¿Espera usted “la llamada”?
“Griten en triunfo a Jehová, oh gentes de toda tierra. Sirvan a Jehová con regocijo. . . . Sepan que Jehová es Dios.”—Sal. 100:1-3.
1, 2. (a) ¿Qué dificultad hallan en la vida muchas personas? (b) ¿Qué preguntas podrían hacerse?
A MUCHAS personas se les hace muy difícil dirigir su vida en el camino que desean. La corriente de la vida las arrebata y se las lleva, les preocupan los problemas que de día en día afrontan, como rocas y remolinos en una corriente, y a veces pierden de vista sus metas y deseos personales. Con frecuencia los jovencitos tienen metas fantásticas, algo que ha despertado su interés o respeto. Pero muchos no pueden realizar estos deseos tempranos. A menudo descubren que tienen una lucha con tan solo ganarse la subsistencia, y por eso quedan muy lejos de alcanzar las metas que originalmente esperaban realizar.
2 ¿Por qué es que tantos individuos están desilusionados con lo que logran en la vida? ¿Falta algo, o será que tratan de alcanzar la meta incorrecta? ¿Se han extraviado de su ‘llamada’?
3. ¿Qué indica si Dios se propuso que los hombres disfrutaran de una variedad de ocupaciones o no?
3 Ciertamente no es por falta de agencias gubernamentales y consejeros orientadores, puesto que hay muchos que sirven para ayudar a los jóvenes a sacar el mejor partido de sus talentos. Se han diseñado pruebas de toda clase para determinar qué trabajo o habilidad puede ejercer mejor una persona. Y hasta las Escrituras aclaran que el Creador del hombre le ha dado una tremenda variedad de trabajos de los cuales disfrutar. El capítulo cuatro de Génesis alude a oficios de construcción en relación con edificar ciudades; menciona la cría de ganado y la agricultura, también a músicos y artesanos en metal. Por eso, ¿qué falta? ¿Por qué se sienten descontentos muchos aun cuando siguen prósperamente la carrera que han escogido?
4. ¿Por qué es que muchos hombres que tienen éxito medido por normas mundanas no son verdaderamente felices?
4 La sociedad moderna está orientada hacia el materialismo. Al hombre no se le considera próspero en muchos lugares si no tiene una casa hermosa, comodidades modernas, y un auto flamante. La opulencia se iguala al éxito en la vida. Sin embargo, como dijo Andrew Carnegie: “Gustosamente vendería todo para volver a vivir.” Otros recuerdan el dicho de que al morir hay que dejarlo todo, y quedan frustrados por lo efímeros que son sus éxitos y placeres en la vida. Ciertamente la felicidad no puede medirse en términos de riqueza ni por el elevado puesto que alcance en su empleo la persona.
5. (a) ¿Qué buen consejo se encuentra en 1 Juan 2:15-17? (b) ¿Qué preguntas hacemos bien en considerar?
5 Las metas que los hombres fijan en la vida no pueden, por mucho, traer felicidad duradera, en particular al alejarse ellos cada vez más de aplicar en su vida la Palabra de Dios. (Jer. 10:23) Con buena razón, entonces, el anciano apóstol Juan escribió: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; porque todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:15-17) De modo que es bueno preguntarnos: ¿Hasta qué grado influyen estas cosas en nuestra vida... el deseo de la carne, el deseo de los ojos, la exhibición ostentosa del medio de vida de uno? ¿Significan mucho para usted el aparato de TV, el hogar lujoso, el auto moderno, la búsqueda de placeres carnales? ¿Dedica usted su vida a estas cosas? ¿O está más interesado en hacer la voluntad de Dios?
UNA META SIGNIFICATIVA EN LA VIDA
6. ¿Qué dijo el sabio rey Salomón acerca de los empeños humanos?
