¿“Quién es Jehová,” para que todos deban adorarlo?
1. ¿Qué pregunta acerca de la adoración es una pregunta viva y apropiada hoy día, y por qué?
DESDE la antigüedad y hasta este siglo veinte los cabezas de estados políticos han sido adorados como dioses. Las personas que tienen conocimiento de la historia humana saben eso. A los Faraones reales del antiguo Egipto se les tenía por dioses, y de cada Faraón que gobernaba se decía que era el hijo del dios del Sol. César Augusto, el primer emperador del Imperio Romano, fue deificado después de su muerte; e igualmente los sucesores de él. Aun durante la vida de los emperadores, al hablarles directamente se les decía “Vuestra Divinidad.” Casi dos mil años más tarde, después del fin de la II Guerra Mundial en 1945, el emperador Hirohito del Japón públicamente renunció a la pretensión de ser un dios, el hijo de la diosa del Sol Amaterasu. Pero hay unos cuantos individuos tercos que todavía insisten en la adoración del emperador en esa Tierra del Sol Naciente. Considerando todos los dioses y todas las diosas de las naciones antiguas y modernas, la siguiente pregunta es una pregunta viva y apropiada aun para el día de hoy: ¿Quién es el dios digno de ser adorado?
2. Desde el principio del estado político de hechura humana, ¿de qué clase de adoración ha sido culpable la mayoría de la gente?
2 Andando el tiempo, un dios nacional tras otro ha sido expuesto como falso y bajado de su pedestal. Sin duda recordamos el caso reciente en que Nikita Kruschef del partido comunista expuso el mito de que el difunto dictador José Stalin fuese el dios de la Rusia Soviética. Es casi cómico ver como siguen exponiendo a estos dioses falsos. Pero el adorar a los cabezas de estados políticos ha tenido graves consecuencias para el mundo de la humanidad. Puede que un sinnúmero de personas piensen que ellas ahora son demasiado inteligentes, demasiado modernizadas, para adorar a dioses políticos. Pero, ¿qué se puede decir de la adoración del Estado político mismo? ¿O del sistema político de gobernación mundial? Desde que los estados políticos de hechura humana tuvieron su principio hace miles de años, la gran mayoría del género humano ha sido culpable de esta adoración al Estado. No es exagerar las cosas decir esto.
3, 4. (a) ¿Cómo comenzó en la Tierra el Estado político, y por qué queda poco que pueda refutar ese hecho? (b) En Revelación 13:1-8, ¿cómo describe Juan pictóricamente el principio de ese estado?
3 Hace diecinueve siglos, un hombre que pasó a la historia y cuyos escritos han sido leídos hasta la fecha por centenares de millones de personas, usó símbolos vívidos para mostrar cómo comenzó la adoración mundial del sistema político humano. Comenzó con alguien a quien este hombre, Juan el hijo de Zebedeo, asemejó a un dragón, de color rojo como el fuego. Juan no le da a este dragón el significado que la nación de China da a su dragón popular de una sola cabeza. Juan usa el dragón como símbolo apropiado de una persona sobrehumana, a quien Juan identifica por la expresión el “dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás.” (Rev. 20:2; 12:3, 9) ¿Es pura imaginación, una sencillez creer que se originó de éste el sistema humano de la política? Cuando consideramos la manera en que han gobernado y obrado desde tiempos antiguos los sistemas políticos de hechura humana, queda poco que pueda refutar el hecho de que el sistema político comenzó con Satanás el Diablo semejante a dragón. Notemos ahora el cuadro que Juan pinta de esto:
4 Comparando a la humanidad en general en su condición agitada, malcontenta, egoísta al mar intranquilo, Juan pasa a decir: “Y se quedó de pie inmóvil [es decir, el dragón de color de fuego] sobre la arena del mar. Y vi una bestia salvaje que ascendía del mar, con diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas, pero sobre sus cabezas nombres blasfemos. Ahora bien, la bestia salvaje que vi era semejante a un leopardo, pero sus pies eran como los de oso, y su boca era como boca de león. Y el dragón le dio a la bestia su poder y su trono y grande autoridad. Y vi una de sus cabezas como si se le hubiese dado muerte atroz, pero su golpe de muerte fue sanado, y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración. Y adoraron al dragón porque le dio la autoridad a la bestia salvaje, y adoraron a la bestia salvaje con las palabras: ‘¿Quién es semejante a la bestia salvaje, y quién puede combatir con ella?’ . . . y se le dio autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación. Y todos los que moran en la tierra la adorarán.”—Rev. 13:1-8.
