Tiernamente compasivos... como nuestro Dios
JEHOVÁ nuestro Dios es incomparablemente compasivo. En todas nuestras dificultades y males podemos confiar en que el modo que él tiene de ver a sus hijos humanos descarriados será templado por una ternura afectuosa que lo mueve a desarrollar maneras para aliviar el dolor y otorgarles bendiciones. La base para esta confianza es nuestro conocimiento de sus tratos en el pasado, según están registrados en la Biblia.
¿De quién, supone usted, fue la compasión que se extendió al pueblo desobediente de Israel, cuando se les dio advertencia tras advertencia mediante una larga línea de profetas? Aunque ese pueblo había llegado a un nivel bajo, moral y religiosamente, fue Jehová quien extendió la promesa: “Ciertamente les mostraré compasión, tal como un hombre le muestra compasión a su hijo que le sirve.”—Mal. 3:17.
El Hijo unigénito de Dios, mientras estuvo en la Tierra en forma de hombre, demostró esta misma cualidad piadosa de tierna compasión. El registro de su ministerio dice cómo sintió lástima por las muchedumbres “porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” (Mat. 9:35, 36) Su lástima no se satisfizo por simple expresión oral. Fue una compasión profunda que lo movió a curar enfermos, sanar a los mancos, alimentar a los hambrientos, dar vista a los ciegos y oído a los sordos. Pero su compasión iba aun más allá. Él sabía bien que la necesidad apremiante de la gente era que fueran pastoreados, guiados a salvo, y protegidos contra las influencias malas de un mundo impío. De modo que entrenó a sus discípulos a ser pastores compasivos.
A fin de ser eficaces los pastores que sirven bajo Cristo tienen que obrar como él obró y por los mismos motivos. Tienen que aprender a ser tiernamente compasivos, particularmente para con los que están conscientes de su necesidad espiritual. Y esto es aun más cierto en nuestro día, porque ahora vivimos en los tiempos más angustiosos de todos. Multitudes de individuos se hallan espiritualmente ciegos, cojos, sordos y hambrientos, y les hace mucha falta el excelente pastoreo que Jesús tenía presente para ellos. Si usted es seguidor de Cristo, ¿se ve usted mismo siguiendo el ejemplo que él dio tocante a esto? ¿Está usted vivamente interesado también en las muchedumbres que andan “desolladas y desparramadas”? ¿Se está usted aprovechando de los medios prácticos que están a su disposición para aliviar la condición espiritualmente empobrecida de éstos?
Es cierto, quizás le parezca que usted está muy limitado en cuanto a oportunidades para poner a trabajar su compasión. Tal vez pueda participar personalmente en la predicación del Reino a la gente en sus hogares. No siempre es fácil, pero muestra que la lástima que les tiene a los necesitados es más que solo habla. Y en cuanto al campo mundial, usted puede esforzarse y ayudar a multitudes en lugares alejados también. ¿Cómo? Tal como muchos cristianos lo están haciendo y lo han estado haciendo por muchas décadas. Han reconocido que una organización religiosa en medio de las muchas que operan alrededor de la Tierra resalta en contraste completo. Es una organización cuyo único propósito es promover el servicio de pastoreo que Jesús inauguró hace diecinueve siglos. ¿Cómo es posible reconocerla?
Es un grupo de hombres y mujeres esparcidos a través de las naciones de la Tierra que trabajan juntos en el servicio del reino de Dios, magnificando el nombre de su Dios, el Dios compasivo, Jehová. Están unidos en su adoración y combinan sus recursos de una manera singular para sostener y mantener la obra de ayudar a las personas humildes, semejantes a ovejas que tienen hambre y sed de paz y justicia. Usan a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania, con su oficina central en Brooklyn, Nueva York, y sus muchas oficinas sucursales alrededor del mundo, como su instrumento para hacer que se efectúe esta obra vital. Envían sus contribuciones pequeñas a esa Sociedad con el conocimiento seguro de que no se usarán para proyectos de fomento comercial ni para pagar salarios elevados a expertos en administración, sino para esparcir, tanto en forma impresa como por comunicación oral, el mensaje de verdad que da vida.
Este grupo de hombres y mujeres conoce bien que las oficinas de la Sociedad alrededor del mundo, en unos 90 países e islas, están dotadas de personas que tienen el mismo punto de vista compasivo, que no son asalariadas, que gozosamente dan de su tiempo y energías para el adelanto de esta obra de pastoreo. Todos juntos, estos cristianos, ya sea dentro o fuera del terreno de las sucursales de la Sociedad, dan generosamente de sus recursos y de sus energías, porque todos adoran al mismo Dios compasivo y desean participar al grado posible en Su obra de extender paz y esperanza a todos los pueblos por medio de las buenas nuevas del Reino.
Hace mucho tiempo, por su profeta Ezequiel, el Dios compasivo predijo esta gran obra de hallar a las “ovejas” perdidas y atenderlas. Declaró: “Aquí estoy, yo mismo, y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré.” (Eze. 34:11) Otra vez, por su profeta Jeremías, Dios habló estas palabras que ahora tienen cumplimiento: “Yo mismo juntaré al resto de mis ovejas de todas las tierras . . . Y ciertamente levantaré sobre ellas pastores que realmente las pastorearán; y ellas ya no tendrán miedo, ni serán sobrecogidas de terror alguno, y no faltará ninguna.”—Jer. 23:3, 4.
Ya por más de medio siglo ha habido indicaciones del progreso de precisamente esa clase de obra de pastoreo entre los pueblos de todas las naciones. Así inmensas muchedumbres han recibido el cuidado tierno del Dios compasivo. Estos, a su vez, han aprendido a ser “tiernamente compasivos,” a no estar “vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.” (Fili. 2:4; 1 Ped. 3:8) Ese cuidado tierno se expresa en los esfuerzos que hacen por llevar el mensaje del Reino a los hogares de sus vecinos, y en sus donaciones monetarias hacia el adelanto del mismo servicio en cada continente.
Con razón el servicio de pastorear por medio de la predicación mundial por los siervos de Jehová continúa sin estorbo debido a alguna falta de fondos. La bendición del Dios compasivo está sin duda sobre su actividad con inclinación a lo generoso. Él se encarga de que esté en el corazón de ellos el alcanzar con ayuda espiritual a los necesitados. Observa cómo trabajan cooperativamente, usando a la Sociedad Watch Tower como su instrumento, para llegar a todo rincón de la Tierra. Sabe que sus dádivas y servicios no son por compulsión ni por algún sentido del deber, sino que brotan de corazones que son afectados por la apremiante necesidad de los que tienen hambre y sed de justicia.
Para los que compasivamente dan de sus energías y recursos para adelantar la obra de predicar el Reino, hay preciosa satisfacción. No es de ninguna manera una satisfacción egoísta, pues es el comprender que los recipientes agradecidos de su ayuda espiritual llegarán a apreciar las compasiones profundas y tiernas de nuestro Dios... verdaderamente un galardón que satisface en sí.