El juicio final
“CUANDO usted muera, solamente su alma será atormentada; eso será un infierno para ella: pero en el día del juicio su cuerpo se unirá a su alma, y entonces usted tendrá infiernos gemelos, pues su alma sudará gotas de sangre, y todo su cuerpo estará en dolor.”
ASÍ fue como C. H. Spurgeon, predicador del siglo XIX, describió el punto de vista clerical sobre el día del juicio y los sufrimientos de los condenados. También el pintor italiano Miguel Ángel creía cosas espantosas en cuanto a ese tiempo, como se ve en su obra “Juicio final” (una sección de la cual se reproduce arriba) pintada en el muro de la capilla Sixtina de Roma. The New Encyclopædia Britannica dice lo siguiente sobre esta obra: “El Cristo que juzga es un dios amenazador en vez de un salvador de cristianos, y está más interesado en condenar a la raza humana que en recibir en el cielo a los que han sido bendecidos”.
La doctrina de la cristiandad
En siglos pasados, dos de los asuntos favoritos en los sermones de los predicadores eran el día del juicio y el infierno de fuego. Con voz atronadora, predicadores como C. H. Spurgeon describían gráficamente desde el púlpito los horribles tormentos que esperaban a los pecadores. Hoy no son muy comunes los sermones de ese tipo. Pero todavía el infierno de fuego y el juicio final son enseñanzas oficiales de la mayoría de las iglesias.
La mayoría de las religiones de la cristiandad concuerdan hasta cierto grado con la enseñanza católica romana de que los juicios de Dios vienen en dos etapas. Primero está el “juicio particular”. Cuando la persona muere, el alma inmortal que supuestamente tiene es juzgada inmediatamente y enviada a pasar la eternidad o en el infierno o en el cieloa. Entonces viene el juicio final, o universal, al fin de los tiempos, cuando hay una resurrección de los cuerpos de los muertos, que se unen entonces a sus respectivas almas inmortales.
Durante ese día de juicio las almas que están en el cielo permanecen allí y vuelven a unirse a cuerpos que han recibido incorruptibilidad. Los que sufren en el infierno permanecen allí también, y sus almas se unen a cuerpos que han sido resucitados en incorruptibilidad. Hay quienes dicen que esto intensifica sus sufrimientos. Los que aún estén vivos como humanos no mueren. Son juzgados mientras todavía están vivos y van directamente al cielo o al infierno en “cuerpo y alma”, por decirlo así.
La posibilidad de sufrir tormentos indescriptibles en un infierno de fuego ha hecho que la gente, por temor, evite todo pensamiento de un juicio final a manos de Jesucristo. En vista de eso, ¿le sorprendería saber que, en realidad, los juicios de Dios con frecuencia son causa de regocijo, y que el Día del Juicio será uno de los tiempos más felices de toda la historia humana? ¿Qué explicación hay para esto?
[Nota a pie de página]
a Los católicos romanos también creen que hay una tercera posibilidad: castigo temporal en el purgatorio antes de entrar finalmente en el cielo.
[Reconocimiento en la página 3]
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