Ayuda de la Biblia para su matrimonio
EN Fort Lauderdale, Florida, una joven señora empezó a sentirse frustrada en su vida matrimonial. El tener que atender su hogar y a cuatro hijos sin recibir la cooperación amorosa de su esposo parecía estar agobiándola.
Mientras estuvo en el Cuerpo Femenino de Aviación, había desarrollado alguna independencia. Ahora como esposa, lo que leyó sobre la ‘liberación de la mujer’ intensificó esto. Finalmente le dijo a su esposo que se proponía “renunciar de esposa, madre y ama de casa y transferirle todo a él.” Es fácil imaginarse el resultado de esto. Como ella lo expresó: “Debido a mis puntos de vista radicales mi esposo se fue apartando cada vez más y nuestros hijos se fueron haciendo más difíciles.”
Si usted es casado, probablemente pueda compadecerse de este matrimonio. Sin importar quién tuviera la culpa, la situación de ellos no era agradable. ¡Qué bueno sería que no existieran problemas como ése! Pero sí existen. ¿Qué pensaría usted que se pudiera esperar en cuanto a este matrimonio? ¿Podría resolverse el problema? Si se pudiera, ¿cómo? ¿De qué fuente podrían obtener verdadera ayuda?
Quizás usted no se haya enfrentado a un problema que tenga esa seriedad. Pero sin duda ha observado que hay muchos matrimonios llenos de problemas. Pudiera haber aspectos en los cuales a usted le gustaría ver mejoramiento en su propio matrimonio. Los individuos entran en el matrimonio llenos de amor mutuo y de un deseo de compartir la felicidad, pero, con el tiempo, las desavenencias, los conflictos y las presiones les roban el gozo a muchos. Si la pareja no se separa o no obtiene un divorcio, muchas veces su matrimonio llega a estar caracterizado por el aguante, más bien que por disfrute.
Fíjese en el alcance del problema. Bajo el título “La vida de familia en peligro,” el Daily Mail de Londres dijo: “Cada año el divorcio perjudica la vida de por lo menos 250.000 personas... padres e hijos.” A principios del año pasado unos titulares de los Estados Unidos decían: “Más declaraciones de: ‘Yo te acepto’ van terminando en: ‘Esto se acabó,’” un hecho confirmado por la ascendente proporción de divorcios. El que tantos matrimonios experimenten problemas serios ha llevado a muchas personas a creer que el matrimonio ni siquiera debe considerarse como arreglo permanente. Dijo el Allgemeine Zeitung de Francfort: “Hay una mayoría considerable en la República Federal [Alemana] . . . que cree que el hacer del matrimonio un contrato temporal es buena idea.”
PARA BUEN ÉXITO: ¿AYUDA DE DÓNDE?
Sí, hay muchos problemas matrimoniales. No obstante, hay una fuente de verdadera ayuda. Si acaso hay lugar para mejoramiento en su propio matrimonio, usted también puede aprovecharse de esa ayuda. Note lo que le sucedió a la familia de Florida.
El jefe del esposo en su trabajo seglar, un testigo de Jehová, los invitó a asistir a una reunión en el Salón del Reino. Luego se hicieron arreglos para que tuvieran en su hogar un estudio bíblico semanal. Dice la esposa: “A medida que estudiábamos lo que dice la Biblia en cuanto a jefatura, todo se fue acomodando. Empezamos a aplicar lo que aprendíamos, y por primera vez en nuestra vida matrimonial empezamos a ser una familia. Mi esposo asumió seriamente su responsabilidad de amoroso cabeza de familia. Yo, en cambio, no me resentí por mi papel, y los niños empezaron a responder a este arreglo amoroso. ¡El cambio en nuestra vida ha sido tremendo! He visto ‘florecer’ a toda mi familia.”
¿Da eso la impresión de ser demasiado bueno para ser cierto? Si usted tiene dificultades similares es posible que opine: ‘No daría buenos resultados con nosotros.’ Pero, ¿es eso realmente así? ¿Por qué no acudir a la Biblia por ayuda? Si usted estuviese teniendo problemas matrimoniales, sus amigos quizás le instarían a buscar consejo de un psicólogo o consejero sobre el matrimonio. ¿Por qué? ¿No se debe a que pudieran pensar que esa persona tendría conocimiento y experiencia que podrían ayudarle a usted?
Sin embargo, cuando se trata de conocer a las criaturas humanas, nadie sobrepuja a Jehová, el Autor de la Biblia. Él creó originalmente al hombre y a la mujer, y por eso conoce completamente nuestra composición física y emocional. (Sal. 139:13-16; Job 10:9-13) Está enterado de nuestras más profundas necesidades emocionales. Hasta puede leer los corazones. Como dice Primero de Samuel 16:7: “El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.”
Luego, está el asunto de la experiencia. A lo más cualquier consejero o consejera sobre el matrimonio puede ofrecer consejo que se basa en lo que él o ella ha leído u observado en unos veinte o treinta años de experiencia. Sin embargo, Jehová es el Originador del matrimonio. Ha observado todo matrimonio que ha existido. Ha visto millones de ejemplos de lo que resulta si un esposo o una esposa obra de una manera u otra, cuál puede ser el resultado de que él o ella despliegue ciertas determinadas cualidades o no las despliegue. Sin importar cuáles sean los problemas de un matrimonio, ¿no ha observado Jehová muchos más casos similares que cualquier consejero humano? Es a Él que hay que acudir.
