Cómo entrenar sus facultades de percepción
1. (a) ¿Cómo deben considerar los cristianos la búsqueda y el uso de la sabiduría mundana? (b) ¿Qué podemos aprender de los contrastes que hizo Pablo entre la sabiduría de Dios y la del mundo?
ESTE título pudiera parecer un título llamativo, porque muchos se interesan vivamente en entrenar y mejorar sus facultades de percepción y están dispuestos a hacer cualquier esfuerzo y pagar cualquier precio para lograrlo. ¿Con qué fin? Tenemos que reconocer que a menudo es con un motivo egoísta. Quizás sea con el deseo de ser más listos que sus competidores en los negocios, o para aprender a leer las intenciones de otros a fin de conseguir la ventaja y aprovecharse de ellos. Esto quizás se justifique desde el punto de vista de la sabiduría mundana, pero una persona que quiere tener el favor de Dios no puede adoptar ese punto de vista. El motivo es incorrecto. En todo caso, la Biblia advierte directamente en cuanto a los peligros de la sabiduría y la percepción mundanas. El apóstol Pablo dijo mucho acerca de esto cuando escribió a la congregación de Corinto. Contrastando la sabiduría de este mundo con la de Dios, dijo que “el mundo por medio de su sabiduría no llegó a conocer a Dios.” Explicó además que al llamar a los que formarían la congregación cristiana, “no muchos sabios según la carne fueron llamados, . . . sino que Dios escogió las cosas necias del mundo, para avergonzar a los sabios.” ¿Por qué? “A fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.” El motivo que tenemos para buscar a Dios siempre tiene que ser sincero y humilde. Por eso, como dijo además Pablo: “Hablamos sabiduría entre los que son maduros, pero no la sabiduría de este sistema de cosas, ni la de los gobernantes de este sistema de cosas, que han de quedar reducidos a la nada. Mas hablamos la sabiduría de Dios en un secreto sagrado, la sabiduría escondida.” ¡Y qué maravillosamente ha hecho eso Dios! Todo está en la Biblia, un libro que todos pueden leer, sin embargo ¡qué pocas personas realmente perciben la sabiduría escondida en ella! La mayoría de los que afirman aceptarla como la Palabra de Dios dicen que se contradice, mostrando inmediatamente que no empiezan ni con mucho a apreciar la grandiosa armonía que hay en ella desde el principio hasta el fin.—1 Cor. 1:21, 26-29; 2:6, 7.
2. ¿Por qué le es esencial la madurez al cristiano, y qué está envuelto en ello?
2 ¿Qué quiso decir Pablo cuando dijo: “Hablamos sabiduría entre los que son maduros”? (1 Cor. 2:6) Esto desempeña un papel vital en el entrenamiento de las facultades de percepción de uno como cristiano. El llegar a ser cristiano verdadero envuelve un cambio grande de su punto de vista y modo de vivir. También envuelve progreso y desarrollo constantes. Veamos qué podemos aprender de nuestros hermanos de Corinto. Allí muchos se tardaban en efectuar los cambios necesarios. Simplemente no crecían como cristianos. No estaban disfrutando de estrecha unidad cristiana. En cambio, había divisiones, pues acudían a hombres como líderes suyos con un espíritu sectario, y no a Cristo como su única cabeza. Notando el espíritu mundano de “celos y contiendas,” Pablo tuvo que decirles: “No pude hablarles a ustedes como a hombres espirituales, sino como a carnales, como a pequeñuelos en Cristo. Los alimenté con leche, no con algo de comer [que fuera sólido], porque todavía no estaban bastante fuertes.” También, en armonía con lo que consideramos anteriormente, note que Pablo más tarde dio esta advertencia: “Que nadie esté seduciéndose a sí mismo” pensando que “es sabio en este sistema de cosas . . . Porque la sabiduría de este mundo es necedad para con Dios.” De modo que ¡nada de entrenar sus facultades de percepción en el camino de la sabiduría mundana con un motivo egoísta!—1 Cor. 1:10-13; 3:1-4, 18, 19.
3. ¿Cuál es el secreto del verdadero crecimiento cristiano?
