Lo que ha dado verdadero significado a mi vida
Como lo relató Jaya Reddy
FUE mi amor a la lectura lo que despertó mi interés en la religión. No puedo recordar cuándo no me haya fascinado la lectura.
Un día, mientras buscaba en un montón de libros algo que leer, encontré un libro con el extraño título de De paraíso perdido a paraíso recobrado. Habíamos obtenido el libro de un testigo de Jehová que nos había visitado. El libro había quedado en una gaveta, y no lo habíamos vuelto a tocar ni lo habíamos recordado. Me embebí en la lectura. En una semana leí el libro de cubierta a cubierta.
Para entonces yo tenía 12 años de edad. El libro despertó mi interés en la Biblia, que era el libro de texto de una religión que difería de la mía. Nací en una familia hindú, pero en realidad nunca practiqué aquella religión. Vivíamos en Durbán, un bullicioso puerto de la costa oriental de Sudáfrica.
UN IMPEDIMENTO FÍSICO
Mi mamá tuvo tres hijos y los tres teníamos una cosa en común. Todos habíamos nacido con una enfermedad hereditaria llamada distrofia muscular. Hay tres diferentes tipos de este mal. Mi hermano mayor tenía el peor tipo, y murió a la edad de cuatro años.
Fue engañoso el hecho de que todos nacimos normales y con buena salud. No es sino hasta más tarde cuando los síntomas comienzan a aparecer... tal vez una debilidad en los brazos, cierta falta de fuerza en las piernas, que lleva a tropezar de repente, y, con el transcurso de los años, una languidez progresiva en las extremidades y los músculos.
Como resultado del mal, los músculos se me han ido debilitando continuamente a través de los años. Por eso, tareas sencillas como comer y peinarme requieren un esfuerzo extraordinario. Hasta el sentarme puede poner presión extrema en mis músculos. Porque tengo los músculos tan débiles, tengo que llevar ropa muy liviana, y solo puedo sentarme con la ayuda de un aparato ortopédico.
Cuando los músculos se me cansan debido a la presión, se me ponen tensos y adoloridos, y algunas veces esta condición dura por días. A veces la tensión muscular aumenta a tal grado que todo nervio y fibra en mí clama de dolor. Al transcurrir los años los músculos que permiten al cuerpo sentarse se me debilitaron, y desarrollé un encorvamiento espinal.
A la edad de 18 años me sometí a cirugía mayor que tenía el objeto de enderezarme la espina dorsal. Los médicos emplearon el método de Harrington, en el cual introducen varas de acero en la espina dorsal para enderezarla y mantenerla derecha, y sujetan las varas en su lugar con unos tornillos de acero. En el caso de mi hermano el mal progresó con mayor lentitud, pero con el transcurso del tiempo, durante su adolescencia, él quedó confinado a una silla de ruedas.
CULTIVO DIVERSIDAD DE INTERESES
El que yo me hallara en una silla de ruedas no impidió que cultivara interés en muchas cosas. Por esto debo las gracias a mi madre. Ella hizo cuanto pudo por nosotros; no retuvo nada y sacrificó mucho. Nos suministró una crianza normal.
Yo tenía 11 años de edad cuando mamá me sugirió por primera vez que me hiciera escritora. Dijo que eso sería lo ideal. Yo podría trabajar en casa, en las horas convenientes. Me gustó la idea. Además de pensar en el aspecto práctico de escribir, me gustaba el mundo del ensueño. También yo era de carácter introspectivo, dada a soñar despierta y a fantasías. De modo que todas mis primeras tentativas como escritora consistieron en cuentos de hadas.
En retrospección, me alegro de haber empezado a escribir a edad temprana, pues la profesión de una escritora no es fácil. No obstante, es algo que se va arraigando en una y se va desarrollando con una. Inevitablemente se hace tan importante parte de una que automáticamente una porción de la mente se halla siempre absorbiendo ideas y pensamientos que una pueda usar en el futuro.
Desarrollé interés particular en la historia y la naturaleza. Además, leía todo lo que llegaba a mis manos sobre el tema de la religión. Debido a que me gustaba la poesía y la literatura, me embelesaban el lirismo y la belleza excepcionales de la Biblia. Después, cuando llegué a estar más consciente de la vida y de las injusticias del hombre en su inhumanidad para con su prójimo, comencé a desarrollar interés en la sociología y las humanidades.
BUSCO RESPUESTAS EN LA RELIGIÓN
A la edad de 15 años me uní a una pequeña secta “cristiana” en un esfuerzo por encontrar algo satisfaciente y sano, y de vez en cuando asistía a sus reuniones. Pero quedé sumamente descontenta con mucho de lo que vi.
