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● Se observó en una ocasión que ‘la gente que espera la salvación “en la hora undécima” a menudo muere a las 10:30.’ La Biblia presenta un excelente ejemplo contrastante que envolvió a un carcelero en el primer siglo. El apóstol Pablo y su compañero Silas estaban encarcelados, cuando, a medianoche, fueron librados milagrosamente por un terremoto que abrió todas las puertas y soltó sus cadenas. Esa misma noche, sin demora, el carcelero y su casa escucharon la “palabra de Jehová” que habló Pablo, y el carcelero “se regocijó mucho con toda su casa ahora que había creído a Dios.” (Hech. 16:25-34) Todavía es el derrotero sabio obrar sin demora para adquirir esta información dadora de vida.