
3, 4. (a) En Mateo 16:18 Jesús estaba hablando de su congregación como ¿qué? (b) Cuando escribió a los cristianos en Éfeso, ¿a qué asemejó Pablo la congregación, y cómo?
3 Al hablar de edificar su congregación (o iglesia) y edificarla sobre una roca, este ex carpintero estaba asemejando su congregación a un templo. Estaba hablando de ella como una “casa de Dios” viva. Cuando Jesús limpió por primera vez el templo en la primavera de 30 E.C., usó el término “templo” para referirse a algo diferente de aquel templo material en Jerusalén. (Juan 2:13-22) De modo que ahora, en Mateo 16:18, asemeja su congregación de seguidores fieles a un templo edificado sobre él mismo como la Primera Piedra. En armonía con este hecho el apóstol cristiano Pablo, cuando escribió a la congregación de Éfeso, Asia Menor, donde todavía estaba el templo de fama mundial de la diosa Artemisa (Diana), habló de la entera congregación cristiana como un templo vivo. Pablo dijo:
4 “Por medio de él [Jesucristo] nosotros, ambos pueblos [judíos y gentiles], tenemos el acceso al Padre por un solo espíritu. Ciertamente, por lo tanto, ustedes ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios, y han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular de fundamento. En unión con él el edificio entero, unido armoniosamente, va creciendo para ser templo santo para Jehová. En unión con él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por espíritu.”—Efe. 2:18-22.
5. ¿Cuál es la verdadera “casa de nuestro Dios” de acuerdo con las palabras de Pablo en 1 Corintios 3:16, 17?
5 Otra vez indicando que la verdadera “casa de nuestro Dios” ahora es un templo compuesto de personas vivas, el apóstol Pablo escribió a la congregación cristiana en el antiguo Corinto, Grecia: “¿No saben que ustedes son el templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en ustedes? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es Santo, el cual son ustedes.”—1 Cor. 3:16, 17.
6. ¿A qué se comparan los miembros del templo simbólico, y cómo hace esta comparación Pedro?
6 A los miembros de este templo simbólico, por lo tanto, se les compara con las piedras de un templo material. Por eso el apóstol cristiano Pedro los llama “piedras vivas,” cuando escribe a los cristianos esparcidos a través de Asia Menor, diciendo: “Viniendo a él [Jesucristo] como a piedra viva, rechazada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios por medio de Jesucristo. Porque está contenido en la Escritura: ‘¡Miren! Estoy poniendo en Sion una piedra, escogida, una piedra angular de fundamento, preciosa; y nadie que ejerza fe en ella sufrirá desilusión de manera alguna.’”—1 Ped. 2:4-6; Efe. 2:20.
7. ¿Cómo mora Dios en su templo vivo?
7 Aclarando muy bien que el morar Dios en su templo vivo es por medio de su espíritu, y no por medio de alguna estatua esculpida o imagen-ídolo, el apóstol Pablo escribe otra vez a la congregación cristiana en el Corinto idolátrico: “¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: ‘Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.’”—2 Cor. 6:16.
8. ¿Qué indican esas palabras de Pablo y Pedro en cuanto al templo que entonces se hallaba en Jerusalén?
8 Todas esas cosas las escribieron los apóstoles Pablo y Pedro a más tardar cinco años antes de que el templo judío en Jerusalén fuera destruido por las legiones romanas en el año 70 E.C. Así es muy claro que para aquel tiempo Jehová Dios había rechazado el templo material en Jerusalén, donde su Hijo Jesucristo había sido condenado a la muerte; así como Jesús había dicho, el 11 de Nisán, tres días antes de que los caudillos religiosos lo hubieran ejecutado: “Ustedes no lo quisieron. ¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes.”—Mat. 23:37, 38.
9. ¿Cuándo fue colocado Jesucristo como la “piedra angular de fundamento” en Sion, y cuándo comenzó la edificación sobre él?
