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  • El griego “poco común” de las Escrituras Griegas Cristianas
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
w67 15/10 págs. 634-637

El griego “poco común” de las Escrituras Griegas Cristianas

LA HABILIDAD de hablar inteligentemente, de formar y usar un lenguaje para transmitir pensamientos e ideas, es una de las muchas cosas que coloca al hombre muy por encima de la creación animal. Y desde la edificación de la Torre de Babel ha habido muchas diferentes lenguas o lenguajes sobre la Tierra.—Gén. 11:1-9.

Para conveniencia al clasificar los lenguajes del hombre, los que los han estudiado, como los filólogos, los han dividido en ciertas familias principales de acuerdo con sus características peculiares. Pudiéramos asemejar estas familias principales a los muchos árboles del huerto o bosque del habla, y de éstos hay diez que hablan personas que representan del 1 al 50 por ciento de la población de la Tierra. La que se usa más extensamente es la familia o árbol de lenguajes indoeuropeo, que habla el 50 por ciento de la población de la Tierra.

Pudiera decirse que esta familia o árbol indoeuropeo consta de dos troncos principales, uno oriental y uno occidental, teniendo juntos seis ramas grandes, que, a su vez, se pudiera decir que tienen varias ramitas. Así, hay (1) la rama indoirania, que incluye al sánscrito, el iranio (persa) y los lenguajes indios modernos como el indostaní; (2) la rama baltoeslava, que incluye lenguajes como el lituano, el polaco, el ruso y el ucranio; (3) la rama germánica (teutónica), que no solo incluye el alemán sino también el inglés, el holandés y todas las lenguas escandinavas; (4) la rama romance o itálica, que principalmente consta del francés, el italiano, el español y el portugués; (5) la rama céltica, que incluye el irlandés (gaélico) y el galés, y (6) la rama griega. También se incluyen dos ramas menores, la albanesa y la armenia.

Los idiomas indoeuropeos se llaman así debido a su ubicación, pues se encuentran en la India y Europa, y se agrupan porque parecen haber tenido un antepasado común, que bien puede haber sido el sánscrito. Estos idiomas tienen partes del habla claramente definidas, como nombres, pronombres, verbos, etc., y sus palabras tienen inflexión, es decir, se cambian ligeramente, por lo general en las terminaciones, para indicar cambios de género, número y caso. También, el hecho de que estos lenguajes tienen en común ciertas palabras sencillas, como “madre” y “padre,” sugiere un antepasado común. Así, “madre” es mat en ruso; mater, en latín; mata, en sánscrito; mother, en inglés; meter, en griego, y mutter, en alemán.

De todos los idiomas indoeuropeos, el griego es, después del sánscrito (que ya no se habla), el más antiguo, y muchos consideran que es el lenguaje por excelencia, aquel que supera a todos los demás. Parece que es el idioma más altamente desarrollado así como el más claramente definido.

El griego primero comenzó a escribirse de derecha a izquierda, así como hoy todavía se escribe el hebreo, y luego alternadamente de derecha a izquierda y luego de izquierda a derecha, de una parte a otra de línea en línea, como un agricultor ara su campo. Más tarde todas las líneas se escribían de izquierda a derecha. En tiempos primitivos las líneas se escribían desde abajo hacia arriba así como desde la parte superior hacia abajo, pero gradualmente toda la escritura se hizo de la parte superior a la parte inferior.

LOS ESCRITORES BÍBLICOS LO USARON

Por supuesto, para todos los amadores de la Biblia el griego es de interés particular porque las Escrituras Griegas Cristianas se escribieron en griego bajo inspiración y porque la primera traducción escrita completa de las Escrituras Hebreas fue en griego.

¿A qué se debió que los judíos de la tierra de Israel escribieran en griego las Escrituras Cristianas? Esto se debió en gran parte a las conquistas de Alejandro Magno, que fue tan ambicioso en cuanto a diseminar la cultura griega como lo fue en cuanto a extender el dominio político griego. Con su diseminación, el griego dominante, que era el ático —de Atenas— se modificó gradualmente, resultando con el tiempo en un idioma común, que se conoce como griego koiní o “común.” Llegó a ser un idioma internacional, universal, que dominó desde aproximadamente 330 a. de la E.C. hasta 330 E.C. Su éxito muy probablemente se debió tanto a sus méritos como idioma como a los esfuerzos de grecizar de Alejandro y los gobernantes griegos que le sucedieron. Aunque ha habido varios cambios en el griego desde que dominó el koiní, la diferencia entre él y el que se encuentra en un periódico contemporáneo de Atenas es muy leve.