Noté que, con pocas excepciones, el sacerdote no se interesaba en los miembros del rebaño. Parecía que él llevaba una vida próspera, porque a menudo estrenaba un automóvil, y vivía holgadamente. También se practicaba la desigualdad racial en aquella secta. Un sacerdote de raza negra ganaba menos que su colega de raza blanca. Los sermones me aburrían. Los sermones no diferían mucho unos de otros, y parecían concentrarse en un mismo puñado de citas bíblicas.
Yo dudaba de la habilidad que supuestamente tenían algunos miembros de la iglesia de hablar en lenguas y sanar a los lisiados. A pesar de mi condición física, en mi búsqueda de la verdad yo no estaba buscando curación física. Me parecía irrazonable que un Dios de amor sanara a unas cuantas personas mientras pasara por alto el sufrimiento de las masas de la humanidad. Yo estaba segura de que había algo mucho más profundo envuelto en el asunto.
En aquella iglesia no estaba aprendiendo nada. De modo que dejé de asistir y decidí estudiar la Biblia por mi cuenta.
DESARROLLO PUNTOS DE VISTA
Mientras tanto, había comenzado a hacerme preguntas en cuanto a la vida que me rodeaba. La inhumanidad del hombre para con el hombre, la desigualdad, la injusticia y la opresión de los pobres por un puñado de personas que tenían las riendas del poder parecían caracterizar la historia en conjunto. Necesitábamos una ideología que significara libertad e igualdad para todos y que permitiera que la persona se desarrollara libremente hasta llegar a su plena potencialidad.
Yo tenía la fuerte convicción de que la solución estaba en la política, porque el poder en las manos apropiadas y ejercido de la manera debida podía resultar en bien. ¡Cuánto mejor sería el que nuestros líderes políticos fueran cristianos verdaderos que se interesaran en los derechos y las libertades personales y se dejaran llevar por las enseñanzas de Jesucristo al tomar decisiones para el beneficio del país!
De vez en cuando me llegaban las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, y me di cuenta de que todos los datos y el consejo que daban las revistas estaban respaldados por la Biblia. Según mi parecer el razonamiento que estas revistas presentaban tenía solidez y era especialmente apropiado para los problemas y las dificultades que se experimentan hoy en el mundo. Pero había un punto en particular que no podía aceptar: La neutralidad de los cristianos en los asuntos políticos. Estaba convencida de que los verdaderos cristianos podían llegar a ser una fuerza poderosa para lograr el bien en el mundo si se envolvían en la política.
Mientras más fuerte se hacía mi convicción en cuanto a este asunto, más opuesta estaba a la idea de los Testigos tocante a su neutralidad en la política. Sin embargo, admiraba la posición que habían adoptado. De acuerdo con lo que había estudiado de la historia, yo concordaba con el hecho de que la guerra es una cosa terrible. Dos guerras mundiales habían causado suficientes estragos como para que deseáramos que jamás se repitiera tal error.
De hecho, yo estaba en contra de toda matanza insensata, incluso la destrucción sin sentido de la fauna silvestre. Debido a la insensatez y el egoísmo del hombre, muchos bellos y raros géneros de animales estaban a punto de extinguirse. Según lo que yo había estudiado de la Biblia, sabía que ése no había sido el propósito de Dios. Se suponía que el dominio del hombre sobre la creación animal de Dios hubiera sido un dominio amoroso.
Llegué a estar convencida de que la solución a los problemas del hombre estaba en algún lugar en las páginas de la Biblia. Pero yo no tenía suficiente conocimiento de la Biblia. Mientras tanto, había decidido usar mi talento de escritora como medio de hacer resaltar las penalidades y la opresión que sufría la raza negra. Pensaba que tenía que haber un cambio.
LA FUENTE DE LA VERDADERA SABIDURÍA
Fue durante esta etapa de mi vida cuando ingresé en el hospital para someterme a una operación de la espina dorsal. Mi convalecencia fue lenta y larga. Dos años más tarde, a la edad de 20 años, comencé a hacer un estudio profundo de la Biblia.
Un día del mes de enero de 1969 un testigo de Jehová con quien tenía amistad pasajera me llamó por teléfono para tener una charla amigable conmigo. Lo invité a pasar por casa aquel fin de semana. Él me trajo el libro La verdad que lleva a vida eterna y me dijo: “Sé que lo vas a leer dentro de esta semana. Pero no basta con que lo leas. El contenido del libro es de índole profunda y requiere que se estudie cuidadosamente.”
