Apreciando el don llamado “trabajo”
“Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus fuerzas.”—Ecl. 9:10, Versión Moderna.
1. ¿Cómo consideran el trabajo algunas personas, y por qué? Por eso, ¿qué preguntas se hacen?
EN ESTE tiempo de la historia cuando los hombres están trabajando menos horas y exigiendo más en pago de sus labores, sería bueno que todos los que buscan la felicidad en lo que hacen y también la aprobación de Dios examinen su propia actitud para con el trabajo. Hoy gran parte del descontento en el mundo puede atribuirse a personas que no están contentas con su trabajo. Un creciente número de trabajadores, especialmente entre los jóvenes, tienden a representar el trabajo como una maldición, un castigo o destino del cual escapar, si es posible. Su queja es que el trabajo agota las energías y deja al trabajador demasiado cansado para gozar de la vida. Arguyen: ‘¿Por qué trabajar si esto va a destruir el placer de vivir?’ ‘Demasiadas personas trabajan sin vivir,’ dicen. Para demostrar lo indeseable que es el trabajo, a menudo trabajadores señalan las muchas protestas y huelgas entre los trabajadores industriales, oficinistas y sociales, que no solo están preocupados con el salario, sino con las horas y condiciones de trabajo. A algunos les parece que la vida ideal sería un mundo libre de trabajo afanoso. Pocos consideran el trabajo como una bendición o como un don de Dios. ¿Qué actitud tiene usted para con el trabajo? ¿Lo considera usted como una bendición de Dios o lo ve solo como un mal necesario? ¿Cómo debe uno considerar su propio trabajo?
2. (a) En las Escrituras, ¿cómo se considera el trabajo? (b) ¿Qué dice la Biblia acerca de personas perezosas? (c) ¿Por qué no debemos tener consorcio con personas perezosas?
2 Las Santas Escrituras encomian el trabajo. Declaran que el hombre debe comer, beber y ‘ver el bien por todo su duro trabajo.’ La voluntad divina es que el hombre “se regocije en sus obras.” (Ecl. 5:18; 3:13, 22) En ninguna parte de la Biblia se anima a la pereza, indolencia y holgazanería como modo de vivir. Al contrario, al hombre se le insta a ‘esforzarse vigorosamente.’ Se encomia la diligencia. El hombre debe ‘hacer con su fuerza lo que sus manos hallen que hacer.’ (Luc. 13:24; Ecl. 9:10; Heb. 6:10, 11) A las almas perezosas se les dice que ‘vayan a la hormiga, que miren sus caminos y se hagan sabias.’ (Pro. 6:6) El ser despacioso está asociado con los estúpidos. Es su ‘modo despacioso lo que los destruirá.’ (Pro. 1:32) En vez de ser un modo ideal de vivir, una “mano floja” pronto se halla hundida en la pobreza. Los que aman su dormir, dormitar y el cruzar las manos no van hacia la felicidad sino hacia la ruina. (Pro. 10:4; 18:9; 24:33, 34) Por lo tanto, la gente que practica la religión verdadera, la religión de la Biblia, no puede tener consorcio con personas indolentes, perezosas. Al pueblo de Dios no se le llama a una vida inactiva, perezosa, sino a una vida activa, vibrante, en imitación de nada menos que su Dios Jehová. Es esta vida activa, productiva la que es el don de Dios que resulta en felicidad verdadera.—Juan 5:17.
DIOS Y SU HIJO SON TRABAJADORES
3. ¿Qué puede decirse acerca de Dios como trabajador y los efectos de sus obras en la humanidad?
3 Abra los ojos y mire a su alrededor. Solo necesita dar un vistazo para darse cuenta de que usted está rodeado de obras innumerables, incomparables en belleza y preciosas de contemplar. Estas obras están incluidas en la expresión ‘las maravillosas obras de Dios.’ (Sal. 145:4, 5; 148:3-10) Arriba están los cielos ‘que declaran la gloria de Dios’; y “de la obra de sus manos la expansión está informando.” La Tierra, con su extensa variedad de creaciones de animales, peces y plantas, compele a alabar. Un salmista apreciativo declaró: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.” (Sal. 19:1-4; 104:24) El entero universo literalmente está lleno de las obras de Dios. Su número es abrumador, haciendo que brote alabanza. Su belleza es imponente. Su magnitud y sabiduría incitan a la alabanza y la gratitud. Su efecto hace que uno sienta humildad. Dijo el salmista: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?” (Sal. 8:3, 4; 92:5; 150:2) Todas estas creaciones reciben la atención y cuidado constantes de Dios.