5, 6. A la luz del sueño que Daniel tuvo bestias salvajes que salieron del mar, ¿qué representa aquella bestia de forma rara?
5 La gente preguntó: “¿Quién es semejante a la bestia salvaje?” De modo que nosotros preguntamos: ¿Qué representa? De la descripción que Juan da de esta simbólica bestia salvaje y de lo que le sucede, no puede haber duda en cuanto a lo que representa.
6 El papel que la bestia salvaje desempeñan en el libro de Revelación muestra lo que ella representa: el sistema mundial de gobernación política sobre toda la humanidad. El hecho de que la bestia salvaje se parecía a leopardo pero tenía patas de oso y boca de león armoniza bien con el hecho de que el sistema mundial de la política se ha expresado por medio de varias formas de gobierno en diferentes tiempos y lugares. Es muy probable que a Juan se le hizo pensar en lo que el antiguo profeta Daniel vio en un sueño profético: que primero salió del mar turbulento una bestia parecida a león, luego una parecida a oso, y después una parecida a leopardo. Además, a Daniel se le dijo que esas bestias representaban gobernaciones políticas que se levantarían y controlarían a la Tierra como superpotencias. (Dan. 7:1-18) De modo que la bestia salvaje de forma rara que Juan vio simbolizó el sistema político mundial que se ha expresado por medio de diversas clases de gobiernos.
ADORACIÓN DEL ESTADO COMO UN DIOS
7, 8. (a) La adoración de la bestia salvaje simbólica fue a la misma vez la adoración de ¿quién? (b) ¿Por qué es la adoración del Estado algo en que deben pensar los que niegan que adoran a cosa alguna?
7 No es necesario considerar aquí todos los detalles de lo que Juan vio en su visión inspirada. La cosa importante sobre la cual deseamos concentrar nuestra atención aquí es el hecho de que esta “bestia salvaje” que salió del mar fue adorada por todo el mundo de gente; se le trataba como un dios invencible. La adoración del Estado político como un dios, que se representó así en la visión de Juan, fue a la misma vez la adoración de alguien más alto que el Estado político. ¿Quién fue ése? Ese fue Satanás el Diablo semejante a dragón, porque en el cuadro que se pinta él es el que da la autoridad, el poder, el trono o el asiento del gobierno al Estado político.
8 No es extraño, por lo tanto, que el Maestro de quien Juan era discípulo haya dicho que Satanás el Diablo es “el gobernante de este mundo.” (Juan 14:30; 16:11) Y Pablo, un condiscípulo de Juan, llamó a Satanás el Diablo “el dios de este sistema de cosas.” (2 Cor. 4:4) Esto es algo en que deben pensar hoy las muchas personas que se jactan de no adorar a nada en absoluto. ¿Adoran ellas, como lo hacen los comunistas ateos, al Estado político? Puede que nieguen hacer eso, pero cuando surge una cuestión nacional de peso, cuando estalla una guerra internacional o se ve amenazada la soberanía nacional, ¿qué hacen? Sí, ¿qué adoran entonces como dios? La manera en que proceden entonces revela la verdad y habla con tanta fuerza que hace inaudible lo que dicen con la boca.