3 Dirigiendo nuestra atención al aspecto positivo, observe cómo el mismo escritor bíblico explicó el vínculo estrecho que existe entre este procedimiento de entrenamiento y la cuestión de la madurez. Escribiendo a los cristianos hebreos, primero hace notar la tendencia ya mencionada a no crecer ni progresar. Dice: “Ustedes se han hecho embotados en su oír. Porque, en verdad, aunque deberían ser maestros en vista del tiempo, de nuevo necesitan que alguien les enseñe desde el principio las cosas elementales de las sagradas declaraciones formales de Dios,” y agrega que “todo el que participa de leche no conoce la palabra de justicia, porque es pequeñuelo.” Luego revela el secreto del verdadero crecimiento cristiano, diciendo que “el alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que por medio del uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto. Por esta razón, ya que hemos dejado la doctrina primaria acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez.”—Heb. 5:11-6:1.
4. (a) En nuestra obra de entrenamiento, ¿de qué tenemos que guardarnos? (b) ¿De qué manera depende el entrenamiento apropiado de la alimentación apropiada?
4 Esto claramente muestra que no solo es preciso que tengamos el motivo correcto, sino que también es preciso que examinemos con cuidado cuál es el método o procedimiento correcto que ha de usarse en la obra de entrenamiento. Como cristianos, no nos atrevemos a confiar en nuestra propia iniciativa o juicio, decidiendo nosotros mismos cómo distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Ese fue el argumento de Satanás cuando dio la señal original de “Adelante”: “Tendrán que abrírseles los ojos [de percepción] y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo.” ¿Con qué resultado? “Se les abrieron los ojos,” sí, pero solo para hacerse conscientes de sí mismos con culpabilidad. Tanto su motivo como su método fueron malos. (Gén. 3:5-7) En contraste, note la relación estrecha que se establece entre el alimento sólido y el procedimiento de entrenamiento. Como Pablo explica, la leche se refiere a las cosas elementales de la Palabra de Dios; por consiguiente, las verdades bíblicas más avanzadas y su aplicación se asemejan a alimento sólido. El asimilar estas verdades es esencial para nuestro crecimiento a la madurez, pues forman la única guía segura mediante la cual podemos ‘hacer que nuestras facultades perceptivas sean entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto’ de la manera correcta, aprendiendo a percibir todas las cosas desde el punto de vista de Dios.
5. ¿Cómo ejemplificó fielmente Jesús esta regla, y qué guía prometió para nuestro día?
5 Jesús mismo no fue excepción a esta regla. Durante todo su ministerio confió en las Escrituras para afrontar toda tentación y desafío, diciendo: “Está escrito.” (Mat. 4:4-10) No enseñó ni hizo nada de su propia originalidad. Se alimentó de la Palabra de Dios no solo por medio de aumentar su entendimiento de ella, sino también aplicándola a sí mismo de manera práctica, tanto los principios como las profecías de ella que habrían de cumplirse en su vida y ministerio. Por eso pudo decir correctamente: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” También predijo que al fin de este sistema de cosas habría una clase del “esclavo fiel y discreto” que sería nombrado sobre todo lo suyo, incluso la provisión de “alimento a su debido tiempo,” asegurando así una continuación en nuestro día del programa de alimentación tanto por el motivo correcto como por el método correcto.—Juan 4:34; 14:10; Mat. 24:45-47.
6. ¿De qué maneras debemos buscar siempre el crecimiento y el progreso?
6 Físicamente, los hombres llegan a su madurez y la pasan, pero todavía tienen que alimentarse con alimento sólido. Sin embargo, mental y espiritualmente siempre hay lugar para crecer, por consiguiente hay mayor necesidad de adquirir constantemente, y digerir, el alimento espiritual. Siempre debemos estar deseosos de ‘pasar adelante a la madurez.’ (Heb. 6:1) ¡Ninguna dieta de leche para nosotros! Para empezar, como “criaturas recién nacidas” cuando por primera vez conseguimos un conocimiento de la Palabra de Dios, ‘desarrollamos un anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra,’ pero siempre deberíamos estar dispuestos a progresar y desear progresar, con aprecio creciente y una disposición que nos lleve a aceptar la creciente responsabilidad que resulta de ello.—1 Ped. 2:2.
