BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w85 1/6 págs. 5-7
  • Adán y Eva... ¿mito, o realidad?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Adán y Eva... ¿mito, o realidad?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El pecado y el rescate
  • Dos pruebas de gran peso
  • ¿La sabiduría del mundo, o la sabiduría de Dios?
  • El último enemigo, la muerte, desaparecerá
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová (lenguaje sencillo) 2014
  • El último enemigo, la muerte, desaparecerá
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2014
  • Quiénes serán resucitados—¿por qué?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
  • ¿Por qué ha permitido Dios el sufrimiento en la Tierra?
    La vida sí tiene propósito
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
w85 1/6 págs. 5-7

Adán y Eva... ¿mito, o realidad?

“¿NO ES una flagrante contradicción de la Biblia decir que Adán y Eva provinieron del reino animal?” Esta pregunta, que surgió en el diario católico romano La Croix, describe en pocas palabras el problema al que se enfrentan muchos cristianos. Se preguntan qué es básicamente el cristianismo si se pone en tela de juicio la creación.

Para comprender mejor los problemas que están implicados en esto, tendremos que investigar lo que la Biblia dice respecto al pecado y la muerte. Primero tenemos que retroceder al relato de lo que sucedió en el jardín de Edén.

El pecado y el rescate

El capítulo dos de Génesis relata que Dios dio al primer hombre un mandato. Él no había de comer de cierto árbol llamado el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” (Génesis 2:17). Como lo explica La Biblia de Jerusalén en una nota al pie de la página, al violar el mandato de Dios, el hombre asumió para sí mismo un derecho que no le pertenecía: “la facultad de decidir por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo y de obrar en consecuencia, una reclamación de autonomía moral, por la que el hombre no se conforma con su condición de criatura”.

Al desobedecer la ley de Dios, Adán pecó e introdujo la imperfección en la raza humana, lo cual resultó en muerte, como Dios lo había predicho. La primera pareja humana, al perder la perfección, solo podía pasar la imperfección a su prole. Todos los futuros descendientes de Adán y Eva —en otras palabras, la entera raza humana— estarían condenados a morir. (Génesis 3:6; Salmo 51:5; Romanos 5:14, 18, 19.)

¿Cómo podría la raza humana tener otra vez la esperanza de vida eterna que Adán había perdido? El principio de “vida por vida” que se expresa en la Ley que Dios dio mediante Moisés expresó claramente lo que se requería: una vida perfecta tenía que ofrecerse por la vida perfecta que Adán había perdido (Deuteronomio 19:21, Nueva Biblia Española). Jesús, la piedra de fundamento del cristianismo, estaba plenamente calificado para esto. Puesto que él era libre de pecado e imperfección, únicamente él podía ofrecer una vida humana perfecta como “rescate correspondiente por todos” (1 Timoteo 2:5, 6). Cristo mostró que este fue uno de los propósitos principales para los cuales él vino a la Tierra, cuando declaró: “El Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”. (Mateo 20:28.)

Este mismo requisito —a saber, que alguien superior al hombre imperfecto tiene que ofrecer el rescate— se muestra claramente también en Salmo 49:7, donde leemos respecto a la porción del hombre: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate” (Valera, 1977). ¿A qué se debe que nadie pueda “redimir al hermano”? Se debe simplemente a que ninguna vida imperfecta jamás podría compensar la vida perfecta que Adán perdió.

Dos pruebas de gran peso

Al investigar lo que el apóstol Pablo y Cristo mismo dijeron al respecto, nosotros mismos podemos determinar si el relato de Adán y Eva fue simbólico y si ellos realmente existieron, o no.

El apóstol Pablo establece un paralelo entre el papel que desempeñó Adán y el que desempeñó Jesús, al explicar: “Por un hombre [Adán] entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte [...] Si por el delito de aquél solo la muerte inauguró su reinado, por culpa de aquél solo, mucho más los que reciben esa sobra de gracia y de perdón gratuito, viviendo reinarán por obra de uno solo, Jesús Mesías” (Romanos 5:12, 17, Nueva Biblia Española). Él recalca lo mismo en otra de sus cartas, en la que llama a Jesús “el último Adán”, y así muestra que solo Jesús podía redimir lo que Adán había perdido. Entonces, después de ser resucitado para vivir como espíritu en los cielos, Jesús podía llegar a ser “un espíritu dador de vida” a favor de todos los que serían salvos (1 Corintios 15:45). Pues bien, si Adán sólo fuera símbolo de la humanidad, o un “ser colectivo”, como lo califica una nota al pie de la página de la Traduction Oecuménique de la Bible (Traducción Ecuménica de la Biblia), ¿qué base habría para el argumento del apóstol Pablo?