9. ¿Qué pregunta acerca de adoración es necesario que nos preguntemos cada uno de nosotros, y, al tiempo de decidir, qué pregunta desafiadora pudieran hacer los políticos?
9 Hoy el nacionalismo es común en todas partes de la Tierra. Prescindiendo de que alguien declare abiertamente que es religioso o no, nadie puede eludir la pregunta personal: ¿A quién, o qué, adoro yo? El poder invisible que hay detrás del sistema de cosas político mundial, es decir, Satanás el Diablo semejante a dragón, quiere obligar, solapadamente, a todo habitante de la Tierra a adorarlo a él por medio de su ahijado, el Estado político. Sin embargo, no vale la pena adorarlo, porque pronto llegará el día en que él mismo será expuesto por el dios falso que es. Pero será imposible exponer como falso al Dios verdadero del universo. ¿Estamos sinceramente deseosos de adorar a este Dios? El tiempo de tomar nuestra decisión en cuanto a esto no puede diferirse mucho más. Especialmente los elementos políticos de este mundo tendrán que tomar una decisión final en cuanto a lo que realmente quieren hacer en relación con esto. Resultará desastroso para ellos si en esa ocasión, de manera desafiadora, plantean la pregunta: ‘¿Quién es Ése (Aquel que nos mencionan por nombre), para que todos, incluso nosotros los políticos, Lo adoremos?’
10, 11. ¿Cuándo planteó una pregunta similar un antiguo Faraón de Egipto, y por qué?
10 Tenemos la historia que nos puede ayudar a tomar la decisión correcta. Los gobernantes políticos y sus apoyadores patrióticos lo hallarían provechoso ahora considerar el caso histórico del cabeza de un antiguo estado político que planteó una pregunta precisamente como ésa. Ese individuo fue el Faraón real que vivió a fines del siglo dieciséis antes de nuestra era común. Esto aconteció cuando lo afrontaron dos hermanos, Moisés y Aarón, y otros ancianos del pueblo esclavizado de Israel. La cuestión en cuanto a quién es el Dios verdadero entonces estaba siendo puesta a prueba. Usando a Aarón como su vocero, Moisés le dijo a Faraón: “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Envía a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto.’” Si el Faraón a quien se habló aquí se consideraba a sí mismo como otros Faraones, un dios, no se hallaría dispuesto a renunciar a su propia divinidad en obediencia al Dios de aquellos a quienes Faraón entonces estaba explotando como esclavos de Egipto. Por eso, de vuelta vino la pregunta retadora de Faraón y su propia respuesta a ella:
11 “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y envíe a Israel? Absolutamente no conozco a Jehová y, lo que es más, no voy a enviar a Israel.”—Éxo. 5:1, 2; 3:18, 19.
12, 13. (a) Aquí hubo una confrontación entre ¿quiénes?, y ¿quién ganó? (b) ¿Qué mandato acerca de adoración tenía el derecho de dar al principio de los Diez Mandamientos el Libertador de Israel?
12 Cuando menos, esa situación quiso decir una confrontación entre el Dios del pueblo esclavizado de Israel y el Faraón egipcio, cuya estatua como de un dios posiblemente se hallaba colocada entre las estatuas de todos los otros numerosos dioses de Egipto, que entonces era la superpotencia de la tierra habitada. Quién fue el que ganó en esta confrontación dramática, lo muestra la historia digna de confianza. Todos los dioses del antiguo Egipto quedaron expuestos como falsos, y el victorioso Dios de los israelitas sacó a su pueblo de la casa de esclavitud de Egipto, los llevó a través del mar Rojo y hasta el monte Sinaí en Arabia, donde les dio los Diez Mandamientos y centenares de otras leyes para el gobierno de ellos como nación. Al principio de esos Diez Mandamientos el Libertador divino de los israelitas tenía el pleno derecho de mandar a su pueblo liberado lo siguiente, al decir:
13 “Yo soy Jehová tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. No debes tener otros dioses contra mi rostro. No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirles, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva, que trae castigo por el error de padres sobre hijos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación, en el caso de los que me odian, pero que ejerce bondad amorosa para con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis mandamientos.”—Éxo. 20:1-6.