4. ¿Quién fue la primera creación de Dios, y qué prueba hay de que él es un trabajador?
4 Todas las obras de Dios son incomparables, fieles y verdaderas. Todas ellas han sido forjadas con sabiduría. En el libro bíblico de Proverbios, a la sabiduría personificada se le representa como estando al lado de Jehová Dios en la obra creativa como su “obrero maestro.” (Pro. 8:12, 22-31) Bajo inspiración el apóstol Juan reveló que el Obrero Maestro es “la Palabra,” la primera creación de Dios, su Hijo unigénito que más tarde en la Tierra llegó a ser Jesucristo. Dijo Juan: “Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir.” (Juan 1:1-3; Col. 1:17) Este sabio Hijo de Dios demostró ser un obrero maestro en la Tierra. Ningún hombre antes o desde su tiempo ha efectuado tanto, o ha hecho un impacto tan tremendo en la historia del hombre. Matusalén, que vivió 969 años, no dejó una sola obra digna de recordarse. Su larga vida pudiera considerarse como una pérdida total. Por otra parte, después de repasar los relatos de los Evangelios de las obras terrestres de Jesús, Juan escribe: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribiesen alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos escritos.” (Juan 21:25) ¿La vida de quién fue más feliz... la de Jesús o la de Matusalén? No obstante, Jesús solo vivió un corto lapso de treinta y tres años y medio. ¡Obviamente fue un obrero diligente!
5. ¿Los hábitos de trabajo de quién siguió Jesús? Dé prueba.
5 Cuando los hombres trataron de impedir que él efectuara obras bondadosas en el día de sábado, Jesús contestó con una alusión a la actividad incesante de Jehová en todos los días de la semana, diciendo: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando.” (Juan 5:17) ¿Por qué no deberían hacerse obras buenas en el día de sábado? ¿Cesa de brillar el Sol de Dios porque es sábado? ¿Dejan de correr los ríos? ¿Deja de crecer la hierba? ¿No es verdad que los frutos maduran y las aves trinan? ¿No está ocupado Dios atendiendo las necesidades de su creación? Entonces, ¿por qué debería su Ungido rehusar hacer obras de amor solo porque era sábado? Jesús en sus hábitos de trabajo siguió el ejemplo de su Padre celestial. “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió,” dijo él, “y terminar su obra.” (Juan 4:34) ¿El ejemplo de quién sigue usted en sus hábitos de trabajo? ¿Cuál es su actitud para con el trabajo?
EL HOMBRE, UN TRABAJADOR
6. ¿Qué prueba hay de que el hombre fue hecho para trabajar, y por qué puede referirse al trabajo como “el don de Dios”?
6 El hombre terrestre fue hecho por Dios para ser trabajador. No solo dice esto la Biblia, sino que la misma naturaleza del hombre, su estructura muscular, de el diseño de sus manos y pies, muestran que es absolutamente esencial alguna forma de trabajo para su bienestar. Todo crecimiento depende de actividad. No hay desarrollo físico o intelectual sin esfuerzo, y el esfuerzo significa trabajo. El trabajo da significado y propósito a la vida. Los logros del hombre son la medida del hombre mismo. El trabajo que utiliza las energías del hombre y le suministra contentamiento y expresión de su individualidad es una salvaguarda contra la disipación y la sensualidad. Los hombres que trabajan duro por lo general son los más felices. Sin embargo, los que no trabajan por amor al trabajo sino por dinero o por algún otro fin egoísta probablemente no hallen mucha felicidad en la vida. El trabajo duro hace que el hombre tenga hambre, de modo que come y goza de su alimento tanto más. Hace que tenga sed, por eso bebe. Hace que se sienta cansado, haciendo grato su sueño. “Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo,” dice la Biblia. “Es el don de Dios.” “En cuanto al hombre no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero.” (Ecl. 3:13; 2:24) ¿Ve usted su trabajo como una bendición del Dios verdadero? Esto es esencial si ha de obtener felicidad y satisfacción duraderas de su trabajo.
7. (a) ¿Significaría la vida en perfección que no habría ningún trabajo para el hombre? (b) ¿Qué hecho hace que el trabajo tenga significado?