Lo esparcido que fue el uso del griego koiní se puede discernir por el hecho de que los decretos de los gobernadores imperiales y del Senado Romano se traducían al griego para diseminarse a través del Imperio Romano. Así mismo, la acusación sobre la cabeza de Jesús al tiempo de ser fijado en el madero no se escribió solo en el latín oficial y en hebreo, sino también en griego. Sin duda Jesús dio muchos de sus sermones en griego, especialmente cuando predicó en Tiro, Sidón y la región de Decápolis (las diez ciudades griegas). Posiblemente Pedro habló griego en el día del Pentecostés, porque no se menciona entre los idiomas por los cuales se maravillaron los judíos.—Hech. 2:8-11.

Concerniente al uso del griego en la tierra de Israel al tiempo de Cristo se nos dice: “Aunque el cuerpo principal del pueblo judío rechazaba al helenismo y sus caminos, el intercambio con el pueblo griego y el uso del idioma griego de ninguna manera fueron evitados. Los maestros palestinos consideraban favorablemente la traducción griega de las Escrituras, como un instrumento para llevar la verdad a los gentiles, y uno de los requisitos para ser miembro del Sanedrín era saber idiomas, entre ellos el griego. . . . El intercambio diplomático se llevaba a cabo por medio del griego. Términos que envolvían adoración y ritual judíos llegaron a ser de origen griego,”a siendo un caso a propósito el término “sinagoga,” que significa reunir o congregar.

LA LENGUA POCO COMÚN Y NO OBSTANTE “COMÚN”

Realmente es interesante saber que el griego koiní fue el idioma en que al principio se escribieron las Escrituras Griegas Cristianas, porque tenía dos ventajas principales sobre cualquier otro idioma de aquel día. Ante todo, era el idioma universal. Por medio de él los cristianos primitivos podían alcanzar al mayor número de personas en el período de tiempo más corto, ya que no requería primero traducción para conseguir un auditorio extenso. Los pescadores de Galilea lo entendían, y también los senadores de Roma. Adondequiera que Pablo y sus compañeros viajaban, encontraban gente que hablaba griego.

Y en segundo lugar, el griego koiní era idealmente apropiado para el noble mensaje del Evangelio dirigido al hombre común, en lo que pudiera decirse que era una versión popularizada del griego ático clásico. Sin embargo, aunque evitaron el estilo altamente refinado de los escritores clásicos, los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas, se elevaron, al usar el griego koiní, muy por encima de las trivialidades comunes del griego cotidiano según se encuentra en los papiros egipcios. Le dieron al griego koiní poder, dignidad y viveza en virtud de su mensaje elevado, que verdaderamente era “el más grande relato que se ha contado.”

¿No es exactamente así como debería haber sido? El mensaje del Evangelio se dirigía a personas sencillas, honradas y comunes, para iluminarlas, convencerlas e impulsarlas a acción. Su propósito no era entretener, hacer un llamamiento al sentido estético ni lisonjear la vanidad de uno. Como declaró el apóstol Pablo mismo: “Yo, cuando fui a ustedes, hermanos, no fui con extravagancia de habla o de sabiduría. . . y mi habla y lo que prediqué no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con una demostración de espíritu y poder, para que la fe de ustedes no estuviese en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” (1 Cor. 2:1-5) Como lo expresó el erudito bíblico Westcott: “Este [el griego koiní que usó, por ejemplo, Pablo] combina la franqueza sencilla del pensamiento hebreo con la exactitud de la expresión griega.”

SU VOCABULARIO Y ARTÍCULO DEFINIDO

Entre las cosas que ayudan a hacer del griego un lenguaje rico y exacto está su vocabulario. Por ejemplo, como muchos lectores de La Atalaya ya saben, en griego hay cuatro palabras para “amor”: agape, amor altruista, que se basa en principios; filía, el afecto que despliegan amigos que tienen mucho en común; storgé, el amor que se basa en la consanguinidad; y eros, el sentimiento que está asociado con la atracción y deseo sexuales, la cual palabra, sin embargo no la usaron los escritores bíblicos cristianos.b También hay cuatro palabras griegas que en ciertas versiones de la Biblia se vierten una vez, o más a menudo, con la palabra “mundo”: aión (Mat. 12:32); kosmos (Mat. 4:8); ge (Rev. 13:3) y oikoumene (Mat. 24:14). La Traducción del Nuevo Mundo distingue consistentemente entre estas cuatro palabras, traduciéndolas respectivamente “sistema de cosas,” “mundo,” “tierra” y “tierra habitada.”

En particular el artículo definido es importante en el griego, y su uso en las Escrituras se asemeja más al griego ático clásico que al griego koiní de los papiros. Concerniente a este artículo definido se nos dice que nada es más verdaderamente distintivo en cuanto al griego que el uso de él. Entre otras cosas, está en contraste notable con los dos idiomas más cercanos al griego, a saber, el sánscrito y el latín, que no tienen el artículo definido. Y su uso en el griego también está en contraste con el artículo definido inglés “the,” porque éste nunca recibe inflexión, permaneciendo igual siempre que se usa, mientras que hay dieciocho formas del artículo definido griego, dependiendo de que lo que haga definido sea singular o plural, sea masculino, femenino o neutro, y dependiendo del caso, sea nominativo, posesivo, objetivo, etc., habiendo cinco casos en griego.

Por medio de este artículo definido griego lo general o adjetivo se pone de relieve o se distingue de lo específico. Así, Juan 1:1 (en parte) se puede traducir ya sea “La Palabra estaba con [el] Dios y la Palabra era un dios,” o “la Palabra estaba con [el] Dios, y la Palabra era divina.” (UTA) Y en griego el artículo definido no solo se usa para poner de relieve nombres, sino también para dar énfasis a otras partes del habla y hasta a cláusulas y oraciones. Para ilustrar: El uso del artículo definido para poner de relieve un adjetivo se encuentra en Juan 10:11, donde leemos según el griego literal: “Yo soy el pastor, el excelente.” Esto es más fuerte que simplemente “Yo soy el pastor excelente.” Es como poner “excelente” en bastardillas.

Un ejemplo de que el artículo definido se aplica a una frase entera se halla en Romanos 8:26, donde la frase “lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo” está precedido del artículo definido en el género neutro. Para hacer comprender el pensamiento en español fue necesario agregar las palabras “el problema de,” por cuya razón la Traducción del Nuevo Mundo dice “porque [el problema de] lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos.”

EL AORISTO CONTRA EL TIEMPO PRESENTE

Otra cosa que ayuda a hacer del griego un lenguaje exacto es el aoristo o forma o tiempo indefinido o ilimitado del verbo griego. Es, si no la más importante, una de las características más prevalecientes y más distintivas del griego, y esto aplica aun más al griego koiní que al griego ático o clásico. El aoristo se refiere a un solo acto y por eso está en contraste con el tiempo presente y se dice que está relacionado con un punto de tiempo, más bien que ser continuo. Ilustra la diferencia entre estos dos tiempos el consejo del apóstol Juan tocante al pecado, una diferencia que la mayoría de los traductores pasan por alto. Así, en 1 Juan 2:1 él declara: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre.” Pero en 1 Juan 3:6 declara: “Todo el que permanece en unión con él no practica pecado.” Sí, un cristiano puede en algún tiempo, en el pasado, en la actualidad o en el futuro, cometer un acto de pecado (aoristo), pero no hace una práctica del pecado, no continúa en él (tiempo presente). No reconociendo la distinción, la mayoría de los traductores hace aparecer como si Juan se estuviera contradiciendo.

En las prohibiciones también se contrastan estos dos. Una prohibición en el tiempo presente significa, no solo no hacer una cosa, sino dejar de hacerla. Por eso Jesús, en camino al Gólgota, no simplemente dijo a las mujeres que lo seguían: ‘No lloren,’ sino, más bien, puesto que ya estaban llorando: “Dejen de llorar por mí.” (Luc. 23:28) Igualmente a los cambistas y a otros que estaban haciendo de la casa de Dios una casa de mercancías, Jesús no simplemente dijo: ‘No hagan,’ sino “¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!” (Juan 2:16) Vea también Juan 20:17 y 1 Corintios 7:23. Por otra parte, una prohibición que se expresa en el aoristo es una exhortación o mandato contra el hacer algo que todavía no se ha comenzado. Por eso Jesús nos dijo que oráramos a Dios: “No nos metas [nunca] en tentación.” Él no nos pidió que oráramos: ‘Deja de guiarnos a la tentación,’ como si Dios ya estuviese haciendo tal cosa. (Luc. 11:4) Aunque no siempre es posible obtener los excelentes matices de significado del griego en otro idioma, ciertamente parece extraño que tantas traducciones modernas pasen por alto tantos de ellos. La Traducción del Nuevo Mundo es singular en muchos de estos respectos.

Se podrían mencionar muchísimos otros ejemplos para mostrar cómo el griego sobresale como lenguaje exacto y bello, como por medio de sus muchos casos, su “voz media,” etc., pero lo susodicho debe ayudar a mostrar por qué al griego lo tienen en tan alta estima los filólogos y otros que estudian lenguajes. Y también ayuda a explicar por qué el Creador hizo que las buenas nuevas de su reino, que habrían de publicarse en todo el mundo, se dieran primero a los hombres en el griego koiní exacto, escogido y universal de las Escrituras Griegas Cristianas. ¡Verdaderamente este griego común, koiní, es un lenguaje poco común!

[Notas]

a Hellenism, Bentwich (1919), págs. 115-118.

b Sin embargo, se usa en la Versión de los Setenta, como en Proverbios 7:18.

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