Siga predicando el Reino
“Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (MATEO 24:14.)
1, 2. a) ¿Cuál es la obra más importante de este siglo, y hasta qué grado se está efectuando? b) ¿Qué prueba hay de que Jehová está bendiciendo esta obra?
LA PREDICACIÓN de las buenas nuevas del Reino de Dios es la obra más importante de este siglo. Es lo que el Dios Todopoderoso quiere que se haga ahora, y se efectúa en cumplimiento de su Palabra profética. La respuesta de usted a esa predicación afectará su destino eterno. (1 Corintios 9:16, 23.)
2 Es emocionante ver que la cantidad de personas que participa en esta obra de predicar continúa aumentando, de modo que ahora más de tres millones de personas participan en ella. Nunca antes se ha visto a tantas personas emprender el ministerio de tiempo completo. Y muchas otras personas que se interesan en la verdad aceptan tener un estudio bíblico en su hogar y se esfuerzan por aprender a hacer la voluntad de Dios.
3. ¿Qué pudieran decir algunos en cuanto a que se tengan que continuar predicando las buenas nuevas?
3 Sin embargo, a veces algunos quizás ‘desistan de hacer lo que es excelente’ y ‘se cansen’ en cuanto a la obra de predicar. (Gálatas 6:9; Hebreos 12:3.) Quizás digan que las buenas nuevas ya se han predicado extensamente en su territorio y que la gente ya ha indicado qué lado favorece, y que les molesta el que visitemos sus hogares. Los que van a predicarles tienen poco éxito, o ninguno. Por eso piensan que, fundamentalmente, quizás la obra ya está hecha y no hay razón para continuar. ¿Por qué no es correcto pensar así?
¿Por qué persistir?
4. ¿Qué debería movernos a seguir predicando hasta en territorio donde hay poca respuesta?
4 En primer lugar, el que perseveremos fielmente en la obra de predicar no debe depender de si la gente nos escucha o no. Jeremías predicó por 40 años en Jerusalén aunque muy pocas personas escucharon, y muchos se le opusieron violentamente. ¿Por qué persistió? Porque hacía una obra que Jehová había mandado, y porque su conocimiento de profeta sobre lo que le sucedería a Jerusalén lo obligaba a seguir hablando. (Jeremías 1:17-19.) Dijo: “En mi corazón resultó ser como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; y me cansé de contener, y no pude aguantarlo”. (Jeremías 20:7-10.) Nuestra situación es similar. Es Jehová, mediante Jesucristo, quien ha mandado que las “buenas nuevas” se prediquen en toda la tierra habitada. (Mateo 24:14.) Cuando la gente rehúsa escuchar, tenemos la oportunidad de probar la profundidad de nuestro amor y devoción a Jehová al persistir en hacer lo correcto. (1 Juan 5:3.) Además, cuando meditamos en lo que dentro de poco le espera a la humanidad, ¿cómo podemos dejar de esforzarnos por avisar a nuestro prójimo? (2 Timoteo 4:2.)
5. a) ¿Qué otra razón hay para que perseveremos en la predicación? b) ¿Cómo es base para juicio la predicación?
5 También, la predicación de Jeremías fue realmente una obra de juicio. En 607 a.E.C. ninguno de los que murieron o fueron a la esclavitud cuando Jerusalén cayó podía alegar que no sabía por qué le estaba ocurriendo aquello. Antes de aquella fecha, por 40 años Jeremías les había estado advirtiendo con precisión lo que les pasaría si continuaban en rebelión contra Jehová. (Compárese con Ezequiel 2:5.) Hoy sucede algo similar: la predicación de las buenas nuevas como “testimonio a todas las naciones” es base para juicio. El apóstol Pablo aclara esto cuando indica que Cristo Jesús traerá venganza sobre “los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”. (2 Tesalonicenses 1:8, 9.) Se juzgará a las personas por cómo responden a las buenas nuevas. Por eso, la predicación tiene que continuar con vigor y claridad hasta el mismo fin. (Revelación 14:6, 7.) Nada debe impedir que este mensaje vital sea llevado a la gente con la mayor frecuencia posible. Esto pone una gran responsabilidad sobre todos los siervos dedicados de Jehová.