6 El hacer la voluntad de Dios es lo que puede hacer más plena y más remuneradora la vida para que no tengamos por qué sentir, al cierre de la vida, lo expresado así: “¡mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento.” Aunque a muchos les ha parecido que pudieran servir mejor a Dios desarrollando sus propios talentos e inclinaciones, ya sea en las artes o en la educación o en la medicina, sin embargo en las Escrituras no hallamos indicación alguna de que estas cosas hayan de llevar a la vida eterna. Aunque al trabajo duro se le llama “el don de Dios” y puede traer gozo a la persona que lo efectúa, todavía, como dijo Salomón, él odiaba el pensamiento de dejar todo al morir para alguien que vendría después de él. Por eso, ¡cuánto mejor es dedicar nuestros esfuerzos principales a efectuar un trabajo que tenga futuro, un trabajo que lleve a vida eterna! No hay vanidad en esto. Las circunstancias difíciles pueden llegarle tanto al que hace lo bueno como al inicuo, pero a pesar de eso su vida tiene una meta, un propósito y la dirección y bendición de Jehová.—Ecl. 2:10, 11, 18; 3:13; 8:14.
7. (a) ¿Qué enseñanza de la cristiandad en cuanto a servir a Dios dice lo contrario de lo que dice la Biblia? (b) ¿Qué dicen las Escrituras acerca de “la llamada hacia arriba”?
7 La cristiandad ha enseñado que el servicio de Dios no es para todos, y que es preciso recibir una llamada o llamamiento especial para el ministerio. Aunque se menciona una “llamada” o “llamamiento” en la Biblia, no se refiere a una invitación para participar en el ministerio, porque a nadie se le excluía de adorar y alabar a su Creador... un hecho que entendieron bien los cristianos primitivos. Más bien, esta llamada es para llegar a ser miembro del “rebaño pequeño” que mencionó Jesús que habría de estar asociado con él como reyes y sacerdotes en su reino celestial como parte del grupo selecto de individuos fieles, ungidos por espíritu, que componen los 144.000 que son “comprados de la tierra.” (Luc. 12:32; Rev. 14:1-3) Pablo se refirió a esto en Filipenses 3:14 como “el premio de la llamada hacia arriba, llamada de Dios por medio de Cristo Jesús.” Romanos 8:30 muestra que estas personas son declaradas justas por Dios y son glorificadas. A éstas Pedro escribió: “Hagan lo sumo posible para hacer seguros para ustedes mismos su llamamiento y selección . . . así se les suministrará ricamente a ustedes la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”—2 Ped. 1:10, 11.
8. ¿Cuáles son algunas razones por las cuales tan pocos se interesan en el ministerio?
8 Pero no se requiere ningún llamamiento divino especial para que uno emprenda el ministerio. Dios no les susurra a algunos: “Esto es para ti,” y pasa por alto a otros. Tampoco retiene una llamada de algunos porque la situación financiera haga imposible el entrenamiento en seminarios. Las iglesias de la cristiandad están preocupándose porque muchos de sus feligreses muestran desgano frente a una consideración de emprender el ministerio aun cuando sus organizaciones religiosas los invitan a hacerlo. Algunos informan que entre los factores envueltos en esto están los ingresos bajos. Otras personas se preocupan por los cambios que ven que se están efectuando. Tal vez se opongan al celibato sacerdotal, o posiblemente estén en perplejidad debido a los cambios que están efectuándose en su iglesia, “santos” que están siendo destituidos del calendario religioso, la misa presentada en lenguajes modernos, servicios de jazz, sacerdotes y ministros portando carteles de protesta, cuestiones sobre el control de la natalidad, intervención religiosa en asuntos sociales y cuestiones políticas, hasta esfuerzos por cambiar principios bíblicos por una “moralidad moderna.” Estas y otras ideas han hecho que algunos les den la espalda a las iglesias, pues les parece que ya no tienen un mensaje significativo para ellos. No oyen ninguna llamada procedente de Dios. De hecho, algunos creen que Dios está muerto.
9. ¿De qué tendencia se informa entre estudiantes y entre el clero?
