El nombre de Jehová glorificado en las islas del mar
IMAGÍNESE la sorpresa que se llevaría un explorador que, al pisar tierra en una isla “desconocida”, hallara la bandera de su país precisamente allí en campo abierto. A principios del siglo XIX, John Williams, miembro de la Sociedad Misional de Londres, experimentó una sorpresa similar al llegar a Rarotonga, una pequeña isla del grupo de las islas Cook, en el sur del Pacífico. En aquella isla donde él creía que era el primer representante de la cristiandad, descubrió un altar en honor a Jehová y Jesucristo. El relato de sus viajes misionales da la siguiente explicación:
Unos años antes de la llegada de Williams, una mujer había llegado de Tahití y había hablado con los habitantes de la isla acerca de las maravillas que había visto en su tierra natal. Les habló de la existencia de hombres blancos llamados “cookees” (por el capitán Cook). Describió los instrumentos de metal que ellos usaban en vez de huesos para derribar árboles y hacer canoas con gran facilidad y rapidez. Pero también les dijo que los blancos adoraban al Dios Jehová y a Jesucristo. Inspirado por esto, el tío del rey de la isla decidió construir un altar y un marae dedicados a ellosa. Así fue como el nombre personal de Dios precedió a los misioneros de la cristiandad en las islas polinesias.
Jehová: un nombre que era bien conocido
Cuando los misioneros de la cristiandad empezaron a enseñar su religión a los pueblos de Polinesia, descubrieron que en aquellas islas se adoraba a muchos dioses. Para evitar confusión con aquellos dioses, empezaron a aludir al Dios Supremo por su nombre más bien que por un título como Señor, el Eterno o hasta Atua, la palabra para “Dios” en la mayoría de los idiomas polinesios. Así, los habitantes de las islas aprendieron a orar a Jehová, usando Su nombre personal.
Más tarde aparecieron las primeras traducciones de la Biblia en los lenguajes locales. Como lógicamente habría de esperarse, en ellas se usó el nombre personal de Dios: Iehova en hawaiano, rarotongués, tahitiano y niueano; Ieova en samoano; e Ihowa en maorí. Aún más notable fue que en muchas traducciones el nombre hasta apareció en las Escrituras Griegas Cristianas (Nuevo Testamento).
La vieja generación de maoríes en Nueva Zelanda todavía puede recordar el tiempo en que el nombre de Jehová se usaba comúnmente... en particular en el marae. En ocasiones oficiales, citas como “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría” eran parte del discurso de bienvenida a los dignatarios visitantes. Por toda Polinesia el nombre era común en los servicios eclesiásticos. Hasta hoy día las personas de edad avanzada están familiarizadas con el nombre de Dios en su lenguaje local. Sin embargo, eso no es cierto de muchas personas de la nueva generación, que se han apartado del modo de vivir tradicional.
Se intenta suprimir el nombre
Con el tiempo se hicieron revisiones de varias traducciones polinesias. Como había sucedido en el caso de diferentes revisiones hechas en Europa y América del Norte, uno de los cambios principales fue la eliminación del nombre Jehová (o algunos de sus equivalentes muy cercanos). Así, fue reemplazado por Alii (Señor) en la edición revisada de la Biblia en samoano que se publicó en 1969, y había planes de hacer una revisión similar en niueano.
Es verdad que los polinesios ya no adoran a sus dioses o ídolos como en el pasado, ni siquiera a Io del Rostro Oculto, el anterior dios supremo de los maoríes. Pero ¿autoriza eso de algún modo a los traductores de la Biblia a relegar al anonimato al Dios de la Biblia mediante usar un simple título en lugar de Su nombre? ¿Tiene menos importancia hoy día ese nombre? De ninguna manera, pues Jesús mismo, en el padrenuestro, enseñó a sus discípulos a poner en primer lugar en la oración la santificación de ese nombreb.
Defensores del nombre
A pesar de estas medidas recientes en la traducción, el nombre Jehová no está por desaparecer en Polinesia. ¿Por qué no? Porque, tal como en todos los demás países, los testigos de Jehová visitan con regularidad a los habitantes de esas islas para darles a conocer ese nombre. Ahora mismo hay más de 16.000 Testigos en esa parte del mundo participando en esa obra importante, y están demostrando a sus semejantes la importancia de conocer con exactitud la Palabra de Dios y poner en práctica ese conocimiento. Eso es lo que implica adorar a Dios y santificar su nombre. (Juan 4:21-24.)
[Notas a pie de página]
a El marae era originalmente un recinto sagrado usado con fines religiosos y sociales. Hoy generalmente se refiere a un lugar de reunión tribual.
b La oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos (conocida frecuentemente como el padrenuestro) empieza con estas palabras: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. (Mateo 6:9.)
[Fotografías en la página 15]
Tutuila, Samoa Estadounidense
El lago Gunn, Nueva Zelanda
Savaii, Samoa Occidental
La playa de Avatele, en Niue
[Mapa en la página 14]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Hawai
Samoa
Niue
Tahití
Rarotonga
Nueva Zelanda