Sin embargo, el testimonio más importante respecto a la autenticidad del relato de Génesis sobre Adán y Eva lo proporcionó Cristo mismo, quien se refirió a éste cuando los líderes religiosos de su día lo interrogaron. Él declaró: “‘¿No habéis leído [en Génesis] que el que los creó al principio los hizo varón y mujer?’ ‘Y dijo: Por eso dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. [...] Lo que Dios unió, no lo separe el hombre’” (Mateo 19:4-6, Franquesa-Solé). ¿Podemos imaginarnos que Jesús basara su enseñanza acerca de lo sagrado del matrimonio en algo imaginario o mitológico?

¿La sabiduría del mundo, o la sabiduría de Dios?

El sacerdote jesuita francés Teilhard de Chardin provocó uno de los mayores cambios en el pensar católico. Él consideró la evolución como un proceso de ascender gradualmente a una existencia espiritual. De acuerdo con su teoría, las formas de vida evolucionan por medio de pasar por las etapas de animal y de humano, y están destinadas a unirse finalmente en un punto focal omega... Cristo. Aunque la iglesia inicialmente condenó dicha teoría, ésta ganó la aprobación de muchos eclesiásticos católicos. No obstante, tal teoría claramente contradecía la prueba bíblica y vituperaba a Dios mismo, pues negaba que el rescate fuera necesario para que los humanos recobraran la vida humana perfecta.

Esta teoría seudocientífica ha producido consecuencias muy graves en lo que tiene que ver con la iglesia. Como se explicó en el libro L’épopée des adamites (La epopeya de los adamitas) por Jean Rondot: “Todas las tendencias sediciosas o revolucionarias dentro de la iglesia, tanto entre el clero como entre los legos, literalmente se amontonaron en la brecha que Teilhard había abierto. Ya que se había permitido cierto grado de libertad en la interpretación de las Escrituras (aunque el hacerlo significara cambiar el espíritu del texto), ¿por qué no aprovecharla hasta el máximo y confeccionar una nueva religión conforme al gusto personal?”.

El fruto de esta tendencia es especialmente visible hoy. En 1980 una encuesta organizada por un importante instituto francés mostró que solo 40 por 100 de los católicos franceses creían en Adán y Eva y el pecado original. La duda también había contaminado otros campos igualmente importantes, puesto que ahora solo 59 por 100 de los católicos de Francia creían en la doctrina cristiana fundamental de la resurrección de Jesucristo.

Lejos de adherirse estrictamente a la enseñanza bíblica, las diferentes iglesias que han adoptado la teoría de la evolución revelan que están procurando, sobre todo, abrazar filosofías populares que están en boga. Pablo advirtió a los cristianos primitivos que se guardaran de dicho pensar. Recordó a los corintios que el cristianismo no tenía nada en común con las ideas o filosofías que estuvieran de moda en su día. Escribió: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de este sistema de cosas? ¿No hizo Dios necedad la sabiduría del mundo? [...] Porque tanto los judíos piden señales como los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo fijado en el madero, [...] para las naciones necedad”. (1 Corintios 1:20-23.)

Igualmente hoy, el ir en pos de dicha “sabiduría del mundo” no puede llevar al hombre a la sabiduría de Dios ni resulta en obtener Su aprobación. (Compárese con Juan 17:3.) La salvación que lleva a vida eterna está disponible a todos los que aceptan plenamente el sacrificio de Cristo, el rescate que él pagó para comprar de vuelta la vida perfecta que Adán perdió. Únicamente sobre la base de este sacrificio pueden los hombres acercarse a Dios y recibir el perdón de sus pecados. El apóstol Pedro estaba completamente convencido de esto cuando declaró ante los líderes religiosos reunidos en Jerusalén lo siguiente: “No hay salvación en ningún otro [aparte de Jesús], porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos”. (Hechos 4:12.)

Centenares de miles de personas ya han cifrado su confianza en este “espíritu dador de vida”. Esperan con anhelo el futuro cercano, cuando el Paraíso será restaurado a la Tierra y podrán realizar la esperanza que Adán perdió, la de vivir para siempre en la Tierra. Si usted aún no lo ha hecho, puede adquirir este conocimiento vital de la Biblia por medio de estudiar con los testigos de Jehová, gratuitamente, y por medio de asistir a las reuniones cristianas de ellos. Así usted aprenderá lo que se requiere para llegar a ser discípulo de Jesús. Por medio de él, “el último Adán”, usted puede heredar maravillosas bendiciones procedentes de Dios. (1 Corintios 15:45; Revelación 21:3, 4.)

[Ilustración en la página 6]

Jesús correspondió al hombre perfecto Adán

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir