Las cristianas... cómo mantienen su integridad en el lugar de empleo
“A VECES la tensión en [el trabajo] es tan intensa que se puede palpar.” Eso dijo una trabajadoraa. La presión para que la trabajadora produzca, la competencia desleal, los supervisores exigentes, la monotonía... estas son solo unas cuantas de las cosas que contribuyen a que muchos empleos parezcan pesados. Pocos trabajos son tan encantadores y excitantes como prometen los medios de publicidad. Pero si usted trabaja fuera del hogar, debe esforzarse por tener éxito en su trabajo.
Sin embargo, por esa expresión no nos referimos a ganancia monetaria. ¡El lugar de empleo es una arena en la cual se pone a prueba su integridad cristiana! La manera como usted realiza su trabajo, evita el espíritu de rivalidad implacable y resiste los abusos morales revela el grado de su devoción a los principios piadosos. Para obtener el favor de Jehová, la trabajadora tiene que poder decir como dijo el salmista: “Yo mismo he andado en mi propia integridad”. (Salmo 26:1.)
La Biblia le ayuda a hacer precisamente eso. Por ejemplo, cuando se le apremie para que se rebaje a usar tácticas inhumanas de abuso de otras personas, o cuando se sienta tentada a permitir que el trabajo eclipse sus responsabilidades de familia, el estudio bíblico, las reuniones cristianas y el ministerio, bien pudiera usted recordar las palabras del rey Salomón: “Yo mismo he visto todo el duro trabajo y toda la pericia sobresaliente en el trabajo, que significa la rivalidad de uno para con otro; esto también es vanidad y un esforzarse tras el viento”. (Eclesiastés 4:4.) El ver el trabajo seglar de esa manera evita o aminora la ambición desordenada. Le ayuda a ver el trabajo en su justo valor, como algo secundario respecto a los asuntos espirituales. (Mateo 6:33.)
Pero ¿significa esto que se ha de ser indiferente respecto al empleo seglar? Difícilmente, porque la Biblia condena la pereza. (Proverbios 19:15.) Habla de ‘ver el bien a causa de su duro trabajo’. (Eclesiastés 2:24.) Además, el mantener a la familia es una responsabilidad que proviene de Dios. (1 Timoteo 5:8.) Por eso, si el cumplir con esa obligación significa realizar trabajo seglar desagradable, reflexione en las palabras bíblicas que se hallan en Colosenses 3:23: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres”. El verse la persona trabajando “como para Jehová” es razón poderosa para que se haga productiva, mucho más de lo que pudiera serlo un aumento de salario o el aliciente de un ascenso.
Patronos ‘a quienes es difícil complacer’
Una trabajadora que se llama Sally dice: “Me siento como si [mi supervisor] me estuviera espiando todo el tiempo. Nunca le dirige una palabra de encomio a nadie”. El trabajar bajo la supervisión de un jefe ‘a quien es difícil complacer’, o que tenga mal genio, también puede resultar frustráneo, especialmente cuando la persona es nueva en el lugar de empleo. (1 Pedro 2:18.)
No obstante, el renunciar al trabajo pudiera ser imposible desde el punto de vista económico. Por eso, sería mejor seguir el consejo bíblico de que los trabajadores —sean hombres o mujeres— “estén en sujeción”. (1 Pedro 2:18.) En vez de agravar un conflicto recurriendo al sarcasmo o mostrando falta de respeto, trate de ‘ser de buen agrado [a los patronos], y no ser respondona’. (Tito 2:9.) El ejercer ese grado de autodominio hasta pudiera evitar que perdiera el empleo. Salomón dijo: “Si el espíritu de un gobernante [una persona en puesto de autoridad] se levantara contra ti, no dejes tu propio lugar, porque la calma misma templa grandes pecados”. (Eclesiastés 10:4.)