¡Qué confortante es saber que podemos beneficiarnos del conocimiento y experiencia de Jehová, pues en la Biblia él nos suministra consejo perfecto, consejo que puede llevar a felicidad y buen éxito en el matrimonio! Como nos asegura Salmo 19:7, 8: “El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón.” Son muchos y diversos los problemas que han causado dificultades en el matrimonio. Pero consideremos solo dos ejemplos de cómo la Biblia puede ayudar a resolver estos problemas.
Papeles del esposo y la esposa
Un problema común en muchos matrimonios envuelve el que un cónyuge, o ambos cónyuges, no acepte ni se eleve a la altura de sus responsabilidades. Cuando a un cónyuge le parece que el otro es negligente en este sentido, se desarrolla fricción. ¿Qué se puede hacer acerca de eso?
Recuerde aquel matrimonio de Florida. Tenían un problema de esta clase. Su derrotero pone de relieve un aspecto importante del consejo de la Biblia.
Jehová, al establecer el arreglo del matrimonio, bosquejó papeles dignos tanto para el esposo como para la esposa. Al llamarlos “papeles,” no queremos decir “papeles de discriminación sexual” en los cuales se ensalza a un sexo mientras al otro se le degrada en posición o deberes. Estos papeles designados por la Biblia honran a ambas partes y contribuyen al buen éxito y la felicidad en el matrimonio. Al esposo se le asigna la responsabilidad de ser el cabeza amoroso de la familia, y la esposa ha de ser un complemento, una ayudante. Note este consejo equilibrado: “Esposas, sujétense —sean sumisas y adáptense— a sus propios esposos como un servicio al Señor. Pues el esposo es cabeza de la esposa como Cristo es el Cabeza de la iglesia . . . Esposos, amen a sus esposas, como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella . . . El que ama a su propia esposa se ama a sí mismo. Pues ningún hombre jamás aborreció su propia carne, sino que la alimenta y cuidadosamente la protege y la acaricia.”—Efe. 5:22-29, The Amplified New Testament.
Esta jefatura significa acaudillamiento considerado, no dominación severa. ¿No conoce usted matrimonios en los cuales el esposo o es severo y dominante o no está dispuesto a aceptar su responsabilidad de conducir y proteger? ¿No ayudaría a esos matrimonios el que el esposo aplicara el consejo de Dios, que se esforzara por suministrar jefatura amorosa, considerada, para con su esposa? Si usted es esposo, ¿cree que este consejo puede ayudarle, también, a cumplir su papel?
Si usted es esposa, ¿no respondería favorablemente si su esposo fuese un cabeza amoroso y aplicara este consejo: “Vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de Vida”? (1 Ped. 3:7, Biblia de Jerusalén) Así es como respondió la señora de Florida cuando su esposo asumió seriamente su responsabilidad de amoroso cabeza de familia. Dice ella: “Yo, en cambio, no me resentí de mi papel.” Note: “mi papel.” Lo que quiso decir ella fue su responsabilidad de seguir el consejo de la Biblia de ‘ser sumisa y adaptarse a su esposo,’ acudiendo a él por dirección y guía. Quizás eso no sea fácil, especialmente si ya se han desarrollado problemas. Pero si usted como esposa tiene un problema de esa índole y verdaderamente desea mejoramiento en su matrimonio, el aplicar ese consejo bien puede valer el esfuerzo. No crea que el ser una ayudante verdadera es degradante. Fue Jehová mismo el que dijo que la esposa ha de ser la “ayudante” de su esposo, pero Él también se describió como un “ayudante,” aunque no como “complemento” de nosotras las criaturas humanas. Ciertamente eso no degrada a Dios, ¿verdad? Tampoco el ser ayudante la degrada a usted.—Gén. 2:18; Ose. 13:9; Heb. 13:6.
“Estoy dispuesta a intentarlo, pero mi cónyuge no,” pudieran opinar algunas. Es verdad que el mayor éxito viene cuando ambos cónyuges siguen el consejo de Dios. Sin embargo se puede conseguir mejoramiento aunque solo uno de los cónyuges se adhiera a la Biblia.
Por ejemplo, una señora de Georgia reconoció lo siguiente: “Yo no estaba feliz con mi matrimonio.” Quizás tanto ella como su esposo tenían la culpa, pero ella dice que, por su parte, ella desatendía sus deberes domésticos. “Mi casa siempre estaba sucia, y mis hijos no estaban tan limpios como deberían estarlo.” En agosto de 1974 una testigo de Jehová habló con ella. Pronto, en su casa, empezaron un estudio del consejo de la Biblia sobre “Edificando una vida de familia feliz.”a Pronto los resultados se hicieron patentes, aunque su esposo no participaba en el estudio. Después de solo seis meses, ella escribió: “A medida que fui estudiando la Biblia, empezó a suceder algo. Me puse a cuidar mejor la casa, mis hijos eran más limpios. Poco a poco mi matrimonio empezó a marchar bien. Jehová me ha bendecido desde que he estado estudiando la Biblia.” Al llegar a desempeñar el papel que la Biblia le asignaba como esposa, su matrimonio mejoró.
