¡Huya al reino de Dios!
1. En la carta que Pablo escribió a los hebreos, ¿qué se puede notar con relación a escape?
EN SU carta a los hebreos, el apóstol Pablo dice algunas cosas importantes con relación a escape. Considera dos aspectos: cosas que deben observarse y cosas que deben evitarse. En apoyo de su argumento, frecuentemente cita de las Escrituras Hebreas, con las cuales habrían estado muy familiarizados sus lectores de aquel tiempo... judíos que se habían hecho cristianos.
2. ¿Qué comparación hizo Pablo entre el Hijo de Dios y los ángeles, y a qué conclusión lleva esto?
2 En el primer capítulo de Hebreos 1, Pablo subraya la posición superior que ocupa el Hijo de Dios sobre los ángeles. Entonces dice el apóstol: “Por eso es necesario que [nosotros, los cristianos,] prestemos más que la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros, para que nunca nos deslicemos [o, “seamos arrastrados a la deriva,” Bover-Cantera]. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó firme, . . . ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza siendo que empezó a ser hablada por medio de nuestro Señor [Jesucristo] . . .?”—Heb. 2:1-4.
3. (a) La esperanza de salvación mediante Cristo Jesús es mejor que ¿qué otra esperanza? ¿y en qué sentido? (b) ¿De qué viene acompañada esta “esperanza mejor”? (c) ¿De qué hay necesidad, prescindiendo de que nuestras esperanzas sean celestiales o terrestres?
3 La esperanza de salvación que se dio por medio de Jesucristo es mucho mejor y mayor que la que se ofreció por medio de la Ley “transmitida mediante ángeles” en el monte Sinaí. (Gál. 3:19) Es mejor porque está basada en un “pacto mejor . . . establecido legalmente sobre mejores promesas,” un sacrificio mucho mejor (que se hizo “una vez para siempre,” y da una “esperanza mejor”) y un sacerdocio mejor, semejante al de Melquisedec. (Heb. 7:15-25; 8:6; 9:23-28) No obstante, esta “esperanza mejor” viene acompañada de una responsabilidad mayor. Por eso, es necesario prestar atención detenidamente y ejercer cuidado para evitar todo descuido, “para que nunca nos deslicemos” o vayamos “a la deriva.” Y aunque aquí se hace referencia a la salvación celestial, responsabilidades similares descansan sobre los que tienen la esperanza de salvación terrestre bajo el reino de Dios.
4. ¿Qué quiere decir ir a la deriva, y cómo aplicaría esto a los cristianos?
4 ¿Cuánto esfuerzo se requiere para que alguien vaya deslizándose, o para ir a la deriva? Ninguno en absoluto. Si estamos en un río, sea que estemos dentro de un barco o sobre el agua misma, la corriente simplemente nos lleva río abajo. Lo mismo sucede en la vida real. Si nosotros, como cristianos, empezamos a ir a la deriva, nos dejamos llevar por cualesquier influencias que floten en dirección nuestra, sea que éstas provengan del exterior o de tendencias heredadas que tengamos dentro de nosotros. Empezamos a perder el aprecio por los valores espirituales. Esta actitud puede desarrollarse gradualmente y hay que precaverse de ella. De lo contrario, ya no tendríamos ‘firmemente asida la vida que lo es realmente’ y estaríamos en peligro de perder la vida por completo. (1 Tim. 6:19) Como señaló Pablo, ¿cómo podemos escapar de las consecuencias desastrosas que vendrán al fin si permitimos que esta actitud y proceder descuidados sigan sin que les pongamos coto?
5. Las siguientes palabras de Pablo a los cristianos hebreos nos ponen sobre aviso acerca de ¿qué condición peligrosa del corazón?
5 Las siguientes palabras del apóstol a los cristianos hebreos nos ponen sobre aviso respecto a un proceder más peligroso aún. Él escribió: “Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo; mas sigan exhortándose los unos a los otros cada día, mientras pueda llamársele ‘Hoy,’ por temor de que alguno de ustedes se deje endurecer por el poder engañoso del pecado.”—Heb. 3:12, 13.
6. (a) ¿Qué se entiende por la expresión “alejarse” de alguien? (b) ¿A qué se debe el que algunos ‘se alejen del Dios vivo,’ y cómo puede evitarse eso?