6. Aunque nuestro mensaje sea ampliamente conocido, ¿por qué tenemos que seguir predicando?
6 Es verdad que quizás ya hayamos predicado las buenas nuevas extensamente en nuestra localidad. Pero en el mundo suceden tantas cosas que, aunque muchas personas hayan oído nuestro mensaje, pronto lo olvidarían si dejáramos de predicar. Piense en las revoluciones, los actos de terrorismo, las huelgas, los escándalos y otros sucesos que reciben extensa publicidad. Piense también en las muchas formas de entretenimiento popular y otras distracciones. Tenemos que continuar predicando para mantener nuestro mensaje ante la gente a pesar de todas estas otras cosas que atraen su atención.
7. ¿Cómo se asemeja la reacción de muchos hoy a la de los israelitas ante el profetizar de Isaías?, pero ¿por qué no debería esto impedir que predicáramos?
7 Si son muchos los que no nos hacen caso, debemos recordar la clase de personas a quienes tuvo que predicar el profeta Isaías. Jehová le dijo: “Porque es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos que no han querido oír la ley de Jehová; que han dicho a los que ven: ‘No deben ver’, y a los que tienen visiones: ‘No deben ver en visiones para nosotros cosas de derechura. Háblennos cosas melosas; vean en visiones cosas engañosas. Apártense del camino; desvíense de la senda. Hagan cesar al Santo de Israel simplemente a causa de nosotros’”. No obstante, con fidelidad Isaías dijo a la gente: “Jehová es un Dios de juicio. Felices son todos los que se mantienen en expectativa de él”. (Isaías 30:9-11, 18.) Nosotros debemos hacer lo mismo. Mientras persistamos, nuestro mensaje tendrá algún efecto. Algunas personas escucharán y otras no. Pero todas tendrán la oportunidad de oír.
‘¿Cómo oirán?’
8. Aunque parezca que la gente se haya declarado en contra de la verdad, ¿qué factores pudieran llevarla a cambiar de opinión?
8 Quizás pensemos que la gente de cierto territorio ha adoptado una postura clara y está resuelta a rechazar nuestro mensaje o hasta a oponerse a él. Pero recuerde que las circunstancias de la vida de la gente cambian constantemente. Puede que mañana, la semana próxima o el mes siguiente se enfrenten con nuevos problemas y circunstancias que los lleven a recibir la verdad. Puede que oigan sobre sucesos perturbadores en el mundo o quizás experimenten reveses económicos, enfermedades o muerte en su familia. Estas circunstancias pudieran hacer que despertaran y desearan aprender a qué se debe la angustia que experimentan. Si seguimos predicando, sabrán dónde buscar la respuesta.
9. ¿Cómo pudiéramos comparar la predicación con la obra de socorristas en alguna zona en que haya ocurrido un desastre?
9 Nuestra situación pudiera compararse con la de socorristas en una zona de desastre, como pudiera suceder después de un terremoto. Algunos quizás trabajaran en una sección donde se encontrara a pocos sobrevivientes, pero el que sus compañeros socorristas hallaran más sobrevivientes en otra sección no haría que ellos trabajaran con menos empeño ni abandonaran el trabajo. Más bien, todos los socorristas perseveran sin cansarse hasta cuando les parece que quizás no haya más sobrevivientes en su sección asignada. Y después, a veces hasta hallan otro sobreviviente. No se da la orden de abandonar la búsqueda sino hasta cuando ha pasado tanto tiempo que ya no hay más esperanza. Pues bien, todavía no se nos ha dado la orden de abandonar la búsqueda, y todavía hallamos a miles y miles de personas que desean ser rescatadas de este viejo mundo para sobrevivir a “la gran tribulación”. (Revelación 7:9, 14.) Hasta en áreas donde ya se ha trabajado cuidadosamente y donde la mayoría de la gente no responde, todavía se obtienen algunos resultados. Y hay más razones para que continuemos predicando.