7 El primer hombre Adán estaba rodeado de perfección, pero aun bajo estas condiciones paradisíacas habría de ser trabajador. No habría de recostarse y pasar el tiempo en reposo indolente. Dios le mandó a Adán que cultivara el jardín de Edén y que lo cuidara. (Gén. 2:15) Esto quiso decir trabajo. Exigió iniciativa, imaginación e ingeniosidad. Como guardián de Edén, Adán podía visualizarse como colaborador de Dios, cumpliendo la voluntad y propósito del Creador en la Tierra. Su trabajo era hacer de toda la Tierra un jardín paradisíaco y poblarlo con una perfecta raza de humanidad. (Gén. 1:28) Esta no era asignación pequeña; exigía valor y diligencia para cumplirla. Pero fue este trabajo lo que hizo que su vida tuviera significado. El conocimiento de que uno es colaborador de Dios es lo que trae satisfacción y gozo. Dondequiera que falta este conocimiento, aun hoy día, el trabajo pierde su sentido de propósito y significado. Pronto llega a ser monótono, una traba, un fastidio, sin ninguna meta o propósito duradero.
8. ¿Cuál fue la búsqueda de Adán, y de la humanidad desde entonces, y con qué resultados?
8 Sin embargo, Adán optó por seguir tras un derrotero contrario a la voluntad de Dios. Trabajó para satisfacer sus propios anhelos y deseos, y este derrotero resultó desastroso para él mismo y para la entera raza humana después de él. (Rom. 5:12) La inmensa mayoría de la humanidad desde el tiempo de Adán ha seguido su ejemplo indigno. Participan en búsquedas que casi son enteramente egoístas. Dios no se halla en todos los pensamientos de ellos. (Sal. 10:4; 14:1) En su mayor parte su trabajo no se relaciona con la voluntad de Dios acerca de la humanidad ni pueden visualizarse como colaboradores de Dios. Su trabajo no tiene significado constructivo. Por lo tanto quedan vacíos y descontentos con lo que están haciendo. (Ecl. 2:22, 23) Si la humanidad hubiera demostrado estar dispuesta a llevar a cabo el propósito de Dios de convertir esta Tierra en un jardín paradisíaco, ¡piense en qué hermoso lugar sería la Tierra después de estos miles de años! Y, también, ¡cuántas lágrimas, cuánto derramamiento de sangre, qué miseria y sufrimiento se le habría ahorrado a la humanidad en todas partes de la Tierra!
LLAMADOS A HACER TRABAJO ESPECIAL
9, 10. ¿Por qué se le dio a Noé una asignación especial de trabajo, y en qué consistió?
9 Desde la creación de Adán hasta que Noé tenía 600 años de edad, un período de 1.656 años, la búsqueda de la humanidad fue casi totalmente materialista y egoísta, con resultados calamitosos. El registro de la Biblia dice: “La tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero y se llenó la tierra de violencia. De modo que vio Dios la tierra y, ¡mire! estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.” (Gén. 6:11, 12) Esta declaración nos recuerda hasta cierto grado el estado de cosas en la Tierra hoy día. Jesucristo, en su profecía acerca del fin de este sistema de cosas, declaró que éste sería el caso, diciendo: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39) Durante estos tiempos tan críticos en la Tierra, Dios pide a los hombres que hagan trabajo especial para él. Noé recibió una asignación de esta clase.
10 Este varón de Dios, Noé, recibió el mandato de edificar un arca para la preservación de sí mismo y los de su casa y toda la vida animal. Esto requirió fuerza y determinación adicionales, porque quiso decir el reunir mucha madera y otros materiales. Así mismo el reunir a una hueste de animales que más tarde entró en el arca requirió el forjar planes y manejo ordenado. Este trabajo envolvió conocimiento de materias primas, hábitos de los animales, alimento, arquitectura, carpintería, impermeabilización. La asignación de Noé también envolvió el predicar y practicar justicia. Y este trabajador Noé tenía más de 500 años de edad cuando comenzó a edificar el arca.—Gén. 6:9-22; 7:6; 2 Ped. 2:5.
11. ¿Por qué podemos decir que el trabajo de Noé significó su salvación y no simplemente una demostración de su fe?
11 Después de atender todos los asuntos preliminares, Noé entró en el arca en 2370 a. de la E.C., con una sociedad organizada de la cual él era el cabeza. Durante el año lunar y diez días que estuvo en el arca trabajó. Sin duda condujo consideraciones de adoración, hizo oraciones de acción de gracias, alimentó los animales, removió los desperdicios y mantuvo la cuenta del tiempo. Este fue trabajo significativo. Significó su salvación. Dijo el discípulo Santiago: “Ustedes ven que el hombre ha de ser declarado justo por obras, y no por fe solamente.” (Sant. 2:24) Las obras de Noé dieron testimonio de su fe. ¿De qué dan testimonio las obras de usted? El ejemplo de Noé nos asegura que Dios es Aquel que determina cuáles obras son correctas y cuáles obras son incorrectas. Dios advierte ahora de que “traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.” (Ecl. 12:13, 14) Noé pudo hacer frente al desafío de su tiempo. ¿Puede decirse lo mismo de usted? ¿Cómo está usted respondiendo al trabajo, al trabajo de Dios?