6 No se requiere esfuerzo alguno para empezar a ir a la deriva; pero el comenzar a “alejarse” de alguien requiere que se tome acción definitiva. Aunque todavía tengamos la cara vuelta hacia una persona en un esfuerzo por retener su favor, no obstante podemos empezar a retirarnos o retroceder de ella por medio de dar pasos hacia atrás. ¿Por qué empezaría persona alguna a “alejarse del Dios vivo”? La respuesta es: Debido a falta de fe. Como lo indica el contexto, Pablo no está hablando de una fe débil que haya resultado de no tener suficiente conocimiento o de tener entendimiento incorrecto. Más bien, él cita la advertencia: “No endurezcan sus corazones.” Eso es lo que los israelitas carnales hicieron en el desierto, a pesar de que allí habían disfrutado constantemente de las milagrosas provisiones y protección de Jehová y así habían visto Sus “obras durante cuarenta años.” (Heb. 3:7-11) Por lo tanto, todos los cristianos verdaderos hoy día tienen que continuamente ayudarse y animarse unos a otros para no dar pasos hacia atrás por dejarse “endurecer por el poder engañoso del pecado.” Debemos exhortarnos unos a otros para mantener viva nuestra fe. ¿Cómo? Mediante obras de fe. Recuerde, Abrahán obró obedientemente en fe bajo una prueba severa y así “vino a ser llamado ‘amigo de Jehová.’” Nosotros que somos testigos de Jehová hoy día saldremos ganando solo “si nos esforzamos por tener fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio firme hasta el fin.”—Heb. 3:13, 14; Sant. 2:21-26.
7. Hacia el fin de su carta a los hebreos, ¿cómo muestra Pablo que es mayor la responsabilidad que pesa sobre los cristianos que la que se colocó sobre los israelitas carnales?
7 Hacia el fin de su carta a los hebreos, Pablo sigue la misma línea de razonamiento que empleo en Hebreos 2:1-4. Muestra que, en comparación con los israelitas carnales de la antigüedad, los cristianos tienen una responsabilidad mayor. Sin embargo, se vale de una expresión aún más fuerte, pues dice: “Porque si no escaparon los que se excusaron de oír al que estaba dando advertencia divina sobre la tierra, con mucha más razón no escaparemos nosotros si nos apartamos del que habla desde los cielos.”—Heb. 12:25.
8, 9. (a) ¿Qué está envuelto en apartarse de alguien? y, en asuntos espirituales, ¿en qué puede resultar esto? (b) ¿Cómo y por qué debemos tomar a pecho estas advertencias? (c) ¿Qué sucederá si aceptamos la disciplina divina?
8 El que nos apartemos de una persona quiere decir que deliberadamente le volvemos la espalda, y frecuentemente indica que la rechazamos. Esta fue la actitud y el proceder que los israelitas carnales adoptaron como nación hasta el mismo tiempo de Malaquías, cuando Jehová les dijo: “Desde los días de sus antepasados ustedes se han desviado de mis disposiciones reglamentarias y no las han guardado.” (Mal. 3:7) Y si un cristiano ungido, un israelita espiritual, da estos pasos progresivamente malos, ¿cuál será el resultado? Existe el grave peligro de que llegue a estar entre aquellos acerca de quienes Pablo escribe lo siguiente: “Es imposible tocante a los que una vez por todas han sido iluminados, . . . pero que han caído en la apostasía, revivificarlos otra vez al arrepentimiento.” (Heb. 6:4-6) Por supuesto, solo Jehová Dios y Cristo Jesús pueden determinar si una persona ha llegado a tal punto que es imposible reavivarla al arrepentimiento.
9 Debemos tomar a pecho estas advertencias. Podemos empezar a perder la fe al dar las cosas por sentadas, manifestando un espíritu de indiferencia, de modo que nos vamos yendo a la deriva casi imperceptiblemente. Una mala actitud o un paso en falso fácilmente puede llevar a otro hasta que nos hayamos propasado, y descubramos que hemos llegado al punto del cual no hay recobro. Antes que eso suceda, Jehová sin duda nos someterá a alguna forma de disciplina, de lo cual Pablo habla en esta misma carta, y da consejo que sería prudente que aceptáramos. Pablo escribió lo siguiente a aquellos cristianos hebreos: “Se han olvidado por completo de la exhortación que se dirige a ustedes como a hijos: ‘Hijo mío, no tengas en poco la disciplina de Jehová, ni desfallezcas cuando seas corregido por él; porque a quien Jehová ama él disciplina; de hecho, él azota a todo el que recibe como hijo.’ . . . Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.”—Heb. 12:5-11.
