Resolviendo el misterio del nombre que desapareció
CUANDO Moisés, caudillo de los israelitas, empezó a escribir la historia de la humanidad hace unos 3.500 años, él naturalmente usó su lengua nativa, el hebreo. Dicha historia se encuentra en los primeros 5 libros de los 39 que constituyen las Escrituras Hebreas, que también se conocen comúnmente como el Viejo Testamento. En aquellas Escrituras figura el nombre distintivo de Dios casi 7.000 veces. Y ¿cuál es este nombre?
El Nombre es tan sagrado que el Creador dio un mandamiento a Israel respecto a cómo usarlo: “No pronunciarás el nombre de Yahweh [hebreo: יהוה] tu Dios para hacer mal uso de él” (Éxodo 20:7, The Jerusalem Bible). “No usarás el nombre de Jehová tu Dios en vano ni en forma irreverente” (La Biblia al Día). ¿Reconoce usted el nombre “Yahweh” o “Jehová”? ¿O le suena desconocido?
Sírvase notar aquel mandamiento. ¿Prohibió Dios que se empleara o pronunciara su nombre? No. Él claramente prohibió que se hiciera mal uso de él.
¿Por qué no verifica usted el texto —Éxodo 20:7— en su propio ejemplar de la Biblia? Puede ser que usted quede sorprendido. En ciertos idiomas, en la mayor parte de las traducciones, este mandamiento se vierte más o menos como sigue: “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano” (Authorized Version, 1611; Jewish Publication Society, 1917). “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios.” (Versión Torres Amat, 1925.)
¿Nota usted algo extraño? Sí, ¡en muchas versiones de la Biblia el Nombre Divino se ha omitido! El nombre más importante del universo se ha suprimido de millones de ejemplares de las traducciones más conocidas de la cristiandad y del judaísmo. ¡Esto es sorprendente!
¿Se deberá esto a algún malentendido? ¿O se trata de un esfuerzo deliberado por degradar al Soberano Señor Jehová? Si se trata de lo último, es un fraude de la clase más grave, uno que afecta la relación de la persona con su Creador.
¿Se empleaba el nombre en tiempos antiguos?
El nombre de Dios se ha empleado desde el mismísimo principio de la historia del hombre. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? Podemos estar seguros de ello porque el registro histórico de la Biblia nos dice: “Ahora bien, Adán tuvo coito con Eva su esposa y ella llegó a estar encinta. Con el tiempo ella dio a luz a Caín y dijo: ‘He producido un hombre con la ayuda de Jehová’”. En la versión inglesa llamada The NIV Interlinear Hebrew-English Old Testament esto aparece como sigue:
אֶת־ קַיִן וַתֹּאמֶר קָנִיתִי
yo he producido y ella dijo Caín ***
אִישׁ אֶת־ יְהוָה : וַתֹּסֶף
y ella continuó (2) Yahweh con hombre
Aquí el nombre distintivo de Dios se destaca claramente como “Yahweh”. (Génesis 4:1.)
¿Qué da a entender esto? Que los primerísimos habitantes humanos de la Tierra conocían el nombre personal de su Creador. Este nombre siguió identificándose con el único Dios verdadero mientras se redactaron las Escrituras Hebreas... período de más de mil años. Dado que éste es el caso, surge la siguiente pregunta: ¿Cuándo y cómo empezó la práctica de omitir el nombre “Jehová” o “Yahweh”?
¿Ha influido la tradición judía en la Biblia de usted?
Es difícil fijar una fecha respecto a cuándo empezó a disminuir el uso del nombre de Dios. Pero hasta cierto grado hay prueba de que antes del año 70 E.C. se había desarrollado una superstición entre los judíos aferrados a la tradición que resultó en que evitaran pronunciar el nombre personal de Dios. Después que el Nombre Divino se había estado utilizando por siglos, parece que las autoridades religiosas judías decidieron que era demasiado sagrado para que se pronunciara y que la única manera de evitar hacer mal uso de él era por medio de prohibir categóricamente que se pronunciara. ¡El hacer esto es tan ilógico como el prohibir el matrimonio para evitar que se cometa adulterio!