9 Como dijo el deán William Cannon, de la Universidad Emory: “Va disminuyendo cada vez más el número de estudiantes de nuestros colegios que muestra algún interés en el ministerio.” Declaró el U.S. News & World Report: “Millares de ministros están abandonando la iglesia completamente . . . La proporción de sacerdotes que ha abandonado el ministerio activo hasta ahora en este año ha subido 31 por ciento sobre la de 1967 . . . millares de monjas —un cálculo de 3.600 en 1966— también están renunciando a sus órdenes.” El informe continúa, diciendo que la Iglesia Metodista Unida ha estado tratando de reunir fondos para entrenar a nuevos ministros, ya que solo tiene 33.000 clérigos para sus 42.000 congregaciones. Ante eso no sorprende leer en el Times de Nueva York del 8 de marzo de 1969 que hay una organización nacional con catorce oficinas en las ciudades principales de los EE. UU. cuyo propósito es ayudar a hallar empleo seglar a los sacerdotes y las monjas que están dejando el trabajo religioso.
10. ¿Hay una base en el cristianismo primitivo para la distinción entre clero y legos?
10 Otra razón por la cual a muchos no les parece que hay lugar para ellos en el servicio de Dios es la distinción entre clero y legos que se fomenta en las iglesias. Sin embargo, no hubo división de clero y legos en el cristianismo primitivo, y no hay ninguna hoy en el cristianismo verdadero. Sea que uno tenga una esperanza celestial o espere vivir para siempre en la Tierra paradisíaca cuando se haga la voluntad de Dios plenamente aquí, cada uno tiene una responsabilidad delante de Dios como ministro en armonía con lo que se manifiesta en las Escrituras. La separación de una clase como clerical se remonta hasta la adoración babilónica, pagana. No se encuentra precedente para ello en el ministerio de Jesús o sus discípulos. Como dice la Cyclopædia de M’Clintock y Strong: “La gran comisión de Mat. xxviii, 19, 20 no se entregó simplemente a los once apóstoles, sino al cuerpo general de los discípulos . . . De modo que en el día del Pentecostés parece que la entera masa de creyentes en Jerusalén fue inspirada con facultades de predicar.” Aunque hace referencia a una “distinción técnica entre clero y legos,” sigue diciendo que esto “casi se pasa por alto en el Nuevo Testamento, y hallamos a los miembros de la Iglesia, fuesen oficiales o privados, varones o hembras, ejerciendo libremente su libertad de proclamar a Jesús en todas partes.”
UNA PUERTA ABIERTA AL SERVICIO
11. ¿Abogaron Jesús o los cristianos primitivos por una distinción entre el clero y los legos?
11 Es digno de atención con relación a esto que un escritor sobre la historia de la iglesia primitiva dice: “Celso, el primero que escribió en contra del cristianismo, hace asunto de burla el que obreros, zapateros, labradores, los hombres más incultos y toscos, sean predicadores celosos del Evangelio.” Lo que valía no era su educación (¿no fueron los primeros discípulos pescadores humildes?), sino su fe y buena voluntad para servir a Dios. Lejos de establecer una “distinción técnica entre clero y legos,” Jesús condenó esto mismo que practicaban los escribas y fariseos. (Mat. 23:1-33) Se refirió a la hipocresía de aquellos hombres, al hecho de que practicaban obras para ser vistos por los hombres, a sus vestimentas religiosas adornadas, al lugar prominente que ocupaban en los asuntos locales y a los títulos que adoptaban. A sus seguidores él subrayó que “todos ustedes son hermanos”... sí, hermanos en la fe y hermanos en el ministerio, incluso la predicación de la Palabra de Dios. El hecho de que algunos sirvieran de pastores y maestros y siervos ministeriales no los elevaba por encima del rebaño, sino que les daba responsabilidades además de la comisión que tenían todos los cristianos de hacer “discípulos de gente de todas las naciones.”—Mat. 23:8; 28:19; Fili. 2:3, 4.
12. A diferencia de la mayoría de las personas de la cristiandad, ¿qué responsabilidad han tenido gusto en aceptar los testigos de Jehová?
