La isla Thursday oye las buenas nuevas
MIENTRAS el avión desciende, solo podemos ver un grupito de islas de diversos tamaños y formas en medio de las aguas verdemar. Ya para aterrizar, divisamos la pequeñísima pista... ¡qué alivio!
Aterrizamos en la isla llamada Horn. Viajamos en autobús al embarcadero, y un transbordador pequeño nos lleva a la isla Thursday, el centro de las islas del estrecho de Torres. Estas islas se extienden como pasaderas desde la punta septentrional de Queensland, Australia, hasta Papua Nueva Guinea.
Durante la temporada caliente y húmeda de enero a mayo, todo está cubierto de exuberante vegetación verde. A veces se forman violentos ciclones que hacen peligroso pasar de una isla a otra. Durante el resto del año las islas se ven secas y polvorientas.
Las buenas nuevas llegan a las islas
En 1938 la embarcación de 16 metrosa Lightbearer (Portaluz), de la Sociedad Watch Tower, hizo breves paradas en estas islas en viaje hacia las Indias Orientales Holandesas (ahora Indonesia). A bordo había siete testigos de Jehová deseosos de compartir con otros el mensaje de esperanza que contiene la Biblia.
Sin embargo, estos hermanos no sabían que para aquel mismo tiempo un misionero de la cristiandad había llegado a aquellas islas. Él dijo a los isleños que no escucharan a los Testigos ni aceptaran su literatura. Pero cuando los hermanos llegaron al hogar del misionero y hablaron con él, aquel hombre aceptó cuatro libros. Algunos isleños vieron esto y pensaron: ‘Si él puede obtenerlos, ¿por qué no podemos nosotros?’. Aquella noche, mientras los otros Testigos exhibían unas diapositivas, un hermano sentado afuera tenía unas cajas llenas de literatura. Varias veces, en la oscuridad, una mano le ofrecía dinero a este Testigo, y una voz pedía un libro. ¡En solo una hora los isleños obtuvieron 200 libros! Después, aquel misionero trató de valerse de los libros que había obtenido para presentar una acusación contra los Testigos, pero no tuvo éxito.
Se forma una congregación
Por mucho tiempo aquellas primeras semillas de la verdad no recibieron riego. No fue sino hasta a fines de la década de los cincuenta cuando llegó más ayuda a estas islas distantes. La Sociedad Watch Tower envió dos trabajadores de tiempo completo. Luego llegó la familia Rudd, una familia de tres miembros que vino a servir donde había mayor necesidad de ayuda. Pronto se formó una congregación pequeña en la isla Thursday.
En aquellos tiempos se hacía muy difícil hallar alojamiento o vivienda, y el gobierno y las religiones establecidas presentaban mucha oposición. Al principio la congregación se reunió en un cuartito situado directamente encima de los hornos de la panadería local. En una isla tropical, ¡piense en el calor que hacía allí!
Porque se daban cuenta de la importancia de mantenerse fuertes espiritualmente, los Testigos se resolvieron a asistir a una asamblea de distrito en la costa de Australia continental, a unos 1.300 kilómetrosb de distancia. Puesto que no tenían dinero para viajar en avión, oraron y buscaron otra manera de llegar a la asamblea.
Primero, los hermanos compraron una vieja embarcación perlera que no tenía motor, hélice, velas ni ancla. Buscando entre las embarcaciones desechadas, finalmente hallaron una que tenía un enorme motor diesel de cinco cilindros con caja de cambios. Los hermanos la compraron, y se alegraron al hallar velas, anclas y muchas otras partes. Sin embargo, todavía les faltaba el eje portahélice y la hélice misma.
El hermano Rudd le preguntó al dueño de una instalación para reparar barcos si le permitía buscar allí por si hallaba lo que necesitaba. El dueño, bromeando, le dijo que si podía hallar un eje portahélice en aquel lugar, los Testigos podían quedarse con él. Para sorpresa del dueño, hallaron uno. Unos días después, mientras el hermano Rudd predicaba de casa en casa, su pie dio contra algo escondido en la alta hierba. ¡Era una hélice que se ajustaba perfectamente a la embarcación!
Preparada la nave, la congregación de 25 miembros se aprestó para el viaje de siete días. Al partir, el hechicero local les echó una “maldición”. Cierta noche el barco encalló en un arrecife y no pudieron moverlo. Los hermanos aprovecharon el tiempo para surtirse de pescado. La marea matutina desprendió del escollo la embarcación, aunque hubo que achicar agua del barco durante el resto del viaje.
Al llegar a Townsville, Australia, los recibió un acaudalado constructor y reparador de barcos. Por el periódico, se había enterado del esfuerzo de los Testigos por asistir a la asamblea, y quiso ayudar. Insistió en reparar el daño a la embarcación aunque ellos no podían ni pagar ni ayudar a repararla, por estar en la asamblea. Después, aquel hombre les cobró sólo 40 libras ($80, E.U.A.) en vez de las 500 libras ($1.000, E.U.A.) que normalmente se cobraba por aquel trabajo.
El mensaje llega a las otras islas
Por la dirección de Jehová, el mensaje del Reino ha llegado también a islas retiradas de allí. Por ejemplo, los hermanos Rod Anderson y Allan Webster, quienes se mudaron a la isla Thursday unos años atrás, han usado su embarcación para testificar en otras islas. Hasta ahora, han predicado en 12 de las 17 islas habitadas.
Un excelente lugar de reuniones
Por mucho tiempo los hermanos se preguntaron si alguna vez tendrían su propio Salón del Reino en la isla Thursday. Entonces quedó patente que el espíritu de Jehová entró en acción. En septiembre de 1983, el hermano Graham Keen, constructor experimentado, vino a la isla para ayudar a construir un salón. Congregaciones australianas de espíritu generoso habían suministrado los materiales que se necesitaban. Estos se enviaron en contenedores desde Cairns, Queensland. Los isleños se sorprendieron al ver aquel monte de materiales de construcción en el terreno. En solo 140 días de trabajo se completó el salón, y una casa detrás. Una concurrencia de 120 gozosas personas estuvo presente el día de la dedicación del nuevo salón.
¡Cuánto alegró a todos los Testigos este nuevo Salón del Reino como centro para la difusión de las buenas nuevas en las islas del estrecho de Torres! Con la ayuda del espíritu de Jehová, se regocijan de alabar a Jehová Dios. (Isaías 42:12.)
[Notas a pie de página]
a 1 metro = 3,3 pies
b 1 kilómetro = 0,6 de milla