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  • ¿Explotadores de ‘la pobreza y la ignorancia’?

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  • ¿Explotadores de ‘la pobreza y la ignorancia’?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 1/7 págs. 28-30

¿Explotadores de ‘la pobreza y la ignorancia’?

“LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ [...] se aprovechan de la pobreza, de la marginación, de la ignorancia de una buena parte de nuestro pueblo —alegó el escritor mexicano Jorge García— para [...] avanzar en la captura de su conciencia.”—Excelsior del 9 de marzo de 1983.

No es raro oír acusaciones como esas contra los testigos de Jehová en la América Latina. ‘No se ve que nadie importante llegue a ser testigo de Jehová’, dicen algunos profesionales, políticos y líderes religiosos. ‘Los testigos de Jehová consiguen sus seguidores de entre los pobres y los ignorantes.’ Es verdad que muchos testigos de Jehová son personas de humildes recursos, pero ¿significa eso que los testigos de Jehová ‘se están aprovechando de la pobreza, la marginación y la ignorancia’? ¿Son incorrectas sus enseñanzas porque muchas personas humildes y pobres respondan a ellas?

Para contestar esas preguntas, remontémonos al primer siglo de nuestra era común y veamos lo que sucedió entonces. ¿Qué clase de personas se sintió atraída al cristianismo en aquel tiempo?

El cristianismo... por qué atraía a gente humilde

Los críticos modernos de los testigos de Jehová solo están repitiendo lo que dijeron en el primer siglo los que entonces se opusieron al cristianismo. Considere, por ejemplo, a los intelectuales griegos que vivían en la antigua ciudad de Corinto. Como lo expresó el apóstol Pablo, ‘los griegos buscaban sabiduría’. (1 Corintios 1:22.) Por supuesto, no querían conocimiento bíblico, sino argumentos filosóficos complejos. Y cuando el apóstol Pablo ‘no fue con extravagancia de habla ni de sabiduría’, sino que dio el mensaje sencillo de “Jesucristo, y a él fijado en el madero”, muchas personas se burlaron del cristianismo y lo llamaron “necedad”. (1 Corintios 1:23; 2:1, 2.)

¿Estaba, entonces, Pablo ‘aprovechándose de la ignorancia’ al tratar de atraer a los humildes y pobres junto con los demás residentes de Corinto? De ninguna manera. Pablo explicó a los cristianos de allí: “Pues ustedes contemplan su llamamiento por él, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, [...] sino que Dios escogió las cosas necias del mundo, para avergonzar a los sabios [...] a fin de que ninguna carne se jacte a vista de Dios”. (1 Corintios 1:26-29.)

Desde el mismo principio el cristianismo fue una religión que principalmente atrajo a la gente humilde y de recursos limitados. Los 12 apóstoles de Jesús —el fundamento de su iglesia— no provinieron de los escribas y fariseos educados. (Efesios 2:20.) Más bien, eran de la clase trabajadora, y cuatro eran pescadores. (Mateo 4:18-22; 10:2, 3.) Los líderes religiosos los consideraban “iletrados y del vulgo”, lo que significa que su educación era elemental y no de las escuelas de enseñanza superior. (Hechos 4:13.) Los escribas y fariseos “eruditos” rebajaron ante otros al Mesías por tanto tiempo esperado, burlándose de Sus enseñanzas y de Sus seguidores. Adoptaron la actitud de que ‘nadie importante sigue a Jesús’.

Recuerde lo que sucedió en cierta ocasión cuando aquellos hombres enviaron a algunos oficiales para que “se apoderaran de” Jesús. Los oficiales regresaron con las manos vacías. ¿Por qué? El registro bíblico dice: “Los oficiales respondieron: ‘Jamás ha hablado otro hombre así’”. Sí, ¡quedaron asombrados por las enseñanzas de Cristo! Pero ¿cómo respondieron los líderes religiosos educados? “A su vez, los fariseos contestaron: ‘Ustedes no se han dejado extraviar también, ¿verdad? Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad?’.” (Juan 7:32, 44-48.) Así que el orgullo les impedía aceptar a Jesús. Es verdad que la Biblia dice que “con todo, hasta de los gobernantes muchos realmente pusieron fe en él, pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga; porque amaban la gloria de los hombres más que la misma gloria de Dios”. (Juan 12:42, 43.)

