La recreación que de veras refresca
“NOSOTROS adoramos a los dioses con jovialidad, con festines, canciones y juegos, pero ustedes [los cristianos] adoran a un crucificado a quien no pueden agradar todos los que disfrutan de estas cosas, uno que desprecia el gozo y condena los placeres.” Así habló un enemigo del cristianismo del segundo siglo.a ¡Pero qué juicio más equivocado! Aquellos discípulos primitivos sí hallaban gozo genuino en la vida.
Del caudillo de ellos, Jesucristo, el hijo del “Dios feliz,” se dice que, se “llenó de gran gozo,” y que es “el feliz . . . Potentado” que, en la Tierra, oró que sus seguidores ‘tuvieran el gozo de él en sí mismos en plenitud.’—1 Tim. 1:11; 6:15; Luc. 10:21; Juan 17:13.
El gozo de ellos no estaba en el regocijo temporal de un festín o un juego. Ellos conocían bien el antiguo proverbio (Pro. 14:13) que dice: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor; y es en desconsuelo que termina el regocijo.” El mayor deleite de ellos era seguir los principios del cristianismo. Este gozo penetraba en su corazón. Ahora tenían una preciosa relación con el Dios Todopoderoso, y la compañía de los asociados de ellos en el cristianismo. También tenían la alentadora experiencia de ayudar a otros a aprender la verdad y poder criar hijos que les fueran una fuente de deleites.
OPORTUNIDADES PARA “TIEMPO LIBRE”
Aunque el atender sus responsabilidades bíblicas y el compartir con otras personas el mensaje cristiano eran actividades de primordial importancia para ellos, estas cosas no consumían todo el tiempo disponible a los cristianos. El Amo de ellos, por su propio ejemplo, mostró lo apropiado de tener algún tiempo para descansar y refrescarse. Después de un día completo de testificar, Jesús dijo a sus discípulos: “‘Vengan, ustedes mismos, privadamente a un lugar solitario y descansen un poco.’ Porque eran muchos los que venían e iban, y no tenían tiempo libre siquiera para tomar una comida.”—Mar. 6:31.
El mismo verbo griego para “descansen” (en la voz media del verbo) se vierte, en Filemón 20, “refresca” (en la voz activa del verbo). Así que el “tiempo libre” se puede usar para proveer un cambio de lo que es la rutina regular o para hallar refrigerio para continuar con los trabajos habituales de uno. Aquellos cristianos primitivos, aunque principalmente se mantenían activos y celosos en la proclamación del mensaje del Reino, a veces hallaban tiempo para un cambio que de veras los refrescaba.
No hay duda de que se visitaban unos a otros y compartían comidas juntos. Además, había disponibles varias formas de recreo apropiado de las cuales probablemente disfrutaron estos cristianos y sus hijos. Con relación a los tiempos anteriores al cristianismo, se dice que jóvenes y otras personas tocaban instrumentos musicales. (1 Sam. 16:18; 1 Rey. 1:40; Lam. 5:14; compare con Lucas 15:25.) Se mencionan los juegos y bailes de los niños. (Mat. 11:16, 17) En contraste con el “entrenamiento corporal” que estuviese disponible en aquel tiempo y fuera provechoso “para poco,” la devoción piadosa expresada en hechos era “provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” Lo que los cristianos hicieran, fuera lo que fuera, se mantenía en equilibrio, y no reflejaba el desenfreno violento de los que no eran cristianos. Aquello nunca eclipsaba a la “devoción piadosa,” la verdadera fuente del gozo de ellos.—1 Tim. 4:8.
LO QUE ALGUNAS FAMILIAS HACEN AHORA
Hoy día las familias cristianas también disfrutan en grupo familiar de ocasiones refrescantes. Sienten verdadero gozo y experimentan compañerismo al hacer cosas unos con otros... principalmente al dar a conocer a otras personas el reino de Dios. Y sin embargo, hay otras cosas que ellos hacen juntos, tales como participar en diferentes formas de recreación. ¿De qué clase? Bueno, un padre que tuvo éxito en la crianza de muchos hijos habló de una variedad de actividades edificantes, y entonces añadió: “Las formas de recreación que parecen tener más éxito son las que usan las energías del niño y le presentan un desafío.”
Un padre cristiano de cuatro hijos adolescentes vivía en una zona donde aparentemente no había oportunidades para recreación. A este padre se le preguntó si tenía problemas en cuanto a encontrar recreación significativa para su familia. Contestó: “El proveer recreación nunca ha sido difícil. El único obstáculo que hay que vencer es el de ver oportunidades para la recreación y contentarse uno con lo que tiene. Parece que lo más satisfaciente es disfrutar de cosas sencillas, tales como nadar, dar caminatas, tener invitados y cosas por el estilo. Hemos aprendido que nuestro refrescamiento no tiene que ser la función de costosas facilidades de recreo o equipo espléndido, sino, más bien, aprovechar lo que está disponible a todos.”
