Honra al Dios de la esperanza
“La expresión de Jehová es: [...] ‘A los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta’.” (1 SAMUEL 2:30.)
1. ¿Por qué razón deberíamos querer honrar a Jehová? (1 Timoteo 1:17; Revelación 4:11.)
EN VISTA de lo que podemos esperar, basándonos en la Biblia, es muy propio y razonable que honremos al “Dios de la esperanza”, “el Dios que da esperanza”. (Romanos 15:13, Reina-Valera Revisada, 1977; Traducción del Nuevo Mundo.) ¿Por qué? ¿Cómo puede ser que nosotros, humanos diminutos, imperfectos, honremos al Magnífico Creador del universo entero? Y, ¿nos honrará él en cambio?
2. ¿Qué opinaba Jesús de que se diera honra a Dios?
2 Puede haber lecciones para nosotros en lo que le sucedió a Jesús. Ninguno de nosotros negaría que Jesús siempre quiso que su Padre recibiera honra, o fuera glorificado. (Juan 5:23; 12:28; 15:8.) De hecho, Jesús criticó a los fariseos y escribas que ‘honraban a Dios con los labios, pero cuyo corazón estaba muy alejado de él’. Sírvase notar que el que ellos no honraran a Dios implicaba motivos y acciones que no eran apropiados. (Mateo 15:7-9.) Sin embargo, ¿podemos decir que la esperanza de Cristo se relacionaba con el hecho de que honraba a Dios? ¿Y cómo respondió Jehová cuando se le honró así?
3. ¿Cómo sabemos que Jesús cifraba su esperanza en Jehová?
3 Jesús tomó a pecho las palabras de David en Salmo 16:10: “No dejarás mi alma en el Seol. No permitirás que el que te es leal vea el hoyo”. Porque tenía esta esperanza de ser resucitado, Jesucristo pudo decir estas palabras electrizantes a un malhechor fijado a un madero a su lado: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:39-43.) Aquel malhechor murió poco después, y por eso no pudo ser testigo —tres días más tarde— de cómo se confirmó la esperanza de Jesús de ser resucitado. Pero un testigo ocular informó: “A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos”. (Hechos 2:31, 32.) Era un hecho.
4. ¿Qué honra merecida recibió Jesús? (Revelación 5:12.)
4 Muchas de las personas comunes a quienes Jesús ministró sabían que él merecía estima, u honra. (Lucas 4:15; 19:36-38; 2 Pedro 1:17, 18.) Entonces murió como un criminal. ¿Cambió esto la situación? No, pues Jesús tenía la aprobación del Dios en quien ponía su esperanza. Por eso, Jehová le dio vida de nuevo. El hecho de que “el Dios de la esperanza” levantó a su Hijo a la vida y lo vistió de inmortalidad en la región de los espíritus prueba que el Padre continuaba honrando a su Hijo. Pablo dice: “Contemplamos a Jesús [...] coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre”. (Hebreos 2:7, 9; Filipenses 2:9-11.)
5. ¿De qué manera especial fue honrado Jesús, y cómo resultaría esto en mayor honra para Dios?
5 Jesús, quien había honrado a Jehová, mencionó una honra especial que recibió del Padre. Una vez, al aparecerse a sus apóstoles fieles, dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo [...] ¡Miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 28:18-20.) Así que el Padre había añadido honra al Hijo al darle autoridad singular. Él usaría esta autoridad a favor de humanos que harían una obra que honraría a Aquel a quien Jesús se esfuerza por honrar. Entonces, ¿significa esto que nosotros los humanos imperfectos podemos de alguna manera honrar al Padre y ser honrados por él en cambio?
Humanos honran a Dios
6. ¿Es apropiado que uno desee recibir honra?, pero ¿qué peligro encierra esto? (Lucas 14:10.)
