Oraciones que reciben respuesta
EL DESEO humano de comunicarse con un ser supremo es tan antiguo como el hombre mismo. Por ejemplo, ciertas inscripciones del Egipto antiguo contienen oraciones. Algunas pedían protección a un dios; otras expresaban alabanza o confesaban confianza en la deidad a quien se dirigían. Entre los griegos del siglo VIII a.E.C. eran comunes los himnos y las oraciones poéticas y ceremoniales. En las oraciones romanas había que especificar cuidadosamente a qué deidad se oraba, porque se adoraba a muchos dioses.
La oración todavía es común en las principales religiones del mundo. Se sabe que budistas, hindúes, judíos, musulmanes y los que profesan ser cristianos oran con frecuencia. Aunque la oración es una práctica extensa en la religión del siglo XX, su gran variedad de métodos y estilos confunde a muchos que quieren ver contestadas sus oraciones.
¿Basta cualquier clase de oración?
Puesto que se ora de muchas maneras, ¿será eficaz cualquier clase de oración? Algunos opinan que con tal que el orante sea sincero y “crea”, poco importa la clase de oración. ¿Qué cree usted? Por la variedad de opiniones que hay sobre esto, es necesario dejar las opiniones humanas y ver lo que nos revela una fuente superior de información.
Las respuestas que dan las páginas siguientes vienen de una fuente de ese tipo, la Santa Biblia. Ella muestra que si uno quiere que se oiga y se le conteste su petición, no basta con cualquier modo de orar.
La Biblia explica:
A quién deben dirigirse las oraciones
Por qué no reciben respuesta algunas oraciones
Qué se puede pedir al orar
¿Qué papel desempeña el que ora?
Uno de los requisitos principales es la fe, no solo creer sinceramente que Dios existe y puede oír las oraciones. (Hebreos 11:6.) Esa fe se demuestra procurando vivir en armonía con los principios justos de Dios dados en la Biblia. En su Sermón del Monte, Jesucristo lo recalcó: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 7:21.)
Esto que escribió el profeta hebreo Isaías ilustra la clase de personas cuyas oraciones no serían oídas: “Aunque hagan muchas oraciones, [yo, Jehová Dios,] no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre”. (Isaías 1:15.) Por eso, los que no respetan lo sagrado de la vida no pueden esperar que Dios oiga sus oraciones, sin importar con cuánta frecuencia ni con cuánto fervor oren.
¿Por qué suelen quedar sin respuesta las oraciones de algunos “creyentes”?
No basta con solo creer para agradar a Dios y para que él nos conteste las oraciones. Hasta un crédulo puede afirmar que cree. Para que la creencia tenga solidez, tiene que basarse en conocimiento exacto, y este sólo puede obtenerse por el estudio de la Biblia. Además, la creencia y la fe tienen que demostrarse por las obras que producen. “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” (Santiago 2:26.)
El verdadero creyente tomaría en cuenta a Dios en su vida diaria, y no recurriría a la oración solo en una emergencia. También haría actos de fe, obras correctas que incluyen hablar a otros sobre su creencia y su fe en Dios.
¿Cómo debe presentarse la oración?
La oración no debe ser simplemente un rito, ni leerse de un libro; tampoco debe contener frases repetidas en rezo como si estas la hicieran más eficaz. No debe “recitarse” para ostentación, ni para impresionar a otros. Jesús dio este buen consejo sobre cómo debemos presentar nuestras oraciones y lo que debemos evitar: “Cuando oren, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. [...] Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír”. (Mateo 6:5-7.)
No se indica ninguna posición corporal especial por el que ora para que sus oraciones sean oídas. Sin embargo, el orante tendría que ser humilde y respetuoso tanto en la postura que adoptara como en su selección de palabras.
¿A quién deben dirigirse las oraciones?
El libro bíblico de Hebreos habla del que “se acerca a Dios”. (Hebreos 11:6.) ¿Quién es este Dios? Hay un solo Dios Todopoderoso, aunque hay muchos dioses falsos de hechura humana. (1 Corintios 8:5, 6.) El Dios Todopoderoso de la Biblia se llama Jehová. (Salmo 83:18.) Es el Creador de todo, y por eso la oración debe dirigirse únicamente a él. Jesucristo enseñó claramente a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos”. (Mateo 6:9.) No, Jesús no enseñó a sus discípulos que le oraran a él, ni a su madre María, ni a ninguna otra persona. Pero Dios ahora exige que reconozcamos el puesto de su Hijo y que ofrezcamos toda oración en el nombre de Jesús. Por eso Cristo dijo a sus seguidores: “Nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 14:6.)
Por eso, para que las oraciones sean aceptables a Dios tienen que dirigirse a Jehová Dios mediante su Hijo, Jesucristo. Es decir, hay que orar a Dios en el nombre de Jesús.
¿Qué se puede pedir al orar?
“No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él [Dios] nos oye.” Esta garantía aparentemente increíble está en 1 Juan 5:14. Pero ¿notó la condición: “conforme a su voluntad”? Sí, una de las razones principales por las cuales no se contestan muchas oraciones es que el orante no ha tratado primero de determinar lo que es la voluntad de Dios. (Proverbios 3:5-7.)