9 Al tercer día después de la muerte de Jesús, el Dios Todopoderoso lo levantó de entre los muertos y lo hizo volver al cielo, al monte de Sion celestial. Allí Dios colocó a Jesucristo como la simbólica “piedra angular de fundamento,” sobre la cual había de edificarse un templo nuevo, vivo. (1 Ped. 2:6; Isa. 28:16; Mat. 16:18) Puesto que este templo vivo es una “casa espiritual” en la cual Dios mora mediante su santo espíritu, comenzó a edificarse el día del Pentecostés de 33 E.C., cuando espíritu santo de Dios fue derramado sobre los judíos creyentes que ejercieron fe en la celestial “piedra angular de fundamento.”—Hech. 2:1-42.
EL DESCUIDO POSIBLE, Y CÓMO
10, 11. (a) ¿Por qué está todavía con nosotros el riesgo de descuidar la verdadera casa de Dios? (b) ¿Con qué palabras advirtió Pablo a Timoteo contra tal cosa?
10 Puesto que la verdadera “casa de nuestro Dios” es un templo vivo compuesto de la fiel congregación de seguidores de Cristo, es fácil ver cómo podría ser descuidada esta casa simbólica por los que son “piedras vivas” de ella. Y recordemos que “piedras vivas” de esa clase se están escogiendo y preparando para este templo espiritual hasta este día, de modo que el riesgo de tal descuido todavía está con nosotros. El apóstol Pablo advirtió al superintendente cristiano Timoteo contra exactamente tal cosa, diciendo:
11 “Estoy escribiéndote estas cosas, . . . para que sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, que es la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad. Realmente, el secreto sagrado de esta devoción piadosa es reconocidamente grande: ‘Fue puesto de manifiesto en carne, fue declarado justo en espíritu, se apareció a ángeles, fue predicado entre naciones, fue creído en el mundo, fue recibido arriba en gloria.’ Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos de tiempo posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.”—1 Tim. 3:14 a 4:1.
12, 13. (a) Por lo tanto, Timoteo estaría alerta para no hacer ¿qué? (b) ¿Qué haría Timoteo, como se dice en 1 Timoteo 4:14-16; 6:2, 20, 21?
12 Ciertamente, después de haber recibido la primera carta de Pablo, suplementada por la segunda carta de Pablo a él, Timoteo el superintendente cristiano del primer siglo entendió más plenamente, como Pablo escribió, “cómo debes comportarte en la casa de Dios.” Estaría alerta a no desatender ninguna de sus responsabilidades para con la casa o congregación de Dios. Haría exactamente como el miembro apostólico de la casa de Dios le había dicho que hiciera, diciendo, en 1 Timoteo 4:14-16; 6:2, 20, 21:
13 “No estés descuidando el don que hay en ti, que te fue dado por medio de una predicción y cuando el grupo de hombres de mayor edad te impuso las manos. Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos. Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.” “Sigue enseñando estas cosas y dando estas exhortaciones. . . . Oh Timoteo, guarda lo que ha sido depositado a tu cuidado, apartándote de las vanas palabrerías que violan lo que es santo y de las contradicciones del falsamente llamado ‘conocimiento.’ Por ostentar tal conocimiento algunos se han desviado de la fe.”
UN DESCUIDO CON SERIAS CONSECUENCIAS
14. (a) ¿A qué asistiría Timoteo con regularidad, y por qué no obraría de otra manera? (b) ¿A personas de qué edad aplica ese asistir?
14 Siendo superintendente de la congregación, Timoteo asistiría a las reuniones de la congregación con regularidad, ya sea para dirigir lo que se hacía allí o para desempeñar su parte en la reunión, así como Pablo le había dicho, escribiendo: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.” (1 Tim. 4:13) Él no dejaría de ir a las reuniones. El dejar de ir sería cortarse él mismo de “la casa de Dios, que es la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad.” Al dejar de ir a las reuniones no podría desempeñar sus responsabilidades. El asistir a las reuniones no solo es para ancianos que se están acercando a la muerte, sino que es para los jóvenes, para las personas que se hallan en la flor de la vida así como para los que se acercan al fin de la duración presente de la vida. Timoteo era joven. Por eso Pablo le dijo: “Que nadie jamás menosprecie tu juventud. . . . No critiques severamente a un hombre de mayor edad. Por lo contrario, ínstale como a padre, a los de menos edad como a hermanos.”—1 Tim. 4:12; 5:1.