6 El honrar a Dios en primer lugar está lejos del pensamiento de la mayoría de los humanos, porque están más interesados en obtener honra para sí. Algunos hasta quizás digan que es normal que deseemos que se nos honre. Hay alguna verdad en eso, pues es normal desear una buena reputación, de la cual viene una medida de honra. (1 Timoteo 3:2, 13; 5:17; Hechos 28:10.) Sin embargo, puede ser fácil exagerar en lo que toca al deseo de recibir honra de los hombres. Esto se ve claramente en el caso de los muchos que van tras la fama a cualquier costo, o que están dispuestos a hacer cualquier cosa para salvar las apariencias.
7. ¿Por qué tiene muy poco valor el recibir honra de los hombres?
7 Cuando uno medita en ello, puede ver que hasta la honra más grande que se reciba de los hombres es efímera, fugaz, porque pronto todos mueren. Es cierto que tal vez la memoria de unos cuantos héroes reciba honra por algún tiempo, pero la mayoría de los muertos pasan al olvido. ¿Cuántas personas saben cómo se llamaban sus bisabuelos o saben quiénes eran los líderes de su nación cien años atrás? De hecho, el que alguien haya vivido o no haya vivido no altera el cuadro. Uno es una motita de polvo en la balanza del tiempo, una gotita en la corriente de la vida. Y hasta si uno recibe honra brevemente después de la muerte, no está al tanto de ello. (Job 14:21; 2 Crónicas 32:33; Eclesiastés 9:5; Salmo 49:12, 20.) Pero es diferente cuando uno tiene la esperanza que Dios suministra y lo honra a él, y uno es honrado por él en cambio. Podemos ver esto en la vida de dos personas del antiguo Israel que fueron contemporáneas.
8. ¿En qué trampa cayó Elí respecto a dar honra?
8 Elí fue una de esas personas. Él sirvió a Dios en el puesto singular de sumo sacerdote por 40 años, y también tuvo el privilegio de juzgar a Israel. (1 Samuel 1:3, 9; 4:18.) Con todo, con el tiempo manifestó debilidad respecto a sus hijos Hofní y Finehás. Estos, aunque eran sacerdotes, abusaron de su puesto robando partes de los sacrificios y participando en relaciones sexuales inmorales. Cuando su padre no hizo mucho más que expresar blanda crítica de ellos, Dios declaró que Elí ‘siguió honrando a sus hijos más que a mí’. Jehová había prometido continuar el sacerdocio aarónico, pero cortaría del puesto de sumo sacerdote a la casa de Elí. ¿Por qué? Dios explicó: “A los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta”. (1 Samuel 2:12-17, 29-36; 3:12-14.)
9. ¿Cómo se le dio a Samuel la oportunidad de honrar a Jehová?
9 En contraste con ellos estuvo Samuel. Usted probablemente sepa que los padres de Samuel lo llevaron a servir en el tabernáculo de Siló cuando era de tierna edad. Cierta noche Jehová habló a aquel muchacho. Le agradará leer este relato en 1 Samuel 3:1-14, e imaginarse el momento en que se despierta al muchacho, no mediante un rugido como de trueno, sino mediante una voz baja que él pensó, equivocadamente, que era la del envejecido Elí. Entonces piense en lo intimidante que tiene que haber sido para el joven Samuel tener que informarle al sumo sacerdote de edad avanzada que Dios había determinado castigar a la casa de Elí. Pero Samuel lo hizo; honró a Dios por su obediencia. (1 Samuel 3:18, 19.)
10. En respuesta a la honra que se le dio, ¿cómo honró Dios a Samuel?
10 Por años Samuel honró a Jehová como profeta, y Dios lo honró a él. Note esto en 1 Samuel 7:7-13. Jehová respondió rápidamente cuando Samuel le oró por ayuda para derrotar a los filisteos. ¿No se sentiría usted honrado al recibir tal reconocimiento divino? Cuando los hijos de Samuel no siguieron la guía que él les dio, Dios no rechazó a Samuel como había rechazado a Elí. Patentemente esto se debió a que Samuel hizo cuanto pudo para honrar a Dios. Algo que también muestra esto es que a Samuel le disgustó que la gente solicitara un rey humano. (1 Samuel 8:6, 7.) Dios utilizó a Samuel para ungir tanto a Saúl como a David. Al morir Samuel, Israel lo honró con expresiones de duelo. Sin embargo, lo más importante es que Dios lo honró al mencionarlo en la Biblia entre los hombres de fe que serán bendecidos con una resurrección y con las buenas cosas que Dios tiene para ellos. (Salmo 99:6; Jeremías 15:1; Hebreos 11:6, 16, 32, 39, 40.) ¿No muestra esto que es muy valioso honrar al “Dios de la esperanza”?
