¿Conformarse o no conformarse?
Hechos útiles que desean saber los jóvenes
LOS jóvenes constantemente se enfrentan a esta pregunta. Surge en el hogar, en la escuela y en la asociación con otros en el trabajo y en el juego.
Es una pregunta importante. Pues por el conformarse o no conformarse, sus vidas son formadas y moldeadas. Esto afecta mucho su búsqueda de felicidad.
LAS FUENTES DE PRESIONES QUE OBLIGAN A CONFORMARSE
¿De dónde provienen las presiones que obligan a conformarse? Tanto de afuera de nosotros como de adentro de nosotros.
Las personas con quienes te asocias, tanto jóvenes como mayores de edad, diariamente ejercen influencia en ti. Influyen en ti para que veas las cosas del modo que ellas las ven, o para que hagas las cosas del modo que ellas las hacen. Algunas quieren que te conformes a una cosa, otras a otra. A menudo las influencias son diametralmente opuestas.
Pero gran parte de la presión proviene de adentro de nosotros. Todos tenemos la tendencia natural a imitar a otros. Es probable que no solo te parezcas a tus padres sino también que hables como ellos, que tengas ciertos amaneramientos como los de ellos. Hablas el idioma (o idiomas) que habla la gente a tu alrededor, probablemente comes las clases de alimento que ella come.
Pero mucho más serio es el hecho de que tendemos a imitar a otros en sus normas de conducta, sus actitudes y punto de vista sobre la vida. ¿Puedes controlar este efecto modelador? Y, si puedes controlarlo, ¿de qué manera?
DESEO DE CAMBIO
Hoy, muchos jóvenes están desilusionados y frustrados por lo que ven a su alrededor. Sin duda tú ves muchas cosas a las cuales pones reparos y con razón. Ninguna persona honrada negará que es tremenda la cantidad de maldad que se lleva a cabo en la Tierra hoy día. La conformidad con lo que es malo no produce cambios para lo bueno.
Pues bien, ¿debes admirar y querer ser como muchos jóvenes hoy día que dicen que no se proponen ‘conformarse a nada o nadie’? Dicen que van a ser ‘absolutamente libres e independientes,’ haciendo estrictamente lo ‘propio’ de ellos. Realmente, el ponernos a pensar un poco nos dice que esto es tan imposible como el tratar de agradar a todo el mundo.
Por ejemplo, para que ellos siquiera comenzaran a ser realmente independientes tendrían que cultivar y preparar todo su propio alimento, hacer toda su propia ropa y hacer todas las otras cosas de la vida para sí mismos. Pues, hasta tendrían que inventar su propio idioma privado, para no conformarse al idioma de su país, con sus reglas de gramática.
ALGUNA CONFORMIDAD, ESENCIAL PARA LA VIDA
En realidad, todos tenemos que conformarnos a ciertas cosas simplemente para permanecer vivos, ¿verdad? Ninguno de nosotros puede vivir sin inhalar aire o beber agua, de modo que tenemos que conformarnos a estos rasgos de la vida terrestre o dejar de vivir. Cuando esperas hasta que pase un camión que viene a alta velocidad antes de atravesar una carretera, ¿no estás conformándote a las circunstancias por interés de tu seguridad? Porque, después de todo, ¿cuán libre e independiente estarías si llegaras a ser cadáver?
Tiene que haber acuerdo sobre ciertos asuntos si la gente ha de vivir y trabajar junta con éxito. ¿Cómo podría un grupo de hombres construir cosa alguna si no concordaran sobre las normas de medir, si cada uno usara su propio juego de medidas? ¿Puedes imaginarte qué clase de casa resultaría si procedieran a edificarla así? ¿Y crees que te gustaría participar en un juego —digamos un juego de fútbol— en el cual cada persona hiciera sus propias reglas y hasta cambiara las reglas cuando quisiera, en medio del juego? O, ¿qué hay si tuvieras un trabajo donde el patrono subiera o bajara tu salario, y te pagara o no te pagara, dependiendo de cómo se sintiera en ese momento?
