Manifestando el espíritu de Dios
“Sigamos andando ordenadamente también por espíritu.”—Gál. 5:25.
1. ¿Qué tendencia está aumentando hoy en día, y por qué algunos no participan de esta tendencia?
EN ESTOS tiempos modernos el hombre está rodeado de los inventos más recientes de los hombres inteligentes. Las naciones han logrado grandes alturas en sus logros. El espíritu de nacionalismo inculca en la mente de la gente la idea de que los científicos y los ingenieros de su nación son los mejores. El crédito por estas obras se atribuye a hombres. De hecho, tan fuerte es esta influencia que, al transcurrir el tiempo, las criaturas humanas hallan más difícil creer que Dios realmente produjo los muchos milagros y obras imponentes descritas en la Biblia. Esta misma influencia puede dominarlo a uno al grado de hallarse en la descripción que se da en 2 Pedro 3:3, 4: “Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.’” Sin embargo, no todos han seguido este derrotero; algunos han reconocido prestamente a Dios como la fuerza que está detrás de su Palabra, la Biblia. Usted lee en cuanto a éstos en 1 Corintios 2:12, 13: “Recibimos, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente. De estas cosas también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, combinando asuntos espirituales con palabras espirituales.” Para examinar sus propias inclinaciones particulares, considere algunos casos que se registran en la Biblia de los que algunos se burlan, y otros creen, y note la manera en que usted responde.
2, 3. (a) ¿Cómo puede uno examinar su modo de pensar sobre el asunto? (b) ¿Cómo considera usted el consejo de Pablo, el libro de Revelación, y el crecimiento de Moisés?
2 Si usted hubiera asistido a una reunión de cristianos allá en 60-61 E.C. en la ciudad de Éfeso donde un cristiano de nombre Tíquico entregó una carta de parte del apóstol Pablo y ésta habría de leerse a la congregación reunida, ¿habría usted concluido que era consejo de parte de un anciano en Roma o la hubiera reconocido como de Dios entregada mediante su espíritu? Si la Revelación le hubiera sido leída a sus oídos alrededor de 96 E.C., ¿habría dicho usted que estaba oyendo sueños de un hombre solitario, desterrado en una isla, o la hubiera reconocido como “una revelación por Jesucristo, que Dios le dio” (Rev. 1:1), y que se dio a conocer por espíritu de Dios como el medio para traer la comunicación a la Tierra?
3 Cuando Jehová Dios escogió a Moisés para sacar a los israelitas de la esclavitud egipcia y así traerlos a la adoración verdadera, Moisés dijo: “¿Quién soy para que vaya a Faraón y saque a los hijos de Israel de Egipto?” (Éxo. 3:11) Y otra vez: “Excúsame, Jehová, pero yo no soy un orador facundo, ni desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de lengua.” (Éxo. 4:10) El registro bíblico muestra que Moisés se paró ante Faraón varias veces y habló entonces y en otras ocasiones a grupos numerosos de personas con convicción y energía. (Vea Éxodo 7:10–10:29; Deuteronomio 32:1–33:29.) ¿Hubiera creído usted que éste era Moisés que apenas estaba creciendo, y obteniendo madurez por medio de sus cuarenta años de servicio muy activo, o hubiera discernido usted que el espíritu de Dios estaba produciendo un hombre maduro para llevar a cabo su voluntad?
4. ¿Por qué concluye usted que Jeremías fue dirigido por el espíritu de Dios?
4 Pongamos por caso que usted estuviese junto a Jeremías en 647 a. de la E.C. cuando Jehová Dios lo comisionó profeta para Judá y oyese a Jeremías decir: “¡Ay, oh Señor Jehová! He aquí que realmente no sé hablar, pues solo soy muchacho.” (Jer. 1:6) Luego pongamos por caso que usted siguiera a este hombre por más de cuarenta años a medida que hablara intrépidamente y escribiera los juicios de Jehová a la nación. ¿Se maravillaría y diría que esto lo logró un hombre sobresaliente o lo hubiera atribuido al espíritu de Jehová, como lo hizo Jeremías mismo: “Esto es lo que Jehová ha dicho: ‘No se jacte de sí mismo el sabio a causa de su sabiduría, y no se jacte de sí mismo el poderoso a causa de su poder. No se jacte de sí mismo el rico a causa de sus riquezas. Mas el que se jacte de sí mismo que se jacte debido a esta mismísima cosa, de tener perspicacia y de tener conocimiento de mí, que yo soy Jehová, Quien ejerce bondad amorosa, justicia y equidad en la tierra; porque en estas cosas ciertamente me deleito,’ es la expresión de Jehová”? (Jer. 9:23, 24) Reflexione ahora, Jeremías era hijo del sacerdote Hilcías de Anatot. Sin intervención directa de Jehová, es muy probable que él solo hubiera seguido siendo sacerdote y no hubiéramos oído más de él que lo que oímos de miles de otros compañeros sacerdotes. Pero Jehová decidió aun antes de nacer Jeremías que sería profeta. De modo que por el espíritu de Jehová él llegó a ser un intrépido profeta, historiador y compilador de las Escrituras.