La comunicación en el matrimonio
Recientemente el Dr. Theodore I. Rubin, que escribe sobre problemas de familia, hizo este comentario: “Utilizando mi correspondencia como criterio, el problema más común parece ser la mala comunicación dentro de la familia. . . . Esto es especialmente cierto de esposos y esposas.” De hecho, un estudio canadiense reveló que la mala comunicación entre los cónyuges ocupaba el primer lugar entre los problemas maritales; estaba alistada en el 92 por ciento de los casos.
Es probable que usted pueda ver que hasta la pequeña cantidad de consejo bíblico que hemos considerado aquí, si se siguiera, aliviaría mucho el problema de la falta de comunicación entre esposo y esposa. Si un esposo ‘amara a su propia esposa como el Cristo amó a la iglesia, protegiéndola y acariciándola,’ ¿no hablaría con ella, confiando en ella y prestándole atención? El sociólogo Jack Balswick hizo notar lo siguiente: ‘Las mujeres esperan que sus esposos puedan compartir emociones, compartir sentimientos, decir “Te quiero.” Sin embargo, el cariño y el amor son los sentimientos más difíciles de expresar para la mayoría de los hombres.’ Pero ciertamente ayuda al esposo a hacer precisamente eso el saber que Jehová Dios lo insta a hacerlo y ver que su esposa está haciendo el esfuerzo por ser ‘sumisa y adaptarse’ a él. ¡No hay duda en cuanto a ello!
Concerniente a la comunicación de la esposa con su esposo, un factor que puede causar tensión y hacer que él no esté dispuesto a responder es el constante regañamiento por parte de ella. La Biblia no pasa por alto este factor. Ofrece consejo franco, como: “Mejor vivir en el desierto que con una esposa regañona, quejumbrosa.” (Pro. 21:19, Today’s English Version) Además, dice, sabiamente: “Como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ello.” (Pro. 25:11) Quizás no sea el “tiempo apropiado para ello” el momento en que él llega a casa del trabajo, o cuando está bajo alguna presión o está absorto en otro asunto. La esposa que aplica el consejo de la Biblia considerará esas cosas y se ‘adaptará a su propio esposo.’ Esto hará más agradable la conversación.
Por supuesto, hoy a veces se produce falta de comunicación cuando uno de los cónyuges ha sido ofendido o lastimado por el otro. El resentimiento resultante, además de ahogar la comunicación, puede afectar las relaciones sexuales del matrimonio, o sus esfuerzos mutuos por manejar el presupuesto o el tratar cada uno con los parientes del otro.
¿Le parece conocida tal situación? Es probable que usted pueda pensar en matrimonios que hayan pasado por esta mismísima experiencia. Quizás hasta le haya sucedido a usted. ¿Suministra la Biblia consejo que pudiera aplicarse para resolver esta dificultad? Ciertamente que sí. En una ocasión Jesús habló acerca de una persona que estaba dando cierto paso para agradar a Dios pero se dio cuenta de que su hermano tenía algo contra él. Jesús dijo: “Primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu don [a Dios]. Ocúpate en arreglar prestamente los asuntos con el que se queja contra ti.” (Mat. 5:23-25) ¡Qué provechoso es el que las personas casadas también ‘arreglen prestamente los asuntos’ si uno tiene una queja contra el otro! Por eso, los esposos y las esposas que aceptan el consejo de Dios hacen bien en tratar de comunicarse bondadosamente uno con otro en cuanto a cualquier ofensa. Esto, a su vez, contribuirá a mejor comunicación en cuanto a otros asuntos. Aumentará la felicidad.
SU MATRIMONIO
Hemos considerado aquí solo dos de los problemas principales del matrimonio, los que envuelven la jefatura y la comunicación. Hay otros factores que pueden robarle el gozo a algunos matrimonios: los celos, el descontento sexual, dificultad con los parientes políticos, conflictos en cuanto a los hijos, alcoholismo, genio violento y otros. Quizás a usted le parezca que uno de éstos está perjudicando su matrimonio. El consejo más sabio acerca de cualquiera de esos problemas se encuentra en la Palabra de Dios. Él sabe qué es lo mejor.
Lo instamos a acudir a la Biblia. Aprenda de ella lo que aconseja Jehová. Los testigos de Jehová de su localidad tendrán mucho gusto en ayudarlo. Aprovéchese de las oportunidades que usted tiene para estudiar la Biblia con ellos, porque a ellos les complace ayudar a las personas a aprender qué aconseja la Biblia. Cuando en su matrimonio usted sigue el derrotero que se indica en Proverbios 3:5, 6, puede disfrutar de una bendición abundante: “Confía en Jehová con todo tu corazón . . . En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”
[Nota]
a Capítulo 20 en el libro La verdad que lleva a vida eterna.