Los “últimos días”... lo que significan para usted
SIN duda usted ha oído la expresión “últimos días.” Para muchas personas es conocida puesto que aparece en la Palabra de Dios la Biblia. Pero como la expresión tiene un tono ominoso y presagia ruina, a menudo es un tema desagradable. Algunas personas hasta se mofan de que pudiese haber tal cosa y no quieren prestar atención cuando surge el tema bíblico de los “últimos días.” No obstante, es un hecho que muchas cosas sí llegan a su fin, y, por consiguiente, experimentan sus días finales.
Por ejemplo, la gente entra en los últimos días de su vida, o de algún aspecto de su vida. Si usted visitara una biblioteca grande y revisara el fichero correspondiente, hallaría libros sobre temas como “Los últimos días de Carlos II,” “Los últimos días de María Antonieta,” “Los últimos días del general Grant,” “Los últimos días de Abrahán Lincoln,” “Los últimos días de Hitler,” etc. ¡Ciertamente nadie duda que la gente experimenta los “últimos días” de la vida humana!
También, hay otras cosas que experimentan sus últimos días. Por eso, en ciertas bibliotecas usted también hallará libros intitulados “Los últimos días de Sebastopol,” “Los últimos días de Pompeya” y “Los últimos días de Herculano.” La guerra devastadora a veces pone fin a las funciones normales de una ciudad, como le sucedió a la ciudad de Sebastopol en el mar Negro durante la segunda guerra mundial. O un desastre volcánico puede sepultar a una ciudad y su población quitándole la existencia, como lo hizo la erupción del monte Vesubio a las ciudades de Pompeya y Herculano en 79 E.C.
No obstante, no solo personas y ciudades, sino naciones e imperios enteros han experimentado sus días finales de la existencia. Solo han pasado unas cuantas generaciones desde el tiempo en que poderosas naciones indias vagaban por las llanuras de los Estados Unidos occidentales, llevando una vida nómada sencilla. Pero ahora han desaparecido, extirpadas de la existencia por el hombre blanco que se mudó hacia el occidente. Roberto M. Utley, en su libro reciente The Last Days of the Sioux Nation, describe los conflictos y acontecimientos finales que llevaron a su fin a esa nación india que en otro tiempo fue poderosa.
No es raro que gobiernos o sistemas de gobierno antiguos experimenten sus últimos días, y, con el tiempo, sean reemplazados por nuevos. Esto se nota en el libro The Last Days of the French Monarchy. “En agosto de 1788,” escribe el autor, “terminaron los días del antiguo régimen [francés], y comenzó un nuevo orden.” Un libro más reciente, The Last Days of the British Raj, discute los días concluyentes del gobierno británico en el país de la India. Y un tomo que recibió publicidad extensa, editado apenas el año pasado, The Last 100 Days, describe los últimos días de la Alemania nazi.
SUJETOS A ENTENDERSE ERRÓNEAMENTE
Los “últimos días” claramente es un tema conocido. Por eso, el mofarse a causa de que en la Biblia se mencionan los “últimos días” ciertamente es injustificable. Sin embargo, puesto que la expresión puede tener diversos significados, es fácil que las personas no informadas o mal informadas saquen conclusiones incorrectas y tengan conceptos erróneos.
Por ejemplo, una persona pudiera asumir del título del libro The Last Days of Richard Nixon que el hombre ha fallecido. Pero esto no es verdad, porque en este caso la expresión “últimos días” no se refiere a los días finales de la vida de ese hombre, como sucede en general, sino a un episodio o fase de su vida. Las ciudades de Sebastopol y Pompeya pudieran considerarse como otros ejemplos. Si bien ambas experimentaron “últimos días,” los resultados fueron muy diferentes. Pompeya fue arrasada y también toda persona que permaneció dentro de ella. Pompeya aún yace en ruinas después de casi 1.900 años. Por otra parte, Sebastopol, aunque sufrió una destrucción muy extensa, fue reedificada y ahora es una ciudad floreciente de más de 100.000 habitantes.
De modo que la gente que no conozca los hechos de un asunto fácilmente puede entender mal el significado de la expresión “últimos días.” Esto también aplica tocante al uso del término en la Biblia. Muchas personas tienen una impresión enteramente incorrecta en cuanto a lo que da a entender la Biblia cuando habla de los “últimos días.” Sin embargo, es muy importante que conozcamos la verdad sobre el tema. ¿Qué son los “últimos días”? Los “últimos días,” ¿de qué cosa? ¿Se pueden evitar? ¿Han de considerarse con horror? ¿Qué significan para uno?