10. ¿Por qué nunca debemos ver a nuestros hermanos espirituales, ni a nosotros mismos, desde un punto de vista negativo o pesimista?
10 De lo antedicho, no debemos concluir que Pablo estuviera viendo a sus hermanos espirituales desde un punto de vista negativo o pesimista. Tampoco deberíamos hoy día vernos a nosotros mismos así, ni ver de ese modo a otros de la congregación. Aun después que el apóstol había dicho a aquellos cristianos hebreos que ellos ‘se habían hecho embotados en su oír’ y ‘necesitaban leche, no alimento sólido’ —y después de haber dado la advertencia acerca de los que caen más allá de la posibilidad de arrepentirse— dice: “Sin embargo, en el caso de ustedes, amados, estamos convencidos de cosas mejores y de cosas acompañadas de la salvación, aunque estamos hablando de esta manera.” Pablo entonces da excelente estímulo para que “sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”—Heb. 5:11, 12; 6:4-6, 9-12.
ESCAPE DE BABILONIA
11. ¿En qué profecía recibió Daniel inspiración para predecir escape para el pueblo de Dios?
11 Cualquier escape encierra el factor clave de huir de un lugar o situación que está bajo amenaza, y hacerlo con sentido de urgencia. ¿Hay necesidad de tomar acción de esa índole hoy día? Ciertamente la hay. El profeta Daniel recibió inspiración para escribir las siguientes palabras que están directamente relacionadas con la situación crítica en que se hallan los cristianos de la actualidad: “Durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo. Y ciertamente ocurrirá un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo. Y durante aquel tiempo tu pueblo escapará, todo el que se halle escrito en el libro.” (Dan. 12:1) Sí, el pueblo de Daniel —realmente el pueblo de Dios— habría de escapar. ¡Qué maravillosa seguridad!
12. (a) ¿Cuándo aludió Jesús a aquella profecía de Daniel? (b) ¿Cuándo y a favor de quiénes se ha puesto de pie y manifestado su poder Miguel?
12 Indicando que habría un cumplimiento grandioso y mayor en nuestro día, “el tiempo del fin,” Jesús aludió a aquellas palabras al dar su gran profecía registrada en el capítulo 24 de Mateo. Dijo: “Habrá entonces grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Dan. 12:4; Mat. 24:21) Desde 1914 E.C. Jesucristo ha sido el príncipe celestial, Miguel, que se ha puesto de pie y manifestado su poder a favor del pueblo de Dios de hoy día. Y ¿quiénes son éstos? No son israelitas carnales, sino el resto de israelitas espirituales cuya “circuncisión es la del corazón por espíritu,y no por un código escrito.”—Rom. 2:29.
13. ¿Desde cuándo se ha instado al resto de los israelitas espirituales a escapar de Babilonia la Grande, y en qué condición se hallaba el resto antes de esa fecha?
13 Sin embargo, especialmente desde 1919 E.C. este resto fiel y purificado ha obedecido la llamada: “Huyan, entonces, de la tierra del norte. . . . ¡Oye, Sión! Escápate, tú que moras con la hija de Babilonia.” (Zac. 2:6, 7; Jer. 51:45) Antes de esa fecha y durante la I Guerra Mundial, este resto había estado en servidumbre a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa.
14. (a) ¿Quiénes son los que están ‘escritos en el libro’? (b) ¿Hay otros que hayan de escapar de la destrucción y, si los hay, quiénes son?
14 Tal como se le dijo a Daniel, cada persona de las que componen este resto ‘se halla escrita en el libro.’ Son parte de “la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos.” (Heb. 12:23; vea también Malaquías 3:16.) Además de estos que escapan de la destrucción de los inicuos, hay una “grande muchedumbre” de personas que no son del Israel espiritual, sino que, en comparación con ellos, son “extranjeros.” Sin embargo, estas personas también ‘aman el nombre de Jehová’ y han llegado a ser siervos leales de él. ¿Con qué perspectiva? Jehová responde, diciendo: “Yo también ciertamente los traeré a mi santa montaña y los haré regocijarse dentro de mi casa de oración.” Estos que componen la “grande muchedumbre” rinden servicio sagrado a Dios en su templo. Sobreviven a “la grande tribulación” y se les dirige a “fuentes de aguas de vida.”—Isa. 56:6, 7; Rev. 7:9-17.