¿Honrará usted al “Dios de la esperanza”?
11, 12. ¿Qué tenemos que considerar sobre honrar a Jehová, y cuál es una manera de hacerlo?
11 Los casos de Jesús y Samuel —para dar solo dos ejemplos bíblicos— establecen que los humanos pueden hacer que el dar honra a su “Dios de la esperanza” sea la cosa más importante de la vida. Y esos dos casos muestran que, si nosotros hacemos lo mismo, es apropiado que busquemos y recibamos honra de Dios. Pero ¿cómo puede usted hacer esto con la seguridad razonable de que agradará a Dios, será honrado por él, y alcanzará su esperanza fundada en la Biblia?
12 Una manera de lograr esto es desplegando un respetuoso y genuino temor de desagradar a Dios. (Malaquías 1:6.) Probablemente no vacilemos en concordar con esa declaración. Sin embargo, recuerde a los hijos de Elí. Si usted les hubiera preguntado a ellos si deseaban honrar a Dios temiéndole respetuosamente, es muy probable que hubieran dicho que sí. El problema viene al traducir a la realidad de las acciones de la vida cotidiana nuestro deseo de honrar a Dios por medio de temerle.
13. Ilustre cómo puede ayudarnos un deseo de honrar a Dios mediante temerle.
13 Si nos encaráramos con una situación tentadora en la que pudiéramos robar o participar en alguna impropiedad sexual sin que llegara a ser de conocimiento general, ¿dejaríamos que nuestro deseo de honrar a Dios afectara nuestras acciones? Debemos cultivar este parecer: ‘Aunque el mal pudiera permanecer oculto, el mismo hecho de que yo cediera a tal pecado es una deshonra al “Dios de la esperanza” cuyo nombre llevo’. Y la realidad es que la mala acción no permanece oculta para siempre, tal como no quedaron ocultas las malas acciones de los hijos de Elí. Las palabras de Pablo acerca del “justo juicio de Dios” muestran esto: “Él pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que por aguante en la obra que es buena buscan gloria y honra e incorruptibilidad; sin embargo, para los que son contenciosos y que desobedecen la verdad, pero obedecen la injusticia, habrá ira y cólera”. (Romanos 2:5-8.)
14. ¿De qué otra manera podemos honrar a Dios, y qué pudiéramos preguntarnos?
14 Por otra parte, Pablo menciona la participación “en la obra que es buena”, que honra a Dios y resulta en “gloria y honra” para él. Una obra principal de esta clase hoy es la que mencionó Jesús en Mateo 28:19, 20: ‘Hacer discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos y enseñándoles a observar todas las cosas que les he mandado’. Por toda la Tierra, millones de testigos de Jehová están activos en esta obra de predicar y enseñar que honra a Dios. Muchos hasta se esfuerzan por ser ministros de tiempo completo como precursores, sea permanentemente o durante las vacaciones del trabajo seglar o de la escuela. Con esto presente, puede ser beneficioso que cada uno de nosotros considere cuál es su situación respecto a esta obra. Por ejemplo, usted pudiera preguntarse: ‘¿Estoy honrando al “Dios de la esperanza” mediante participar de lleno en predicar?’.
15. ¿Qué les ha sucedido a algunos cristianos respecto a honrar a Jehová mediante el ministerio público?