Algunos descubren que mientras participan en la obra de compartir conocimiento bíblico con otros se les presentan oportunidades de recreo. Este padre de cuatro hijos escribió:
“Muchas de nuestras actividades de recreación giran en torno de nuestras actividades teocráticas y, mientras persistimos en éstas, por ellas mismas nos viene mucha recreación. El testificar en nuestro territorio rural suele darnos la oportunidad de traer con nosotros cuanto necesitamos para una comida campestre. En muchas ocasiones hemos concluido un día de testificar disfrutando de algún lugar en el bosque, o en un campamento de recreo.”
Es lógico que las circunstancias de cada familia sean diferentes. Sin duda hay una variedad de cosas que son refrescantes para un grupo de familia. Otro padre de cuatro hijos dijo: “No es la clase de recreación lo que mantiene a los jóvenes contentos y felices; es el ambiente y la asociación relacionada con éste. La relación con los miembros de la familia es lo que hace que las horas que se dedican a esto resulten felices.” Otro cristiano añadió: “Lo que la hizo [a la recreación] tan especial fue que hicimos aquello como familia.”
EL VALOR DEL INTERÉS DE LOS PADRES
Así que los padres tendrían que estar conscientes de la necesidad que tienen sus hijos de algunas actividades significativas que llenen parte de su tiempo libre. Una madre, cuyo esposo no era creyente, dijo: “Uno tiene que crear en el hogar un ambiente del cual los niños no quieran marcharse, y al cual, si temporalmente se marchan, deseen regresar.” A unos padres que tuvieron éxito en la crianza de sus hijos se les preguntó cuál había sido el “secreto” de ellos. Contestaron: “Siempre tratamos de lograr que para nuestros hijos la vida con nosotros en el hogar fuera más interesante que con la gente de su propia edad.”
El lograr que la vida en el hogar sea “más interesante” para los hijos requiere un interés genuino de parte de los padres. Una madre dijo significativamente: “El andar corriendo tras los niños cuando son pequeñitos es trabajo para el cuerpo y lo estimula, pero los adolescentes son estímulo y trabajo para la mente.” Sí, los padres necesitan un corazón que se interese, junto con esfuerzo mental.
Es más fácil hablar de hacer esta clase de esfuerzo que el hacerlo. “Para nosotros, padres de siete hijos, el alimentarlos y proveerles ropa y dónde vivir era una lucha,” escribió un padre, quien añadió: “por lo tanto, poca era la recreación que podíamos tener, aunque hacíamos arreglos para algún tiempo de recreo.” A menudo, una sola persona es padre en el hogar, y tiene que llevar toda la carga.
Se entiende lo difícil que es llegar al hogar después de un duro día de trabajo y entonces comenzar a pensar en cómo suministrar alguna recreación para la familia. ¡Los padres que logran atender todas sus responsabilidades bíblicas y todavía proveen recreación significativa para la familia son verdaderamente dignos de encomio! Por difícil que sea esto, una madre cuyos siete hijos llegaron a ser cristianos dedicados dijo: “Los gozos sobrepasan todos los sacrificios y el duro trabajo.”
¿Responden los hijos? Un padre se enfrentaba al desafío de criar tres hijas adolescentes sin la ayuda de una esposa. Las tres hijas se desarrollaron en cristianas devotas. Más tarde una de las hijas dijo:
“Hacíamos cosas juntos. Algunas veces, cuando se nos hacía imposible pagar por algún entretenimiento, simplemente caminábamos, a veces por manzanas y manzanas, por las calles de la ciudad. Papá no tenía miedo de dejarnos saber que era humano. Si no teníamos a dónde ir y estaba lloviendo, él decía: ‘Vamos afuera y caminemos bajo la lluvia.’ Y sencillamente salíamos y nos echábamos a andar bajo la lluvia; no teníamos a dónde ir, pero ¡era tan agradable el simplemente estar con él! Él nos daba de su tiempo.”
Ciertamente no todo el mundo ve el andar bajo la lluvia como recreación, pero el punto es que no es tanto qué se hace, sino que algo se hace como familia para proveer un cambio de actividad y traer recreación que de veras refresca.
UNA FAMILIA “ESPIRITUAL”
Los que aceptan el cristianismo como su modo de vivir disfrutan de una preciosa asociación dentro de otra familia, la congregación, la cual verdaderamente se puede comparar a una familia completa de ‘hermanos, hermanas, madres, padres e hijos.’ (Mar. 10:28-30) Por esta razón parece solo lo natural el que los miembros de la congregación disfruten no solo de testificar juntos en grupos, sino también de dedicar tiempo adicional a asociarse unos con otros de modo edificante.
Esas reuniones sociales pueden ser refrescantes y también añadir afectuosidad a la congregación. A una joven cristiana se le preguntó cuál había sido la reunión social a la cuál había asistido y de la cual más había disfrutado. Sin titubear contestó:
“Fue cuando se reunieron algunas familias de la congregación, tanto padres como hijos. Después de compartir algunos refrigerios, nada elaborado, todos nos sentamos alrededor de la mesa y hablamos. Uno de los hermanos comenzó a pedir a algunos de nosotros que dijéramos cómo habíamos llegado a ser testigos de Jehová o que relatáramos una experiencia de nuestra obra de enseñar a otros. En poco tiempo diferentes personas relataron su historia de cómo llegaron a ser cristianos y los problemas que tuvieron que vencer. Nadie dominó la conversación, sino que muchos contribuyeron. Las experiencias nos estimularon a todos. Fue una ocasión inolvidable.”