7. Si falta progreso, ¿qué indica esto, y cómo advirtió Pablo de los peligros que hay envueltos en este asunto?
7 El punto es éste: no podemos quedarnos estancados en este respecto. Si no progresamos, comenzamos a deslizarnos hacia atrás. Esa fue la dificultad que tuvieron muchos de aquellos cristianos hebreos (judíos). Su interés menguaba, su oído estaba embotado, otra vez necesitaban que alguien les enseñara las cosas elementales desde el mismo principio. Habían perdido el contacto con la palabra de verdad y habían quedado en ignorancia de ella. Hoy se informa lo mismo de algunos que dejan que se les escapen las cosas después de iniciarse como cristianos verdaderos mediante la dedicación y el bautismo. Sea que notemos esta tendencia en nosotros mismos o la veamos en otros, ¿nos conviene ser indiferentes, esperando que de alguna manera los individuos en esa situación alcancen la salvación? Pablo no adoptó esa actitud, sino que claramente indicó cuál sería el resultado si se persistía en ese proceder hasta el punto de resentirse por toda oferta de ayuda. Dijo: “Es imposible tocante a los que una vez por todas han sido iluminados . . . y que han gustado la excelente palabra de Dios y los poderes del sistema de cosas venidero, pero que han caído en la apostasía, revivificarlos otra vez al arrepentimiento.”—Heb. 6:4-8.
8. ¿De qué manera debe equilibrarse apropiadamente la advertencia con el estímulo?
8 Sin embargo, es preciso que ejerzamos cuidado para no impacientarnos rápidamente con cualesquiera que parezcan estar deslizándose a la indiferencia y abandonarlos. Pablo no hizo eso. Note lo que escribe enseguida: “Sin embargo, en el caso de ustedes, amados, estamos convencidos de cosas mejores y de cosas acompañadas de la salvación, aunque estamos hablando de esta manera.” Nos puso un ejemplo excelente de cómo retener el equilibrio apropiado, combinando la advertencia con estímulo. Como escribió más tarde: “Sigan acordándose de los días anteriores en los cuales, después que fueron iluminados, ustedes aguantaron una gran contienda bajo sufrimientos.” Entonces, después de citar de Habacuc 2:4: “‘Mi justo vivirá a causa de la fe,’ y, ‘si se retrae, mi alma no se complace en él,’” Pablo agrega: “Ahora bien, nosotros no somos de la clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma.” ¡Qué estimulante!—Heb. 6:9; 10:32, 38, 39.
9. ¿De qué manera es Pablo un buen ejemplo para nosotros?
9 Pablo ciertamente probó que sus facultades perceptivas estaban bien entrenadas, como se demuestra por la manera en que trató los muchos problemas de las diversas congregaciones, también por la manera en que se enfrentó a la oposición feroz de parte de sus enemigos y trató con ella. También lo hizo patente la manera en que Jehová lo usó, por medio de la operación del espíritu santo, para escribir las muchas cartas que forman una parte vital de la Biblia. ¿Cómo se logró este entrenamiento cabal? Como dice él mismo, fue “por medio del uso,” por medio de uso constante e incansable, mientras se nos sustentaba por medio de continuamente alimentarnos del “alimento sólido” de la Palabra de Dios. En esto Pablo estaba siguiendo el ejemplo perfecto que puso Jesús cuando estuvo en la Tierra y por eso pudo decir: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” Por consiguiente, ¿por qué no prestar atención más cuidadosa a este siervo fiel y muy utilizado mientras nos esforzamos por entrenar nuestras facultades perceptivas de manera piadosa?—Heb. 5:14; 1 Cor. 11:1.
PRESTE ATENCIÓN CUIDADOSA
10. Como se muestra en la Biblia, ¿de qué manera debemos prestar atención cuidadosa?
10 Por toda la Biblia encontramos muchas expresiones que nos exhortan a estar alerta y atentos con el motivo correcto. A continuación damos unos cuantos ejemplos: “Tienen que cuidar bien sus almas . . . para que no obren ruinosamente.” “Si . . . de veras [buscas] a Jehová . . . ciertamente lo hallarás, porque preguntarás por él con todo tu corazón y con toda tu alma.” “Cuídate de que no vayas a olvidar a Jehová tu Dios.” “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día es ella mi interés intenso.” “Sigan mirando, manténganse despiertos.” “Presten atención . . . que sus corazones nunca lleguen a estar cargados.”—Deu. 4:15, 16, 29; 8:11; Sal. 119:97; Mar. 13:33; Luc. 21:34.