Jesús dio como guía útil a sus discípulos una oración que hoy es conocida extensamente como el padrenuestro. (Mateo 6:9-13.) Aunque esa oración no debe recitarse como un rito, ciertamente pone las peticiones en el orden debido. Primero vienen el nombre y el propósito de Dios. Después se mencionan las necesidades materiales, el perdón y que se nos libre de ser tentados por el inicuo. La expresión “Padre nuestro” pudiera ayudar al orante a ensanchar sus oraciones y sus pensamientos para abarcar, no solo a los miembros de su familia y a sus parientes, sino también a otros que procuran agradar a su Hacedor. (Hechos 17:26, 27.)
¿Cuánto deben durar las oraciones?
La Biblia no dice cuánto tiempo deben durar las oraciones. Pudieran ser muy breves, o hasta pudieran hacerse silenciosamente. (Nehemías 2:4; 1 Samuel 1:12, 13.) Por otra parte, puede haber oraciones bastante largas. En cierta ocasión Jesús “pasó toda la noche en oración a Dios”. Parece que esto fue para que Dios le ayudara a seleccionar a sus 12 apóstoles. (Lucas 6:12.) Por eso, lo que duren las oraciones aceptables variará según lo exijan las circunstancias.
Definitivamente se contestan las oraciones
En la Biblia abundan los relatos que muestran que el gran “Oidor de la oración”, Jehová Dios, contesta las oraciones. (Salmo 65:2.) Un ejemplo sobresaliente es la “prueba por oración” en los días de Elías el profeta, registrada en el capítulo 18 de Primero de los Reyes. En el primer siglo, los discípulos de Jesús recibieron esta respuesta inmediata a su oración: “Cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo”. (Hechos 4:23-31.)
Los publicadores de esta revista han recibido muchísimos relatos de experiencias de hombres y mujeres de toda edad que pensaron que habían llegado a una crisis. Por lo que al fin sucedió, quedaron convencidos de que Dios había oído sus oraciones y las había contestado.
Por ejemplo: un joven que vivía en un valle remoto en las montañas suizas, cerca de la frontera italiana, dice: “Era tan obvio que jamás podría hallar por mí mismo una solución [a los problemas de la vida], que sólo deseaba morir. [...] Hice lo único que se me ocurrió. Oré: ‘Oh Dios desconocido, tú tienes que existir, y tienes que ser un Dios de amor. ¡Ayúdame! Ya no puedo seguir... ayúdame a hallar la verdad’”. Unos días después, un matrimonio joven de testigos de Jehová visitó a este joven. Se comenzó un estudio de la Biblia con él, y ahora es testigo bautizado de Jehová.
Una enfermera diplomada muy religiosa sufría mucho porque su esposo le había sido infiel y al fin él y ella se habían separado. Cierto día, desesperada, oró y le suplicó a Dios que le comunicara si él tenía un propósito digno de ser conocido. Aquella misma tarde la visitaron unos testigos de Jehová que predicaban de casa en casa. Ella los invitó a entrar en su hogar, y se alegró por las respuestas bíblicas a sus muchas preguntas. Con el tiempo, llegó a ser proclamadora de las “buenas nuevas”, y conducía un estudio bíblico. (Mateo 24:14.)
Cierto testigo de Jehová leía La Atalaya en su automóvil cuando, de repente, alguien lo agarró por el cuello. Él oró fervorosamente a Jehová Dios. El atacante se paralizó, y aflojó las manos. El Testigo puso en movimiento el auto, dijo adiós a aquel hombre, y lo dejó parado como una estatua en medio de la calle.
En un mundo de mucho escepticismo y duda, los que aman a Dios y la verdad pueden cobrar ánimo por la clara garantía de que Jehová Dios escucha las oraciones que se le hacen por el conducto apropiado, de la manera correcta y con la actitud mental y de corazón debida. El Dios Todopoderoso no solo oye tales oraciones, sino que también las contesta sin falta, según su voluntad divina y al tiempo que escoge.
[Ilustración en la página 7]
Las oraciones de Jesús tuvieron respuesta. Las de usted pudieran tenerla también
[Recuadro en la página 4]
Formas de la oración
Un examen breve de varias formas de oración que se usan hoy será iluminador.
En el hinduismo —que, según se dice, tiene 330.000.000 de dioses, adorados en unos 10.000 templos— suele usarse una oración básica con la que se honra a un dios o a una diosa particular. Sin embargo, es más frecuente que las oraciones hindúes sean elaboradas, y pueden tomar dos aspectos: o meditación (dhyana), o alabanza (stotra). Se da mucha importancia a decir las oraciones en voz alta.
En los monasterios budistas y taoístas chinos se acostumbra hacer oraciones tres veces al día (temprano por la mañana, al mediodía y de noche). Las oraciones son acompañadas por el sonido de una campanilla. Los monjes budistas llevan consigo una sarta de 108 cuentas como ayuda para sus rezos. Algunos legos también usan este método de un rosario para llevar cuenta de las veces que hacen su rezo.
Para los musulmanes devotos, la parte más importante de su adoración es la oración diaria (salat). Tiene que repetirse cinco veces al día con el rostro hacia La Meca, en la Arabia Saudita.
Entre las oraciones judías hay algunas tomadas directamente de la Biblia, como los Salmos. También se hacen oraciones que han añadido diversos rabinos.
Entre los que alegan ser cristianos hay gran variedad de oraciones y métodos de orar. Estos van desde rezos que se repiten con un rosario en la mano hasta las oraciones impresas, así como oraciones breves dichas sin ensayo.