15, 16. (a) Al dejar de asistir voluntariosamente, ¿qué está haciendo tácitamente un miembro, y en qué dirección conduce esto? (b) ¿Cómo se indica esto en Hebreos 10:23-31?
15 El no asistir a las reuniones de la congregación es una de las maneras más obvias de abandonar y descuidar la “casa de nuestro Dios.” Si voluntariosamente un miembro de la casa de personas dedicada y bautizadas de Dios no asiste, tácitamente está expulsando de sí a la congregación. El expulsar o excomulgar significa echar a un miembro fuera de la casa de Dios; y si una persona permaneciera en esta condición de expulsión hasta que muriera, significaría su destrucción eterna como una persona que es rechazada por Dios. El alejarse de las reuniones conduce en esa mismísima dirección. Por eso, dice Hebreos 10:23-31:
16 “Tengamos firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros [no, evitémonos unos a otros] para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose. Porque si practicamos el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectativa de juicio y hay celo ardiente que va a consumir a los que se oponen. . . . Porque conocemos al que dijo: ‘Mía es la venganza; yo recompensaré’; y otra vez: ‘Jehová juzgará a su pueblo.’ Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo.”—Vea Deuteronomio 32:35, 36.
17. En la cristiandad, ¿qué es una barrera grande para asistir a las reuniones con regularidad, pero qué hay de la casa verdadera de Dios?
17 El asistir a las reuniones en las iglesias de la cristiandad cuesta dinero, ya sea porque se pase el platillo, bolsa o balde de colecta ante un asistente una o más veces durante la reunión religiosa o porque haya que pagar para ser admitido en el edificio religioso. Muchas personas se hallan demasiado pobres materialmente para hacer estas contribuciones obligadas. Pero en lo que toca a la verdadera casa de Dios no hay tal barrera financiera que les impida venir a las reuniones de congregación con regularidad. En todas las reuniones de los testigos cristianos de Jehová se aplica la regla: “Asientos gratis, no hay colectas.” Solo se tiene que hacer el esfuerzo por asistir a las reuniones.
18. ¿Cómo pueden sufragarse los gastos necesarios de una congregación, y cómo se encargan de esto los testigos cristianos de Jehová?
18 Por supuesto, donde las reuniones no se celebran en hogares particulares como en tiempos bíblicos de nuestro primer siglo, hay gastos que una congregación tiene que sufragar a fin de reunirse regularmente en un salón de reuniones. (Rom. 16:5; 1 Cor. 16:19; Col. 4:15; File. 2) En ese caso los miembros de la congregación pueden hacer contribuciones voluntarias según puedan contribuir. Con este propósito puede colocarse una caja de contribuciones en un sitio conveniente para que las personas depositen contribuciones monetarias sin despliegue ostentoso. No queremos ser como los hipócritas religiosos de nuestro primer siglo que hacían obras caritativas o daban limosna “a fin de ser observados por [los hombres]; . . . para que los glorifiquen los hombres.” (Mat. 6:1-4) Por eso, hoy en día, en los lugares de reunión de los testigos cristianos de Jehová hay cajas de contribuciones en las que se depositan contribuciones según opte por hacerlo la persona.
19. ¿Es la contribución monetaria la cosa principal aquí, o qué es?
19 La contribución monetaria no es la cosa principal, aunque una congregación en conjunto no querrá descuidar la “casa de nuestro Dios” al no proveer un lugar general para las reuniones según el costo financiero que pueda sufragar la congregación. La cosa principal es llegar a las reuniones, y eso con regularidad.