11. ¿Cómo recalca Pablo la misma cosa, y a qué grado?
11 Sin embargo, cuando examinamos los escritos de Pablo, encontramos expresiones que posiblemente sean aun más fuertes. La percepción mental es importante, pero Pablo dice que los “ojos de su corazón” ‘han sido iluminados,’ lo que significa un aprecio de corazón que va más allá del conocimiento de la cabeza. Éste solo se produce cuando hay una corriente libre del “espíritu de sabiduría y de revelación” de Dios, para que podamos entender “cuál es la sobrepujante grandeza de su poder para con nosotros los creyentes,” y para “conocer el amor del Cristo que sobrepuja al conocimiento,” desde un punto de vista humano. De nuevo, no nos dice solo que hay que vigilar, sino que “vigilen estrechamente . . . porque los días son inicuos . . . [y] sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová.” Estas expresiones están en grado superlativo y abarcan todo aspecto posible.—Efe. 1:17-19; 3:18, 19; 5:15-17; vea también Colosenses 1:9-11.
12. ¿Qué expresiones semejantes aparecen en la carta a los hebreos, y qué otro aspecto atrae nuestra atención?
12 La carta de Pablo a los hebreos no es excepción. No solo nos exhorta a prestar atención, sino a que “prestemos más que la acostumbrada atención.” Nos habla no solo de los que están esperando a Cristo, sino de “los que lo están esperando encarecidamente,” y dice a los cristianos que sigan “mirando atentamente . . . Sí, consideren con sumo cuidado y atención al que ha aguantado [Jesús] . . . para que no vayan a cansarse y a desfallecer en sus almas.” Sin embargo, además de estas expresiones impresionantes, el apóstol da otra razón para prestar atención cuidadosa, y ésa es... alguien está prestando atención cuidadosa a nosotros. ¿Quién es éste, y cómo se lleva a cabo la inspección cuidadosa?—Heb. 2:1; 9:28; 12:2, 3.
13. (a) Comenzando en Hebreos 3:7, ¿a qué se le da énfasis, y cómo se usa a Israel como ilustración? (b) ¿Qué comentario enérgico se hace en Hebreos 4:11, 12?
13 Brevemente la respuesta es que Jehová es el que nos mira cuidadosamente así, haciéndolo por la agencia de su Palabra. El comprender cómo esto funciona nos ayudará a tener correctamente entrenadas nuestras facultades perceptivas. En la primera parte de su carta, comenzando en Hebreos 3:7, comentando sobre los tratos de Dios con Israel de la antigüedad, Pablo cita dos veces lo que “dice el espíritu santo” en el Salmo 95:7, 8: “Hoy si ustedes escuchan la propia voz de él [de Dios], no endurezcan sus corazones.” (Heb. 3:7, 8, 15) A eso es que da énfasis, a la necesidad de escuchar cuidadosamente con el deseo de responder siempre que Dios habla. Esto nos ayudará a acercarnos cada vez más a él, con el resultado de tener una fe que siempre va creciendo. Pablo advirtió vivamente que se evitara un proceder contrario, al decir: “Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo,” y Pablo advierte además contra el dejarse “endurecer por el poder engañoso del pecado.” (Heb. 3:12, 13) Israel como nación resultó desobediente a la palabra de Dios y por consiguiente no entró en el descanso de Dios. Note que Pablo enlaza estrechamente la desobediencia con falta de fe. (Vea Hebreos 3:18, 19.) Luego, en el capítulo cuatro, muestra que todavía hay un descanso prometido de manera espiritual para los del Israel espiritual, la congregación cristiana, y recalca la misma necesidad de prestar atención cuidadosa, diciendo: “Hagamos por lo tanto lo sumo posible para entrar en ese descanso, por temor de que alguien caiga en el mismo modelo de desobediencia.” Para remachar el punto, entonces Pablo hace esta declaración impresionante: “Porque la palabra de Dios es viva y ejerce poder y es más aguda que toda espada de dos filos y penetra hasta dividir alma y espíritu, y coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.”—Heb. 4:11, 12.
14. (a) ¿Desde qué punto de vista es correcto ver la Biblia? (b) ¿De qué manera puede decirse que es viva e impartidora de vida? (c) ¿Qué podemos aprender de eso en cuanto a cómo Dios trata y juzga a su pueblo?
