“Claro que puedes, Kayoko. ¡Yo pude!”
Según lo relató Gladys Gregory
EL TEMA de nuestra conversación era algo en que está el afecto de todo mi corazón... el servicio de precursor, es decir, la predicación de tiempo cabal bajo la dirección de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Kayoko, una joven japonesa, estaba profundamente interesada.
“¿Realmente cree usted que yo podría llegar a ser precursora?” preguntó ella.
“Claro que puedes, Kayoko. Yo pude cuando tenía más o menos tu edad.”
“¡Es un privilegio tan grande el poder emplear uno todo su tiempo en el servicio del reino de Dios! Pero temo no tener la confianza que debo tener en mí misma.”
“Bueno, según recuerdo, yo tampoco tenía mucha confianza en mí misma. Pero sí tenía confianza en Jehová; la confianza en que si lo ponía a él y el servicio a él en primer lugar en mi vida él me cuidaría material y espiritualmente. Y realmente lo ha hecho. Jamás me ha pesado el haber dado ese paso importante... el de hacerme ministra precursora.”
“Gregory-shimai,a usted ha estado sirviendo de precursora por mucho tiempo, ¿verdad?”
“No por tanto tiempo cuando lo comparo con el registro de algunos fieles que conozco. Algunos han servido cincuenta años como ministros precursores y todavía siguen llenos de vigor. Yo aprendí el mensaje verdadero de la Biblia en Roanoke, Virginia, EE. UU., por medio de mi tía, Edna Fowlkes, allá en 1940. No fue sino hasta 1944 que emprendí mi ministerio como precursora. Mi madre había sido “cristadelfia,” pero realmente estimaba la Biblia, y por eso, poco después que comencé a asociarme con los testigos de Jehová, ella y mi hermana Grace también lo hicieron. Desde el principio, Grace y yo hicimos del servicio de precursor nuestra meta. Sin embargo, el mantener a nuestra madre forzosamente ocupaba nuestra atención inmediata.
“Alrededor de ese tiempo dos celosos Testigos jóvenes, habiendo dejado su casa en Georgia debido a severa oposición de familia, vinieron a Roanoke a fin de estar libres para servir a Jehová más plenamente. Eran Fred Rusk y su hermana Mary. Eso resultó en que cuatro de nosotros estuviésemos esforzándonos por lograr la meta del servicio de precursor. ¡Y todos lo logramos! Mi hermano Grey, que todavía no era Testigo, pero era bondadoso y cooperativo, regresó a casa del ejército y ofreció atender a mamá. ¡Era como un milagro! ¡Jehová nos había abierto el camino! Y Fred y Mary Rusk principiaron también, pero, a él, con el tiempo, lo invitaron a ir a la central de Brooklyn de la Sociedad, donde todavía está sirviendo.”
“¡Me parece muy emocionante! Y los jóvenes aquí en nuestra congregación lo ven del mismo modo, ¿verdad? Casi todos los más jóvenes son precursores o están haciendo planes para lograrlo.”
Sí, el espíritu de precursor está difundido en las congregaciones de los testigos de Jehová en el Japón. Y Kayoko, quien hacía solo un año había sido una muchacha calmada, reservada, cuando comenzó a estudiar la Biblia con nosotros, floreció hasta llegar a ser una publicadora del Reino brillante, animada, entusiástica que rebosaba de gozo al conocer acerca de los propósitos amorosos de Dios. Ahora, recién dedicada, ¡ella también se contagió del espíritu de precursor!
AQUELLOS PRIMEROS AÑOS DE PRECURSORA
El hablar de cosas pasadas con Kayoko me hizo remontar a los primeros años de nuestro propio servicio de precursoras. En la primavera de 1946 Mary Rusk, Grace y yo fuimos asignadas al condado de Loudoun, Virginia. Halando nuestro remolque con un auto dilapidado de 1936, nos lanzamos a dos años de predicación de tiempo cabal llenos de experiencias, algunas dificultosas, muchas buenas, muchas divertidas... pero en conjunto un tiempo bendecido. Los Testigos no habían visitado aquel condado por algún tiempo, y el que tres muchachas ocuparan un remolque estacionado en una gasolinera hizo que algunas personas arquearan las cejas en son de asombro y también despertó diversas clases de interés. Solo al sacar la Biblia y dar el testimonio a todos los que se acercaban los convencíamos de que hablábamos en serio.
Hallamos a muchas personas que manifestaron interés e iniciamos unos excelentes estudios bíblicos. Organizamos una serie de discursos públicos al aire libre en el pasto para las vacas de la Sra. Kelly aquel verano, y los conferenciantes vinieron de algunas de las congregaciones más cercanas. Hubo muchos concurrentes interesados. Ese otoño conocimos a Bob y Jane Harris. Se había esparcido la noticia acerca de nosotras y por eso cuando llegamos a su casa un día caluroso Bob vino de donde trillaba el trigo para ver lo que deseaban “las muchachas sin infierno,” como nos había llamado uno de los hombres que trabajaban con él. Él le dijo a Jane: “Toma los libros si quieres. Si tratan de la Biblia de seguro deben ser buenos.” De buena gana concordaron en tener un estudio bíblico, y cuando se formó una congregación la siguiente primavera, se conducían reuniones en la cocina de ellos.
