Ponderando las noticias
Dignos de imitación
En una carta publicada hace poco en el periódico New Haven Register, de Connecticut, E.U.A., se dieron unos puntos de vista objetivos sobre asambleas de los testigos de Jehová. La carta, dirigida al redactor, decía: “Los testigos de Jehová acaban de celebrar sus conferencias anuales en el Coliseo. De todos los grupos que usan el lugar, ninguno es más bienvenido o solicitado que ellos. Nadie limpia tanto el Coliseo antes ni después de su visita como ellos”.
Refiriéndose a una asamblea de Testigos celebrada años atrás, el escritor añadió que “75.000 Testigos se reunieron en el Estadio Yanqui, además de 20.000 que escuchaban afuera por altavoces, en una festividad de adoración que asombró a la ciudad de Nueva York. El primer día la policía envió 200 agentes al local, la cantidad que generalmente se asigna a tal muchedumbre. Los días siguientes enviaron a solo dos agentes, para los que pidieran direcciones. La ciudad de Nueva York envió agentes de sanidad, abastecedores, policías y bomberos para estudiar aquel funcionamiento increíblemente eficaz y aprender de él. Aunque se sirvieron alimentos allí, no había ni una pizca de comida o basura en el local cuando salieron. Sea que uno crea en otra forma de misticismo teológico o las rechace todas, [...] hay que admirar su dedicación, lo sanos que son y su sobresaliente ejemplo en cuanto a comportamiento e higiene. Todos haríamos bien en imitar y practicar las maravillosas cualidades que manifiesta esta gente devota y humilde”.
Aunque para muchos la conducta de los testigos de Jehová es excepcional, los Testigos mismos saben que los cristianos verdaderos tienen que ‘vivir por espíritu’ y ‘seguir andando ordenadamente también por espíritu’. Es el espíritu de Dios lo que produce en ellos el fruto de “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio”. Estas cualidades ciertamente son dignas de imitarse. (Gálatas 5:22, 23, 25.)
Corona que causa tropiezo
Centenares de ciudadanos de Málaga, España, han dado su apoyo a una colecta pública para hacerle una elaborada corona de oro a la popular virgen de la localidad, “Nuestra Señora de la Esperanza”. “Un gramo de oro para la [virgen]” ha sido el lema usado desde hace dos años para recaudar contribuciones. Desde entonces se han donado aretes, medallas, anillos matrimoniales y hasta dientes de oro. Estos objetos se han fundido y se ha obtenido kilo y medio (3,3 libras) de oro puro, lo suficiente como para hacer una corona de oro macizo para la imagen.
En una ceremonia solemne presidida por el nuncio papal y varios obispos prominentes de España, “Nuestra Señora de la Esperanza” fue coronada en junio de 1988. No obstante, muchos católicos manifestaron recelo respecto a esa coronación. El periódico español El País informa que unos 20 seminaristas preguntaron en carta abierta: “¿No seguimos siendo piedra de escándalo para creyentes y no creyentes con nuestros cultos vacíos?”. Otros grupos católicos se refirieron a una encíclica papal reciente que recomendaba que los fieles “enajenen joyas en favor de los pobres”. En vista de aquella recomendación, estos católicos expresaron su “inalienable objeción de conciencia ante la suntuosa ceremonia anunciada” y la “corona costosa”.
No sorprende el que personas sinceras objeten a que se decore a una imagen sin vida. Dios también lo halla objetable. Siglos atrás castigó a los israelitas por la mismísima práctica. Jehová dijo mediante su profeta Ezequiel: “Pusieron su orgullo en la hermosura de sus joyas e hicieron con ellas las imágenes abominables de sus ídolos”. (Ezequiel 7:20, Levoratti-Trusso.) Por esta razón, los que aman la verdad muestran sabiduría cuando obedecen el oportuno consejo bíblico de ‘huir de la idolatría’. (1 Corintios 10:14.)