5. ¿Qué diversas explicaciones se pueden ofrecer por los sucesos milagrosos en el Pentecostés, y cuál es el punto de vista correcto?
5 Si usted hubiera asistido a la reunión importante que se celebró el 6 de Siván de 33 E.C., en Jerusalén, el día de Pentecostés—usted habría oído una embestida como el viento y hubiera visto asentarse fuego sobre los asistentes. Empezaron a hablar en varias lenguas en cuanto a las “cosas magníficas de Dios.” ¿Estaban hablando un idioma que habían estudiado? ¿Estaban ebrios, como concluyeron algunos? (Hech. 2:11, 13) ¿O discerniría usted la fuerza plena de la explicación en Hechos 2:4: “Y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes”? ¿Conviene usted con Pedro, quien habló en aquella gran ocasión, y con uno de los primeros puntos que recalcó? Este fue: “Estos, de hecho, no están borrachos, como suponen ustedes, . . . Por el contrario, esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: ‘“Y en los últimos días,” dice Dios, “derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y profetizarán sus hijos y sus hijas y sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños; y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y profetizarán.”’”—Hech. 2:15-18.
6. ¿Qué tiene que ver el espíritu de Dios con otros trece sucesos descritos en la Biblia?
6 Examine solo unos cuantos de los muchos sucesos más que usted hallará en la Biblia y que son resultados del espíritu de Dios en operación: (1) Creación—Génesis 1:2; Salmo 104:30; (2) Nacimiento de Jesús—Mateo 1:18; (3) Resurrección de Jesús—Romanos 8:11; (4) Milagros ejecutados por Jesús—Mateo 12:28; Hechos 10:38; (5) Bautismo de Jesús—Mateo 3:16; (6) Los nuevos ministros que habrán de bautizarse tienen que reconocer la operación del espíritu—Mateo 28:19; (7) Suministrando ayuda a Cornelio—Hechos 10:1-48; (8) Edificación del templo en el tiempo de Salomón—1 Crónicas 28:11, 12; (9) Alimentando a los israelitas—Nehemías 9:20, 21; (10) Interpretando los sueños de Faraón y de Nabucodonosor—Génesis 41:25, 38, 39; Daniel 4:18; (11) Produciendo la Biblia—2 Pedro 1:20, 21; 2 Timoteo 3:16; (12) Nombrando superintendentes en las congregaciones cristianas—Hechos 20:28; (13) Efectuando la proclamación del reino de Dios en los últimos días, en toda la Tierra—Revelación 1:1; 14:6; Mateo 24:14.
HALLANDO EL PROTEGIDO LUGAR DE ADORACIÓN
7. ¿Cuál es el derrotero prudente para los que reconocen a Dios como aquel que efectuó estas maravillas en el pasado, y quiénes pusieron el ejemplo?
7 Sin duda el mejor lugar donde estar, entonces, es donde el espíritu de Jehová Dios está operando y produciendo resultados que alaban a Dios. Eso significa que usted buscaría personas aun en estos tiempos que sean humildemente sumisas a la influencia de tal espíritu. Manifestarían el espíritu de Dios. Estas personas serían como José, Daniel y Cristo Jesús; estarían dando gloria a Dios como el Efectuador. Es interesante notar la actitud de Jesucristo cuando regresaron los setenta discípulos que había enviado a predicar, informando los resultados de su trabajo. Lucas registra: “En aquella misma hora se llenó de gran gozo en el espíritu santo y dijo: ‘Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti.’” (Luc. 10:21) En vez de resistir obstinadamente el espíritu y así estar en pugna contra el alimento espiritual que sustenta la vida, tales personas mansas están ansiosas de quitar cualquier obstáculo para que fluya libremente el espíritu de Dios en su vida. Donde el espíritu de Dios tiene tal influencia, usted hallará fácilmente los nueve frutos del espíritu, alistados en Gálatas 5:22, 23: “El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.”
8, 9. Explique el fruto del espíritu en operación sobre un grupo de cristianos.
8 ¿Se puede usted imaginar tales cosas en operación entre un grupo de personas en estos días, cuando “tiempos críticos, difíciles de manejar” están presentes? (2 Tim. 3:1) Dedique dos minutos y medite en estas nueve ideas como deberían hallarse obrando en una congregación del pueblo de Dios. El amor prestamente hace recordar lo que Jesús dijo: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’” (Mat. 22:37-39) El obedecer tal mandamiento impediría que uno siguiera el derrotero codicioso, autoabsorto, descrito en 2 Timoteo 3:1-5.
9 El gozo, la profunda satisfacción de servir a Jehová, sea en ocasiones de persecución, penalidades, pesar de familia, o en tiempos fáciles; uno está satisfecho con permanecer fiel a Dios para siempre. Luego hay paz, no altercado ni pugnacidad a causa de cosas triviales. Las enemistades de familia y de vecinos se entierran sin lápidas conmemorativas para localizarlas otra vez. La paz es un ambiente maravilloso para que uno crezca a la madurez y para que los nuevos la conozcan en las reuniones de congregación. En vista de que todos cometemos errores y estamos lejos de ser perfectos, la gran paciencia hace que cada uno tolere a los otros. Tales personas no se acaloran fácilmente cuando la falta de madurez de alguien rebosa a través de una lengua apresurada. La benignidad es aquel toque benévolo, es consideración en acción. Puede ser ayuda dada en una ocasión muy difícil o el reconocer las circunstancias penosas de uno, con palabras de ayuda. La bondad no es el retraerse de dar consejo cuando se necesita solo para evitar el herirle el amor propio a alguien. Cuando la calidad de nuestro alimento satisface nuestra norma de limpieza y nutrición, decimos que es bueno. De modo que los ministros limpios son buenos a la vista de Dios, son buenos para estar con ellos. La fe es el resultado de estudio cuidadoso de la Palabra de Dios que ha contestado muchas preguntas en cuanto a la voluntad de Dios. Tanta evidencia ha suministrado una convicción firme que es sólida y que se discierne fácilmente en la acción del ministro. La apacibilidad describe al siervo equilibrado de Dios; es de genio apacible, no se inclina a la exageración en ninguna dirección. Al seguir cultivando el fruto del espíritu, el cristiano practica gobierno de sí mismo de sus fuerzas físicas y mentales, evitando así la inmoralidad, lo cual lo descalificaría como siervo de Dios.
10. ¿Por qué son estos frutos normas para vivir, y qué puede uno esperar entonces de los siervos de Dios?
10 Y el caso es que estos frutos no solo son para usarse en las reuniones de congregación. Son normas para vivir. Pablo aclara esto en el mismo capítulo cinco, y en el versículo veinticinco Gál. 5:25. “Si estamos viviendo por espíritu, sigamos andando ordenadamente también por espíritu.” Este mismo espíritu cultivará obediencia amorosa en los individuos receptivos a medida que sigan andando bajo su influencia día tras día. De modo que si uno está buscando el pueblo de Dios, lo hallará igual en sus lugares de reunión para adoración como en sus hogares, manifestando los frutos del espíritu para con sus esposas, sus esposos, sus hermanos y hermanas como hacia sus compañeros cristianos en las reuniones.
REUNIONES—OCASIONES EDIFICANTES
11. ¿Por qué son diferentes las reuniones del pueblo de Jehová?
11 Es por eso que las reuniones de los testigos de Jehová son tales ocasiones felices, edificantes. Estas reuniones manifiestan el espíritu de Dios. El ambiente es de vivacidad, de lograr algo, y no obstante Jehová Dios recibe el crédito y la alabanza. Esta no es nuestra opinión. Pregunte a otros; examine los registros, estando aquí solo un ejemplo: incorporado en el U.S. Congressional Record, 1958, Apéndice, página A6907, está un informe del Times de Nueva York sobre una de nuestras asambleas: “Intitulan a los Testigos los mejores huéspedes de la ciudad—180.000 en la Asamblea Mundial se cobran alabanza por su cortesía, quietud y aseo.” Se da énfasis a la salud y madurez espirituales en vez de a las estructuras eclesiásticas ornamentadas, antiguas, para adoración. Sus lugares sencillos de adoración reflejan la cordialidad de una familia estrechamente unida que lo anima a uno a regresar.