20. En las reuniones, ¿de qué maneras podemos contribuir además de contribuir financieramente?
20 En tales reuniones, al estar uno presente, siempre puede contribuir de otras maneras además de financieramente. Uno puede unir su voz a las de la congregación al cantar cánticos de alabanza a Dios. Si se está celebrando un estudio bíblico general, uno puede participar ofreciendo un comentario bíblico en respuesta a las preguntas que se hacen; y con este fin uno puede repasar de antemano el material de estudio. Uno puede estimular al conferenciante público de la ocasión estando presente y mostrando buena atención, interés y aprecio. También, antes y después de las reuniones uno puede asociarse con los miembros de la congregación y estimular, exhortar y edificar a aquellos con quienes uno converse. Esta es una manera en que se puede ‘tener firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear’ y también ‘considerarse unos a otros para incitarse al amor y a las obras excelentes.’—Heb. 10:23-25.
LA PREPARACIÓN Y LA ORACIÓN
21. (a) Al prepararse con anticipación, ¿qué revela la persona que asiste? (b) Así uno puede ayudar a mantener la congregación ¿en qué condiciones?
21 Por prepararse antes de tales reuniones, una persona puede hacer muy evidente que no desea descuidar la “casa de nuestro Dios.” Así uno revela que va a las reuniones, no solo como asunto rutinario, de manera indiferente, sino con un propósito, el propósito de estar uno mismo edificado espiritualmente y de edificar a los otros miembros de la casa de Dios. Así uno puede ayudar a mantener fuerte la congregación en fe, esperanza y ánimo, sí, ayudar a hacerse más fuerte en estas cosas vitales. Uno puede vigilar para mantener la pureza de la congregación, no solo la pureza de la fe como “una vez para siempre fue entregada a los santos,” sino también la pureza de la vida personal en un sentido moral. Esto requiere el que se luche tenazmente de manera espiritual, usando plenamente la “armadura completa que proviene de Dios” y “peleando lado a lado por la fe de las buenas nuevas.” (Jud. 3; Efe. 6:11-17; Fili. 1:27) Esto ayuda a mantener la casa de Dios en buenas condiciones espiritualmente.
22. ¿De qué otra manera no descuidaría uno la “casa de nuestro Dios,” como pide Pablo en Efesios 6:18, 19?
22 Además de esto, un miembro fiel de la casa de Dios no descuidaría la casa espiritual de Dios descuidando el orar por ella, orando por ella regularmente en casa y orando con la congregación cuando está en las reuniones. Pablo era parte de los cimientos apostólicos del “templo santo para Jehová,” y no obstante, en su carta a la congregación de Éfeso le pidió que rogara no solo “a favor de todos los santos” sino “también por mí, para que se me dé habilidad para hablar al abrir la boca, que con toda franqueza de expresión dé a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas.” (Efe. 2:20-22; 6:18, 19) Mediante la oración sincera una persona muestra que realmente se interesa en el bienestar y prosperidad de la casa de Dios.
23. ¿Por qué es verdaderamente poderosa la oración, y cómo podemos ser como Daniel al orar?
23 La oración es verdaderamente poderosa, pues Dios la oye y contesta cuando está de acuerdo con su voluntad y propósito. “El ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor.” (Sant. 5:16) El profeta Daniel oró para que el templo de Dios fuese reedificado en Jerusalén; pero hoy en día podemos orar para que la casa de Dios de “piedras vivas” se mantenga en buena condición espiritual y se conserve.—Dan. 9:1-19.
24. De acuerdo con el Salmo 122:1, 2, 8, 9, ¿de qué manera fue el rey David un buen ejemplo para nosotros?
24 David, quien como rey de Jerusalén deseaba edificar un templo glorioso a Jehová Dios, expresó en un cántico de agradecimiento: “Me regocijaba cuando me decían: ‘Vamos a la casa de Jehová.’ Nuestros pies resultaron estar colocados dentro de tus puertas, oh Jerusalén. Por causa de mis hermanos y mis compañeros ahora hablaré: ‘Haya paz dentro de ti.’ Por causa de la casa de Jehová nuestro Dios seguiré buscando el bien para ti.” (Sal. 122:1, 2, 8, 9) El rey David fue un buen ejemplo para nosotros de apreciar la casa de Dios y de regocijarse por la invitación de ir con otros a la casa de Dios.
UNA CASA DE ACTIVIDAD
25. ¿De qué otra manera no queremos descuidar la casa de Dios, como se indica para nosotros en 1 Pedro 2:5, 9?
