Ayudas para que nos portemos como menores
1. ¿Qué información bíblica que ya se ha considerado puede contribuir a que nos portemos como entre los menores?
¿QUÉ nos ayudará a portarnos como quienes se cuentan entre los menores? Ciertamente todo lo que se ha hecho notar en el artículo previo en cuanto a los malos frutos que resultan de no portarse así debe servir de ejemplos de advertencia para que nos portemos como quienes se consideran entre los menores. De seguro que no queremos salir perdiendo en nuestra búsqueda de la vida, ¿verdad? Por otra parte, todos los excelentes ejemplos bíblicos de los que sí se portaron como uno de los menores y las recompensas que recibieron deben animarnos a querer imitarlos.
2, 3. (a) ¿Cómo puede una buena relación con Jehová contribuir a que nos portemos como entre los menores? (b) ¿Por qué puede ayudarnos la humildad?
2 Aunque a algunos de nosotros quizás no se nos haya ocurrido, el tener una buena relación con Jehová Dios, con plena confianza en él, es una de las cosas que más nos puede ayudar a portarnos como uno de los menores. Si hacemos eso, no nos preocuparemos indebidamente por temor de que no se nos considere adecuados, o se nos degrade o desatienda. Sí, queremos ‘confiar en Jehová con todo nuestro corazón y no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Si en todos nuestros caminos lo tomamos en cuenta, él dirigirá nuestra senda de modo que resulte en el mayor bien para nosotros.’ (Pro. 3:5, 6) Además, podemos confiar en que él haga que todas sus obras cooperen para nuestro bien.—Rom. 8:28.
3 También requiere humildad el que nos portemos como uno de los menores. Y ¿por qué no deberíamos estar dispuestos a ser humildes? Se nos dice: “Mejor es ser humilde de espíritu con los mansos que dividir el despojo con los que a sí mismos se ensalzan.” El proceder orgulloso no puede menos que ser contraproducente: “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse, y un espíritu altivo antes del tropiezo.” Más que eso, el orgullo hace que Dios se oponga a nosotros, tal como leemos: “Dios se opone a los altivos, mas da bondad inmerecida a los humildes.” El apóstol Pedro expresa la misma idea que el discípulo Santiago al decir: “Todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros.” Sí, debemos portarnos como de los menores... “porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.”—Pro. 16:18, 19; Sant. 4:6; 1 Ped. 5:5; compare con Romanos 12:16.
EL PRINCIPIO DE JEFATURA
4, 5. (a) ¿Cómo puede ser una ayuda en este asunto el que reconozcamos el principio de jefatura? (b) ¿Qué buena ilustración de esto hay?
4 Otra ayuda para que nos portemos como entre los menores es el reconocer con aprecio el principio de jefatura. Siempre que haya trabajo que hacer que exija más de una sola persona, es preciso que haya uno que lleve la delantera y tome las decisiones finales; de otro modo, hay confusión, trabajar con la desventaja de fines en oposición. En otras palabras, es preciso que haya organización. Una organización de muchas personas se puede comparar al cuerpo humano. ¡Cuántos miembros tiene nuestro cuerpo y cuán variados son, pero a todos los dirige una sola cabeza! Bien puede ser que algunos miembros sean más prominentes, más importantes que otros, pero, como explica tan claramente el apóstol, ningún miembro puede decirle al otro: “No tengo necesidad de ti.” Todos son necesarios. Al seguir este modelo, ¿no deberíamos estar contentos con tener parte en lograr el propósito de la organización?—1 Cor. 12:21.
5 Una orquesta también puede ser una buena ilustración de la importancia de reconocer el principio de jefatura. En una orquesta sinfónica grande puede haber 100 músicos talentosos, y sin embargo cada uno de ellos tiene que portarse como uno de los menores. Hasta el director tiene que portarse como uno de los menores, pues tiene la obligación de interpretar la música de la manera en que se lo propuso el compositor. Y todos los músicos de la orquesta tienen que prestar atención al director, pues en lo que respecta a él son de los menores. Y eso no es todo, pues en cada sección, donde hay más de un músico que toque cierto instrumento, hay uno que es “primera silla,” y el resto de los músicos de esa sección tienen que seguir el estilo de éste al mayor grado posible. Así, para los primeros violines hay el concertista. Solo por un arreglo como éste se puede producir música hermosa y armoniosa. Sí, el que reconozcamos con aprecio el principio de jefatura nos ayudará a portarnos como uno de los menores.
