Mantenga su equilibrio cristiano
¿QUIÉN no ha visto a otras personas caer o no ha experimentado ella misma una caída? Debido a la falta de experiencia y de coordinación muscular, los niñitos dan traspiés. Las personas de edad avanzada pudieran estar muy débiles para mantener el equilibrio cuando caminan sobre superficies resbaladizas o suben cuestas muy empinadas. Las caídas tal vez se produzcan por no ejercer la debida precaución o por subestimar las condiciones peligrosas. Sí, el equilibrio físico se puede perder súbita e inesperadamente. De igual manera, los cristianos pudieran perder su equilibrio espiritual.
Entre los factores que pueden socavar el equilibrio espiritual están la apatía, la inmoralidad, el exceso de recreación y el dedicar demasiado tiempo al empleo o trabajo seglar. ¿Pudiera alguno de estos factores poner en peligro el equilibrio cristiano de usted o el de su familia?
Cómo evitar la apatía
La apatía es muy común hoy. Puede que los esposos sean indiferentes a las necesidades emocionales y espirituales de su esposa e hijos. Puede que las esposas muestren poco interés cuando los esposos acuden a ellas en busca de comprensión, apoyo y amor afectuoso. Los patronos están plagados de obreros que les importa poco las metas razonables de producción, el bienestar y los intereses de la compañía. Al encararse a la indiferencia tan difundida que hay tocante a las responsabilidades y deberes, es preciso que el cristiano se guarde de contagiarse con tal espíritu apático.
Para no ceder a la apatía, hacemos bien en recordar el siguiente consejo inspirado: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia.” (Colosenses 3:23, 24) Cuando nos interesamos genuinamente en agradar a nuestro Creador y a su Hijo, demostramos esto por medio de efectuar trabajo de calidad y no perder tiempo.
Fortalézcase contra la inmoralidad
Pudiera ser que la indiferencia tan difundida tocante a las normas morales de la Biblia sea una verdadera amenaza para el cristiano en lo relacionado con mantener su equilibrio espiritual. El apóstol Pablo aconsejó a sus compañeros de creencia de Corinto: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos [los israelitas] cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día.” (1 Corintios 10:8) El apóstol se refería a lo que ocurrió cuando los israelitas estaban acampados en las llanuras de Moab poco antes de entrar en la Tierra Prometida. En aquel tiempo ellos cayeron en tentación por aceptar las invitaciones para divertirse y banquetear con mujeres hermosas que eran idólatras. (Números 25:1-9) ¡Qué vigorosamente señalan aquellas consecuencias trágicas al peligro de tener tratos sociales con personas que no tienen respeto alguno a la voluntad divina!
Por consiguiente, para mantener una posición moral limpia, sabiamente ‘seguimos tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que de corazón limpio invocan al Señor.’ (2 Timoteo 2:22) El que evitemos las malas asociaciones incluiría no leer literatura que esté orientada hacia lo sexual, ni ver películas ni programas de televisión que pudieran estimular deseos incorrectos. Además, hacemos bien en fortalecer nuestra mente mediante alimentarla con pensamientos sanos procedentes de la Palabra de Dios.—Filipenses 4:8.
Controle la recreación
El propio Hijo de Dios indicó que “los placeres de esta vida” pudieran ahogar el aprecio por las cosas espirituales. (Lucas 8:14) Por eso, los verdaderos cristianos procuran vigilar que la recreación no se convierta en la cosa más importante de su vida. No se debe permitir que la recreación consuma indebidamente el tiempo que dedicamos a leer la Palabra de Dios y a meditar en ella, a proclamar las “buenas nuevas,” a responder a las necesidades de otros y a reunirnos con personas que tienen la misma preciada fe.
Aunque estén en armonía con los principios justos, las actividades agradables no producen satisfacción genuina si uno participa excesivamente en ellas. Los placeres que son agradables a los sentidos se parecen mucho al condimento en la comida. En cantidades controladas, la diversión, el recreo o el placer pueden ser deleitables. Pero en grandes dosis pudieran resultar deprimentes, pues dejan a la persona con un sentido de insatisfacción por no haber logrado nada que verdaderamente valga la pena.
Además, el cristiano hace bien en recordar que cuando participa en actividades recreativas, él es, ante todo, siervo de Dios. Esto puede ayudarlo a no desplegar un espíritu de rivalidad y a no tomar los juegos demasiado en serio, quizás hasta el punto de lesionarse o lesionar a otras personas.—Gálatas 5:26.
Equilibrio en el empleo seglar
También se precisa equilibrio en el empleo seglar. Es esencial que los siervos de Dios trabajen para mantenerse a sí mismos y mantener a sus amados, a fin de ‘hacer provisión honrada, no solo a la vista de Jehová, sino también a la vista de los hombres.’ (2 Corintios 8:21) Al efectuar trabajo honrado, el cristiano puede apoyar los esfuerzos que hace por ayudar a otros espiritual y materialmente. Cuando el trabajo seglar exige tanto de él que le queda poco tiempo y energía para dar a otros consuelo espiritual, el cristiano sabiamente hace ajustes en sus asuntos.
Es verdaderamente animador conocer a personas que ponen límites al trabajo seglar con el fin de dedicar más tiempo a las actividades espirituales, que son tan vitales. Por ejemplo, en cierta familia, las dos hijas compartían un empleo de jornada completa en una oficina, y cada una trabajaba semanalmente dos días y medio en vez de cinco días. Esto permitía que cada una de ellas dedicara unas 100 horas mensuales a la obra de ayudar a las personas de su comunidad a adquirir conocimiento bíblico.
Tal como se pueden evitar las caídas físicas, también se puede evitar la pérdida del equilibrio espiritual si nos edificamos espiritualmente mediante el estudio de la Palabra de Dios y la asociación con nuestros compañeros de creencia. Además, cuando nos dedicamos a compartir la verdad bíblica con otras personas, experimentamos la felicidad superior que proviene del dar, lo cual contribuye a que fijemos nuestra vista en las cosas que en realidad son importantes en la vida. (Hechos 20:35) Al mantener así el equilibrio espiritual, podemos mirar con confianza al futuro, “porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.”—Hebreos 6:10.