25 Sin embargo, no olvidemos que la verdadera casa de Jehová es viva. Por lo tanto, es una organización de actividad. La adoración divina no se lleva a cabo por la casa espiritual de Dios y mediante ella solo por medio de ir a las reuniones de la congregación. El apóstol Pedro aclara muy bien que el propósito de la “casa espiritual” es ofrecer “sacrificios espirituales aceptos a Dios por medio de Jesucristo”; y que la “nación santa,” el “pueblo para posesión especial,” debe ‘declarar en público las excelencias de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.’ (1 Ped. 2:5, 9) Todo esto requiere actividad; y si no queremos descuidar la casa de Dios, participaremos sin falta en su actividad.
26, 27. (a) ¿Qué clase de sacrificios son estos “sacrificios espirituales” que ofrecen los adoradores en la casa de Dios? (b) ¿Por qué también deben hacerse tales expresiones de sacrificio fuera de la congregación, en armonía con el razonamiento de Pablo en Romanos 10:13-15?
26 Estos “sacrificios espirituales” que ofrecen en la casa de Dios sus adoradores no son víctimas animales. Hebreos 13:15, 16 dice: “Por medio de él [Jesucristo] ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre. Además, no olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios bien se agrada Dios.” La declaración pública del nombre de Dios debe hacerse y el efectuar el bien debe hacerse tanto fuera de la congregación como dentro de ella. El nombre de Dios y sus excelencias deben declararse a través de toda la Tierra, entre todas las naciones, para que gente de todas las naciones invoque Su nombre y sea salva. Esto solo es razonable, porque el apóstol Pablo cita Joel 2:32 y basa preguntas sobre esto, diciendo:
27 “‘Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.’ Sin embargo, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique? ¿Cómo, a su vez, predicarán a menos que hayan sido enviados?”—Rom. 10:13-15.
28. ¿Cómo muestran los miembros de la casa que toman en serio el ser enviados a predicar?
28 Los miembros de la casa de Dios toman en serio el ser enviados a predicar, dar a conocer el nombre de Dios y su reino mesiánico para la bendición de toda la humanidad. Con razón, entonces, ellos participan celosamente en las actividades de la casa de Dios. Leal y altruistamente apoyan a todos los miembros nombrados de la casa de Dios que toman la delantera en todas estas actividades. Son como fue la congregación filipense del primer siglo al apoyar generosamente las actividades misionales del apóstol Pablo. (Fili. 4:14-16) Ejercen mucho cuidado para no descuidar la “casa de nuestro Dios” en este importante respecto descuidando el participar en sus actividades.
29, 30. ¿Qué ha resultado de las actividades de expansión del “sacerdocio santo,” como se predijo en Revelación, capítulo siete?
29 Como resultado de las actividades de expansión del “sacerdocio santo” en la casa de Dios desde que terminó la I Guerra Mundial en 1918, una grande muchedumbre de personas, el número final de la cual no se conoce ahora, ha afluido a la casa espiritual de Dios desde todas partes de la Tierra. Revelación 7:9-15 la describe proféticamente, diciendo:
30 “¡Miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’ . . . ‘Estos son los que salen de la grande tribulación, y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por eso es que están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.’”
31. (a) ¿Durante qué período ha salido esta “grande muchedumbre”? (b) ¿Cómo reconocen a Jehová Dios, y qué normas de vida ya no aceptan?
31 ¿Se ve usted, nuestro lector, en esa “grande muchedumbre”? Si se ve, entonces usted sabe que la “grande tribulación” mencionada arriba comenzó con el “principio de dolores de aflicción” durante los años 1914-1918, como predijo Jesucristo, el “Cordero” que derramó su sangre en sacrificio a Dios para limpiar el “pecado del mundo.” (Mat. 24:8; Juan 1:29) El fin de los “dolores de aflicción” sobre las naciones todavía no ha llegado, porque ese fin significa la aniquilación total de este sistema de cosas. Pero los de esta “grande muchedumbre” no han esperado que venga el fin de la “grande tribulación” antes de pensar en emprender el servicio de Dios. Han salido desde el “principio de dolores de aflicción,” buscando salvación del entronizado Dios del cielo y de la Tierra y por medio del “Cordero” sacrificado una sola vez, Jesucristo. Reconocen a Jehová Dios como el legítimo Gobernante de los ángeles celestiales y de los hombres terrestres. Ya no aceptan las normas morales y religiosas de este mundano sistema de cosas. En cambio, como se representa en Revelación 7:9-15, confiesan que son pecadores, y se esfuerzan por librarse de su apariencia inmunda.
