Preguntas de los lectores
● Según Deuteronomio 6:8, 9, a los israelitas se les mandó ‘atar la ley de Dios como señal sobre su mano’ y dejar que sirviera como ‘venda frontal entre sus ojos.’ ¿Ha de entenderse esto literalmente?—EE. UU.
Muchos comentaristas judíos han aplicado literalmente este mandamiento. Este también es uno de los pasajes bíblicos que se han usado para apoyar la práctica de llevar filacterias (cajitas que contenían textos de las Santas Escrituras). Sin embargo, un examen al con texto y otros textos definitivamente señala a una aplicación figurada.
Comenzando en Deuteronomio 6:6-9 y continuando hasta el versículo 9, leemos: “Estas palabras que [yo Jehová] te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes. Y tienes que atarlas como señal sobre tu mano, y tienen que servir de venda frontal entre tus ojos; y tienes que escribirlas sobre los postes de las puertas de tu casa y sobre tus puertas.”
Debe notarse que este pasaje no dice que los mandamientos habrían de escribirse en algo y luego esto ponerse entre los ojos o en la mano o prenderlo a los postes de las casas y a las puertas. Los mandamientos mismos habrían de ser ‘atados como señal sobre la mano’ y habrían de servir de ‘venda frontal entre los ojos.’ Evidentemente, por lo tanto, la idea que se da a entender es muy semejante a la que se expresa en Proverbios 7:2, 3: “Guarda mis mandamientos y continúa viviendo, y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.” Claramente esto no es literal. Sería imposible escribir literalmente mandamientos sobre el corazón, y el atar mandamientos escritos a los dedos de uno solo impedirían el que uno hiciera trabajo. No se serviría ningún propósito útil.
De modo similar, con referencia a la Pascua, la conmemoración de su liberación de Egipto, Jehová mandó a los israelitas: “Tiene que servirte de señal sobre tu mano y de memorial entre tus ojos, para que la ley de Jehová resulte estar en tu boca; porque por mano fuerte te sacó Jehová de Egipto.” (Éxo. 13:9) De nuevo, es obvio que la conmemoración misma no podría atarse literalmente sobre sus manos ni servir de memorial literal entre sus ojos. Pero los israelitas sí podrían mantener constantemente ante ellos lo que Dios había hecho por ellos, como si estuviera escrito en una tabla entre sus ojos o como si fuera una señal sobre sus manos.
De la misma manera siempre podrían mantener los mandamientos de Jehová delante de ellos prescindiendo de que estuvieran en casa o cerca de las puertas de la ciudad, donde comúnmente se congregaba la gente y los ancianos de la ciudad se encargaban de los casos legales. Los israelitas no solo habrían de retener la ley de Dios en su corazón y enseñarla a sus hijos. También habrían de demostrar por acción (como se expresa por las manos) que se adherían a ella. Tal como si la ley de Dios estuviese escrita entre sus ojos para que todos la vieran, habrían de identificarse públicamente como sostenedores de ella. Este sería un modo mucho más eficaz para mantener fidelidad que el llevar literalmente pasajes de la ley de Dios sobre su persona o escribir tales pasajes en los postes de las puertas de sus casas o en las puertas de su ciudad.
Hasta una persona hipócrita podría llevar cajitas que contuvieran escrituras. De hecho, Jesucristo censuró a los fariseos por ‘ensanchar las cajitas que contenían escrituras que llevaban puestas como resguardos.’ (Mat. 23:5) Al ensanchar estas cajitas, evidentemente querían impresionar a otros con su celo por la Ley. Pero desatendían su verdadero propósito. Por consiguiente, sus manifestaciones exteriores no significaban nada.
Ciertamente nosotros hoy deberíamos querer demostrar que somos siervos obedientes de Jehová de corazón. Esto significa que nuestro corazón debe impelernos a responder con obediencia apreciativa a la guía de la Palabra escrita de Dios. Debemos tener la mente puesta en las cosas serias, justas, amables, virtuosas, castas y dignas de alabanza. (Fili. 4:8) Cualquier cosa que estemos haciendo, debemos ‘trabajar en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.’ (Col. 3:23) Sí, toda acción nuestra debe mostrar que los mandamientos de Dios siempre están delante de nosotros.
● ¿Es compatible con el mantener una conciencia cristiana el que uno acepte empleo que envuelve el estar armado, portando ya sea un revólver o un garrote?—EE. UU.
Jehová Dios mismo permitió que los gobiernos humanos ejercieran autoridad para poner en vigor la ley, por medio de armas si se hiciera necesario. Respecto de tal autoridad gubernamental leemos: “No es sin propósito que lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo que es malo.” (Rom. 13:4) Por consiguiente no se puede levantar objeción bíblica contra la existencia de agencias armadas que hacen cumplir la ley ni contra el que un gobierno autorice a ciertos hombres a portar armas cuando están protegiendo propiedad y/o gente.