Hasta un supervisor áspero puede avergonzarse cuando su impaciencia se contrarresta con bondad, sus peticiones irrazonables con amabilidad. (Proverbios 15:1; Colosenses 4:6.) Y a medida que usted pruebe que es apta para el trabajo y que se puede confiar en usted, puede que la actitud de él vaya mejorando. De no ser así, usted no tiene más remedio que ‘ejercer paciencia’, puesto que sabe que a Dios le agrada su conducta cristiana. (Santiago 5:7, 8.)
Cómo mantener la castidad
La integridad también tiene que ver con la moralidad cristiana. Un artículo que salió en la revista Ladies’ Home Journal advirtió: “La oficina —donde se espera que todos vistan bien, se comporten bien, pasen tiempo juntos y trabajen por metas comunes— tiene un ambiente que fácilmente puede cargarse de intereses sexuales”. Las aventuras románticas en la oficina son comunes. Por eso es sabio ejercer cautela. Mantenga sobre una base profesional las relaciones con los varones del lugar de empleo. Evite conversaciones que pudieran despertar sentimientos románticos. “Porque esto es la voluntad de Dios: [...] que se abstengan de la fornicación.” (1 Tesalonicenses 4:3, 4.)
Sin embargo, a veces las mujeres son víctimas de un problema viejo: el hostigamiento sexual. La Biblia nos habla de un hombre llamado Boaz que dio a los jóvenes que había empleado la orden de que ‘no tocaran’ a Rut, joven que trabajaba en su campo. El escriturario John P. Lange habla sobre “las bromas groseras con las que aquellos labradores quizás estaban acostumbrados a importunar a las mujeres”. (Rut 2:9.) Y aunque ciertos patronos de hoy día tratan de proteger a sus empleadas, algunos calculan que de 40% a 85% de las mujeres que trabajan se han visto expuestas a alguna forma de hostigamiento sexual.
Por ejemplo, una joven llamada Valerie trabajaba de secretaria. De vez en cuando, su jefe —que tenía más de tres veces la edad de ella— le hacía comentarios insinuantes respecto a la ropa que llevaba puesta. En cierta ocasión, trató de inducirla a mirar fotografías pornográficas. Finalmente, le pidió que viniera a su oficina y le dijo: “Si quiere retener su empleo tendrá que gratificarme en sentido sexual”. Por supuesto, ella rehusó prestarse para aquello.
Un trato humillante de esa clase se presenta de muchas formas. La revista británica New Statesman dice: “Abarca las miradas lascivas, el pellizcar, el contacto físico innecesario y el abuso verbal”. Muchas veces la presión hacia participar en actos de inmoralidad sexual es tan sutil como el llamar a la persona por nombres cariñosos (“amor”, “mi vida”) o tan patente como una franca proposición inmoral. Algunas mujeres toleran esta clase de hostigamiento por temor a perder su empleo. ¡Y las encuestas muestran que una minoría de las mujeres hasta se sienten halagadas por la atención que reciben!
Pero aunque el tener la atención del sexo opuesto pudiera parecer halagador, el demasiarse una persona con otra suele ser el paso inicial en el juego de la seducción. Por lo tanto, es un ataque a su integridad y una afrenta a su dignidad cristiana. (1 Corintios 6:18.)
Medidas preventivas
“Cuando la sabiduría entre en tu corazón [...], la capacidad de pensar misma te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará.” (Proverbios 2:10, 11.) Por consiguiente, ¿cómo puede usted usar sabiduría práctica y discernimiento para protegerse? Una trabajadora llamada Diane dice: “Hago saber en mi trabajo que soy testigo de Jehová”. (Compárese con Mateo 5:16.) Cuando los hombres saben que usted se rige por altas normas morales, a menudo son menos propensos a presentar insinuaciones.
Betty, que es discernidora, toma otra precaución. Dice: “Me cuido mucho en cuanto a asociarme con mis compañeros de trabajo, porque sus normas morales difieren de las mías”. (1 Corintios 15:33.) Eso no quiere decir que la cristiana debe ser fría u hostil con los compañeros de trabajo. Pero cuando ellos insisten en considerar asuntos que le son ofensivos a usted, no vacile en excusarse de estar presente. (Efesios 5:3, 4.) El escuchar esa clase de habla inmoral pudiera dar a sus compañeros de trabajo la impresión de que usted acogería favorablemente sus proposiciones amorosas.