12. Dé razones por las que estas reuniones son edificantes, y explique qué tiene que ver con ellas el espíritu.
12 Otra razón por la que las reuniones de los testigos de Jehová son tan edificantes es la condición de corazón de estas personas, lo cual le permite a uno despreocuparse. Recuerde, Pablo escribió: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.” (2 Tim. 3:1) Se requiere fuerza para mantener una constante y vigilante guardia defensiva todo el día mientras se está en el trabajo o en la escuela con los que practican las obras de la carne como se describen en Gálatas 5:19-24: “Son: fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas . . . los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” El corazón de tales personas está expuesto para ser visto en el Salmo 14:1: “El insensato ha dicho en su corazón: ‘No hay Jehová.’ Han obrado ruinosamente, han obrado detestablemente en su trato. No hay quien que esté haciendo el bien.” Pero en las reuniones de los testigos de Jehová las personas son diferentes. Los corazones son diferentes. Algo ha cambiado. Segunda de Corintios 2 Cor. 3:3 lo conduce a uno a descubrir lo que ha sucedido: “Porque queda mostrado que ustedes son carta de Cristo escrita por nosotros como ministros, no inscrita con tinta, sino con espíritu de un Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en corazones.” Uno puede bajar su guardia en un ambiente pacífico, que reduce la tensión, libre de competencia. ¡Y tan solo esto cuán refrescante puede ser! Proverbios 14:30 nos asegura: “Un corazón tranquilo es la vida del organismo de carne.” Es por eso que, aunque uno quizás esté físicamente fatigado al fin del día, el asistir al estudio bíblico semanal y a la Escuela del Ministerio Teocrático serán ocasiones edificantes para uno tanto física como mentalmente. Moisés siguió tal derrotero: “Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado.” (Heb. 11:24, 25) Al salir de tales reuniones uno se siente como los israelitas que respondieron favorablemente y asistieron a la inauguración festiva del templo que edificó Salomón. Después de ocho días, dice el informe, Salomón “envió al pueblo a sus casas gozoso y sintiéndose bien en el corazón por la benevolencia que Jehová había ejercido para con David y para con Salomón y para con Israel su pueblo.”—2 Cró. 7:10.
13, 14. ¿Se efectúan los cambios en los individuos mediante determinación fuerte, y qué muestran los resultados?
13 Solo el espíritu de Jehová puede cambiar la personalidad. Organizaciones y gobiernos poderosos de hechura humana tratan de reprimir la iniquidad pero, como el U.S. News and World Report del 13 de mayo de 1955 dijo editorialmente: “La tolerancia y el altruismo—como la moralidad y la generosidad—no pueden ser legislados con buen éxito.” (La Atalaya de 1957, página 402) El cambiar de participar de las obras de la carne a manifestar el fruto del espíritu es cambiar la personalidad. Pablo escribe de esto en Efesios 4:22-24: “Que desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.” Ahora bien, note los cambios que se describen en los siguientes versículos, Efe. 4:25-32 del veinticinco al treinta y dos. El mentiroso se convierte en una persona que dice la verdad. Consigue trabajo para poder dar a alguien que esté necesitado. Un injuriador que suele alzar el grito da paso a un modo bondadoso, benévolo. El lenguaje degradante, corrupto, se cambia por habla edificante, limpia. El adulterio, fornicación, borrachera y libertinaje de toda clase se disipan para dar paso a conducta que produce el espíritu de Dios.
14 Las reuniones de congregación de los testigos de Jehová son las asambleas de estas clases de individuos para progresar más hacia la madurez. Si es un placer asociarse con una persona que ha efectuado tales cambios en su personalidad, piense en el gozo de reunirse con un grupo de tales personas. Es una bendición regular que uno no puede darse el lujo de pasar por alto. Pablo explica los grandes beneficios que se obtienen al asistir a tales reuniones, en 2 Corintios 13:11: “Finalmente, hermanos, continúen regocijándose, siendo restaurados, siendo consolados, pensando de acuerdo, viviendo pacíficamente; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.”
ANDANDO POR ESPÍRITU
15. ¿Cómo es que algunos dejan de andar por espíritu, y es el resultado final una condición deseable?