Sin embargo, el que un cristiano escoja empleo, como el de policía, guarda o vigilante nocturno, si se requiriera que portara un revólver u otra arma es algo que él mismo tendría que determinar. Querría considerar: ¿Quiero asumir la carga de tomar decisiones rápidas y difíciles en una situación crucial donde está envuelta la vida humana? ¿Estoy dispuesto a entrar en circunstancias que podrían requerir que yo usara un arma, quizás haciéndolo de una manera que incurriera en culpabilidad de homicidio delante de Jehová?
Además, el objetivo principal del cristiano es ayudar a otros a llegar a un conocimiento exacto de la verdad. Quiere enseñar a otros a ‘ser pacíficos con todos los hombres.’ (Rom. 12:18) En vista de esto, podría preguntarse: ¿El que porte yo un arma en mi empleo les parecerá a otros como una contradicción de la enseñanza cristiana? ¿Hay razón para creer que sirva de tropiezo? El cristiano tiene que tomar su propia decisión basada en la Palabra de Dios y en su conocimiento de las circunstancias existentes. Si le parece que el tener tal empleo donde tiene que portar un arma realmente sería perjudicial para la diseminación de la verdad bíblica, el cristiano sabiamente escogería otro empleo. El consejo bíblico es el no ‘estar haciendo tropezar a otros.’—Fili. 1:10.
Cualquiera que sea la decisión del cristiano, debería estar en armonía con su conciencia entrenada según las Escrituras. Pero no hay por qué se sienta apremiado debido a la preocupación por la falta de las cosas necesarias de la vida. La seguridad que nos da la Palabra de Dios es: “Jehová es amador de la justicia, y no dejará a sus leales.” (Sal. 37:28) “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé.”—Heb. 13:5.
● La Biblia dice: “Háganse amigos por medio de las riquezas injustas.” (Luc. 16:9) ¿Significa esto que, con tal que el dinero u otras posesiones se usen de una buena manera o para beneficiar a otros, no importa si tales cosas materiales se hayan obtenido fraudulentamente, injustamente?—EE. UU.
La declaración susodicha de Jesucristo no significa que a Jehová Dios no le importa cómo la gente adquiere posesiones. Lucas 16:9 no dice: ‘Adquieran riquezas por medios fraudulentos y luego usen estas riquezas de la manera correcta para hacerse amigos ‘No es a los medios para adquirirlas, sino a las riquezas mismas que se refiere como “injustas.” ¿Por qué? En contraste con la posesión o el deseo de riquezas espirituales, la posesión o deseo de riquezas materiales puede resultar, y a menudo resulta, en actos de desafuero.
Cuando Jesucristo dijo “háganse amigos,” no estaba hablando acerca de hacerse amigos entre los humanos. Él agregó que los amigos a quienes aludía lo recibirían a uno en los “lugares de habitación eternos” cuando fallaran las “riquezas injustas.” Las riquezas les fallan a todos los humanos al tiempo de la muerte, y los humanos moribundos no pueden recibir a nadie en “lugares de habitación eternos.” Pero el Dios eterno e inmortal Jehová y su Hijo inmortal, el Señor Jesucristo, pueden recibir a otros en “lugares de habitación eternos.” Jesucristo aseguró a sus discípulos de esto, diciendo: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes.”—Juan 14:2.
Los únicos que conseguirán acceso a los “lugares de habitación eternos” de Jehová Dios y su Hijo son aquellos que se elevan a Sus requisitos. Dijo Jesús: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mat. 7:21) La voluntad de Dios para los humanos incluye el que vivan vidas honradas, rectas. En su Palabra se nos dice que los “avarientos” y los “que practican extorsión” no heredarán su reino. (1 Cor. 6:9, 10) También leemos: “Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.” (Efe. 4:28) Por consiguiente nadie que continúa adquiriendo riquezas por medios faltos de honradez o fraudulentos llegará a ser un amigo de Jehová Dios y de su Hijo y será recibido en los “lugares de habitación eternos.”
Se requiere honradez no solo de los que gobernarán con Cristo en el reino celestial, sino también de los que serán sus súbditos leales. En las Escrituras se representa a estos súbditos leales como estando ataviados de ‘largas ropas blancas,’ es decir, como teniendo una apariencia limpia, aceptable delante de Jehová Dios. Puesto que tienen el privilegio de rendir servicio sagrado a Dios en su templo, tienen que llenar los requisitos para ser huéspedes en ese templo. (Rev. 7:13-15) Contestando la pregunta en cuanto a quién sería huésped en el santuario de Jehová, el salmista inspirado declaró: “El que está andando sin tacha y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. . . . Y no ha tomado un soborno contra el inocente.”—Sal. 15:1-5.
Así se ve que el punto que enfatizó Jesús en Lucas 16:9 es la importancia de usar uno las riquezas materiales apropiadamente, sabiamente. El que desea la aprobación divina debe usar las cosas materiales adquiridas honradamente, no con propósitos egoístas, sino, más bien, para el adelanto de la adoración pura y para prestar ayuda al prójimo necesitado.