EL ESPÍRITU DE JUICIO SANO Y EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS
6, 7. ¿De qué maneras puede ser útil un espíritu de juicio sano en cuanto a portarnos como uno de los menores?
6 El tener el espíritu de juicio sano también nos ayudará en este asunto. El apóstol Pablo nos aconseja: “Por la bondad inmerecida que se me dio digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe.” (Rom. 12:3) Cuando hacemos un examen serio de nosotros mismos, sin que lo nuble el orgullo o el interés propio, podemos hallar muchas razones para obrar como quienes se cuentan entre los menores. ¿Por qué?
7 Cada uno de nosotros está mucho más familiarizado consigo mismo que con otros. Deberíamos poder ver, mucho mejor que otros, cuánto distamos de ser y hacer lo que deberíamos ser y hacer. Como se lamentó Pablo: “No hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago.” (Rom. 7:15, Versión Popular) Además, como cristianos tenemos la obligación de no juzgar a otros con demasiada severidad, sino tomar en cuenta que son imperfectos y suponer que hay inocencia antes que culpabilidad. Pero sin duda estamos muy conscientes de nuestras propias debilidades y de aquello en que algún motivo incorrecto haya ejercido influencia en nosotros. Por eso, debido a este mismo hecho deberíamos estar dispuestos a portarnos como uno de los menores con relación a otros. No hay la menor duda: El tener el espíritu de juicio sano nos ayudará en estos asuntos.—2 Tim. 1:7.
8. ¿Cómo nos puede ayudar a portarnos como entre los menores el que comprendamos el poder del espíritu santo?
8 El que comprendamos bien el poder del espíritu santo de Dios también nos ayudará a portarnos como uno de los menores. Prescindiendo de lo que sean nuestros dones naturales o nuestros logros, lo importante en la organización de Jehová es el espíritu santo de Dios. (Zac. 4:6) Gracias a ese espíritu santo los cristianos primitivos fueron tan eficaces en su ministerio que sus enemigos se quejaron de que habían “trastornado la tierra habitada.” (Hech. 17:6) Se debió al espíritu de Dios que aquellos cristianos, a pesar de ser indoctos y del vulgo desde el punto de vista natural, pudieran hablar con tanta franqueza al verse ante sus contrarios religiosos. (Hech. 4:13, 29-31) Si reconocemos que todos nuestros hermanos tienen el espíritu santo de Dios, eso nos ayudará a portarnos como uno de los menores en relación con ellos aunque nuestra aptitud en ciertos campos supere la de ellos desde un punto de vista mundano. El tener esa actitud debería facilitarnos el obedecer este consejo: “En cuanto a mostrarse honra los unos a los otros lleven la delantera.”—Rom. 12:10.
9. ¿Qué efecto debería producir en nosotros el reconocer que el reino de Jehová es de importancia primordial?
9 Pues bien, ¿comprendemos lo importante que es el reino de Jehová Dios? En tal caso estaremos listos para poner en primer lugar en la vida lo relacionado con el Reino. El hacer eso nos ayudará a portarnos como uno de los menores. ¿Por qué se puede decir esto? Porque si comprendemos que la obra del Reino en la que todos participamos es lo importante, y no nosotros mismos, entonces no nos sentiremos indebidamente perturbados si acaso se nos pasa por alto respecto a algún privilegio de servicio que hubiésemos deseado recibir. Queremos tomar en serio la obra de Dios, no a nosotros mismos. Después de todo, solo hay cierta cantidad de partes en las diferentes reuniones de congregación, solo cierta cantidad de partes en el programa de la asamblea de circuito, solo cierta cantidad de partes en el programa de la asamblea de distrito. De modo que es inevitable que a algunos de nosotros no se nos incluya. Si sucede así en nuestro caso, regocijémonos con los hermanos que sí reciben esos privilegios, en vez de tenerles envidia. Tengamos la misma disposición de ánimo que tuvo el salmista, quien dijo: “Porque un día en tus patios es mejor que mil en otro lugar. He escogido estar de pie al umbral en la casa de mi Dios más bien que ir de acá para allá en las tiendas de iniquidad.” Sí, es mucho mejor ser uno de los menores en la organización de Jehová que ser uno de los mayores en la inicua organización de Satanás condenada a la destrucción.—Sal. 84:10.