14. ¿Cómo difiere Jehová Dios del “dios de este sistema de cosas” en lo relacionado con imágenes, y por qué?
14 Los primeros dos de esos Diez Mandamientos identifican por nombre a un Dios que no tiene igual, un Dios cuyo registro no puede ser igualado por el de ningún llamado “dios,” ni siquiera por el de Satanás el Diablo mismo, que es “el dios de este sistema de cosas.” Satanás el Diablo permite que se hagan imágenes idólatras hasta de sí mismo y de los “dioses” asociados con él. Pero el Dios cuyo nombre es Jehová prohíbe estrictamente el que se haga imagen alguna para representarlo a él y prohíbe la asociación de cualquier otra imagen idólatra con la adoración de Él. No se le puede comparar con ninguna cosa creada, con ninguna imagen hecha por los hombres. Hablando por otro profeta que vino después de Moisés, él dijo: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas.”—Isa. 42:8.
15. ¿Por qué puede decirse que Jehová es “un Dios celoso,” y por eso qué pudieran preguntar respecto a esto los que poseen poder político?
15 Esta declaración divina exige que se dé devoción exclusiva a Jehová como Dios y excluye el uso de todas las imágenes hechas por los hombres a las cuales se da adoración relativa. Debido a que es invisible los hombres pudieran creer que es necesario hacer imágenes para ayudar a los adoradores a dirigir su atención a Él. Pero esas imágenes solo serían una mentira, incapaces de representarlo como Él realmente es. En realidad, estarían distrayendo al adorador y abaratando a Dios en la estimación del adorador. El único Dios vivo y verdadero jamás puede ser representado por una imagen creada, inanimada. Él no se asocia con ninguno de los dioses que se han levantado por sus propios esfuerzos, y Sus adoradores verdaderos ‘no deben tener otros dioses contra su rostro,’ como copartícipes de él en el puesto auténtico de Dios. Él exige la devoción exclusiva de los que lo adoran, y por esto se puede decir que es “un Dios celoso.” Gústeles o no, todas Sus criaturas inteligentes tendrán que rendirle devoción exclusiva si quieren vivir felizmente para siempre. Por esta razón, los que poseen poder político hoy quizás adopten el lenguaje de Faraón y pregunten: “¿‘Quién es Jehová,’ para que todos deban adorarlo?”
EL MATERIALISMO ADORADO COMO UN DIOS
16, 17. (a) Además del Estado, ¿qué otras cosas adora la gente hoy día? (b) ¿Cómo hacen muchos que el materialismo sea un dios para ellos?
16 Sin darse cuenta de lo que realmente está haciendo, la gran mayoría de la humanidad está adorando a la simbólica “bestia salvaje,” el Estado político que, en una forma u otra, gobierna a “toda tribu y pueblo y lengua y nación.” (Rev. 13:7) Pero hay otras cosas que los hombres imperfectos y egoístas pueden elevar a la posición de dioses en su vida. En la vida de muchos la ciencia física del día moderno ha llegado a ser una “vaca sagrada” que ellos adoran porque creen que los científicos humanos pueden lograr cualquier cosa, resolver todo problema. También, en este día de entretenimiento y diversión de tantas clases, se ve que idolatran a las “estrellas” teatrales, a las celebridades del cine, a actores y ejecutantes de la radio y televisión que se han ganado aplauso. La inmoralidad sexual viene consiguiendo cada vez más adoradores a medida que se vienen abajo las normas anteriores de moralidad y decencia.