UNA NACIÓN TRABAJANDO CON DIOS
12. ¿Cómo llegó a ser Israel una nación de colaboradores con Dios?
12 En el propósito de Dios de producir una nación, hombres como Abrahán, Isaac y Jacob, y otros, recibieron distintivas asignaciones de trabajo de parte de Jehová. El capítulo once de Hebreos registra sus obras de fe. Finalmente, en el monte Sinaí en el año 1513 a. de la E.C., Jehová organizó a la nación de Israel para su propósito exclusivo, diciendo: “Ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” A estas palabras el pueblo contestó unánimemente: “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” (Éxo. 19:5, 6, 8) El propósito de ese pacto de la Ley, dijo el apóstol Pablo, fue conducir a los judíos a Cristo, “para que seamos declarados justos debido a fe.”—Gál. 3:23-25.
13. (a) ¿Qué puede decirse acerca de los deberes de los sacerdotes y la manera en que llegaron a distinguirse en sus asignaciones? (b) Este hecho nos ayuda a ver ¿qué? acerca del trabajo que hacemos.
13 Dentro de la nación exclusiva de Israel, varias tribus tenían como su deber trabajo específico. Por ejemplo, los deberes sacerdotales estaban limitados a los miembros varones de la familia de Aarón, y el resto de la tribu levita actuaba como sus ayudantes. (Núm. 3:3, 6-10) El erigir, desmontar y transportar el tabernáculo era el trabajo de los levitas no sacerdotales. Su trabajo estaba organizado a sumo grado bajo el rey David, quien nombró supervisores, oficiales, jueces, porteros y tesoreros. Más tarde, después de la edificación del templo de Salomón, un vasto número ayudaba a los sacerdotes en los patios y los comedores en relación con las ofrendas, sacrificios, obra de purificación, pesar, medir y varios deberes de vigilancia. Mucho de esto era trabajo duro y falto de encanto. En una ocasión el número de sacerdotes alcanzó el total de 1.760, todos “hombres poderosos de habilidad para la obra del servicio de la casa del Dios verdadero.” (1 Cró. 9:10-13) Estos eran sacerdotes de capacidades notables. Sin embargo, no podemos imaginarnos que todos estos sacerdotes hayan estado sumamente capacitados o dotados al nacer, que les haya sido excepcionalmente fácil ser peritos en cualquier cosa que se les asignaba. No, más bien por diligencia en aprender sus trabajos y por atención resuelta a sus deberes asignados, todos sin excepción al debido tiempo consiguieron la reputación de ser hombres muy competentes para la obra de Jehová. Esto pone de relieve el hecho de que los hombres pueden trabajar en cosas que les gusta hacer o en las que no les gusta hacer. Si un hombre se aplica, ningún trabajo es tan tosco o servil que no pueda elevarlo; ningún trabajo tan aburrido o falto de animación que no le pueda inspirar un poco de vida; ningún trabajo tan soso que el hombre no pueda avivarlo con su imaginación, si solo se aplica.
14. ¿Cómo se consideraban a sí mismos los sacerdotes, y qué actitud que expresó el apóstol Pablo puede ayudarnos en nuestro trabajo?
14 En su trabajo los sacerdotes de Jehová consideraban que eran colaboradores de Dios, lo cual los hacía ver sus asignaciones como privilegio y no simplemente como una tarea común que tenía que hacerse. A pesar de lo servil de sus asignaciones, podían mantener un espíritu excelente como aquel al que instó el apóstol Pablo, quien dijo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” Y otra vez dice: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (1 Cor. 10:31; Col. 3:23) Pero aun cuando los hombres consideran que son colaboradores de Dios, todavía tienen que aplicarse. Es esta aplicación vigorosa y diligente de uno mismo como colaborador de Dios lo que resulta con el tiempo en logro y felicidad verdadera. ¿Es ésta la actitud de usted para con el trabajo?
15. ¿Cómo consideraban el trabajo los hebreos, y qué se pensaba de la diligencia y la destreza?