10. ¿De qué único modo sabrá la gente adónde acudir si desea buscar la verdad, según Romanos 10:13, 14?
10 Es necesario recordarle de continuo a la gente que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. Sin embargo, como pasa a decir Pablo en su carta a los romanos: “¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?”. (Romanos 10:13, 14.) Esas palabras deberían grabar en cada uno de nosotros la necesidad de persistir en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.
11. ¿Qué nueva generación surge, y qué responsabilidad tenemos para con los jóvenes que se van desarrollando en adultos?
11 Mientras ha ido adelantando el tiempo del fin, han nacido niños que han llegado a ser adultos o han alcanzado una edad de responsabilidad. Muchas veces sucede que estos jóvenes no han prestado ninguna atención a la verdad. Puede que sus padres hayan rechazado el mensaje y hasta se hayan expresado en contra de él. Pero ahora estos jóvenes tienen suficiente madurez para pensar seriamente por sí mismos sobre las condiciones mundiales, el futuro y su propósito en la vida. Ellos, también, tienen que invocar el nombre de Jehová para salvarse. Pero “¿cómo [...] pondrán fe en aquel de quien no han oído?”. (Romanos 10:14.) En muchos casos estos adolescentes y adultos jóvenes responden a la verdad, de modo que tenemos que buscarlos y predicarles.
12. ¿Cómo constituye una expresión de la misericordia de Jehová el que continuemos predicando?
12 El hecho de que todavía se pueda predicar es una expresión de la misericordia de Jehová. El apóstol Pedro escribe: “Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento. Además, consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación”. (2 Pedro 3:9, 15.) El deseo de Jehová de que hombres de toda clase se salven no se expresa solamente porque él ejerce paciencia y permite tiempo antes de ejecutar su juicio, sino también porque continuamente se dirige a los hombres pidiéndoles que se vuelvan a él y reciban salvación. (1 Timoteo 2:4.) A medida que continuamos predicando las buenas nuevas, hacemos que se destaque la misericordia de Dios, y de ese modo lo alabamos.
Evitación de culpa por sangre
13, 14. a) ¿Cómo puede compararse nuestra predicación con la obra de un atalaya, como se menciona en la profecía de Ezequiel? b) ¿Por qué podía decir Pablo que estaba “limpio de la sangre de todo hombre”, y solo si hacen qué pueden decir lo mismo los testigos de Jehová hoy?
13 La responsabilidad de los Testigos dedicados de Jehová de advertir a la gente sobre el juicio divino venidero se puede comparar con la de Ezequiel en su tiempo. Él fue designado atalaya para la casa de Israel. Tenía la asignación de dar aviso a los israelitas de que les vendría ejecución si no se apartaban de sus malos caminos. Si él como atalaya no daba la advertencia, todavía la ejecución vendría sobre los inicuos, pero la sangre de ellos estaría sobre la cabeza del atalaya negligente. En esto Jehová muestra su actitud respecto a la ejecución de juicio: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo. Vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos, pues, ¿por qué deberían morir, oh casa de Israel?”. (Ezequiel 33:1-11.)
14 El apóstol Pablo reconoció su responsabilidad como atalaya, al declarar a los ancianos de Éfeso: “Por eso los llamo para que este mismo día sean testigos de que estoy limpio de la sangre de todo hombre”. ¿Por qué podía decir eso? Pasa a decir: “Porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios”. (Hechos 20:26, 27.) Lo mismo sucede con relación a la clase del atalaya de hoy, el resto de seguidores ungidos de Jesucristo. Todos estos, junto con más de tres millones de compañeros que tienen la esperanza de sobrevivir al fin de este sistema de cosas y recibir vida eterna en la Tierra, tienen que perseverar sin aflojarse en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios y avisar a otros que la ejecución de Su juicio se aproxima. De esta manera evitan llevar culpa por sangre.
