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  • ¿Es la expulsión una disposición amorosa?

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  • ¿Es la expulsión una disposición amorosa?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
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  • En qué sentido es amorosa la expulsión
  • El efecto en otras personas
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
w95 15/7 págs. 25-27

¿Es la expulsión una disposición amorosa?

“SANTO, santo, santo es Jehová Dios, el Todopoderoso.” (Revelación 4:8.) De acuerdo con estas palabras, Jehová es la Fuente de las normas santas. Estas se exponen en “los santos escritos”, y los cristianos están obligados a seguirlas. En realidad, deben evitar todo lo que sea impuro a los ojos de Jehová. (2 Timoteo 3:15; Isaías 52:11.)

La Biblia manda claramente: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo’”. (1 Pedro 1:15, 16.) Desde que se fundó la congregación cristiana, hace diecinueve siglos, los verdaderos cristianos han luchado con tesón para protegerla de la impureza espiritual y moral. (Judas 3.)

Por qué es necesaria la protección

Todos los siervos de Dios se enfrentan al reto de mantenerse limpios moral y espiritualmente. Con ese fin, tienen que oponer resistencia a tres enemigos poderosos: Satanás, el mundo y las inclinaciones pecaminosas de la carne. (Romanos 5:12; 2 Corintios 2:11; 1 Juan 5:19.) El mundo de Satanás nos tienta para que nos comportemos de modo inmoral y adoptemos sus caminos, y nos ofrece bienes materiales, fama, posición, prominencia y poder. Pero los que están resueltos a practicar la adoración verdadera rechazan las ofertas de Satanás y se mantienen “sin mancha del mundo”. ¿Por qué? Porque quieren permanecer bajo el cuidado amoroso y la protección de la organización limpia de Jehová. (Santiago 1:27; 1 Juan 2:15-17.)

Jehová proporciona ayuda a los miembros de la congregación cristiana que sucumben a las tentaciones de Satanás por debilidad humana. Se ha nombrado a ancianos cualificados espiritualmente para proteger a la congregación y ayudar amorosamente a los que yerran a arrepentirse y hacer los cambios necesarios para recobrarse. A todo cristiano que comete un mal se le debe ayudar con paciencia a arrepentirse y modificar sus caminos. (Gálatas 6:1, 2; Santiago 5:13-16.)

En qué sentido es amorosa la expulsión

Debe considerarse impenitentes, y por tanto indignos de compañerismo cristiano, a los siervos de Jehová bautizados que siguen un proceder inicuo deliberadamente y no están dispuestos a cambiar. (Compárese con 1 Juan 2:19.) No se puede permitir que tales personas permanezcan en la congregación cristiana limpia y de ese modo la contaminen. Tienen que ser expulsadas.

La conveniencia de expulsar a los que practican hechos inicuos puede ilustrarse con la siguiente situación: debido al aumento de asaltos y crímenes contra estudiantes, algunas escuelas han adoptado la medida de “expulsión permanente de los estudiantes que utilizan armas o amenazan con utilizarlas”, informa The Globe and Mail, periódico de Toronto (Canadá). Se les expulsa para proteger a los estudiantes que quieren beneficiarse del curso escolar sin temor a ser objeto de actos violentos.

¿Por qué es amoroso expulsar de la congregación a un pecador impenitente? Porque es un modo de demostrar el amor que tenemos a Jehová y a sus caminos. (Salmo 97:10.) Esta acción muestra amor a las personas que quieren hacer el bien porque saca de entre ellas a una posible mala influencia. También protege la pureza de la congregación. (1 Corintios 5:1-13.) Si se permitiera la inmoralidad seria o la impureza espiritual en la congregación, esta se contaminaría y sería indigna de rendir servicio sagrado a Jehová, el Dios santo. Además, la expulsión del malhechor puede ayudarle a ver la seriedad de su mal proceder, arrepentirse y hacer los cambios necesarios para ser aceptado de nuevo en la congregación.

El efecto en otras personas

Cuando un miembro de la congregación comete un pecado serio, como el adulterio, no regocija el corazón de Jehová. (Proverbios 27:11.) El cristiano que cede a la inmoralidad sexual no tiene la misma actitud mental que tuvo José cuando la esposa de Potifar le pidió que se acostara con ella. José respondió: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”. (Génesis 39:6-12.) José respetaba las normas santas de Jehová y se alejó de la tentación. Parece ser que el adúltero, por el contrario, no tiene el suficiente amor a Jehová como para abstenerse de satisfacer su pasión carnal. (Gálatas 5:19-21.)

La persona bautizada que viola los mandamientos de Dios demuestra que no le importa el daño y el dolor que puede causar a sus familiares creyentes. En muchos casos, a estos les resulta muy difícil superar el dolor emocional. Al descubrir que su hijo tenía un comportamiento inmoral, una cristiana se lamentó: “Muy pocos hermanos, o ninguno, parecen entender lo dolidos y desconsolados que nos sentimos. [...] Estamos completamente abatidos”. Se puede manchar la reputación de toda una familia. Es posible que los familiares fieles se depriman o se sientan algo culpables por lo sucedido. De modo que el mal proceder del pecador causa gran dolor a la familia.