17 Además, en este tiempo en que el mundo de la humanidad abunda como nunca antes en las llamadas “comodidades de la vida,” con sus inventos que ahorran trabajo, medios para viajar rápidamente a partes lejanas, y una variedad más extensa de cosas de comer, es posible que una persona sea inducida a procurar una abundancia de estas cosas. O puede que la inflación del mundo y sus crecientes problemas económicos ejerzan presión en ella y hagan que la consecución de cosas materiales llegue a ser su preocupación principal. En tanto un caso como en el otro, el individuo puede hacerse materialista, a tal grado que no tenga tiempo para cosas espirituales ni interés en ellas. Aunque no le guste pensarlo, el materialismo ha llegado a ser un dios para él.
18. ¿Es sabio adorar el Materialismo, y por qué no quiso satisfacerse con riquezas materiales Agur el hijo de Jaqué?
18 No es sabio adorar el Materialismo. De seguro dañará la espiritualidad del que lo haga. Agur el hijo de Jaqué, un hombre de la antigüedad que quería evitar la adoración desastrosa de dioses falsos, reconoció los peligros del materialismo. Dirigiendo sus palabras al Creador de la Tierra, el viento y la lluvia, Agur dijo: “Dos cosas te he pedido. No las retengas de mí antes que muera. La falsedad y la palabra mentirosa aléjalas de mí. No me des ni pobreza ni riquezas. Déjame devorar el alimento prescrito para mí, para que no vaya a quedar satisfecho y realmente te niegue y diga: ‘¿Quién es Jehová?’ y para que no venga a parar en pobreza y realmente hurte y acometa el nombre de mi Dios.”—Pro. 30:1, 7-9.
19. ¿Qué actitud para con Dios produce el materialismo en la persona codiciosa, parecida a la de los políticos, y por qué no conseguirá vida de Dios el materialista?
19 En un mundo en que la extremada riqueza existe lado a lado con la deplorable pobreza, nos vemos obligados a ser como Agur el hijo de Jaqué y tomar el derrotero seguro. Tenemos que evitar las dos condiciones opuestas que pueden volvernos en contra de adorar al Dios verdadero. La abundancia material para satisfacer la codicia puede colocarnos en la misma posición con los gobernantes estatales que son ávidos en su deseo por poder político, de modo que adoptan las palabras desafiadoras del antiguo Faraón y dicen: “¿Quién es Jehová?” Si no solo el poder político sino también la avaricia por riquezas materiales produce esa actitud, entonces ¿qué está haciendo el que busca tesoros terrestres en demasía sino haciendo del Materialismo, no de Jehová, su Dios? Puesto que Jehová es un Dios celoso, es decir, un Dios que exige la devoción exclusiva de los que lo adoran, una persona no puede servir a los dos al mismo tiempo y ganar el premio de la vida eterna en felicidad de las manos del Dios verdadero.
20. ¿Qué dijo alguien más sabio que Agur acerca de tratar de servir como esclavo a Dios y las Riquezas a la misma vez?
20 Un hombre que era mucho más sabio que Agur el hijo de Jaqué dijo: “Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas [Mammón].”—Mat. 6:24, NM; Versión Valera.
21. ¿De qué clase de adoración son culpables de todos modos los que dicen que no creen en un dios personal?
21 Hoy la humanidad en general está atrapada entre las fuerzas del nacionalismo y el materialismo. Muchos están sucumbiendo a la adoración de ambas cosas, el nacionalismo y el materialismo. Los otros, aunque no tienen ningún interés personal y especial en la política nacional, están cediendo a la adoración del materialismo. ¿Qué individuo hay en la Tierra hoy que pueda decir que no adora nada? Tal vez crea que, porque se jacta de no creer en un Dios personal inteligente, no está adorando a un dios o dioses. Pero si hace un examen honrado de sí mismo, descubrirá que está haciendo del nacionalismo, materialismo, deportes, sexo, su propio vientre, y otras cosas egoístas, sus dioses y que está trabajando como esclavo por ellos. Además, al adorar estas cosas egoístas del mundo, él está, sin saberlo, adorando a la personificación del egoísmo, Satanás el Diablo, “el dios de este sistema de cosas.” Es absurdo el que uno se engañe a sí mismo. Seamos honrados todos con nosotros mismos y reconozcamos los hechos.