15. Según el capítulo 9 de Ezequiel, ¿a quiénes se marcó, y quién lo hizo?
15 La predicación de hoy día se describe proféticamente en el capítulo 9 de Ezequiel. Allí se indica que Jehová había determinado castigar a la ciudad de Jerusalén. Antes de la ejecución de ese juicio, a un hombre vestido de lino y con un tintero de secretario a las caderas se le dice que pase por la ciudad y ponga una marca en la frente de todos los que suspiran por las cosas detestables que se hacen allí. Cuando esta obra de marcar terminara, se ejecutaría a toda persona de la ciudad excepto a las que hubieran sido marcadas para sobrevivir. Al completar con éxito su obra de marcar, el hombre informó: “He hecho tal como me has mandado”. (Ezequiel 9:11.) Cumplió fielmente su asignación hasta terminar.
16. a) ¿A quiénes de nuestro tiempo representa el hombre vestido de lino? b) ¿Qué razón conectada con la vindicación de la soberanía de Jehová nos impele a continuar predicando?
16 El hombre vestido de lino representa al resto ungido de los seguidores de Cristo, y a ellos se une la “gran muchedumbre” de “otras ovejas”. La gran cuestión hoy —como en el tiempo de Ezequiel— es la vindicación de la soberanía de Jehová. Sobre el fin del inicuo sistema de cosas actual en la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso, Jehová dice: “Y las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Revelación 7:9; Juan 10:16; Ezequiel 39:7.) Para que las naciones sepan esto es necesario que los siervos de Jehová en la Tierra continúen predicando Su nombre y propósito como testimonio a todas las naciones.
17, 18. a) ¿Cómo nos ayuda a mantenernos vigilantes el seguir predicando? b) ¿Qué informe queremos dar todos a Jehová cuando él ponga fin a la predicación, y cómo, únicamente, podremos hacer eso?
17 Al seguir predicando las buenas nuevas del Reino, nosotros mismos nos mantenemos vigilantes. Permanecemos al tanto de la importancia del nombre y el propósito de Jehová. Si nos aflojamos, pudiera debilitarse nuestra esperanza del Reino, y quizás nos arrastraran las ‘inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida y no lleváramos nada a perfección’. (Lucas 8:14.) Al perseverar celosamente en la obra de declarar “las buenas nuevas”, seguimos fielmente los mandatos de nuestro Amo, Jesucristo: “Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”. (Marcos 13:10, 33, 37.)
18 Por lo tanto, persistamos todos en buscar ‘a los que están suspirando’ mientras Jehová permita tiempo para ello. Que todos nosotros, seamos del resto ungido o de las “otras ovejas”, despleguemos fidelidad respecto a cumplir con nuestra asignación de predicar las buenas nuevas del Reino en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones. (Mateo 24:14.) Cuando Jehová mismo ponga fin a esta obra mediante dar comienzo a “la gran tribulación”, que cada uno de nosotros pueda decir a Jehová: ‘Hemos hecho tal como nos has mandado’.
¿Recuerda usted?
◻ ¿Qué indican los resultados en cuanto a nuestra predicación?
◻ ¿Qué otras razones hay para que sigamos predicando?
◻ ¿Cómo se expresa la misericordia de Jehová mediante nuestra predicación?
◻ ¿Cómo podemos mantenernos limpios de la sangre de todo hombre?
◻ ¿Cómo nos ayuda a mantenernos vigilantes el predicar?
[Tabla en la página 28]
RESULTADOS DE LA PREDICACIÓN DURANTE SIETE AÑOS
Número de Concurrencia a Número de
bautizados la Conmemoración estudios bíblicos
1981 119.836 5.987.893 1.475.177
1982 138.540 6.252.787 1.586.293
1983 161.896 6.767.707 1.797.112
1984 179.421 7.416.974 2.047.113
1985 189.800 7.792.109 2.379.146
1986 225.868 8.160.597 2.726.252
1987 230.843 8.965.221 3.005.048