Ayuda amorosa a los familiares

Los familiares cristianos fieles de personas expulsadas deben recordar que la expulsión es tanto una manifestación de amor como una medida protectora. Se hace todo lo posible para ayudar al pecador. Pero si demuestra ser desobediente a Dios y rehúsa tercamente arrepentirse, la congregación debe protegerse y no tiene otra alternativa que actuar como manda la Palabra de Dios: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes”. (1 Corintios 5:13.) Como dijo un Testigo, “la expulsión es una cuestión de lealtad a Jehová”.

Cuando se expulsa a un miembro de la familia, los familiares cristianos sufren. Los ancianos nombrados deben, por tanto, hacer cuanto esté a su alcance para reconfortarlos en sentido espiritual. (1 Tesalonicenses 5:14.) Los ancianos pueden orar por ellos y con ellos. A menudo es posible visitar a estos cristianos fieles y comentar con ellos ideas bíblicas edificantes. Los pastores del rebaño deben aprovecharse de toda oportunidad para fortalecer espiritualmente a estos queridos hermanos antes y después de las reuniones cristianas. Se les puede dar más ánimo acompañándolos en el ministerio del campo. (Romanos 1:11, 12.) Los pastores espirituales tienen que mostrar a estos fieles siervos de Jehová el amor y la atención que merecen. (1 Tesalonicenses 2:7, 8.)

El pecado de una persona no constituye una razón para pasar por alto a los familiares que permanecen fieles a Jehová. Dios rechazó a Saúl, un rey inicuo de Israel, pero David no permitió que este hecho ensombreciera el afecto que le profesaba a Jonatán, el hijo de Saúl. Por el contrario, llegó a sentirse muy unido a Jonatán. (1 Samuel 15:22, 23; 18:1-3; 20:41.) De modo que todos los miembros de la congregación deben apoyar y amar a aquellos cristianos cuyos familiares pecan contra Jehová.

Sería muy poco amoroso pasar por alto a esos cristianos fieles o no ser bondadosos con ellos. Los familiares leales tienen necesidad especial de ánimo. Puede que se sientan solos y se hallen en una situación muy difícil. Posiblemente podamos contarles por teléfono noticias de naturaleza espiritual o una experiencia edificante. Si la persona expulsada contesta al teléfono, simplemente dígale que quiere hablar con su familiar cristiano. Puede invitar a los familiares fieles de esa casa a una reunión social o una comida en su hogar. Si se los encuentra yendo de compras, puede aprovechar la ocasión para disfrutar de un rato de compañerismo edificante. Recuerde, los cristianos leales que tienen parientes expulsados aún forman parte de la organización limpia de Jehová. Fácilmente podrían aislarse o desanimarse. Por lo tanto, aproveche las oportunidades para mostrarles bondad y amor. Siga haciendo el bien ‘a todos los que están relacionados con usted en la fe’. (Gálatas 6:10.)

Agradezca esta disposición de Jehová

Podemos estar muy agradecidos de que Jehová se interese tiernamente por cada uno de los componentes de su familia mundial de adoradores. Mediante su organización, nos ayuda amorosamente a andar ante él de manera justa. Aun en el caso de que un familiar practique deliberadamente el pecado y tenga que ser expulsado de la congregación, puede regresar a ella si se arrepiente de corazón. El siguiente ejemplo lo ilustra:

Unos ancianos intentaron ayudar a una mujer llamada Anna, pero ella se dio al tabaco, la bebida y las drogas. No se arrepintió y no permaneció en la congregación. Sin embargo, al cabo de un tiempo empezó a echar de menos el compañerismo amoroso de la congregación limpia de Jehová y oró por ayuda. Admite que no había valorado debidamente el interés que demuestran los ancianos por aquellos que se extravían. Anna empezó a asistir a las reuniones de nuevo, y eso la condujo al arrepentimiento. Por lo tanto, se la aceptó otra vez en la congregación, donde experimentó el amor y la protección del pueblo de Dios. Anna sostiene de nuevo las elevadas normas de moralidad de Jehová. Está agradecida a los ancianos por el amor que le mostraron, y dice: “No tienen idea de lo que me han ayudado las publicaciones cristianas. Jehová ciertamente satisface bien nuestras necesidades”.

En efecto, Dios ha proporcionado un modo de regresar a la congregación a personas expulsadas que más tarde se arrepienten. Hemos visto que la expulsión misma es una disposición amorosa. No obstante, es mucho mejor evitar esta triste experiencia adhiriéndonos siempre a los justos caminos de nuestro Dios santo. Que siempre agradezcamos el privilegio de alabar a Jehová como parte de su organización limpia, amorosa y protectora.

[Fotografía en la página 26]

¿Muestra usted amor a los parientes fieles de los que han sido expulsados de la congregación?

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