15. ¿Qué advertencia final se da acerca de huir de Babilonia la Grande?
15 Para confirmar las profecías anteriormente mencionadas, seguimos leyendo en el último libro profético de la Biblia, que se dirige al pueblo de Dios de hoy día. Este da una advertencia final respecto a Babilonia la Grande, aquel imperio de la religión falsa, como sigue: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia. . . . En un solo día vendrán sus plagas . . . y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó.”—Rev. 18:4-8.
16. (a) ¿Por qué puede decirse que todavía hay tiempo de escapar de ser destruidos con Babilonia la Grande? (b) ¿Qué puede hacer uno para que se le cuente entre aquellos a quienes Dios llama “pueblo mío”?
16 ¡Todavía hay tiempo para escapar! La advertencia de huir se está dando con vigor y claridad. Es un mensaje urgente el que están declarando los testigos de Jehová. Esta vez lo que se está incendiando no es simplemente una casa. Más bien, estará en llamas toda una “ciudad.” Una vez que empiece ese incendio, será demasiado tarde para huir. Los que son babilonios en su fuero interior no obedecen ni obedecerán la advertencia. Pero otros todavía tienen la oportunidad de demostrar que en su fuero interior quieren servir a Jehová Dios y ser leales a Su reino bajo Cristo Jesús. Así, todavía tienen tiempo para demostrar que sería propio contarlos entre aquellos a quienes Dios llama “pueblo mío.” A éstos se les invita a llegar a ser “otras ovejas,” y así componer parte del “un solo rebaño, [bajo] un solo pastor.” (Juan 10:16) Felizmente, debido al servicio sincero que usted rinde a Jehová, y por ser leal a Su reino, a usted también se le puede contar entre el pueblo de Dios.
HUYA A LA CIUDAD DE DIOS... SIÓN
17. ¿Qué provisión ha hecho Jehová para los que escapan?
17 Como se mencionó anteriormente, no es asunto simplemente de escapar de un lugar o situación en la cual hay gran peligro. También está envuelto el hallar un lugar de seguridad y recibir ayuda para poder llegar a ese lugar. ¿Se ha encargado de esto el gran “Proveedor de escape”? ¿Ha advertido a su pueblo que huyan de la “ciudad” que está a punto de ser destruida por fuego, solo para dejarlos vagar en un desierto? Note la respuesta que se da en su Palabra: “Tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén resultarán estar los escapados, tal como ha dicho Jehová, y entre los sobrevivientes, a quienes Jehová llama.”—Joel 2:32.
18. ¿Cómo puede decirse que en tiempos modernos hay algo que corresponde con la antigua capital de Israel?
18 Se ve, pues, que la Biblia habla de dos ciudades... una de la cual hay que huir y otra en la cual podemos hallar refugio con muchas otras personas. La antigua capital de Israel, a la cual frecuentemente se llama Sión, o Jerusalén es ilustración de la “Jerusalén celestial,” el reino celestial de Dios, representado en la Tierra por el resto de la clase del “esclavo fiel y discreto,” de la cual clase Jesús habló en Mateo 24:45-47. (Heb. 12:22) Jehová inspiró a muchos de sus fieles siervos de la antigüedad para que dieran palabras de ánimo y guía a todos los que huyen a Su reino.
19, 20. ¿Qué guía y estímulo se dio por medio de Isaías (a) en Isaías 2:2–4, y (b) en Isaías 26:1–4?
19 Isaías fue uno de estos siervos fieles, y predijo un tiempo sumamente gozoso, con estas palabras: “Muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová . . . y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas.’ Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” Bajo esa ley y palabra habrían de aprender a vivir en paz y no ‘aprenderían más la guerra.’—Isa. 2:2-4; vea también Sofonías 2:3.