¿Ha influido dicha tradición judía en los traductores de la Biblia de la cristiandad? ¿Han glorificado éstos el nombre de Dios, o han perpetuado el error de los judíos por medio de suprimir dicho nombre? ¿Es deficiente la Biblia de usted al respecto? Se pueden contestar estas preguntas al echar un vistazo a unas cuantas traducciones modernas.
El editor de An American Translation (1923, por Smith-Goodspeed) escribió: “En esta traducción hemos seguido la tradición judía ortodoxa de usar ‘el Señor’ por el nombre ‘Yahweh’”. (Las bastardillas son nuestras.) En el prólogo de The New International Version (1978) se declara: “Respecto al nombre divino YHWH [...] los traductores han adoptado la práctica de la mayor parte de las versiones en inglés al verter el nombre como ‘Señor’”.
La Revised Standard Version (1952) rechaza el buen ejemplo de su predecesora, la American Standard Version (1901), que utiliza el nombre Jehová consecuentemente, y explica: “En la presente revisión volvemos a la práctica de la Versión del Rey Jaime [1611], en la que se sigue el precedente de los antiguos traductores griegos y latinos y la práctica establecida desde hace mucho tiempo al leer las Escrituras Hebreas en las sinagogas”. (Las bastardillas son nuestras.)
No cabe duda de que la tradición judía ha contribuido a que por todo el mundo se pase por alto el nombre más importante del universo. Además, la mayor parte de los traductores de la cristiandad han seguido dicha tradición de buena gana. Pero ¿por qué? ¿Por qué será que no quieren que usted halle el nombre Jehová, o Yahweh, en su Biblia?
¿Cuál ha sido el motivo?
David Clines, discursante del departamento de Estudios Bíblicos de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, nos proporciona inadvertidamente una clave respecto al motivo de los traductores. En la revista Theology él escribe: “Un resultado de la ausencia de Yahweh de la conciencia cristiana ha sido la tendencia a enfocar la atención en la persona de Cristo como manifestación exclusiva de Dios [...] En himnos como [...] ‘Qué amigo tenemos en Jesús’ [...] hallamos en práctica lo que acaloradamente se negaría desde el punto de vista teórico, un unitarismo de la segunda persona de la Trinidad”. El profesor Clines pasa a concluir: “En práctica lo que ha ido sucediendo es que la teología trinitaria ha dado una posición central a la persona y obra de Cristo. Los papeles del Padre [Jehová] y el Espíritu, ya sea en la teología o en la liturgia, se han subordinado con regularidad al [papel] del Hijo”.
¿Cuál es el resultado final de todo esto? En el caso de los judíos, el Soberano Señor Jehová ha llegado a ser indebidamente una abstracción sin nombre... “la Deidad”. En el caso de muchos protestantes, lo han fusionado con Cristo y lo han relegado al segundo plano de la divinidad trina. En la práctica religiosa católica, Jehová ha sido reemplazado no solo por Jesucristo, sino también por la madre de Jesús, María. ¿Por qué? Porque, debido al concepto trinitario, María es considerada la “Madre de Dios” también. Esto ha privado a Jehová del afecto del católico de término medio.
Así, ¿quién es Jehová para usted? ¿Llegará usted a conocerlo de manera íntima? La decisión personal que usted tome afectará de manera vital su futuro, pues Jehová ha dicho: “’Ciertamente santificaré mi gran nombre, que estaba siendo profanado entre las naciones, [...] y las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová,’ es la expresión del Señor Soberano Jehová, ‘cuando yo sea santificado entre ustedes delante de los ojos de ellas’”. (Ezequiel 36:23.)
Felizmente para la humanidad, Jehová ha levantado a sus testigos, quienes en el siglo XX proclaman denodadamente Su nombre y Sus propósitos. Si usted desea conocer al Dios verdadero y viviente, Jehová, póngase en comunicación con los testigos de Jehová de su vecindario o con los publicadores de esta revista. Sin cobrarle nada ni obligarle a nada, le ayudarán gustosamente a conocer al Padre celestial, Jehová. (Isaías 43:10; Mateo 6:9.)
[Comentario en la página 5]
El nombre exclusivo de Dios aparece casi 7.000 veces en el texto hebreo de la Biblia. ¿Está en la Biblia de usted?