Lo importante, entonces, no solo es el poder criticar o no estar de acuerdo con la manera en que se hacen las cosas. Cualquiera puede hacer eso. Lo importante es presentar soluciones, idear maneras de corregir y mejorar las cosas. Esto aplica en el hogar, en la escuela, en el lugar donde trabajamos o en cualquier otra parte. El quejarse solo por causa de quejarse no logra nada. A menudo la conformidad puede ser el proceder más prudente. Puede hacer más agradable nuestra vida de familia, más eficaz nuestra tarea escolar y más deleitable y remunerador nuestro trabajo seglar.
Sí, podemos ahorrarnos muchos dolores de cabeza y congojas si sacamos provecho de la experiencia y sana influencia de otros. Y cuando se trata de experiencia, ciertamente tenemos que admitir que no hay nadie mejor preparado para darnos la influencia correcta que Dios. Como Creador del hombre, es el que mejor conoce al hombre. Y su punto de vista tiene el apoyo de haber observado las acciones y esfuerzos de la humanidad a través de miles de años. Su Palabra, la Biblia, nos suministra las pautas que necesitamos a fin de saber cuándo conformarnos y cuándo no conformarnos.
CUANDO LA CONFORMIDAD ES PELIGROSA
Sin embargo, la Biblia muestra que definitivamente no debemos conformarnos a mucho de lo que nos rodea. Por ejemplo, el apóstol Pablo nos dice: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.” O, como expresa parte de sus palabras The New Testament in Modern English: “No permitan que el mundo a su alrededor los meta a estrujones en su propio molde.”—Rom. 12:2.
La razón por la que no debemos ‘amoldarnos a este sistema de cosas’ es que los sistemas presentes no se conforman a los caminos justos de Dios y se enfrentan a la destrucción. Pero ejercen presión en nosotros para que seamos como ellos. Si nos debilitamos, ellos ‘nos meterán en su molde a estrujones.’
Podemos comenzar a debilitarnos de maneras pequeñas. A menudo el deseo de popularidad es lo que inicia el proceso de debilitamiento entre muchos jóvenes. La palabra “popularidad” proviene de la misma palabra que “pueblo.” El ser popular realmente significa ser un ‘individuo que agrada al pueblo.’ Todos, por supuesto, tenemos el deseo natural de hacernos querer. Pero esto puede servirnos de trampa. Aunque sabemos que algo es malo y sabemos qué es lo correcto que hacer, el temor de llegar a ser impopulares puede hacer que vacilemos en cuanto a emprender el proceder correcto. Esa es una de las razones por las que Proverbios 29:25 nos advierte: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que está confiando en Jehová será protegido.”
Una cosa es segura: no es posible que agrademos a todos. Entonces, ¿por qué no interesarnos en agradar a Aquel que importa más? El salmista David escribió de Jehová Dios: “Contigo está la fuente de la vida.” “Me harás conocer la senda de la vida. El regocijarse hasta quedar satisfecho está con tu rostro; hay agradabilidad a tu diestra para siempre.” (Sal. 36:9; 16:11) Ciertamente tenemos buena razón entonces para querer agradarle a Él sobre todos los demás.
Quizás tus padres te enseñaron desde la niñez lo que es la voluntad de Dios para Sus siervos y te ayudaron a entender qué clase de conducta le agrada a Dios y cuál no le agrada. Pongamos por caso, entonces, que ahora te hallas enfrentándote a presión —de condiscípulos, jóvenes en tu vecindario u otros— para que hagas algo contrario a lo que se te ha enseñado. Quizás traten de hacer que pruebes drogas, que te emborraches, que hurtes o participes de alguna otra conducta inmoral. O quizás ejerzan presión en ti para que hagas algo que violaría la neutralidad cristiana. ¿Qué hay si el rehusar conformarte a lo que quieren te acarrea mofa, hasta amenazas? ¿Qué harás?