Aquel verano tuvimos un máximum de treinta Testigos activos en aquella congregación pequeña, todos gente del campo. Entonces, en el invierno, llegó nuestra invitación para asistir a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower para recibir entrenamiento de misioneras. Connie, la hija de ocho años de los Harris, dijo: “¡Mamá, no podemos abandonar nuestras reuniones y nuestra obra de predicar el Reino solo porque se van ellas!” Y, por supuesto, no las abandonaron. Ahora hay dos congregaciones, cada una con su Salón del Reino, en ese territorio.
Así se cerró un capítulo de nuestro servicio de tiempo cabal, pero todavía nos regocijamos al enterarnos del fruto de las semillas que se plantaron en aquel entonces. Calvin y Lucille Athey eran dueños de la gasolinera donde estábamos estacionadas. Aunque eran bondadosos, jamás habían mostrado interés profundo en nuestro mensaje. Pero dieciséis años más tarde, en el Japón, recibí una carta de Lucille en la que decía: “No lo va a creer, pero ahora soy su hermana cristiana.” Me hizo muy feliz saber eso.
LA ESCUELA DE GALAAD Y DESPUÉS
El asistir a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower fue una experiencia preciosa y maravillosa. No sabíamos que existía tan grande abundancia de conocimiento bíblico. Galaad, entonces, se hallaba en la región de Finger Lakes del estado de Nueva York. Sus verdes prados y sus corrientes tranquilas impelieron a Asano Asayama, uno de los primeros graduados japoneses de Galaad, a declarar: “¡Es como un trozo del Paraíso!”
Ocho de los veinticinco graduados originalmente asignados al Japón más tarde fuimos asignados a Corea. Las cosas sucedieron aprisa. Nos tomó dos meses hacer el viaje de Nueva York a Corea, con muchas vistas y sucesos interesantes a lo largo del viaje. Entonces, tres meses después de haber llegado nuestro grupo allí, empezó la guerra, y esto resultó en que el ejército nos evacuara al Japón. Primero estuvimos en Kobe durante tres meses y luego fuimos a dar, en octubre de 1950, a Nagoya. ¡Ese fue un año lleno de acción!
Ninguno de nosotros olvidará jamás aquella corta estancia en Corea. Jamás he visto celo que sobrepase al de los Testigos coreanos. Materialmente indigentes, pues muchos de ellos eran refugiados que habían huido de la Corea del Norte comunista, por lo general tenían entre los escasos restos de sus posesiones una Biblia bastante acabada. Grandes números de estas personas venían a nuestras conferencias, y cuando terminaba cada reunión se apiñaban alrededor de todo misionero presente con sus preguntas bíblicas. Solo quedaban satisfechas cuando se les leía la respuesta de sus Biblias.
Recuerdo que al tiempo de la evacuación el tener que separarnos de nuestros compañeros Testigos coreanos casi nos preocupaba tanto como el verdadero peligro físico. El recuerdo de su despedida con los rostros inundados de lágrimas permanecerá con nosotros por largo tiempo. De hecho, esto dificultó el que nos pusiéramos a trabajar bien en el Japón por un tiempo. De nuestro grupo solo Don Steele y su esposa pudieron regresar a Corea por bastante tiempo. En el ínterin, se sugirió que, puesto que habíamos comenzado a aprender el japonés, sería mejor que nos quedáramos en el Japón. Otros misioneros serían enviados a Corea cuando se les permitiera entrar.
“Gregory-shimai, el servir de precursora la ha llevado alrededor del mundo. No todos los que emprenden el ministerio de precursor tienen esos privilegios, ¿verdad?”
“Los privilegios de precursor son variados. Algunos nunca salen de su propio país, Kayoko. Y la necesidad es tan grande en el Japón ahora mismo que no creo que nadie quisiera dejar este campo fructífero.”
EL JAPÓN... ESTUDIO DE CONTRASTES
En mis veinte años aquí he presenciado muchos cambios. Desde un país desgarrado por la guerra, empobrecido, el Japón ha sido transformado en uno de los países más adelantados del mundo. La gente verdaderamente es industriosa, y está deseosa de recibir educación y probar nuevas ideas.
Al principio, la predicación del Reino producía poco resultado. Con nuestro conocimiento limitado del idioma y un abastecimiento muy pequeño de literatura adecuada, no sorprende esto. No obstante, algunos perseveraron con nosotros, y a medida que lograban madurez en el conocimiento de la Biblia, nosotros nos hicimos más experimentados en su idioma. Algunos de aquellos primeros estudiantes todavía están sirviendo fielmente en el Japón hoy día.
Los errores que cometíamos al hablar el idioma eran frecuentes. Hay el caso, por ejemplo, del misionero que descubrió que, debido a un leve error en la selección de una palabra, había estado diciendo: “Soy un tranvía cristiano.” Recuerdo que en una ocasión yo le dije a alguien muy solemnemente que “Cristo Jesús vino a la Tierra a declarar el nombre y dirección de Jehová.”