14 ¡Qué notable descripción de la Palabra de Dios, como si fuese una persona viva con facultades de penetración que pudiera ver lo que uno realmente fuera en el corazón! Llega a la raíz de las cosas. ¿Cómo? Bueno, la Biblia no es simplemente un libro religioso escrito y compilado por hombres devotos hace mucho tiempo, un registro antiguo que trata del pasado muerto. Más bien, como conducto del espíritu de Dios se puede decir que está viva. Es la Palabra de Dios, ‘su propia voz.’ Cuando David escribió y habló bajo inspiración, no fue David quien dijo tal y tal cosa, sino “el espíritu santo” que “dice,” como comprendieron tanto Pablo como David. (2 Sam. 23:2; Heb. 3:7) No solo es viva, sino que puede impartir vida aun más maravillosamente que en el caso de la vida humana. Como declara el apóstol Pedro, hablando de los que han llegado a ser cristianos, “se les ha dado un nuevo nacimiento, no de semilla corruptible, sino de semilla reproductiva incorruptible, por medio de la palabra del Dios vivo y duradero.” (1 Ped. 1:23) Pero note ahora las palabras de explicación que Pablo agrega en Hebreos 4:13, donde dice: “Y no hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Ahora Pablo está hablando de Jehová mismo y de su visión penetrante. Sus facultades perceptivas son supremas en todo sentido, siempre con el motivo correcto y el método más eficaz. Tomando en cuenta lo susodicho, ¿no es evidente que Dios nos ve y nos juzga por medio de su Palabra y por la manera en que respondemos a ella? Este es el mejor método, porque hace posible a sumo grado que nosotros nos examinemos por los mismos medios y veamos exactamente cuál es nuestra posición. ¿Sinceramente tratamos de amoldarnos a la Palabra de Dios en todo aspecto de nuestra vida, y tratamos y tratamos de nuevo a pesar de nuestros muchos fracasos? Debemos hacerlo, como consideraremos más adelante.—Pro. 17:3.
15. ¿Cómo indican las Escrituras que todas las criaturas ‘tienen que dar cuenta’ a Dios?
15 En una ocasión u otra todas las criaturas ‘tienen que dar cuenta’ a Jehová, el Juez Supremo. Parece que se usa el mismo método, el de la manera en que uno responde a la palabra de Dios al tiempo del juicio. (Rev. 20:12) Es cierto ahora. Los de esta generación están poniendo de manifiesto cada vez más lo que son por su respuesta al mensaje de verdad de la Biblia, el mensaje del reino de Dios. (Mat. 24:14) El rey entronizado, Cristo Jesús, usa un medio semejante para dividir las “ovejas” de las “cabras,” determinando su actitud para con él por la actitud y comportamiento de ellas para con “uno de los más pequeños de estos mis hermanos,” es decir, uno de sus discípulos con la esperanza celestial.—Mat. 25:31, 32, 40, 45.
PRESTE MÁS ATENCIÓN A LAS COSAS MÁS IMPORTANTES
16. (a) ¿Qué dos cosas exigen prioridad, y por qué? (b) ¿Cómo recalcó Jesús esto en su profecía?
16 Al entrenar nuestras facultades de percepción es importante entender a qué cosas dar prioridad. Encarémonos resueltamente a ello. Hay dos cosas que son muy preciosas... el tiempo y la vida. En cierto sentido, el abastecimiento de ambos es corto o limitado. No será corto el abastecimiento de vida bajo el régimen del reino de Dios, pero solo hay un medio de conseguir la vida, solo un camino de salvación, por la “sangre preciosa” de Cristo. (1 Ped. 1:19) Y el tiempo ciertamente está limitado, habiendo pasado ya 56 años de la generación que está presenciando la señal del “tiempo del fin.” (Mat. 24:34) Esto significa que tenemos que ser selectivos. Queremos ser guiados apropiadamente al escoger las cosas más importantes para darles nuestra atención más importante, y minimizar las cosas menores, hacer poco caso de ellas, dándoles cada vez menos atención. La Biblia debe ser nuestra guía al decidir estas cosas. Por ejemplo, considere lo que Jesús dijo en su profecía acerca del “tiempo del fin,” donde, después de recalcar la urgencia del tiempo, pasa a decir: “Mas presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. . . . Manténganse despiertos, pues, [manténganse muy atentos] . . . haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder,” no por medio de ser sacados de la escena de la acción, sino siendo preservados de caer en los lazos debido a nuestra vigilancia. Como resultado, se nos encontrará “en pie delante del Hijo del hombre” en su favor y en nuestra integridad y aguante.—Luc. 21:34-36; vea también 1 Corintios 10:13.
