¿Asoma en el horizonte la paz mundial?
ATRAVÉS de la historia se han hecho muchos planes y declaraciones de paz. Lamentablemente, parece que una cantidad igual de guerras los ha anulado. Con relación a los tratados y las proclamaciones de paz, la mayoría de la gente ha aprendido a no confiar mucho en ellos.
Con todo, en los últimos años muchos observadores y estudiantes de los sucesos actuales han empezado a creer que algo diferente está ocurriendo. Han planteado la posibilidad de que, a pesar de las dificultades locales, puede ser que esta vez realmente se haya preparado el escenario para la paz mundial. El Instituto Internacional de la Paz, de Estocolmo, Suecia, declaró: “En ningún otro año desde el fin de la II Guerra Mundial ha habido mejor fundamento para esperar la solución pacífica de los conflictos”. Los cambios repentinos en la Europa oriental hicieron que un conocido corresponsal declarara: “Desde la II Guerra Mundial, nunca antes ha parecido más posible la paz”. Hasta la revista The Bulletin of the Atomic Scientists reflejó ese parecer. En 1988 atrasó su famoso reloj del fin calamitoso de la humanidad de tres minutos para la medianoche a seis minutos para la medianoche, y luego, en abril de 1990, lo atrasó aún más, a diez minutos para la medianoche.
Todo esto generó mucho optimismo y euforia antes de que estallara la guerra en el Oriente Medio. Pero aun desde entonces algunos han dicho que la Guerra Fría y la carrera de armamentos entre las superpotencias ha terminado. Algunos hasta pensaban en qué habría de hacerse con todo el dinero que los gobiernos se ahorrarían cuando redujeran los gastos militares. ¿Será posible que realmente haya llegado el tiempo en que se logre la paz duradera? ¿Están las naciones en verdad aprendiendo a “batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas”? (Isaías 2:4.) ¿Qué muestran los hechos?
Las guerras olvidadas
“El fin de la guerra fría y la nueva relajación de las tensiones entre Oriente y Occidente han hecho que algunos crean que es la paz lo que domina ahora”, declara la revista The Economist de Londres, Inglaterra. “Pero no es así. Aunque el mundo se ha librado de una gran fuente de tensiones, todavía le quedan muchas pequeñas. ¿Cuáles son algunas de estas “pequeñas” tensiones, o conflictos?
El Laboratorio Lentz para la Investigación de la Paz, un organismo estadounidense de investigación independiente, informa que en septiembre de 1990 se peleaban por lo menos 15 guerras por todo el mundo. Esto no incluyó la invasión de Kuwait por Irak, pues el informe sólo contaba las guerras en que por lo menos mil personas habían muerto anualmente hasta aquella fecha. Algunas hostilidades han durado 20 años o más. En conjunto, han quitado la vida a aproximadamente 2.900.000 personas, la mayoría civiles. Esta cifra excluye a los que murieron en algunas de las guerras más sangrientas que cesaron el año pasado, como las de Uganda y Afganistán y el conflicto Irán-Irak.
Hubo alrededor de tres millones de muertes, ¡a pesar de que, supuestamente, el mundo está en paz! Por sí solo, eso es lamentable. Con todo, lo más trágico es que casi no se ha sabido nada acerca de muchas de esas guerras, y el resto del mundo no se ha lamentado por ellas. Se las pudiera llamar las guerras olvidadas, pues la mayoría de ellas —golpes de estado, guerras intestinas, revoluciones— se pelean en algún país poco desarrollado. Parece que a la mayoría de los que viven en naciones ricas e industrializadas la muerte de medio millón de personas en el Sudán, o de un tercio de millón en Angola, no les ha llamado mucho la atención. De hecho, algunos han asegurado que el mundo ha estado en un período pacífico sin precedente desde el fin de la II Guerra Mundial, porque no había guerra entre las naciones desarrolladas y, a pesar de la gran tensión y la acumulación de armas, las superpotencias no habían guerreado entre sí.
¿Podemos esperar paz?
Si la paz significara sencillamente que no hubiera un conflicto nuclear de alcance mundial, entonces se pudiera decir que las naciones han logrado algo en sus esfuerzos por alcanzar la paz. Lo que ha refrenado hasta ahora a las superpotencias es la norma de Destrucción Mutua Asegurada. Pero ¿es eso verdadera paz? ¿Cómo pudiera serlo, cuando la gente vive en constante temor de perecer en una destrucción instantánea y total? ¿Cómo se puede hablar de paz cuando alrededor del mundo las guerras —grandes y pequeñas— arruinan la vida de tantos, o su medio de subsistencia y sus perspectivas de una vida que tenga significado?
Elie Wiesel, ganador del premio Nobel, escribió en cierta ocasión: “Desde tiempos inmemoriales la gente ha hablado de paz, pero no la ha conseguido. ¿Será sencillamente que carecemos de suficiente experiencia? Aunque hablamos de paz, hacemos la guerra. A veces hasta guerreamos en el nombre de la paz. [...] Puede que la guerra sea una parte tan intrínseca de la historia que no pueda eliminarse... jamás”.
Y recientemente la guerra en el Oriente Medio destrozó de nuevo la ilusión de paz. ¿Pudiera ser que la humanidad sencillamente ha estado esperando la paz de la fuente equivocada?
[Fotografía en la página 3]
“Puede que la generación que vive hoy en la Tierra presencie el advenimiento de un irreversible período de paz en la historia de la civilización.”—Declaración de Mijail Gorbachov, presidente de la Unión Soviética, en una reunión cumbre en Washington, D.C., E.U.A., en mayo de 1990.
[Reconocimiento]
UPI/Bettmann Newsphotos
[Fotografías en la página 4]
“Tenemos ante nosotros un nuevo mundo de libertad [...], un mundo donde la paz perdura, donde el comercio obra con conciencia y donde todo lo que parece posible llega a serlo.”—Declaración de George Bush, presidente estadounidense, en la reunión cumbre internacional sobre economía, en Houston, Texas, E.U.A., en julio de 1990.
[Reconocimiento]
UPI/Bettmann Newsphotos
“Los muros que restringían a la gente y las ideas se desploman. Los europeos ahora determinan su propio destino. Han optado por la libertad. Han preferido la libertad económica. Han escogido la paz.”—Declaración de la OTAN en reunión cumbre en Londres, Inglaterra, en julio de 1990.
[Reconocimiento de la foto de la portada]
Portada: Foto U.S. Naval Observatory (estrellas); foto NASA (Tierra)