32. ¿Cómo emblanquecen sus ropas largas en la sangre del “Cordero”?
32 Por lo tanto, lavan sus ropas largas en la sangre derramada del “Cordero,” para quitar la repugnante mancha del pecado. Hacen esto al aceptar a Jesucristo como el Sumo Sacerdote de Dios y al ejercer fe en el sacrificio por los pecados que ofreció este Sumo Sacerdote, y luego al dedicarse completamente a Dios, como ya no perteneciéndose a sí mismos ni al mundo ni a Satanás el Diablo, sino como perteneciendo a Jehová Dios en virtud de que los ha comprado.
33. ¿Por qué afluyen a la casa espiritual de Dios, y cuál es su actitud hacia el servicio de noche?
33 Con razón tienen ahora una posición acepta delante de Dios, a quien gozosamente aclaman con palmas. Con razón afluyen a la casa espiritual de Dios, de la que Jesucristo es la “piedra angular de fundamento,” a fin de rendir allí servicio sagrado a Jehová Dios día y noche. Dicen al “sacerdocio espiritual” en la casa de Dios: “Oh bendigan a Jehová, todos ustedes los siervos de Jehová, ustedes que están de pie en la casa de Jehová durante las noches. Levanten las manos en santidad y bendigan a Jehová.” Y el sacerdocio espiritual les responde y les dice: “Jehová los bendiga desde Sion, él, el Hacedor del cielo y la tierra.”—Sal. 134:1-3.
34. ¿Para hacer qué se mantienen vigilantes en el templo de Dios, y a qué hora del día de veinticuatro horas?
34 De modo que los de la “grande muchedumbre” que siguen afluyendo a la casa de Dios hacen más que solo ir a las reuniones en Su templo. También participan activamente en el servicio que es sagrado a Dios. De noche así como de día cooperan con el número que queda de las “piedras vivas” del templo espiritual de Dios que todavía está en esta Tierra. No quieren ser como los judíos de los días del gobernador Nehemías que descuidaron la “casa de nuestro Dios” dejando de contribuir para la adoración de Dios y así obligando a los siervos levitas del templo a abandonar el templo y regresar a casa a fin de trabajar sus plantíos para obtener algo con lo cual sostenerse. (Neh. 13:10, 11) Por lo tanto, comprendiendo que están endeudados eternamente a Dios por la salvación mediante su “Cordero” Jesús, se mantienen vigilantes para servir a Dios en su templo día y noche.
35. (a) ¿Cómo vemos que el cuadro profético de Revelación 7:9-15 no fue registrado en vano? (b) ¿Qué determinación llevan a cabo la “grande muchedumbre” el resto del sacerdocio espiritual, con qué resultado?
35 No fue en vano que se registró el cuadro profético en Revelación 7:9-15. La realidad de este cuadro profético está delante de nosotros hoy en día. Establece el modelo para que lo siga hoy día la “grande muchedumbre” actual de individuos terrestres salvados. Ellos ciertamente lo siguen ahora antes de que el fin de los “dolores de aflicción” de la “grande tribulación” traiga destrucción a todas las religiones falsas y a sus templos hechos por el hombre. Juntos, la “grande muchedumbre” y el resto del sacerdocio espiritual rinden servicio sagrado al único Dios vivo y verdadero en su templo espiritual. Día y noche llevan a cabo su determinación inmutable de que “no debemos descuidar la casa de nuestro Dios.” El resultado feliz es que la adoración de Jehová Dios subsiste vigorosa y sigue sobreviviendo, con creciente alabanza al que es la fuente de la vida eterna y de bendición para todos los hombres obedientes.