Espere de Dios una recompensa
EL HACER lo que es correcto, el servir a Dios con la esperanza de una recompensa, no es de ninguna manera un proceder egoísta. No priva ni a Dios ni a ningún semejante humano de algo que le corresponda a alguien. De hecho, Jehová Dios, como Dios de justicia y amor, se obliga a remunerar a los que le sirven.—Heb. 6:10.
Hay que tener fe para servir a Jehová Dios con la esperanza de recibir una recompensa de parte de él. Por eso hay tan pocas personas hoy día que siquiera afirmen servir a Dios. Tal fe es en sí una virtud. Lejos de haber egoísmo envuelto en esto, solo se trata de ser agradecidos, de apreciar las bendiciones que Dios ofrece a condición de ser obedientes y hacer lo que es correcto.—Luc. 18:8; 2 Tes. 3:2.
Es por eso que la Palabra de Dios estimula mucho a que se haga lo que es correcto con la esperanza de recibir una recompensa de parte de Jehová. Típico de esto es lo que relata acerca de cierta joven enviudada, la moabita Rut. Por haberse puesto ella de parte de Jehová Dios, el Dios de su suegra Noemí, y por cuidar bien a Noemí, le dijo un pariente de su suegra: “Que Jehová recompense tu manera de obrar, y que llegue a haber para ti un salario perfecto procedente de Jehová el Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a buscar refugio.”—Rut 2:12.
El hecho de que esta oración (pues eso era en realidad) era apropiada en el caso de Rut puede discernirse por el cariño y determinación que ella expresó para con su suegra: “No me instes con ruegos que te abandone, que me vuelva de acompañarte; porque a donde tú vayas yo iré y donde tú pases la noche yo pasaré la noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde mueras tú yo moriré, y allí es donde seré enterrada. Que Jehová me haga así y añada a ello si cosa alguna aparte de la muerte hiciera una separación entre mí y ti.” Y Rut fue recompensada abundantemente por su noble proceder. Llegó a ser la esposa feliz de Booz, hombre temeroso de Dios y próspero, y también la antepasada del rey David y de Jesucristo. ¡Hasta uno de los libros de la Biblia lleva su nombre!—Rut 1:16, 17.
‘Tu recompensa procede de Jehová.’ ¡Qué feliz pensamiento, qué pensamiento más fortalecedor de la fe! ¿Y quiénes pueden esperar recibir esa recompensa? No los obradores de iniquidad. Dios solo recompensa a los que lo reconocen como su Dios y se esfuerzan por agradarle. Rut tenía ese estado de ánimo, como lo mostraron claramente sus palabras a Noemí. ¿Cómo puede ser eso egoísta cuando la Palabra de Dios nos dice que para agradar a Jehová Dios tenemos que creer no solo que él existe, sino también que él recompensa o ‘remunera a los que le buscan encarecidamente’?—Heb. 11:6.
Los padres y los hijos, los esposos y las esposas, los empleados y los patronos, los superintendentes, los siervos ministeriales y los miembros individuales de la congregación cristiana, todos tienen ciertas obligaciones que desempeñar. Es posible que a veces les parezca a algunos de éstos que no se les tiene aprecio, que se les está explotando o que se está abusando de ellos. Por otra parte, quizás parezca que sus tareas son tediosas, monótonas, frustratorias, y que ofrecen poca esperanza de mejoramiento, o ninguna. Aunque los que no tienen fe en Dios a menudo se sienten tan frustrados y resentidos que crean motines y participan en otros actos de violencia, los cristianos no tienen razón alguna para hacer eso. Más bien, si no pueden cambiar sus circunstancias, si no pueden mejorar su porción de manera honorable, por llamamiento a la razón y de manera pacífica, todavía pueden sentirse consolados. ¿Sentirse consolados cómo? Al pensar en que al efectuar lo que es correcto están agradando a Jehová Dios y serán recompensados por él tanto ahora como en el futuro.
¿Recompensados aun ahora? ¿Cómo? pregunta usted. Una de las maneras en que Dios recompensa ahora el hacer lo correcto es por medio de sus ángeles. Vez tras vez los que sirven a Jehová Dios han sido recipientes de bendiciones de que solo se puede dar cuenta considerándolas como respuesta a sus oraciones, como proviniendo directamente de Jehová Dios por medio de sus ángeles. Por otra parte, el espíritu santo de Jehová Dios es el instrumento que el usa para recompensar a sus siervos fieles. Y a menudo Dios pone en la mente y corazón de algunos de sus fieles siervos terrestres el mostrar bondad a sus consiervos, recompensándolos de esa manera, por decirlo así. La recompensa de Rut procedente de Jehová vino por medio de un instrumento humano, el pariente de su suegra Noemí, a saber, Booz.—Rut 4:9-17.
El que los siervos de Jehová de veras pueden esperar esas bendiciones procedentes de su Dios lo hace claro esta promesa que se encuentra en Proverbios 10:22: “La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella.” Además, ¿no dijo Jesús que si sus seguidores buscaban primero el reino de Dios y Su justicia todas las otras cosas necesarias les serían añadidas? ¡Ciertamente que sí!—Mat. 6:33.
Todavía otra recompensa que pudiera decirse que Jehová Dios da en la actualidad a sus siervos que verdaderamente tratan de agradarle es tranquilidad de ánimo con contentamiento y felicidad, que ciertamente no es un ‘salario’ mezquino. Sí, la “devoción piadosa junto con el bastarse con lo que uno tiene” es gran ganancia. (1 Tim. 6:6) De veras es estar en estado de ánimo feliz el poder decir como dijo el apóstol Pablo: “He aprendido, en cualesquier circunstancias que esté, a bastarme con lo que tengo,” es decir, a estar contento. Así sucede que leemos acerca del patriarca Abrahán, que sirvió a Jehová Dios hasta la edad de 175 años, que murió “anciano y satisfecho.”—Fili. 4:11; Gén. 25:8.
Hoy también es verdad que Jehová Dios recompensa a sus siervos fieles. En realidad hay fieles testigos cristianos de Jehová por centenares de miles que pueden dar testimonio de esto. La prueba de esto se ve en sus biografías que se han publicado en la revista La Atalaya. Y prueba de esto también se puede ver en sus asambleas grandes, donde su dicha se puede notar tan fácilmente en virtud de sus grandes números.
Y luego, por supuesto, también hay la esperanza de una recompensa futura, la cual recompensa se ofrece repetidamente en las Escrituras. Jesús aseguró a sus seguidores que se les “pagará en la resurrección de los justos.” Y el apóstol Pablo aseguró a los cristianos esto al concluir su poderosa exposición de la resurrección, diciendo: “Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.” De manera semejante dijo a esclavos cristianos de su día: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia.”—Luc. 14:14; 1 Cor. 15:58; Col. 3:23, 24.
No hay duda acerca de ello, Jehová Dios sí recompensa a los que obran en armonía con sus principios y que hacen lo que es grato a su vista. Tienen galardones presentes y pueden esperar galardones futuros a Su debido tiempo. Eso no es egoísta, sino simplemente es confiar en la palabra que Jehová Dios ha dado, tal como Josué recordó a los israelitas: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” (Jos. 23:14) ¡Por eso con fe espere de Jehová Dios su recompensa!