12 Los testigos de Jehová, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, han tenido gusto en aceptar esta comisión de participar en el ministerio cristiano. No dicen como la gente de la cristiandad: “Le toca a mi ministro o sacerdote atender eso; él ha estudiado esas cosas y está capacitado.” No, ellos saben que el estar alguien capacitado para el ministerio proviene de Jehová y por su espíritu. De modo que no concuerdan con el punto de vista de un escritor eclesiástico que dijo: “Aunque la predicación del Evangelio en alguna forma, y como trabajo específico, es el deber general de todos los creyentes, es el deber absoluto o exclusivo de únicamente aquellos que, por marcas internas y externas indudables, son llamados divinamente al ministerio, y ratificados en él por la Iglesia en general.” De hecho, los testigos de Jehová reconocen que debido a cierto grado a esta enseñanza personas sinceras han sido apartadas del ministerio. ¿Cuántos en las iglesias de la cristiandad creen que la predicación del evangelio como trabajo específico es su deber general? ¿Cuántos participan en ella? ¿No es verdad que muchos más bien dicen que prefieren no hablar acerca de religión? ¿No es verdad que dejan cualquier participación en el ministerio a sus sacerdotes y ministros?
13. ¿Por qué es importante ‘invocar el nombre de Jehová’? Y, ¿cómo puede hacerse esto?
13 Sin embargo, ese punto de vista es muy contrario a la dirección del espíritu de Dios, que fue derramado en el Pentecostés “sobre toda clase de carne.” Pedro indicó que esta profecía registrada por Joel tendría una aplicación “en los últimos días” cuando “profetizarán sus hijos y sus hijas y sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños . . . Y todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.” (Hech. 2:17-21) De modo que en cumplimiento de esta profecía vemos al pueblo de Jehová en todo el mundo compartiendo la palabra profética con otros, invocando el nombre de Jehová en oración y en su ministerio público, dando a conocer el nombre de Dios, como lo hizo Jesús. Les da gusto participar en la “declaración pública para salvación” y participar en declarar “buenas nuevas de cosas buenas” como Pablo estimuló a todos los creyentes a que lo hicieran. (Rom. 10:8-15) Impelidos por el espíritu de Dios, no solo estudian su Palabra, sino que la aplican en su vida y declaran “públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor.” En 1970, 1.483.430 estuvieron activos con los testigos de Jehová como proclamadores de las buenas nuevas.
14. ¿Qué llamada está disponible a todos, y por qué contesta usted así?
14 Sí, reconocen la necesidad de usar lo que han aprendido de la Palabra de Dios. En su ilustración de los talentos Jesús encomió a los que usaban bien el conocimiento del Reino que se les había confiado, pero el esclavo que escondió su talento en el suelo fue condenado como inicuo e indolente. (Mat. 25:14-27) En el libro de Revelación el apóstol Juan habla de un “ángel que volaba en medio del cielo” que tiene buenas nuevas eternas que declarar a “toda nación y tribu y lengua y pueblo.” Con fuerte voz insta: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de aguas.” (Rev. 14:6, 7) La respuesta es sobresaliente. Una “grande muchedumbre . . . de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” responde a la invitación. Participan en la adoración de Jehová públicamente, no en algún sitio apartado, alejado de la vista pública. Como se informa en Revelación 7:10, “siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’” ¿Es usted uno de esa “grande muchedumbre” que está efectuando expresión pública de su fe?
¿CÓMO SE CAPACITAN?
15. ¿Cómo llegaron a estar capacitados los cristianos primitivos para participar en la predicación de las buenas nuevas?