¿QUÉ SON LOS “ÚLTIMOS DÍAS”?
En la Segunda a Timoteo capítulo tres, versículo uno, explica la Biblia: “Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.” También, en la Segunda de Pedro capítulo tres, versículos tres y cuatro, dice la Biblia: “Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.’”
Los “últimos días” mencionados aquí en la Biblia obviamente son un período importante de la historia que sería señalado por angustia insólita, sí, “tiempos críticos, difíciles de manejar.” No obstante, la Biblia muestra que, a pesar de la evidencia de que los “últimos días” estuvieran presentes, la gente no la creería. En cambio, se burlaría: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de Dios? No vendrá en nuestro día. Todas las cosas continúan como siempre han sido.’
Jesucristo también habló inequívocamente acerca de los “últimos días.” Cuando estuvo en la Tierra sus discípulos privadamente se acercaron a él y le preguntaron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” (Mat. 24:3, Versión Valera) O, como una traducción moderna vierte más exactamente la última pregunta: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Traducción del Nuevo Mundo) Por su respuesta Jesús mostró que su segunda “presencia” y “la conclusión del sistema de cosas,” o el “fin del mundo,” envolvería un período de tiempo. Este período de tiempo corresponde a lo que la Biblia también llama los “últimos días.”
¿ÚLTIMOS DÍAS DE QUÉ COSA?
Puesto que los “últimos días” y el “fin del mundo” están enlazados así en la Biblia, muchas personas creen que los “últimos días” significarán el fin de los cielos y la Tierra literales. Creen que de alguna manera un tremendo fuego incendiará la Tierra y los cuerpos celestes, y éstos serán reducidos a cenizas desoladas. Se alega que la Biblia apoya este punto de vista cuando, al hablar de los “últimos días,” dice: “Los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y quedan reservados para el día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” (2 Ped. 3:3-7) ¡Con razón las personas que creen así consideran los “últimos días” un tema ominoso y desagradable!
Bueno, entonces, ¿significan los “últimos días” los últimos días del planeta Tierra? ¿Significa el “fin del mundo” el fin de los cielos y la Tierra literales? Ciertamente es irrazonable el que este hermoso planeta, que Dios pronunció “muy bueno” después de prepararlo para la habitación humana, fuese destruido completamente, reducido a cenizas, debido a la indocilidad de algunos hombres inicuos. (Gén. 1:31) No solo es irrazonable esto, también es antibíblico.
Note lo que la Palabra de Dios dice sobre el asunto: “Porque esto es lo que Jehová ha dicho, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada.” (Isa. 45:18) Dios creó la Tierra, no la creó sencillamente para nada, en vano, sino para que habitantes justos vivieran en ella y disfrutaran de ella.
La Biblia muestra claramente que este propósito de Dios se llevará a cabo, diciendo: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Sal. 37:29) Sí, la habitación eterna de la Tierra por personas justas será posible, pues como dice además la Biblia: Dios “ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre.” Por lo tanto, los “últimos días” no significan el fin del planeta Tierra. Esta Tierra, así como los hermosos cielos llenos de estrellas, durará para siempre, tal como promete la Biblia.—Sal. 104:5; Ecl. 1:4.
Por eso, entonces, “los cielos y la tierra,” que se mencionan en la Segunda de Pedro capítulo tres, que “están guardados para fuego” en la culminación de los “últimos días” obviamente no son los cielos y Tierra físicos. (2 Ped. 3:7) Esto se muestra en los versículos previos de ese capítulo, que explican que la destrucción de un mundo antiguo ocurrió “cuando fue anegado en agua.” Ciertamente no fue el planeta literal Tierra el que pereció en las aguas del diluvio en el día de Noé, y por eso la conclusión del sistema de cosas presente tampoco incluirá la destrucción de la Tierra literal. Más bien, el día de juicio de Dios, en la conclusión de los “últimos días,” resultará en eliminar a la gente inicua, en la “destrucción de los hombres impíos.”
Esto nos ayuda a entender a qué se refiere la expresión “últimos días”... de qué son los últimos días. Son los últimos días, no del mundo físico, sino del presente sistema de cosas inicuo, que se compone de todas las organizaciones de hombres que rehúsan someterse a la dirección de Dios. Sí, todos los gobiernos terrestres de la humanidad en oposición al reino de Dios serán destruidos, como explica la Biblia: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. . . . Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.
¡PRESTE ATENCIÓN A LA ADVERTENCIA!
Pero, ¿cuándo sucederá esto? ¿Estamos viviendo ahora en los “últimos días” de este sistema de cosas mundano? ¡Sí! Toda la evidencia física en cumplimiento de las profecías bíblicas señala hacia esa conclusión. Tal como ciudades, naciones y hasta imperios en el pasado han experimentado sus últimos días, así ahora hemos llegado al tiempo cuando TODAS las naciones y los reinos se encuentran, al mismo tiempo, ¡en sus últimos días! Es verdad, quizás parezca increíble, ¡pero es una realidad! La evidencia es concluyente.
En años recientes los testigos cristianos de Jehová Dios han estado dando la advertencia de que se está acabando el tiempo, que estos “últimos días” pronto concluirán con una destrucción que se compara a la del diluvio global del día de Noé. Aunque muchas personas se mofan, recuerde: La Biblia predijo que “en los últimos días vendrán burlones con su burla.” Es característica de la gente el pasar por alto advertencias salvavidas.
Por ejemplo, cuando el volcán Vesubio comenzaba a estar activo en 79 E.C., la mayoría de la gente de la ciudad de Pompeya no prestó atención. Aunque unos cuantos abandonaron la ciudad a la primera erupción de la montaña, explicó un historiador: “Muchos pompeyanos —principalmente los acaudalados— rehusaron abandonar las casas y posesiones preciosas y refugiarse, esperando que pasaría el horror. Esa decisión les costó la vida.” Comprendieron que las cosas no andaban bien, no obstante no huyeron. ¡Qué insensatez! En vez de cometer un error semejante, hoy en día debemos prestar atención a la advertencia de la proximidad del fin. Pero, ¿qué acción debe adoptarse?
ACCIÓN QUE ES URGENTE AHORA
Obviamente no pueden evitarse los “últimos días”; porque ahora han llegado, acompañados de todas las calamidades, angustia y decadencia moral que se predijo que los caracterizarían. ¡El “día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos” se está acercando aprisa! (2 Ped. 3:7) Pero, ¿debe considerarse con horror y temor? ¿Debemos considerar los “últimos días” un tema desagradable, y rehusar considerar lo que significan para nosotros? ¡De ningún modo!
Sírvase notar que el juicio de Dios afectará adversamente solo a los “hombres impíos.” Solo son los que rehúsan someterse a las leyes de Dios los que sufrirán destrucción. Por otra parte, para los que aman la justicia y anhelan que el reino de Dios remueva la iniquidad de la Tierra, los “últimos días” de veras son un tiempo en el cual regocijarse. Los cristianos verdaderos pueden regocijarse porque el reino de Dios se ha acercado y también la liberación de este sistema de cosas. (Luc. 21:28-32) Pero para estar entre los bendecidos con supervivencia cuando este entero sistema descienda a la destrucción, es urgente la acción positiva.
Ante todo, usted tiene que probar que, como Noé y su familia, está andando con Dios y ama sus caminos. En la era prediluviana Dios separó a personas ya sea para supervivencia o para destrucción, y él está haciendo lo mismo en el día de hoy. Jesucristo ha sido nombrado como juez, y la Biblia explica que está separando a la gente ya sea como “ovejas” a su derecha de favor o como “cabras” a su izquierda de disfavor. (Mat. 25:31-46) ¿Qué resultará usted ser, una “oveja” o una “cabra”?
Usted determina esto por la manera en que trate el mensaje de Dios que llevan sus ministros. Personas semejantes a ovejas escucharán la instrucción que Dios da en su Palabra y le prestarán atención, modelando su vida en armonía con los principios justos de Dios. Esta acción beneficiará, no solo a ellos mismos, sino también a otros miembros de su casa. Pues así como el que algunos padres prestaron atención a la advertencia antes de la destrucción de Pompeya significó la preservación de sus hijos menores, de manera semejante al fin de este sistema de cosas la conducta de usted afectará directamente el que sus hijos emprendan el servicio de Dios, y, por consiguiente, el que reciban su favor y bendición o no.
Por eso, al acabarse velozmente los “últimos días,” de veras es urgente la acción positiva. Es un tiempo en el cual usted puede regocijarse. Pues éstos no necesitan ser los últimos días de su vida, sino solo de una fase particular de su vida. Sí, tal vez tenga la magnífica perspectiva de pasar vivo el fin de este sistema de cosas con su familia, y seguir viviendo eternamente en el justo nuevo orden de Dios.