Se abren los ojos a las buenas nuevas
“EL CIELO no es menos azul porque el ciego no pueda verlo”, dice un refrán danés. Pero, en nuestra ocupada vida cotidiana, ¿nos damos cuenta de que, en sentido figurado, el cielo es azul? ¿Vemos el futuro con confianza? ¿Creemos realmente en las buenas nuevas que presenta la Palabra de Dios, la Biblia?
En el artículo anterior analizamos algunos aspectos de la ceguera física. Examinemos a continuación un tipo de visión que es mucho más importante. Tiene que ver con nuestra felicidad eterna, así como con el futuro de nuestros seres queridos.
Sin duda, nos enfrentamos a “tiempos críticos, difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1.) ¿Qué sucede cuando la gente lucha por ganarse la vida, sufre problemas de salud y dificultades familiares, y se enfrenta a la injusticia social y la falta de amor? Es triste, pero mucha gente pierde la confianza en el prójimo, en la religión y en el gobierno. Como no ven ninguna solución, algunas personas llegan a la conclusión de que sus problemas nunca se solucionarán por la vía de la normalidad. En el periódico brasileño Jornal da Tarde, Jacob Pinheiro Goldberg observa: “Ante la realidad brutal, las personas se sienten tan perseguidas por los desaciertos que no razonan con lógica y se apoyan en el misticismo exasperante”. En cualquier caso, aun cuando las cosas vayan mal, queremos obrar con buen juicio, ¿no es cierto?
Imagínese por un momento que necesita una casa para su familia, y el dinero no representa ningún obstáculo. Usted busca y visita varias viviendas en diferentes vecindarios. Aunque los vendedores de las inmobiliarias intentan satisfacer sus deseos, no encuentra la casa que busca. Sin embargo, como la felicidad y el bienestar de su familia están implicados, no se da por vencido, ¿verdad? Ahora imagínese su felicidad cuando, por fin, encuentra la casa de sus sueños.
Tal como dedicaría tiempo a buscar una nueva casa, ¿por qué no invertirlo en examinar la Biblia para hallar la solución a sus problemas? Del mismo modo que tenemos que sopesar los hechos cuando tomamos decisiones en cuanto a la casa donde vamos a vivir, debemos razonar lógicamente sobre lo que leemos en la Palabra de Dios. Y aún más provechoso que hallar una casa es ver y aceptar la verdad acerca de Jehová Dios y Jesucristo. Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)
Pero si el mensaje de la Biblia es tan valioso, ¿por qué tantas personas están ciegas a sus buenas nuevas? Por una parte, y es posible que este hecho sorprenda a muchos, “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19.) Por ello, Satanás el Diablo “ha cegado las mentes de los incrédulos, para que no pase a ellos la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios”. (2 Corintios 4:4.) Aunque vemos con los ojos, es el cerebro el que interpreta la luz que entra por ellos. Por esta razón, también se define a la persona ciega como aquella “que no quiere o no puede darse cuenta con claridad de algo”. Nos hace pensar en el refrán: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
El ciego no puede ver lo que tiene delante, por lo que es fácil que se lastime. La ceguera física de muchas personas es incurable, pero nadie está obligado a permanecer ciego en sentido espiritual.
Se vence la ceguera espiritual
Tal como las malas condiciones higiénicas pueden debilitar la visión física, un ambiente degradado puede contribuir a la ceguera moral. Es más, Jesucristo previno contra las doctrinas y las tradiciones humanas. Dijo con claridad que los guías religiosos de su tiempo estaban engañando al rebaño: “Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”. (Mateo 15:14.)
En vez de ser engañados por guías ciegos, ¡qué felices se sienten aquellos que abren los ojos a las buenas nuevas del Reino de Dios! Jesús dijo: “Para este juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean”. (Juan 9:39.) Pero, ¿cómo es posible que los ciegos en sentido espiritual lleguen a ver? Pues bien, sigamos con el análisis de la ceguera física.