15 ¿Cómo se capacitan para este servicio esas personas? Bueno, ¿cómo fueron capacitados los apóstoles pescadores de Jesús?... ¿o Lucas, que era médico más bien que ministro cuando aprendió la verdad de la Palabra de Dios? ¿Cómo fue que Pablo pudo escribir a Timoteo: “Con el propósito de este testimonio fui nombrado predicador y apóstol —digo la verdad, no miento— maestro de naciones en el asunto de la fe y la verdad”? (1 Tim. 2:7) ¿Quién fue el que le dio este nombramiento si no fue procedente de Dios? Ciertamente Pedro no nombró a Pablo a su ministerio como algunas personas quisieran pensar. Pablo mismo explicó: “El estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios.” (2 Cor. 3:5) Aquellos hombres que eran pescadores como Santiago y Juan deben haber reconocido que el estar adecuadamente capacitados para el ministerio provenía de Dios. Sin embargo, tenían educación preparatoria para este servicio. Como judíos sus padres les habían enseñado la Ley y los Profetas. Les parecía que la Palabra de Dios era una ‘lámpara para su pie, y una luz para su vereda.’ Deben haber orado: “Instrúyeme, oh Jehová, en el camino de tus disposiciones reglamentarias.” (Sal. 119:105, 33) Y ahora tuvieron el privilegio de asociarse con aquel que fue sobresalientemente un maestro de la verdad. (Juan 13:13) Cuando la aplicación de las Escrituras en la vida de Jesús se les aclaró, estuvieron dispuestos a compartir con otros lo que sabían. (Mat. 4:18-22) Su claro entendimiento de las Escrituras y la dirección del espíritu de Jehová en su ministerio hicieron posible que estos apóstoles y discípulos hablaran con autoridad de modo que hasta los gobernantes notaron que ellos “solían estar con Jesús.” (Hech. 4:13) Jehová se había encargado de que estuvieran capacitados para el ministerio.
16. ¿Qué provisiones hace Jehová para que los adoradores verdaderos hoy día llenen los requisitos para el ministerio?
16 De modo similar hoy día Jehová mantiene abierta la puerta al ministerio cristiano a gente de todo ramo de actividad, a los de todo nivel de logro educativo que tengan celo por el Señor. (2 Rey. 10:15; Juan 4:34) Tal como sucedió con los cristianos primitivos, es posible que vengan de diversas ocupaciones. Pero reconocen la necesidad de adquirir conocimiento exacto de la Palabra de Dios. No están abrumados con años de entrenamiento infructuoso en filosofía y estudio crítico-histórico de la Biblia, sino que su entrenamiento e instrucción para el ministerio ayudan a edificar su fe y los equipan adecuadamente para compartir la verdad con otros. Reconocen la sabiduría de las palabras de Pablo: “Tú, sin embargo, el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?” (Rom. 2:21) De modo que además de estudio personal de la Biblia en casa, se asocian con regularidad en las cinco reuniones semanales provistas en las 26.524 congregaciones de los testigos de Jehová que hay por todo el mundo, incluso la Escuela del Ministerio Teocrático, para llegar a estar bien equipados para usar la “espada del espíritu,” la Palabra de Dios.—Col. 2:8; 2 Tim. 2:15.
17. (a) ¿Trató Santiago de desanimar a otros de hacerse maestros de la verdad? ¿Qué arguye contra ese punto de vista? (b) ¿Con qué fin, pues, hizo el comentario de que “no muchos . . . deberían hacerse maestros”?