22. Considerando lo que la adoración de esos dioses le ha acarreado a la gente, ¿qué debería estar razonando y deduciendo la gente en cuanto a la adoración?
22 La adoración de todos estos dioses falsos ha traído al mundo de la humanidad a la condición angustiosa en que se halla hoy día. La adoración de todos esos dioses no ha resultado en la paz, felicidad y bienestar general de la raza humana. Cualquier persona que razona pensaría que es tiempo de que la gente en su angustia dudara de lo aconsejable de seguir sirviendo a los dioses que les han acarreado esta perplejidad y dificultades. Deberían razonar y deducir que tiene que haber un Dios verdadero, un Dios que les sea de beneficio real y duradero a sus adoradores. ¿Quién pudiera ser?
23, 24. ¿Quién es el Dios que está opuesto a todos esos dioses falsos, y de qué manera es Él el Dios de la Biblia?
23 Solo hay un Dios que se mantiene firmemente opuesto a todos esos dioses falsos y dañinos. No es desconocido por nombre. Su nombre ha sido proclamado a través y alrededor de toda la Tierra, particularmente desde el fin de la I Guerra Mundial en el año 1918. Su nombre es el nombre más prominente en el libro que ha disfrutado de mayor circulación entre la humanidad que todo otro libro que se haya publicado, y en ese libro su nombre aparece unas siete mil veces. Ese libro es el único libro escrito por la inspiración de Aquel cuyo nombre se menciona en él tantas veces. Por esa razón es el libro que ha sido atacado más que todo otro libro del mundo, resultando esto en que sea el libro que se ha desacreditado más que todos. Ese libro se llama La Santa Biblia, Las Sagradas Escrituras. El nombre de Aquel a quien la Biblia presenta del principio al fin como Dios es Jehová. Por eso Él es el Dios de la Biblia. De nada vale disputar este hecho, porque en Salmo 83:18 la Biblia dice:
24 “¡Conozcan todos que tú, cuyo nombre es JEHOVÁ, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra.”—Versión Moderna.
25. ¿Quiénes en particular han afrontado la pregunta desafiadora acerca de adorar a Jehová, y con qué preguntas acerca de Él nos dirigimos ahora a la Biblia?
25 Especialmente desde el año 1919 E.C., los que lo adoran, conocidos en todo el mundo como los testigos cristianos de Jehová, han sido los que han publicado y ensalzado el nombre de él por toda la Tierra en por lo menos 207 países y grupos insulares hasta la fecha de hoy. Es del todo lógico que estas personas en particular sean las que hayan afrontado la pregunta desafiadora: “¿‘Quién es Jehová,’ para que todos deban adorarlo?” Esa es una pregunta válida. Merece una respuesta que sea autoritativa. La respuesta autoritativa con la debida fuerza para convencer solo se puede obtener de la Biblia, el Libro de Jehová. En este libro, ¿qué dice él por sí mismo? ¿Qué ha hecho él que se registre en este libro acerca de sus obras y sus tratos con la humanidad? ¿De qué manera es mejor Él que todos los otros dioses que los hombres han adorado durante todas las edades? ¿Qué hará en cuanto a la condición actual de los asuntos del mundo? ¿Cómo probará que él es el único que merece nuestra adoración como Dios? Por lo tanto, ¡dirijámonos a la Santa Biblia por las respuestas!
[Ilustración de la página 228]
Un poderoso cabeza de estado una vez dijo en desafío: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz?”
[Ilustración de la página 229]
. . . Se enteró —demasiado tarde— cuando su oposición obstinada al Dios verdadero resultó en calamidad para él y los que lo seguían