El mantener un porte profesional puede también evitarle recibir atención que no desea. Además, la Biblia aconseja a las mujeres que “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”. (1 Timoteo 2:9; contrástese esto con Proverbios 7:10.) El libro Sexual Harassment on the Job (Hostigamiento sexual en el empleo) dice: “El vestirse provocativamente —es decir: escotes muy bajos; vestidos de playa; faldas extremadamente cortas; y exceso de maquillaje y arreglo que atraigan la atención— no es propio para ir a trabajar. [...] Las posibilidades de que usted cree una imagen profesional mejorarán mucho si decide vestir de manera poco espectacular”.
Finalmente, la mujer discernidora evita las situaciones comprometedoras. Una invitación a tomarse uno trago o a quedarse después de horas de trabajo sin razón clara para ello muy bien pudiera ser una trampa. (Compárese con 2 Samuel 13:1-14.) “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse”, dice un sabio proverbio. (Proverbios 22:3.)
Cómo detener el hostigamiento
Por supuesto, no es realista imaginar que se pueda reajustar la forma de pensar de todos los hombres del lugar de empleo o cambiar patrones de conducta profundamente arraigados. (Compárese con Jeremías 13:23.) Y no es justo concluir que todos los hombres que parezcan amigables en demasía tengan “ojos llenos de adulterio”. (2 Pedro 2:14.) Por eso, a veces es apropiado darles el beneficio de la duda.
Pero cuando el exceso de confianza es obvio, adopte una postura firme. Cuando Salomón le hizo proposiciones de amor a una joven doncella que no las deseaba, ella no fue tímida. Respondió a los halagos de él con expresiones de amor inquebrantable hacia un modesto pastor. Puesto que había rehusado ceder a las proposiciones amorosas de Salomón, pudo decir: “Soy un muro”. (El Cantar de los Cantares 8:10.)
Muestre la misma firmeza. Muchas veces se pueden cortar de raíz las proposiciones amorosas con solo decir: “No toque, por favor”, “Llámeme por mi nombre”, o: “No me gustan las bromas de esa clase”. Más de una vez una cristiana simplemente ha dicho: “¡No importune!”. De todas formas, haga claro que su no significa ¡no! (Compárese con Mateo 5:37.) Una respuesta débil o vaga pudiera animar al hostigador a esforzarse más.
Si usted es casada, sería bueno que considerara estos asuntos con su esposo. Puede que él tenga ideas prácticas sobre cómo enfrentarse a la situación. Si parece que lo mejor es simplemente cambiar de empleo, recuerde la promesa de Dios: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé”. (Hebreos 13:5.)
Su trabajo y su integridad
De modo que, aunque a menudo se necesita trabajar fuera de casa, en algunos casos eso puede presentar amenazas a su integridad cristiana. Por lo tanto, estas palabras de Jesús en Mateo 10:16 son muy apropiadas: “Demuestren ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas”.
El mantener integridad cristiana en el lugar de empleo no es fácil, pero se puede lograr. Miles de mujeres, testigos de Jehová, lo logran al aplicar el consejo de la Biblia. Se mantienen fuertes en sentido espiritual mediante el estudio de la Biblia, la oración, las reuniones cristianas, la obra de predicar el Reino y otras actividades piadosas. Como resultado, disfrutan de algo que ningún cheque puede dar. Eso es saber que tienen el favor de Jehová, Aquel cuya Palabra promete: “El que está andando en integridad andará en seguridad”. (Proverbios 10:9.)
[Nota a pie de página]
a Aquí queremos decir la mujer que tiene un empleo seglar. Por supuesto, las amas de casa, las madres y otras mujeres también trabajan.
[Ilustraciones en la página 7]
Para mantener integridad en el lugar de empleo:
Haga saber que tiene altas normas morales
Ejerza cuidado en cuanto a asociación con compañeros de trabajo
Adórnese con modestia en el vestir