17 Puesto que la meta del cristiano es cumplir con el mandato de Jesús de hacer “discípulos de gente de todas las naciones . . . enseñándoles a observar todas las cosas” que él les había ordenado, ¿por qué es que Santiago 3:1 dice: “No muchos de ustedes deberían hacerse maestros, hermanos míos, sabiendo que recibiremos juicio más severo”? ¿No es esto contrario al propio mandato de Jesús? Ciertamente Santiago no estaba abogando por que los padres no enseñaran a sus propios hijos o que la obra de hacer discípulos no siguiera adelante. Él no estaría estimulando a algunos a retraerse de usar los talentos del Reino que se les habían confiado al servir a su Creador plenamente cuando el camino estaba abierto para ellos para el servicio. Ese no fue el proceder que siguió como superintendente y maestro de la congregación cristiana. De hecho acababa de considerar el hecho de que la fe sin obras está muerta. Pero en este texto estaba hablando del uso sabio de la lengua y de la necesidad de que los que tienen responsabilidades especiales como maestros dentro de la congregación cristiana se aseguren de impartir conocimiento exacto al instruir. Reconoció el hecho, como se manifiesta en Efesios 4:11, de que Dios “dio algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros.” De modo que habría diversos servicios en los cuales participar en la organización cristiana. Solo habría doce apóstoles del Cordero, pero otros podrían servir de profetas o evangelizadores. En las congregaciones primitivas algunos tomaban la delantera en la instrucción como maestros y pastores del rebaño tal como en los días del reino de Israel cuando había escuelas de los profetas. De manera similar, el ministerio de Jesús incluyó el entrenamiento e instrucción de sus apóstoles para llevar a cabo la obra después de su muerte. Y los apóstoles imitaron a Jesús al dar instrucción a los que eran más jóvenes. (2 Tim. 2:2) Hoy en las congregaciones del pueblo de Jehová hay siervos que llevan la delantera en dar instrucción a la congregación. Otros sirven como maestros para el servicio misional en la Escuela de Galaad, o para la actividad de congregación en la Escuela del Ministerio del Reino. Algunos hermanos tienen la responsabilidad de preparar el material que han de usar las congregaciones en su programa educativo. Pero el propósito de todo ello es como dice Efesios 4:12: “teniendo en mira el reajuste de los santos, para obra ministerial.” (New World Translation) Por eso, aunque algunos sirven en capacidades más especializadas como maestros, esto no excluye a ninguno de servir como ministros o maestros de las buenas nuevas entre las naciones como mandó Jesús.—Heb. 5:12.
“BUSCANDO PRIMERO EL REINO”
18. (a) ¿Qué recomendación hizo Jesús en cuanto a una meta en la vida? (b) ¿Por qué es un objetivo sabio?
18 No hay manera más excelente en la que un hombre o una mujer pueda pasar su vida que ésta. Es un maravilloso privilegio servir a Jehová, y hacerlo de tiempo cabal. Es el modo de vivir que tiene la aprobación de Jehová y que ayuda a otros a entrar en el camino a la vida eterna y además proporciona mucha satisfacción personal. La meta no tiene que ver con un galardón financiero, sino más bien resulta en acumular tesoros en el cielo. El verdadero ministro del evangelio, igual que Pablo, considerará que “todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús.” Los ministros verdaderos no tienen “la mente puesta en las cosas de la tierra” sino más bien siguen el ejemplo de Jesús “buscando primero el reino y Su justicia [la de Dios].”—Mat. 6:33; Fili. 3:8, 19.
19. ¿Cuáles son algunos requisitos para los que emprenden el ministerio?
19 ¿Puede usted hacer lo mismo? Ciertamente los requisitos no son difíciles para los que sinceramente aman a Jehová y aprecian la rectitud de sus caminos. Usted debe tener un espíritu de anuencia. (Sal. 110:3) Como Jesús lo hizo, usted debe bautizarse en símbolo de su decisión de hacer la voluntad de Jehová como se manifiesta en las Escrituras. Tiene que vivir en armonía con los requisitos justos de Jehová. La persona que emprende el servicio de Jehová tiene que hacerlo de tiempo cabal, viviendo de acuerdo con Su Palabra cada día de su vida. El predicar no es de ninguna manera todo lo que se incluye en el servicio de Dios, pero ciertamente es una parte prominente de ese servicio. Los que ‘captan el sentido’ de la Palabra de Dios no la guardan para sí mismos; producen frutos buenos del Reino, de a treinta, de a sesenta o de a ciento por uno, como estimuló Jesús. (Mat. 13:23) ¿Está usted produciendo eso? ¿Puede usted hacerlo más plenamente? Ha salido la llamada para más trabajadores en la proclamación del Reino. La obra es urgente. Si usted responde de todo corazón, Jehová lo bendecirá abundantemente, porque, sean muchas o pocas las horas que usted realmente pueda dedicar a predicar a otros, usted estará demostrando que es un siervo de tiempo cabal del Dios verdadero.—1 Cor. 15:58.