15 No obstante hay algo en lo cual meditar ahora. Después de alistar las obras de la carne y, por otra parte, el fruto del espíritu, Gálatas 5:25 habla con convicción: “Si estamos viviendo por espíritu, sigamos andando ordenadamente también por espíritu.” Una persona puede abandonar la influencia del espíritu, se puede volver desaforada y llegar a tratar a Dios con desdén. (Mat. 24:12) Sí, una persona puede renunciar—es fácil. El principio que ha de seguirse, dondequiera que uno vaya, en cualquier cosa que uno haga, es ‘andar ordenadamente por espíritu.’ Cuando la gente deja de servir a Dios, no se debe a que Dios haya cambiado o debido a que haya instituido algo que no esperaba. No, la voluntad de Dios se revela, se da a conocer en su Biblia, de la misma manera ahora como cuando fue escrita bajo supervisión y producida por su espíritu. Tampoco cesa el hombre de repente, deliberadamente. Es el pasar por alto gradualmente el alimento espiritual; y tal como cuando uno cesa de ingerir alimento material, no cae muerto instantáneamente, sino que decae lentamente, así sobreviene la desnutrición espiritual, reemplazando al valor y la convicción con temores y dudas. El entusiasmo disminuye. El siervo de Dios que en un tiempo fue animoso se hace una persona embotada, estancada. Poco a poco pierde el fruto del espíritu. Con razón se ve a tal persona, en una condición debilitada, volver a participar de las obras de la carne.—2 Ped. 2:20.
16. ¿Adónde conduce el andar por espíritu, y lejos de qué peligros?
16 El consejo de la Palabra de Dios es: Andar, trabajar y recrearse en el ambiente del espíritu de Dios. Póngase a la disposición de esta influencia y crezca bajo ella. No se deje baldar por estorbo de la influencia de Satanás. El espíritu de las instituciones y pueblos bajo el dominio de la Babilonia Mayor es vencer en este sistema. El yo y los autointereses predominan, estando en el primer lugar de la lista. Repase 2 Timoteo 3:1-5 y note cuántas de esas cosas que causan “tiempos críticos, difíciles de manejar” brotan del egoísmo. Y note, por favor, que estas condiciones son producidas por personas religiosas, por las que profesan servir a Dios, “teniendo una forma de devoción piadosa.”
17. Al hacer nuestras decisiones cada día, ¿qué derrotero es aconsejable y cuál es peligroso?
17 El espíritu de Dios produce lo contrario. De hecho, Tito 1:7, que menciona los requisitos para el superintendente de una congregación, dice que ‘no ha de ser terco.’ No obstante, por otra parte, 2 Pedro 2:10, que describe esta actitud entre los que no están bajo espíritu de Dios, dice: “Las que siguen tras la carne con el deseo de contaminarla y que menosprecian el señorío. Osados, tercos, no tiemblan ante los gloriosos, sino que hablan injuriosamente.” Para establecer un equilibrio para nosotros entre las responsabilidades cotidianas y el adorar a Jehová, hay estas cosas que considerar: (1) Cosas que tengo que hacer—como el atender a las necesidades materiales de la familia. (1 Tim. 5:8) (2) Cosas que necesito hacer—como el ponerme en la mejor ubicación y la mejor situación posibles para servir a Jehová más plenamente. (Efe. 5:16; Col. 4:5) (3) Cosas que me gustaría hacer—como el viajar a diferentes sitios de la Tierra, o una búsqueda insaciable de entretenimiento. (2 Tim. 3:4) Si uno se permite colocar los intereses personales en primer lugar sin importar la adoración de Jehová, está andando fuera de la influencia del espíritu. No se ha de andar por las márgenes.
18. ¿Está operando el espíritu de Dios en todas partes, y qué significa esto en su vida?
18 Recréase en zonas seguras más bien que arriesgar su vida con las que están fuera de control. Primera de Corintios 1 Cor. 15:33, que dice: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles,” nunca se ha mostrado que esté en lo incorrecto. El espíritu de Dios no está afuera operando en los que son considerados como malos asociados. La mala asociación produce inmoralidad, hijos ilegítimos, matrimonios imprudentes, adictos a las drogas y pesar para padres y madres. (1 Cor. 7:39; 1 Ped. 3:17; 1 Cor. 6:9, 10) Cuando se trata de esparcimiento, ¿dónde hallaría usted el lugar protegido? No con aquellos que no están bajo la dirección del espíritu; y, “porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes.” (1 Ped. 4:4) El esparcimiento con los que están restringidos de tal derrotero por espíritu de Dios puede ser edificante. Uno no tiene que mirar atrás con pesar a tal asociación.
19. ¿Cómo manifiestan el espíritu de Dios los individuos y las familias?
19 Cuando Jesús dio el Sermón del Monte, recalcó la importancia del Reino y, como ahora está registrado en Mateo 6:33, dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” Eso significa hacer decisiones. ¿Qué haremos, seguiremos la terquedad o permaneceremos bajo la dirección del espíritu? El asunto podría ser al escoger cónyuge. ¿Será una selección falta de perspicacia, influenciada por la mala asociación, o será con la Palabra de Dios resonando la advertencia en nuestros oídos? Esta dice: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos.” (2 Cor. 6:14) Quizás se trate de buscar un trabajo. ¿Lo pondrá usted en primer lugar, postergando los privilegios de servir a Dios, como algunos lo hacen? (Sant. 4:13-17) ¿Se trataría de entrenar a hijos a que aspiren carreras en este sistema de corta duración o que con ansiedad esperen bendiciones de servicio aumentadas en la organización floreciente, protegida, de Jehová? (Pro. 22:6; 1 Sam. 1:28; 2:26) Si individuos y familias hacen tales decisiones, concediéndole a la guía de Dios el primer lugar en su vida, entonces su círculo de familia será hallado manifestando el espíritu de Dios. Será edificante y refrescante, así como son las reuniones de congregación. “Honra a Jehová con tus cosas de valor y con las primicias de todos tus productos.”—Pro. 3:9.
20. ¿Puede gente imperfecta recomendar a otros las bendiciones que se reciben al aplicar el espíritu?
20 Si, entonces, hallamos algo que es valioso para nosotros, algo que es provechoso, indescriptible a veces, ¿no querríamos decírselo a otros? Este decir puede ser por medio de habla literal, pero probablemente la parte más convincente sea las acciones de los que saquen provecho. ¿Cómo responde usted a la dirección del espíritu?, es la cuestión absorbente que ha de zanjarse. ¿Recomienda el derrotero de usted el fruto del espíritu a otros? ¿Ha cambiado usted su personalidad al grado que otros, al observar su derrotero, reconozcan que usted ha hallado algo verdaderamente valioso? ¿Qué recomienda su proceder? El espíritu de Dios hace que se efectúen las cosas, y otros pueden ver su acción en el derrotero de uno si refleja esta influencia de Dios. Considérelo de otra manera. Revelación 7:9, 10 muestra a “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’” ¿Puede usted representarse entre esta grande muchedumbre en una posición justa delante de Dios? Las bendiciones ciertamente harían que uno recomendara tal condición a otros por medio de un derrotero muy celoso.
21. Considerando el asunto desde el punto de vista de un agricultor, ¿qué puede uno discernir y qué proceder recomienda usted?
21 Que todo sea ilustrado por el agricultor y su campo. El ara, grada, aprieta y atiende cuidadosamente el terreno, convirtiéndolo en un buen terreno para sembrar. Luego planta el trigo. ¿Planta trigo porque no pudo pensar en algo más que plantar, o plantó trigo porque por casualidad tenía semilla a la mano? No, él tiene presente un propósito definido. Usará algo del trigo para alimentar su propia casa, algo será guardado para sembrar el año entrante, el resto lo venderá para poder comprar otros artículos de primera necesidad de la vida. La semilla de trigo plantada traerá muchas utilidades si crece y se multiplica como es debido. Pero si se desarrolla en un tallo de apariencia desnutrida, raquítica, que solo produce un poco de trigo de mala calidad, entonces no va a hacer feliz al agricultor. Quizás ni lo coseche si no vale la pena el trabajo. Descubrimos que Jehová, el mayor agricultor, ha preparado muy bien todas las cosas, ha enviado cultivadores, sembradores, cuidadores del campo y segadores. Ahora bien, ¿cómo debemos responder? Proverbios 12:11 dice: “El que cultiva su terreno será él mismo satisfecho con pan, pero al que sigue tras cosas sin valor le falta corazón.” Crezca, produzca, permanezca bajo las aguas llovedizas de la verdad y el calor del espíritu de Jehová que produce crecimiento y produzca de a ciento por uno para honra de Jehová.