En efecto, para el siguiente fin de semana ya había terminado de leer el libro. Cuando él regresó, se ofreció para ayudarme a estudiar la Biblia. Yo accedí. En su siguiente visita, él sugirió a mi hermano que estudiara con nosotros. Mi hermano concordó, pero, porque era ateo, lo hizo contra su voluntad.
No lo aprendí todo inmediatamente. El verdadero conocimiento viene como resultado de dejar que la enseñanza penetre en el corazón de la persona y llegue a ser parte de su propio ser. Hay que recapacitar y meditar sobre esta enseñanza, como declaró el apóstol: “Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas.” (1 Tim. 4:15) Llegué a reconocer que la Palabra de Dios ciertamente es la fuente de la verdadera sabiduría.
EL MENSAJE QUE CAMBIÓ MI VIDA
Mediante nuestro estudio, se me reveló que la “ideología” de la Biblia es la teocracia... gobernación por Dios. Dios establecerá un nuevo orden que resultará en verdadera paz para la humanidad. El reino de Dios por el cual se ha enseñado a los cristianos a orar efectuará esta paz. (Mat. 6:9, 10) Fue una sorpresa para mí aprender que ese reino es en realidad un gobierno en las manos del Hijo de Dios, Jesucristo, y que ese reino quitará de sobre la Tierra todo gobierno humano y hará que la Tierra vuelva a un bello estado paradisíaco. (Isa. 9:6, 7; Dan. 2:44) De este modo la Tierra nuevamente quedará libre de conflicto y contiendas.
Además, bajo ese orden habrá dirección sabia, a diferencia de la situación que existe en este sistema de cosas, en el cual a menudo se ve en puestos de responsabilidad a personas que no califican para ello. “He visto a siervos a caballo pero a príncipes andando en la tierra justamente como siervos.” (Ecl. 10:7) Los que ocupen puestos de responsabilidad bajo el reino de Dios serán seleccionados por la dirección de Dios. Cada persona podrá desarrollarse hasta su potencialidad máxima y dará a esa sociedad lo que ella misma es individualmente.
Por último, con el conocimiento y la sabiduría verdaderos vendrán cosas que serán buenas y que valdrán la pena y serán edificantes. Por ejemplo, ¡cuánto más feliz sería el mundo si todo el dinero que se gasta hoy en la carrera de armamentos se invirtiera en proveer instrucción y alimento a la gente pobre! Según declara la Palabra de Dios: “Mejor es la sabiduría que los útiles para pelear, y meramente un solo pecador puede destruir mucho bien.”—Ecl. 9:18.
Me fui dando cuenta de que ahora se está preparando a los ciudadanos del nuevo sistema de Dios para la vida que habrá entonces. Estos son un ejemplo vivo de lo práctico que es el cristianismo verdadero. Me gustó lo que estaba aprendiendo y lo hallé plenamente satisfaciente. Para fines de año, en diciembre de 1970, simbolicé mi dedicación a Jehová Dios al bautizarme en agua. Después mi hermano se bautizó. Con el transcurso de los años mi madre también llegó a amar y aceptar nuestras creencias.
FUENTE DE VERDADERO PLACER
El compartir con otros la esperanza del Reino me ha provisto un gozo especial. Debido a mi impedimento físico, efectúo mi testificación mayormente por cartas. Cuando en la prensa se mencionan temas interesantes como los del aborto, la objeción de conciencia, la crueldad a los animales, el hablar en lenguas, y así por el estilo, escribo a la publicación y presento el punto de vista bíblico sobre ese tema. Siempre adjunto mi nombre y dirección y a menudo la gente me contesta personalmente cuando lee mis comentarios. De este modo tengo la oportunidad de volver a escribirles y darles un testimonio en cuanto al magnífico propósito de Dios para la humanidad. También llevo a cabo mucha testificación informal, y tengo estudios de la Biblia con niños de la congregación.
A la larga, lo que una persona verdaderamente necesita en la vida es el amor y la comprensión de sus amigos. La organización de Jehová Dios nos provee tales amigos genuinos y verdadera amistad. He notado que las personas que van en pos de riquezas materiales generalmente se hallan descontentas y a solas. Pierden de vista la realidad. Es como asirse de la sombra y perder la sustancia.
Sobre todo, he llegado a saber que la cosa de mayor valor en la vida es una relación personal con Jehová Dios. Mientras más se acerca el adorador a el, más llega a sentir el poder curativo y operativo del espíritu de Jehová en su vida. Solamente entonces puede esa persona conocer la verdadera riqueza del vivir, de estar completa y sana, de un gozo que no disminuye. ¡Qué maravilloso será ver nuestra esperanza realizada en el justo nuevo sistema de Dios!—2 Ped. 3:13; Rev. 21:3, 4.