En la actualidad existen varias provisiones para los impedidos visuales. Pero no siempre fue así. No hubo ningún intento serio de ayudar a los ciegos hasta que Valentin Haüy fundó una escuela especial para invidentes en 1784. Más tarde, Louis Braille inventó el sistema que lleva su nombre para ayudar a los ciegos a leer.
¿Qué se puede decir de los ciegos en sentido espiritual? En los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo por declarar las buenas nuevas hasta las partes más remotas de la Tierra. (Mateo 24:14.) Los testigos de Jehová se complacen en llevar la esperanza tanto a los que son ciegos en sentido físico como espiritual.
Una señora brasileña escribió: “Quiero decir que a pesar de mi defecto físico, puedo ver espiritualmente. ¡Qué Dios más maravilloso! Nos hace sentir felices saber que ‘Jehová abrirá su mano y satisfará el deseo de toda cosa viviente’”. (Salmo 145:16.) Y Jorge, que es ciego, recuerda: “Mi vida se puede dividir bien en dos partes: antes y después de los Testigos. [...] Con ellos empecé a ver el mundo con claridad y brillantez. Me llevo muy bien con todos en la congregación”. Aunque esto es muy bueno, la Biblia nos da la seguridad de que pronto no habrá nadie ciego en la Tierra, ni física ni espiritualmente. ¿Cómo será posible? ¿De qué modo ‘abrirá Jehová los ojos a los ciegos’ por toda la Tierra? (Salmo 146:8.)
Solo el Reino de Dios puede traer una curación permanente
A pesar de los adelantos médicos, una multitud de enfermedades siguen causando ceguera, dolor y muerte. ¿Qué se necesita, entonces, para eliminar la desnutrición, las malas condiciones higiénicas y el dolor de perder la visión y la alegría de vivir? El que Jesús curara a los ciegos y a otras personas fue un modelo a pequeña escala de lo que sucederá en el futuro. Felizmente, su enseñanza y sus curaciones prefiguraron las bendiciones que se derramarán sobre la Tierra bajo el gobierno del Reino de Dios.
La curación a escala mundial está cerca.a El apóstol Juan ilustra hermosamente este programa divino de curación: “Él me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero, por en medio de su camino ancho. Y de este lado del río, y de aquel lado, había árboles de vida que producían doce cosechas de fruto, y que daban sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones”. (Revelación 22:1, 2.)
Expresiones como “agua de vida” y “árboles de vida” ilustran que después de que termine el inicuo sistema, las provisiones curativas de Dios elevarán gradualmente a la humanidad a la perfección. De hecho, los beneficios del sacrificio de rescate de Jesús (que incluyen el perdón completo de los pecados), junto con el conocimiento de Jesucristo y de su Padre, traerán salud perfecta y vida eterna. (Juan 3:16.)
Felicidad en el nuevo mundo de Dios
Imagínese, entonces, la Tierra sin delincuencia, contaminación ni pobreza. Vea a su familia viviendo pacíficamente en el Paraíso restaurado. (Isaías 32:17, 18.) ¡Qué placer será observar la variedad de color con una mente y unos sentidos perfectos!
“La condición natural del ser humano es vivir en un ambiente que cambia constantemente de luz, color y formas. No existe el ambiente monótono en la naturaleza —dice Faber Birren—. El color es uno de los placeres naturales de este mundo. Es la regla de la naturaleza, no la excepción, y gran parte del disfrute de la vida depende de este.”
El don de la vista es de gran valor. Habrá gran alegría cuando los ojos de los que estuvieron ciegos, física o espiritualmente, vean de nuevo.
Sí, en el venidero Paraíso restaurado, la ceguera y otros impedimentos físicos ya no serán una causa de infelicidad. Ya no se engañará a nadie. Como reinará el amor verdadero, todos gozarán de iluminación espiritual. Eso y mucho más espera en el futuro cercano; pero ahora es el tiempo de conseguir la aprobación de Aquel que cumplirá la promesa profética: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos”. (Isaías 35:5.)
[Nota a pie de página]
a Sírvase examinar las pruebas que se presentan en el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, capítulo 18, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Ilustración en la página 7]
En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos