Grave crisis en la iglesia
“OBVIAMENTE, la Iglesia Católica se encuentra hoy en medio de la más grave crisis desde el tiempo en que experimentó la rebelión protestante,” escribió “el ilustrísimo Mons.” Juan Tracy Ellis en las páginas de la Commonweal Magazine. Esta conclusión ciertamente queda justificada fuera de toda duda cuando uno da un vistazo a los sucesos en el catolicismo norteamericano durante los últimos cinco años, también a los levantamientos en el catolicismo en Inglaterra, en los Países Bajos y otros países. Un reportaje de Nueva York dice: “Casi todo aspecto de la vida católica, desde la misa dominical en la iglesia de la esquina hasta las reflexiones impresas de pensadores católicos respecto de la posibilidad de la creencia en una era seglar, refleja la crisis hasta cierto grado.” A pesar de su apariencia antigua, la iglesia católica ya no es la misma.
CIERRE DE IGLESIAS
● La radio Tirana, de Albania, informó que la gente del norte de Albania había hecho votación de 400 contra 4 para convertir la iglesia católica de San Antonio en una “casa de cultura.” Informes procedentes de Albania también declararon que unidades de la “Guardia Roja” del gobierno quemaron cuadros y estatuas religiosas y habían convertido la única iglesia católica de Fieri en una escuela vocacional. De acuerdo con un despacho de Sicilia, tres sacerdotes recibieron órdenes de trabajar como obreros en una cooperativa local.
CONFESIÓN DE UN SACERDOTE
● Pedro Servetnyk, quien fue sacerdote católico romano por 17 años, confesó abiertamente por la radio del Canadá la historia de su vida. Dijo él: “Voy a ser totalmente franco.” También, “he tenido experiencia con eso... con la homosexualidad. . . . Y puedo decir que muchos sacerdotes se hacen adictos a las drogas, al alcohol o tienen queridas en secreto.” Después habló de un sacerdote en Edmonton, Canadá, quien tenía “un índice de inteligencia muy alto, era la persona más brillante e inteligente,” pero se llevaba a la sacristía a jovencitas de 17 y 18 años “y las castigaba con una correa.” Dijo Pedro Servetnyk con seriedad: “Es la maldición del celibato que empuja a los sacerdotes a actos inmorales . . . Yo sé que durante mis 17 años de servicio muchos sacerdotes tenían sus queridas.” Servetnyk, quien iba a ser designado obispo de Saskatchewan, calificó el celibato como “el pecado más grande de la Iglesia Católica Romana.”—Daily Star de Toronto del 11 de enero de 1967.
¿SON REALMENTE MINISTROS?
● El Sr. Lou Cassels, columnista sindicalizado en asuntos religiosos, recientemente escribió sobre esto. El hizo la pregunta: “¿Debería un hombre ser ordenado como ministro si él mismo rechaza algunos principios básicos de la fe cristiana histórica o es agnóstico en cuanto a ellos?” Cassels señaló que no se trataba de una “pregunta hipotética y forzada.” Hay muchos seminaristas graduados, dijo él, que no “comparten el concepto de Jesús sobre Dios como alguien a quien deba uno acudir en oración como ‘Padre nuestro,’” y no creen que Jesús fue el Hijo de Dios. “Tampoco creen ellos que él se levantó de entre los muertos.” Cassels también observó sobre el alcance de esta infidelidad: “En algunos seminarios, los instructores dicen que más de la tercera parte de la clase que se gradúa... no son cristianos creyentes en ningún sentido tradicional de la expresión.” ¿Es de sorprenderse entonces que la gente de la cristiandad sufra de hambre espiritual?
EN LAS ESCUELAS PARROQUIALES
● Warren Hinckle, un prominente laico católico, según Ramparts Magazine de noviembre de 1967, revista fundada por católicos laicos, habló de sus experiencias en las escuelas parroquiales donde “a uno se le dio la impresión de que el leer la Biblia no era una buena idea porque estaba llena de pasajes peligrosos que solo la Iglesia podría interpretar cabalmente para uno. . . . Todo lo que aprendí acerca de los judíos fue que Cristo los había echado fuera del templo por cambiar dinero (nadie, ni monja ni sacerdote, habló de que Cristo también era judío). Adjetivos como “pérfidos” eran aplicados a ellos en los rezos que teníamos que aprender de memoria. Era esencial que tomáramos un curso de anticomunismo,” comenta Hinckle de su preparación en el colegio católico. “He visto que mi experiencia es típica de otros católicos desilusionados . . . que han asistido a colegios católicos. Con razón se está viendo una revuelta en la Iglesia Católica norteamericana.”