15 Cristianos que por años fueron predicadores activos han disminuido gradualmente su actividad. Se han estancado en un patrón o modelo de participar poco o infrecuentemente en la importante obra de hacer discípulos. No nos referimos a los que tienen limitaciones físicas y están menos activos debido a los efectos de la edad avanzada. Aparte de estos, se ve una disminución en la actividad entre ciertos Testigos de diversas edades. Es interesante el hecho de que Pablo no se estaba refiriendo a personas de alguna edad específica cuando advirtió a los cristianos que ‘no se cansaran’. Más bien, sin importar qué edad tenga uno, lo fundamental es que se requiere esfuerzo para participar regularmente en el ministerio. Como evidentemente ocurrió en el tiempo de Pablo, algunos hoy razonan así: ‘En los años pasados yo he hecho mi parte, de modo que ahora voy a dejar que los cristianos nuevos hagan su esfuerzo’. (Gálatas 6:9; Hebreos 12:3.)
16. A este respecto, ¿por qué nos beneficiaría un autoexamen?
16 Ciertamente los que han sido afectados así son una minoría, pero usted pudiera preguntarse: ‘¿Reconozco francamente que haya tal tendencia en mi caso? En comparación con lo que hacía en el ministerio en el pasado, ¿cuánto hago ahora?’. Sea que nuestra actividad haya disminuido o no, todos debemos tener presente que nuestro “Dios de la esperanza” promete dar ‘gloria y honra y paz a todo el que obra lo que es bueno’. (Romanos 2:10.) Pablo usó una palabra griega que significa “hacer algo, producir, ejecutar”. ¡Cuán importante es que evitemos que nos suceda lo que les sucedió a los fariseos y escribas, que simplemente honraban a Dios de dientes afuera! (Marcos 7:6; Revelación 2:10.) Al contrario, cuando desde el corazón participamos activamente en el ministerio público, confirmamos para nosotros mismos, y ante otras personas, que sí tenemos una esperanza verdadera. Honramos a nuestro Creador y Dador de vida. Y nos ponemos en la situación de ser honrados por él, ahora y para siempre. (Lucas 10:1, 2, 17-20.)
Con nuestras cosas valiosas
17, 18. ¿De qué otro modo podemos honrar a Dios, y por qué no es válido el vacilar al respecto?
17 En cuanto a otra manera de honrar a nuestro “Dios de la esperanza”, Proverbios 3:9 dice: “Honra a Jehová con tus cosas valiosas y con las primicias de todos tus productos”. Spurrell vierte este versículo así: “Glorifica a Jehová con tu riqueza, y con lo mejor de tu aumento” (A Translation of the Old Testament Scriptures from the Original Hebrew).
18 Puesto que varios clérigos han adquirido mala reputación por su insaciable avidez y su estilo de vida opulento, muchas personas vacilan en cuanto a dar apoyo monetario a iglesias y organismos religiosos que dan la clara impresión de que solo desean adquirir riquezas. (Revelación 18:4-8.) Sin embargo, esos abusos no alteran la validez de Proverbios 3:9. De acuerdo con ese consejo inspirado, ¿cómo podemos usar nuestras “cosas valiosas” para ‘honrar a Jehová’, nuestro “Dios de la esperanza”?
19. Ilustre cómo han aplicado Proverbios 3:9 algunos.
19 Los testigos de Jehová ven que el aumento en la cantidad de personas que responden al mensaje del Reino exige dar expansión a los Salones del Reino o construir otros nuevos. Aquí vemos, pues, una manera de ‘glorificar a Jehová con tu riqueza’. Jóvenes y viejos han participado en hacer esto, como al resolverse personalmente a contribuir a los fondos de construcción. El adherirse a esas resoluciones hechas en secreto puede requerir disciplina personal o hasta algún sacrificio, particularmente si los planes para construir un edificio, y luego la construcción misma de este, se extienden por largo tiempo. (2 Corintios 9:6, 7.) Con todo, el utilizar fondos de esta manera ciertamente honra a Jehová, porque los Salones del Reino son lugares donde los cristianos lo adoran y donde ellos y los que se asocian con ellos adquieren conocimiento de Dios. Las palabras de Jesús en Mateo 6:3, 4 nos dan buena razón para confiar en que Dios honrará a los que lo han honrado de esta manera.
20. a) ¿Por qué se recomienda que nos sometamos a un autoexamen al aplicar Proverbios 3:9? b) ¿Qué preguntas pudiéramos hacernos?