20 Más adelante en su profecía, Isaías recibió inspiración para dar más detalles en cuanto a la manera en que esto se lograría, pues dijo: “En aquel día se cantará esta canción en la tierra de Judá: ‘Tenemos una ciudad fuerte. Él pone la salvación misma por muros y antemural. Abran las puertas para que entre la nación justa que mantiene conducta fiel. La inclinación que está bien sostenida la salvaguardarás en paz continua, porque es en ti que se le hace confiar a uno. Confíen en Jehová para siempre, porque en Jah Jehová está la Roca de tiempos indefinidos.”—Isa. 26:1-4.
21. ¿De qué manera atractiva se describe el paraíso espiritual en Isaías 61:4–11?
21 Hacia el fin de su profecía, y ensanchando su vista para abarcar toda la tierra que pertenecía a Sión, Isaías describió en términos resplandecientes el paraíso espiritual restablecido en el cual todos los escapados habrían de deleitarse en la actividad de ‘reedificar los lugares que habían quedado devastados por largo tiempo.’ No solo se dice que los israelitas espirituales tomarían la delantera en esto, sino que también se declara que “extraños realmente estarán allí y pastorearán los rebaños de ustedes, y los extranjeros serán sus labradores y sus viñadores.” Tales profecías hablan vigorosamente, no de ‘escaparse por un pelo,’ sino de un rescate total y una liberación completa. Por eso, todos podemos unirnos gozosamente al resto del fiel “esclavo” ungido de Jehová en esta expresión de alabanza: “Sin falta yo me alborozaré en Jehová. Mi alma estará gozosa en mi Dios.”—Isa. 61:4-11.
22. (a) En el campo personal, ¿qué provisión se ha hecho para escape? (b) Para sacar provecho de esto, ¿qué papel tenemos que desempeñar nosotros?
22 Aunque usted tal vez convenga en que todo lo que hemos considerado hasta este punto es cierto en lo que tiene que ver con el pueblo de Jehová en conjunto, posiblemente esté preguntándose cómo esto le afecta a usted personalmente ¿Necesita usted escapar de algún problema, o problemas, de índole personal? ¿Quién no se halla en tal situación? Es cierto el viejo refrán que dice que, para nosotros los humanos, la vida solo es un corto viaje de la cuna al sepulcro. ¿No hay escape de la servidumbre al pecado y a la muerte? Es de interés que tanto al pecado como a la muerte se les llama reyes, y que ambos serán vencidos. (Rom. 5:14; 6:12) Al escribir a sus compañeros cristianos, el apóstol Pablo explica cómo se ha hecho posible el escape, cuando dice: “mediante la liberación por el rescate pagado por Cristo Jesús.” Pues, “Dios lo presentó como ofrenda para propiciación por medio de fe en su sangre.” (Rom. 3:24, 25) Sí, por medio de ejercer fe en ese sacrificio expiatorio, podemos granjearnos el favor de Dios. Es cierto que todavía somos imperfectos y diariamente tenemos que pedir perdón por nuestros pecados. Pero no hay por qué nuestras tendencias pecaminosas tengan que tener rienda suelta en nuestra vida, ni deben tenerla. Pablo escribió: “No dejen que el pecado continúe gobernando como rey en su cuerpo mortal. . . . Porque el pecado no debe ser amo sobre ustedes.” Para reforzarnos en relación con esto, Dios nos ha provisto ayuda tanto por medio de su Palabra y sus siervos fieles como por medio de su espíritu santo.—Rom. 6:12-14; 8:11; Sant. 5:14, 15.
23. ¿Qué magnífica perspectiva tenemos, y bajo la gobernación real de quién?
23 También, más allá de estos “tiempos críticos, difíciles de manejar” y cuando se haya dado fin por completo al “sistema de cosas” de Satanás, ¡qué perspectiva gloriosa se abre delante de nosotros! (2 Tim. 3:1; 2 Cor. 4:4) Ya no gobernarán como reyes el pecado y la muerte. Más bien, se habrá logrado escapar por completo de éstos para poder disfrutar de libertad cabal y duradera. Una vez que los coherederos de Cristo hayan entrado en su recompensa celestial, entonces “la creación misma [la humanidad] también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” Cristo Jesús “tiene que gobernar como rey hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a la nada.” ¡Qué gozo espera a todos los escapados leales... los que huyen al reino de Dios! ¡Atribúyase a Jehová, el gran “Proveedor de escape,” toda la alabanza y las gracias!—Rom. 8:19-21; 1 Cor. 15:25, 26.