17. ¿Qué relación muestra Pablo entre el escape y el prestar atención cuidadosa?
17 La mención que Jesús hace de escapar nos hace recordar de nuevo la carta a los Hebreos. Se escribió poco antes de estallar la persecución de los cristianos judíos en Jerusalén, y solo nueve años antes de la destrucción de aquella ciudad. Hoy nos encaramos a circunstancias semejantes. Queda poco tiempo. La “tribulación grande” viene aceleradamente, y esto hace surgir la cuestión de escape. Preste atención a la advertencia de Pablo: “Vean que ustedes no se excusen de oír al que está hablando [por no escuchar o no prestar atención]. Porque si no escaparon los que se excusaron de oír al que estaba dando advertencia divina sobre la tierra [cuando los israelitas estaban en el monte Sinaí], con mucha más razón no escaparemos nosotros si nos apartamos del que habla desde los cielos,” y que en breve sacudirá y removerá enteramente al viejo sistema de cosas.—Heb. 12:25-27.
18. ¿Debemos prestar atención cuidadosa simplemente como un deber? ¿Por qué?
18 ¿Cree usted que este asunto de prestar atención cuidadosa quizás sea algo irritante, si acaso no un poco aterrador? No tiene que ser así. No debe serlo. Preste atención para que su fe y devoción permanezcan fuertes. En otras palabras, preste atención a su corazón. Esa es la clave de toda la situación en lo que toca a usted personalmente, “porque procedentes de él [el corazón] son las fuentes de la vida.” (Pro. 4:23) En vez de su cabeza, ¿no discierne usted que es su corazón, el órgano que determina sus motivos y afectos y deseos, el que realmente determina a qué le prestará usted la mayor atención, mientras que al mismo tiempo se deleita en hacerlo?
19. (a) ¿Sobre qué base puede redundar en un deleite cautivante el prestar atención? (b) ¿Entra apropiadamente el amor agape en las relaciones personales? ¿Cómo es esto especialmente cierto en el caso de Jehová?
19 En prueba de esto, ¿no ha tenido usted la experiencia, especialmente cuando al crecer pasó de la etapa de la niñez, de encontrarse prestando más que la acostumbrada atención a alguien en particular? ¡Qué experiencia más deleitable y cautivante puede ser ésa, una que entra en toda hora en que uno está despierto! Y cuando esa persona en particular responde agradablemente y empieza a prestarle a uno más que la acostumbrada atención, ¡qué emoción puede ser ésa! Nada puede impedir que uno le preste mucho más que la acostumbrada atención. ¿No es verdad? ¡Ah, sí! dice usted, pero una relación personal de esa clase es enteramente diferente de lo que hemos estado considerando. Bueno, quizás no sea tan enteramente diferente. La cuestión del amor entra en el cuadro; ése ciertamente es un asunto del corazón. La forma más elevada de amor, como se explicó en La Atalaya, es el amor agape. Por lo que a veces se dice, se obtiene la impresión de que esta forma de amor es tan superior y tan deseable porque se eleva por encima de las personalidades, pues se describe como amor basado en principios correctos. Pero no fue de esa manera que La Atalaya definió la palabra griega agape. Pedro, cuando usó esta misma palabra, no dijo “amen estrictamente de acuerdo con los principios buenos desde el corazón,” sino que dijo: “ámense unos a otros intensamente desde el corazón.” (1 Ped. 1:22) Sí, el amor agape puede ser intensamente personal, pero siempre en plena armonía con los principios correctos y gobernado por ellos. Como dijo La Atalaya, es “amor basado en principios,” pero esto no quiere decir que sea impersonal. Esto es especialmente cierto de nuestro amor a Jehová. No basta ni es apropiado amar a Dios, como parece que muchos lo hacen, como a una personificación de los buenos principios, tanto lejana como invisible y abstracta, una gran Primera Causa. Ese fue el gran error que cometieron los consoladores de Job. Se refirieron a Dios por su título, pero jamás por su nombre personal, Jehová. Igualmente sucede en el caso del clero, los consoladores de Job del día moderno. Pero Jehová es el Ser supremo, la más grande Personalidad, y él nos invita a que, por medio de constantemente prestar atención cuidadosa, lleguemos a conocerlo y amarlo como Aquel que es digno de todo lo que podemos dar, de todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas. Es la Fuente y el Juez de todos los principios correctos y buenos.