15 Los hebreos de la antigüedad, igual que sus sacerdotes, jamás dudaban de la importancia del trabajo. Se consideraba como un deber sumamente honorable, sagrado, un don de Dios. El Talmud enseña: “El que no enseña un oficio a su hijo está, por decirlo así, criándolo para el robo.” “El trabajo ha de tenerse en alta estima, porque eleva al trabajador, y lo mantiene.” La Biblia encomia la diligencia y el trabajo diestro, diciendo: “¿Has contemplado a un hombre hábil en su trabajo? Delante de reyes es donde él se apostará; no se apostará delante de hombres comunes.” (Pro. 22:29) La diligencia era sinónimo de riquezas. (Pro. 10:4; 12:27) El apóstol cristiano Pablo también declaró: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.”—2 Tes. 3:10.
16. ¿Cómo se consideraba el trabajo de parte de las hebreas, y qué dicen los Proverbios acerca de esto?
16 Aun entre las hebreas, se encomiaba la laboriosidad. A la mujer que trabajaba de buena gana con las manos se le recomendaba altamente como “esposa capaz.” “Trabaja en todo cuanto sea el deleite de sus manos.”—Pro. 31:10, 13, 31.
17. ¿Por qué se les tenía en alta estima a los judíos como cautivos?
17 Con tan alta estimación del trabajo, no es difícil ver por qué prosperaban los hebreos como nación. También, no es difícil ver por qué las naciones victoriosas los tenían en alta estima como cautivos. Nabucodonosor, igual que el rey de Tiro, sin duda halló entre los millares de individuos que había tomado cautivos a diestros artesanos judíos de toda clase: herreros y metalarios, carpinteros y albañiles, constructores de buques, maestros en el arte de hilar y tejer tanto lana como lino, zapateros, sastres y pintores.—2 Cró. 2:13, 14.
EL VALOR DEL TRABAJO Y DEL DESCANSO
18, 19. ¿Qué podemos decir acerca del descanso, y por qué no debe pervertirse el propósito de la noche?
18 La vida tiene ritmos hermosos. Hay un tiempo para trabajar y un tiempo para descansar. Las leyes sabáticas que Dios dio a Israel hicieron provisión para que la séptima parte de las horas de trabajo del hombre estuvieran libres de trabajo afanoso. Esto era para dar descanso al cuerpo y mejorar la mente, lo cual tiende a fortalecer, vigorizar y sostener al hombre. El día sábado el hombre habría de descansar y adorar. El cuerpo requería descanso, mientras que la mente y el corazón adquirían la fuerza que proviene de la adoración, de alimentarse de los pensamientos de Dios. (Mat. 4:4) Puesto que el hombre tiene que adorar a Dios a fin de vivir, ciertamente es razonable que esa adoración esté libre de toda distracción. Aunque el trabajo es importante, también debe haber tiempo para meditación tranquila a fin de evaluar uno el esfuerzo y ganar de tal avalúo un sentido de vivir y de logro. Esto no es sugerir que los trabajadores hagan castillos en el aire durante las horas del día. No, sino que se emplee algo de tiempo después del fin del día en meditar tranquilamente. La noche sirve bien ese propósito.
19 Sin embargo, no debe usarse incorrectamente o pervertirse el propósito de la noche. Para muchos es tiempo que se consume escuchando música de “rock,” un tiempo para beber licor en clubes nocturnos y bailar con vigor en discotecas, todo lo cual deja al hombre o a la mujer más agotados y cansados que todo el trabajo del día. Sin embargo, Dios dio la noche para la clase de descanso que restaura genuinamente al cuerpo y la mente. El descanso honrado como el trabajo honrado produce bienestar y gozo.
20. ¿Por qué debe preguntarse la humanidad acerca del trabajo que hace ahora, y por qué no hay razón para desesperarse?
20 Nada determina el valor de un hombre como el trabajo que hace de día en día. Dios le dio al hombre manos y músculos para acción. Son sus acciones, entonces, las que determinan su valor. De hecho, Dios juzgará a la humanidad según sus hechos. (Rev. 20:12) Por eso es bueno que nos preguntemos: ¿Qué hemos hecho con nuestra vida? ¿Qué obras hemos ejecutado o podemos señalar que probarían nuestro valor? Si usted tiene poco o nada que mostrar por el tiempo que ha estado en la Tierra, no se desespere. Las buenas nuevas indican que no es demasiado tarde para cambiar. Aún hay tiempo en el cual usted puede hacer trabajo útil para gloria de Dios y del cual puede obtener satisfacción eterna. En estos tiempos críticos y difíciles Dios tiene un trabajo en el cual usted puede participar y llegar a ser su colaborador. Dejamos que el siguiente artículo nos diga de ese trabajo y de cómo usted puede participar en él para su felicidad eterna.
[Ilustración de la página 8]
Después de entrar en el arca que edificó por mandato de Dios, Noé atendió a los animales e hizo otro trabajo. ¿Cómo responde usted al trabajo de Dios?