¡Imagínese eso! Aquellos hombres en realidad quedaron convencidos de que Jesús tenía la verdad, pero el temor a los hombres les impidió hacerse discípulos de él. Sencillamente no les era conveniente a aquellos gobernantes sacrificar su posición en los círculos sociales, políticos y religiosos para hacerse seguidores de Jesús. ¡No es de extrañar que Jesús haya dicho: “En verdad les digo que será cosa difícil el que un rico entre en el reino de los cielos”! (Mateo 19:23.) Por eso, en general aquellas personas eran demasiado orgullosas para seguir una religión que exigía que humildemente ‘tomaran su madero de tormento y siguieran a Jesús’. (Mateo 16:24.) Por eso, en cierta ocasión Jesús dijo mientras oraba: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos”. (Lucas 10:21.) A diferencia de los intelectuales mundanos, aquellos recibían la verdad. (Compárese con Mateo 18:3.)

Dios no es parcial

El discípulo Santiago escribió: “Dios escogió a los que son pobres respecto al mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino, que él prometió a los que lo aman, ¿no es verdad?”. (Santiago 2:5.) ¿Quiso decir, entonces, que los adinerados y los que tienen educación seglar no podrían servir a Dios? ¡De ninguna manera! Después que el primer converso gentil, Cornelio, hubo recibido espíritu santo, Pedro dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”. (Hechos 10:34, 35.) Quizás Pedro recordó las palabras que Jehová había dicho a Samuel, siglos antes: “Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón”. (1 Samuel 16:7.)

Es interesante, pues, que la Biblia declara que “una gran muchedumbre de sacerdotes empezó a ser obediente a la fe”. (Hechos 6:7.) Hubo cristianos hasta en la prestigiosa “casa de César”. (Filipenses 4:22.) Y aunque la mayoría de los cristianos no eran personas pudientes, en la congregación hubo algunos ricos. (1 Timoteo 6:17.)

En nuestros tiempos

Por eso, no debería sorprendernos que hoy día la verdad haya llevado fruto principalmente entre la gente común. Jehová todavía está mirando al corazón, no a la cuenta bancaria de nadie, ni a su educación seglar. (Proverbios 21:2.) Además, recuerde que Jesús dijo: “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga”. (Juan 6:44.) Ciertamente el Padre atraería a sí solamente a personas humildes y enseñables, ¿verdad?

Sin embargo, eso no quiere decir que ni personas educadas ni llamados profesionales llegan a ser testigos de Jehová. Cuando Pablo explicó la verdad de manera sencilla, pero vigorosa, ante el rey Agripa, este reconoció: “En poco tiempo me persuadirías a hacerme cristiano”. (Hechos 26:27, 28.) De igual manera, muchas personas educadas se han sentido atraídas a la verdad por la explicación clara y lógica de la verdad bíblica que dan los testigos de Jehová. Recuerde: la persona humilde no necesariamente carece de educación. A Moisés se le llamó “el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo”. (Números 12:3.) Sin embargo, había sido “instruido en toda la sabiduría de los egipcios”. (Hechos 7:22.)

No obstante, debe notarse que las personas de poca educación seglar que empiezan a asociarse con los testigos de Jehová por lo general se esfuerzan por mejorarse en sentido educativo. Tratan de mejorar como lectores y estudiantes, para dominar las enseñanzas fundamentales de la Biblia y mantenerse al día con el continuo fluir de literatura bíblica que publican los testigos de Jehová. Si una persona sincera desea conocer la Biblia, pero no sabe leer ni escribir, muchas veces la congregación local puede hacer arreglos para que reciba instrucción gratuita.

La Sociedad Watchtower hasta publica un folleto titulado Aprenda a leer y escribir. Este folleto ha hecho que muchos millares de personas de Asia, África, América Central y América del Sur puedan leer. En cierto país latinoamericano, ¡51.249 personas han aprendido a leer y escribir en los pasados 26 años mediante este folleto! En una aldea pequeña de la América Latina el inspector del Ministerio de Educación se reunió con representantes de varias organizaciones diferentes... entre ellas la de los testigos de Jehová. El Testigo que estuvo presente allí les habló sobre el folleto Aprenda a leer, e invitó al grupo a asistir a una de las reuniones de los Testigos.

El grupo asistió a la Escuela del Ministerio Teocrático... una reunión que tiene como fin ayudar a hombres y mujeres a hacerse maestros eficaces. Para sorpresa de aquel grupo, ¡en la plataforma de los oradores, pronunciando un discurso bíblico, estaba un hombre a quien habían conocido como analfabeto! Uno de los visitantes, director de una escuela, dijo: “No es posible que este hombre a quien siempre hemos conocido como analfabeto pueda expresarse en español [más bien que en su dialecto nativo], y mucho menos hablar a un auditorio, pero eso es lo que hace”.

Por eso, más bien que explotar a la gente humilde, los verdaderos cristianos hoy la están ayudando a llegar a conocer la verdad. Esos cristianos hacen la obra educativa que Jesús encomendó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20.) Como resultado de esto, cada año decenas de miles de personas de todo nivel social se unen a las filas de los testigos de Jehová.

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