SABIDURÍA PRÁCTICA
10. ¿De qué situación incómoda nos puede proteger el que nos portemos como uno de los menores?
10 La Palabra de Dios, la Biblia, dice mucho acerca de la sabiduría práctica. Por ejemplo, señala a la sabiduría de emplear herramientas afiladas para que uno no tenga que hacer esfuerzos innecesarios. (Ecl. 10:10) También da consejo práctico sobre el portarnos como uno de los menores. Jesús estableció este punto cuando dijo, según leemos en Lucas 14:8-11: “Cuando alguien te invita a un banquete de bodas, no te recuestes en el lugar más prominente. Puede que alguien más distinguido que tú haya sido invitado por él en ese tiempo, y venga el que te invitó a ti y a él y te diga: ‘Deja que éste tenga el lugar.’ Y entonces tendrás que irte con vergüenza a ocupar el lugar más bajo. Pero cuando se te invita, ve y reclínate en el lugar más bajo, para que cuando venga el que te ha invitado te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Entonces tendrás honra delante de todos los demás convidados contigo. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.”
11. (a) ¿Por qué contribuye a buenas relaciones con otros el que nos portemos como entre los menores? (b) ¿En qué otros aspectos es una ayuda esta actitud mental?
11 Bien puede decirse también que el tratar de tener buenas relaciones con los demás es sabiduría práctica. Una manera de lograr esa meta deseada es por medio de portarse como uno de los menores. Es humanamente natural el que uno se preocupe por sus propias ventajas, y cuando somos ambiciosos o estamos demasiado ansiosos por sobresalir, hacemos que otros se sientan incómodos. Pero cuando nos portamos como quienes se cuentan entre los menores no amenazamos con quitar el puesto a otros, no hacemos que se sientan incómodos o inseguros. No los obligamos a estar a la defensiva. Como resultado, hay mucha más probabilidad de que nos muestren amabilidad y afecto. Además, el que nos portemos como uno de los menores impide que nos propasemos en rivalidad a fin de sobresalir. Esto nos impide el imaginarnos capacitados para hacer lo que está más allá de nuestras aptitudes o recursos; no nos deja medir mal nuestras propias fuerzas o tratar de abarcar demasiado. O, según mejor expresado por Jesús, es muestra de sabiduría el calcular los gastos. Además, la sabiduría práctica impide el que prometamos más de lo que podemos hacer.—Luc. 14:28.
12. ¿De qué ayuda puede ser en el círculo familiar el que nos portemos como uno de los menores?
12 La sabiduría práctica que hace que nos portemos como uno de los menores también aplica dentro del círculo familiar. Por ejemplo, la esposa prudente está contenta con el papel complementario y sumiso que le atañe desempeñar con relación a su esposo, pues sabe que esto contribuye a la paz de la familia y conduce a la felicidad. El que ella esté dispuesta a desempeñar este papel permite que ella se gane el cariño y amor de su esposo, y hace que él quiera hacer cosas para ella. Y, ¿qué pudiera hacer más feliz a una esposa que el que su esposo esté tan bien dispuesto para con ella que por palabras y acciones siempre esté suministrándole pruebas de aprecio y cariño? A este respecto, también es sabiduría práctica el que el esposo reconozca aquello en que su esposa sobresale y que esté satisfecho con desempeñar el papel menor respecto a eso, concediéndole a ella dicho reconocimiento bajo su jefatura. Esto tendrá en ella un efecto excelente parecido al que ya hemos mencionado.
EL AMOR ALTRUISTA ES LA AYUDA PRINCIPAL
13, 14. A este respecto, ¿cómo ayudó el amor altruista (a) a Jonatán? (b) a Jesucristo?
13 ¿Nos ayudarán el cariño y el amor altruista a portarnos como uno de los menores? ¡Sí, y estas cualidades sobre todo! Tenemos un ejemplo excelente en Jonatán, hijo del rey Saúl. Leemos que, inmediatamente después que David hubo matado al gigante Goliat, “la misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma.” (1 Sam. 18:1) Según fue pasando el tiempo, Jonatán empezó a darse cuenta de que era a David, y no a él, a quien Jehová había escogido para que sucediera a Saúl como rey de Israel. Pero, por su amor a David, lejos de tenerle envidia Jonatán dijo: “No tengas miedo; porque no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú mismo serás rey sobre Israel, y yo mismo llegaré a ser segundo a ti.”—1 Sam. 23:17.