En vez de ceder a la presión, muestra ser una persona de discernimiento verdadero manteniéndote “sereno de espíritu.” (Pro. 17:27) Pausa y hazte estas preguntas:
¿Por qué debo considerar tan importante el ser aceptado por estas personas? Si significa arriesgar mi salud y vida, ¿vale la pena su aprobación? ¿Qué hay de su amistad... me producirá beneficios duraderos, o solo momentáneos? ¿Cuánto realmente les importo? ¿Haría alguno de ellos lo que mis padres hicieron por mí... cuidarme desde la infancia, proveer para todas mis necesidades, atenderme durante las enfermedades? Además, ¿qué clase de persona sería yo si ahora pasara por alto el buen consejo de mis padres solo para ser aceptado por algún muchacho o muchacha de vida relajada que jamás realmente hizo algo por mí que valiera la pena? El conformarme a una persona o grupo de esa clase, ¿me ayudará a agradar al Dador de Vida, Dios? Acuérdate, su Palabra dice: “No debes seguir tras la muchedumbre para efectuar fines malos.”—Éxo. 23:2.
Debido a que admiraban y cedían a la influencia incorrecta de personas egoístas, el apóstol Pablo tuvo que regañar a algunos cristianos en la congregación de Corinto, Grecia. “De hecho,” les dijo Pablo, “soportan a cualquiera que los esclaviza, a cualquiera que devora lo que tienen, a cualquiera que arrebata lo que tienen, a cualquiera que se ensalza a sí mismo por encima de ustedes, a cualquiera que les hiere en el rostro.” (2 Cor. 11:20) Realmente, ¿cuánto sentido tiene el buscar la amistad de personas que solo nos usan por lo que pueden sacarnos, quizás al mismo tiempo tratándonos de inferiores mientras ellos mismos parecen muy “grandes”? La Biblia dice que uno tiene que servir a Dios “con su facultad de raciocinio.”—Rom. 12:1.
A menudo la presión para conformarse es sutil. Las manías de la indumentaria y los peinados ejercen presiones simplemente porque son “populares” entre ciertos grupos que son prominentes. El conformarse a estas manías quizás parezca cosa de poca monta. Pero, ¿qué está atrás de la manía?
¿Es solo un esfuerzo por presentar una apariencia atractiva de una manera algo diferente? Entonces la conformidad quizás no sea particularmente reparable. Por otra parte, es incitada por el deseo de ser sobresaliente, pasmosamente diferente, expresando así mucho orgullo y deseo de ‘eclipsar’ a otros? O, ¿tiene como motivo estimular a conducta relajada en asuntos sexuales, o el uso de indumentaria o peinado para expresar rebelión? Entonces la cuestión de conformarse o no conformarse se hace seria.
La Biblia nos dice de un individuo que dejó que el orgullo lo dominara y lo condujera hasta el grado de rebelarse contra Dios. Ese fue el adversario de Dios, Satanás el Diablo. ¿Queremos conformarnos de manera alguna a su imagen y, de hecho, llegar a ser sus “hijos”? (Juan 8:44; 1 Juan 3:10-12) O, ¿queremos ser como el Hijo de Dios que rehusó conformarse a los caminos incorrectos del mundo aunque fue puesto bajo la mayor presión que nadie jamás haya experimentado? En vez de conformarse al mundo, Jesús pudo decir: “Yo he vencido al mundo.”—Juan 16:33.
El rehusar conformarte rara vez será fácil. Pero acuérdate de esto: la persona que valerosamente defiende lo que sabe que es correcto por lo general es admirada por muchos. Es verdad, ciertas personas hablarán desdeñosamente de ella, pero esto se debe a que quieren justificar su propio derrotero incorrecto tratando de obligarlo a rebajarse hasta su mismo bajo nivel de vida. Sin embargo, dentro de ellos mismos hasta los que se mofan y escarnecen a menudo admiran en secreto la convicción del joven o la joven que se mantiene firme en lo que él o ella cree que es correcto y verdadero. Es posible que quieran tener esa fortaleza.
Sí, en vez de conformarnos a este mundo, nosotros también podemos ‘vencer al mundo’ y conseguir la aprobación de Dios y la felicidad interminable que Su aprobación puede producirnos.