Tuvimos que aprender muchas costumbres nuevas. Tuvimos que acostumbrarnos a sentarnos sobre los pies. Aun ahora lo hago en la mayoría de mis estudios bíblicos con personas recién interesadas. Pero todo se hace muy fácil gracias a la paciencia inagotable de los japoneses.
A pesar de la modernización de gran parte de la vida japonesa, todavía se ve mucho de lo viejo. El quimono y la minifalda se notan por igual en las calles de las ciudades. El Japón ocupa el segundo lugar en cuanto a número de computadoras en uso, sin embargo casi ninguna casa particular tiene calefacción central. El equipo acostumbrado es una mesa baja con una cobija encima y calor debajo de ella, de modo que las manos y los pies de la persona están calientes mientras la espalda se le congela. Casi el 100 por ciento de los japoneses sabe leer y escribir, pero existe mucha superstición.
Aunque por una parte los jóvenes japoneses están rebelándose y los motines en los terrenos universitarios son comunes, el 70 por ciento de los matrimonios en el Japón son arreglados por la familia. Verdaderamente, el Japón es un estudio de contrastes.
PROGRESO CONMOVEDOR
Si el aumento de interés en nuestra obra cristiana aquí fue lento al principio, ha recobrado el tiempo perdido. Se necesitaron diez años para producir los primeros mil publicadores del Reino. Ahora, diez años después, hay más de 9.000 que participan con regularidad en el ministerio de la predicación de casa en casa, de los cuales más de 1.000 son ministros precursores. ¿Qué le parece ese éxito? Quince de nuestro grupo original de misioneros todavía están aquí, ¡y qué gozo y privilegio ha sido el haber participado en toda esta expansión!
Las mismas cualidades que han contribuido al progreso económico aquí han ejercido variadas influencias en la actividad del Reino. El ser industrioso ciertamente es digno de encomio, pero algunas personas de aquí que han llegado a conocer la verdadera razón de las condiciones de la actualidad permiten que les impida lograr progreso cristiano la costumbre que por mucho tiempo ha regido de poner el trabajo seglar y la ambición por delante de todo lo demás.
Aunque la gente se inclina a la educación y está dispuesta a aceptar literatura, la profundamente arraigada influencia religiosa budista todavía impulsa a la gente a mantener alguna forma de adoración de antepasados. No hay nada en sus antecedentes que suministre la base para entender la existencia de Dios el Creador. Por eso, con la educación científica moderna, la mayoría de las personas de menos de sesenta años y algunos que han pasado de esa edad nos dicen que son ateos.
Sin embargo, hay personas mansas, enseñables, y algunas de éstas han logrado progreso asombroso. Igual que en todas partes, lo que vale es la correcta condición de corazón.
El servicio de precursor, la mayor parte de él en el campo misional, ciertamente me ha dado una familia grande, amorosa, en cumplimiento de la promesa de Cristo Jesús. (Mar. 10:29, 30) Recientemente un Testigo joven, nuevo en Betel (el centro de dirección de la sucursal de la Sociedad Watch Tower) de Tokio, dijo: “¿Se acuerda de mí?” Felizmente su cara no había cambiado mucho. Recordé que él asistía a la escuela primaria cuando yo estudiaba con su madre en Nagoya. Tres miembros de otra familia con la cual estudié ahora son ministros precursores especiales.
Un joven con quien había conducido un estudio bíblico durante sus años escolares me presentó a su hija de doce años que se bautizó aquel día en símbolo de la dedicación de su vida a Dios. Algunos de mis hijos espirituales se han graduado de la Escuela de Galaad de la Watchtower y han seguido adelante, algunos a servir como representantes viajantes de la Sociedad, otros a servir en Betel.
En cuanto a mí misma debo decir que la protección y guía de Jehová jamás se sienten tan fuertemente como cuando uno participa en el servicio de tiempo cabal. Él añade un gozo que hace posible el saber tanto de “estar saciado como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de padecer necesidad.” (Fili. 4:12) En los veinte años desde que vine al Japón he visitado a los Estados Unidos tres veces, siempre con la ayuda extendida por medio de la Sociedad de parte de Testigos generosos alrededor del mundo. La última vez tuve el privilegio de asistir a la Asamblea Internacional “Paz en la Tierra” de los Testigos de Jehová en Atlanta y visitar a mi hermano y mi hermana y a muchos amigos a quienes no había visto por once años. ¡Qué gozosa reunión!
Sin embargo, ¡el Japón es mi hogar ahora! Espero con deleite continuar aquí a través del Armagedón y más allá, ocupada de alguna manera en la adoración y servicio de Jehová. ¿Y qué hay de Kayoko? Ya ha sido ministra precursora especial durante tres años. En una carta que recibí de ella el otro día informó que está conduciendo diez estudios bíblicos de casa, y una persona con quien había estudiado ya es ministra precursora regular. Me parece que ella debe haberle dicho a ésta, tal como yo le dije a ella: “Claro que puedes hacerte precursora. ¡Yo pude!”
[Nota]
a Hermana Gregory.