14 ¡Qué excelente ejemplo tenemos también en Jesucristo! Jesús dijo: “Yo amo al Padre.” Debido a ese amor, Jesús nunca pensó, ni por un momento, en ser igual a su Padre, sino que siempre reconoció que Jehová Dios era su cabeza. (Juan 14:31; 1 Cor. 11:3; Fili. 2:6) Adicionalmente, debido al gran amor de Cristo por los ungidos que seguirían en sus pasos, estuvo dispuesto a morir por ellos. (Efe. 5:25) El ejemplo de humildad y amor de Jesús ciertamente debe ayudarnos a portarnos como quienes se ven entre los menores.
15. ¿Qué ejemplo excelente de portarse como uno de los menores dio el apóstol Pablo?
15 Previamente hemos notado que el apóstol Pablo se portó como uno de los menores con relación a sus compañeros cristianos. ¿Por qué? Fue por el gran amor que les tenía. Por eso, al escribir a sus compañeros cristianos que estaban en Roma, él anhelaba no solo fortalecer la fe de ellos, sino también que ellos fortalecieran la fe de él por medio de un intercambio de estímulo. (Rom. 1:8-12) Las siguientes palabras de Pablo a los hermanos de Corinto dan testimonio de la misma actitud: “Nuestra boca se ha abierto para ustedes, corintios, nuestro corazón se ha ensanchado. Ustedes no se hallan apretados y escasos de lugar en nosotros, pero sí se hallan apretados y escasos de lugar en sus propios cariños tiernos. Así es que, como recompensa en cambio —hablo como a hijos— ustedes, también, ensánchense.” (2 Cor. 6:11-13) Note expresiones parecidas a éstas con respecto a los cristianos de Filipos y de Tesalónica.—Fili. 1:8; 4:1; 1 Tes. 2:7, 8.
16, 17. (a) ¿Qué se puede decir acerca de ejemplos modernos de portarse como uno de los menores? (b) A este respecto, ¿cómo puede ayudar el amor?
16 ¿No tenemos muchos ejemplos excelentes de esto en tiempos modernos? Son muchos los que ocupan puestos de responsabilidad y que dan ejemplos excelentes de portarse como uno de los menores. Humildemente están a la disposición de sus hermanos que necesitan ayuda. Esto se hace especialmente evidente en nuestras reuniones de gran tamaño. Entonces, prescindiendo de los dones naturales o puestos en la organización, todos se arremangan, por decirlo así, y laboran vigorosamente a fin de que se haga el trabajo.
17 No hay duda en cuanto a ello: el amor altruista nos ayuda a portarnos como uno de los menores. Sí, ‘el amor no se vanagloria, no se hincha, ni siquiera busca sus propios intereses.’ No se preocupa indebidamente acerca de recibir lo que justamente le es debido. (1 Cor. 13:4, 5) El amor verdaderamente puede ayudarnos, porque nos incita a ‘seguir buscando, no nuestra propia ventaja, sino la de otros.’ (1 Cor. 10:24) Como dijo Pablo a los cristianos gálatas: “Mediante el amor, sírvanse como esclavos unos a otros.” ¡El que nos sirvamos unos a otros como esclavos ciertamente exige que cada uno de nosotros se porte como uno de los menores!—Gál. 5:13.
18. ¿Cómo puede resumirse bien este asunto de portarse uno como de los menores?
18 Claro está que tanto el registro bíblico como la historia seglar antigua y la moderna prueban que el portarse uno como quien se cuenta entre los menores es el proceder de la sabiduría. Contribuye a buenas relaciones con Jehová Dios, con nuestros compañeros cristianos y con los miembros de nuestras propias familias. Además, es el proceder de la felicidad porque significa dar a otros las ventajas y las preferencias, y “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) También son muchas las ayudas que tenemos disponibles que nos pueden mover a portarnos como uno de los menores: el prestar atención a los ejemplos bíblicos, reconocer el principio de jefatura, ejercer el espíritu de juicio sano, seguir la dirección del espíritu santo de Dios y manifestar sabiduría práctica y amor altruista. Que siempre consideremos que el portarnos como uno de los menores es un privilegio, una bendición que resulta en beneficio para otros y para nosotros mismos, y principalmente en alabanza para Jehová.
[Ilustración en la página 21]
Si todo el mundo fuera director, ¿dónde estaría la orquesta?