Si se aplican los principios bíblicos, y si ancianos, siervos ministeriales u otros cristianos maduros que asisten usan su influencia para el bien, una ocasión de esa índole será fuente de verdadero refrigerio y no una que deje desagradables recuerdos y pesar en muchos debido a que la conducta degenere. Nunca deberíamos olvidar que nuestra principal comisión es la de ser testigos del nombre y el reino de Jehová. Incluso en el ambiente de esparcimiento de una reunión social cristiana nuestra conducta debe resultar en gloria para nuestro Santo Padre. Como dijo un escritor cristiano del segundo siglo: “En ningún lugar es el cristiano nada que no sea un cristiano.”—Isa. 5:12; 43:10-12; 1 Cor. 10:31.
EL VALOR RELATIVO DE LA RECREACIÓN
La recreación saludable puede suministrar alguna diversión placentera. Puede refrescarnos de modo que podamos continuar adelante con nuestro trabajo normal. Sin embargo, la diversión no es la cosa importante en la vida. Una joven hermana bien equilibrada, proclamadora de tiempo completo de las “buenas nuevas” en Europa, dijo:
“La diversión no era lo que recibía énfasis en casa. Lo importante en casa era la honradez, y el servicio en el campo de la predicación. Las cosas importantes eran el alimento, la ropa, el abrigo, las cosas espirituales y las reuniones. Sin embargo cuando teníamos tiempo disfrutábamos de algún entretenimiento, quizás de ir a visitar a otras familias de la congregación.
“Muchas veces vi a jóvenes ir a diferentes lugares para divertirse y pensé: ‘¡Ay, sí, me encantaría hacer eso!’ Pero, realmente, nunca he sufrido por no estar participando constantemente en divertirme. Esto jamás ha resultado en desventaja para mí. No estoy en peor situación que todos los demás jóvenes de mi misma edad.”
Si permitiéramos que el entretenimiento se convirtiera en una parte principal de nuestra vida, eso nos haría daño espiritualmente y quizás hasta en sentido físico. Note la clara advertencia de Proverbios 21:17, que dice: “El que está amando la diversión será un individuo indigente; el que está amando el vino y el aceite no ganará riquezas.”
En las reuniones sociales o banquetes de aquel tiempo se acostumbraba tomar vino y derramar en la cabeza y la ropa aceite de otras sustancias fragantes. (Pro. 27:9; Amós 6:6) Las personas que amaban estas festividades pronto descubrían que, para perjuicio de ellas, éstas tenían mal efecto en otras actividades de la vida. Un sinnúmero de malas experiencias ha mostrado que, cuando se hace cosa regular la celebración de actividades festivas puramente recreativas, éstas tienden a gravitar hacia la mundanalidad. Por eso, es necesario ejercer precaución.
Nunca olvidemos que en diferentes lugares del mundo muchos cristianos no tienen disponible gran parte de lo que la gente que vive en naciones más industrializadas llama “entretenimiento.” Sin embargo, muchos se las arreglan para vivir satisfechos y, de hecho, de muchas maneras parecen estar más felices y contentos que los que tienen tanta variedad de recreación. Un cristiano en puesto de anciano, que había observado cuidadosamente la situación internacional, escribió: “Muchas personas piensan que el énfasis que se pone en el entretenimiento y la decadencia moral han ido mano a mano.” Por eso, cada cristiano debe protegerse de ese peligro y poner el “énfasis” en participar en la adoración de nuestro Padre celestial.
También tenemos que enfrentarnos al hecho de que, al considerar la urgente comisión que tenemos de proclamar las buenas nuevas del reino de Dios en estos “últimos días,” ni nosotros como cristianos ni nuestros hijos podríamos dedicar más de un mínimo de tiempo al entretenimiento. También es obvio que los cristianos nunca podrán hacer todas las cosas que el mundo llama “entretenimiento.” Como se ve, hay que mantener la recreación en su lugar apropiado. Para esto, es necesario que mantengamos un punto de vista espiritual, no carnal, y que trabajemos en inculcar este punto de vista en el corazón de nuestros hijos.
Que cada cristiano mantenga un punto de vista equilibrado acerca de la recreación. Edifiquemos nuestra vida alrededor de las cosas que traen verdadero gozo y satisfacción al corazón, mientras a veces disfrutamos de algún recreo o diversión edificante. Sobre todo, que nuestra mayor felicidad esté en llevar vidas cristianas limpias y en proclamar celosamente a otros la magnífica esperanza del Reino que pronto ayudará a toda la humanidad a llevar una vida equilibrada y significativa, para la alabanza eterna de nuestro Dios, Jehová.
[Nota]
a Palabras de un juez a Epipodio, quien alegaba ser cristiano. El juez lo sometía a interrogatorio y se esforzaba por hacer que Epipodio transigiera. Según se informa esto sucedió en Francia durante el año decimoséptimo del emperador romano Marco Aurelio. (177 E.C.)