20 Pero he aquí una advertencia: Los fariseos y escribas, de quienes Jesús dijo que no estaban poniendo en primer lugar el honrar a Dios, se aseguraron de que ellos fueran los primeros en beneficiarse de su riqueza. Por eso el consejo en Mateo 15:4-8 recomienda que nos sometamos a un cuidadoso autoexamen con relación a ‘honrar a Jehová con nuestras cosas valiosas’. (Jeremías 17:9, 10.) Por ejemplo, un cristiano que hasta cierto grado se haya hecho acaudalado mediante su negocio pudiera razonar que le conviene continuar trabajando de jornada completa para ganar más dinero. Pudiera razonar así: ‘Otros ingresan en el ministerio de precursor o se mudan a otro lugar para servir donde hay necesidad especial de predicadores, pero mi manera especial de servir a Dios es ganando más para así tener suficiente dinero para hacer donaciones’. Las contribuciones de esta persona podrían ser muy beneficiosas. Pero bien pudiera preguntarse ella: ‘¿Refleja mi estilo de vida personal que el motivo principal por el cual acumulo dinero es usarlo para honrar a Dios?’. (Lucas 12:16-19; compárese con Marcos 12:41-44.) Y, ‘¿pudiera yo organizar mis asuntos para tener mayor participación, personalmente, en la más importante obra de nuestros días: la declaración de las buenas nuevas?’. De hecho, sin importar cuáles sean nuestras circunstancias en la vida, podemos examinar nuestros motivos y acciones y preguntar: ‘¿Cómo puedo honrar a mayor grado a mi Dador de Vida y “Dios de la esperanza”?’.
21. ¿Qué perspectiva tenemos si honramos a Jehová ahora?
21 Jehová no nos desilusionará. ¡Qué perspectiva deleitable el que él dijera de nosotros, ahora y en el futuro, lo que dijo del Israel fiel: “Debido al hecho de que has sido precioso a mis ojos, se te ha considerado honorable, y yo mismo te he amado”! (Isaías 43:4.) Ese mismo Dios promete “vida eterna a los que [...] buscan gloria y honra”. Él dirige esa promesa a los que aguantan “en la obra que es buena”. ¡Qué “Dios de la esperanza”!
¿Cómo respondería usted?
◻ En cuanto a que humanos honren a Jehová, ¿qué podemos aprender del ejemplo de Jesús?
◻ ¿Cómo difirieron Elí y Samuel en cuanto a honrar a Dios?
◻ ¿De qué maneras puede usted aumentar la honra que da a Dios, y qué respuesta puede recibir?
◻ ¿Qué futuro espera a los que ponen en primer lugar el dar honra a nuestro “Dios de la esperanza”?
[Recuadro en la página 20]
CARTAS SOBRE CONTRIBUCIONES
He aquí extractos de unas cartas que recibió la oficina de Brooklyn, Nueva York, de la Sociedad Watch Tower:
“Me llamo Abijah. Tengo nueve años. Quiero darles $4 para los hermanos que trabajan en los Salones del Reino. Pueden usarlo para comprar madera o algún dulce, o lo que quieran”. (Oregón, E.U.A.)
‘Les adjunto mi cheque personal. Ya tengo más de 96 años de edad y se me hace difícil oír, pero es un verdadero placer para mí ahorrar dinero para esto. Sí, es cierto que conduzco un automóvil de segunda mano, y que no voy a Florida ni a California a pasar allí el invierno. Es muy poco lo que puedo hacer tocando a las puertas para predicar las buenas nuevas del Reino. Pero cuando ahorro dinero y les envío algo, me parece que todavía participo en esa obra.’ (Ohio, E.U.A.)
‘Gracias por todo lo que hicieron por el Salón del Reino. Este dinero [$5, E.U.A.] es para ayudarles a imprimir libros y La Atalaya para que nosotros los leamos. El dinero viene de mi alcancía. Gracias por el folleto Escuela, que nos habla de las drogas.’
“Adjunto encontrarán un cheque. Doscientos dólares son para el Fondo de Construcción de Salones del Reino. Lo demás lo pueden usar como crean apropiado para promover la predicación.” (Missouri, E.U.A.)