20. ¿Cuál ha sido y todavía es una causa básica de que algunos se vayan alejando de la verdad hasta desaparecer?
20 Como bien se sabe, en años recientes millares de personas han obtenido un conocimiento de la verdad y realmente han llegado a ser testigos de Jehová, y entonces o se han ido alejando inmediatamente hasta perderse de vista, o han tenido que ser expulsados de la congregación cristiana. En este caso, a menudo puede determinarse que la causa de la desviación puede hallarse en una fuerte influencia personal que opera contra la verdad y sus principios elevados. ¿Por qué suceden esas cosas? Fundamentalmente porque estos individuos no se quedaron en la verdad suficiente tiempo o no profundizaron lo suficiente en ella, en realidad, para llegar a conocer y amar a Jehová como persona, La Persona. ¡Oh, sí! amaban la verdad y la asociación alegre con los hermanos y las expectativas del Reino, pero no aprendieron a edificar entre ellos mismos y Jehová, como entre una persona y otra persona, ese apego y esa devoción estrechos, personales y vinculantes que nada puede romper.
21. Al adherirnos al proceder correcto, ¿qué estímulo obtenemos, y de qué fuentes?
21 Tal apego y devoción no es imposible. No es demasiado difícil, no lo es si usted pone su corazón resueltamente en ello. Los hombres y mujeres fieles de la antigüedad hicieron precisamente eso, como se describe en el capítulo 11 de Hebreos. Por fe probaron su devoción leal bajo sufrimiento severo, sabiendo que Jehová remunera a los que “le buscan encarecidamente,” prestándole más que la acostumbrada atención. (Heb. 11:6) De manera semejante hoy, como se muestra por el registro de nuestro Anuario, hay una entera hueste de mantenedores de integridad por todo el mundo que están adhiriéndose al mismo proceder de devoción constante. También, muchos esposos y esposas dedicados diariamente están demostrando fidelidad a sus cónyuges, y ciertamente reconocemos que el amor entre esposo y esposa es personal, desde el mismo comienzo, cuando empiezan a prestarse atención especial uno al otro. Usando de nuevo la palabra griega agape, se hace patente la responsabilidad principal del esposo cristiano: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación,” sí, individualmente a cada uno de la clase de su novia que compone la congregación cristiana.—Efe. 5:25.
22. ¿Cómo podemos ver a Cristo Jesús desde el punto de vista correcto, y cómo nos ayudará esto?
22 Jesucristo, por supuesto, es nuestro ejemplo principal. Después del registro que se acaba de mencionar en Hebreos, capítulo 11, se hace el llamamiento a que “corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros, mirando atentamente . . . [y considerando] con sumo cuidado y atención [a Jesús] que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de sus propios intereses.” (Heb. 12:1-3) ¿Cómo lo ve usted? ¿Desde el punto de vista de quién lo ve usted? ¿Lo ve usted como a una persona digna de seguir, u opina usted como aquellos de quienes se predijo que dirían: “Cuando lo veamos, no hay la apariencia para que lo deseemos”? (Isa. 53:2) Para verlo desde el punto de vista correcto tenemos que mirarlo usando la Palabra de Dios como espejo. Tal como a veces usamos un espejo para lograr ver a otra persona desde un ángulo diferente, así podemos usar la Biblia para lograr ver con nuevo aprecio al Hijo de Dios. Esto nos ayudará a ponernos una nueva personalidad, una personalidad como la de él, y nos estimulará a ajustarnos al modelo divino en todo aspecto de nuestra vida, y nos ayudará a aguantar como aguantó Jesús hasta el fin.—Sant. 1:22-25.
[Ilustración de la página 56]
Dios nos juzga por la manera en que respondemos a su palabra