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  • El monte Athos: ¿es una montaña santa?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
w99 1/12 págs. 30-31

El monte Athos: ¿es una montaña santa?

PARA los más de doscientos veinte millones de feligreses de la Iglesia Ortodoxa, el monte Athos, accidentado promontorio del norte de Grecia, es “la montaña más sagrada del mundo cristiano ortodoxo”. Muchos de ellos acarician el sueño de peregrinar a esta “santa montaña”. Pero ¿qué es esta “santa montaña”? ¿Por qué adquirió tanta importancia? ¿Es la “montaña” a la que deben acudir las personas temerosas de Dios para encontrar guía espiritual y la adoración verdadera?

La expresión “santa montaña” aparece en la Biblia y se relaciona con la santa, pura y elevada adoración del Dios verdadero, Jehová. El monte Sión de la antigua Jerusalén se convirtió en “santa montaña” cuando el rey David llevó allí el arca del pacto (Salmo 15:1; 43:3; 2 Samuel 6:12, 17). Después de la construcción del templo de Salomón en el monte Moria, “Sión” llegó a incluir los terrenos del templo; por lo tanto, Sión continuó siendo la “santa montaña” de Dios (Salmo 2:6; Joel 3:17). Como el templo de Dios estaba en Jerusalén, a esta ciudad también se le llamaba en ocasiones la “santa montaña” de Dios (Isaías 66:20; Daniel 9:16, 20).

Ahora bien, ¿qué puede decirse de nuestros tiempos? ¿Es el monte Athos —o cualquier otra cumbre— la “santa montaña” a la que se debe acudir para adorar a Dios de manera aceptable?

Una “santa montaña” monástica

El monte Athos se encuentra en el extremo oriental de la península Calcídica, en la punta de una estrecha lengua de tierra que se adentra en el mar Egeo, justo al este de la actual Tesalónica. Es un impresionante macizo marmóreo que se eleva abruptamente del mar hasta una altura de 2.032 metros.

Por siglos se ha considerado el monte Athos un lugar sagrado. Según la mitología griega, fue el hogar de los dioses antes que el monte Olimpo. Algún tiempo después de Constantino el Grande (siglo IV E.C.), el monte Athos se convirtió en un lugar santo para las iglesias cristianas. Cuenta una leyenda que la “virgen” María, acompañada del evangelista Juan, se dirigía a Chipre para visitar a Lázaro cuando una repentina y violenta tempestad la obligó a desembarcar en el monte Athos. Le impresionó tanto la hermosura de la montaña que se la pidió a Jesús. Por eso, el monte Athos también llegó a conocerse como “el Jardín de la Santa Virgen”. A mediados del período bizantino, el entero macizo rocoso se conocía como la Santa Montaña. Esta designación se adoptó oficialmente y se confirmó a mediados del siglo once por el decreto del emperador Constantino IX Monómaco.

El carácter accidentado del terreno y su aislamiento favorecen la práctica de la vida ascética en el monte Athos. Con el paso de los siglos, este atrajo a muchos religiosos de todas partes del mundo ortodoxo (griegos, serbios, rumanos, búlgaros, rusos y otros), que construyeron numerosos monasterios, con sus iglesias y comunidades, de los que aún existen unos veinte.

El monte Athos de la actualidad

Hoy, el monte Athos es una región autónoma, cuya carta constitucional se ratificó en 1926. Tras años de decadencia, el número de monjes residentes ha aumentado a más de dos mil.

Cada monasterio tiene su propia red de granjas, capillas y viviendas. El último santuario de los ermitaños se encuentra en el asentamiento de Karoúlia, en los elevadísimos acantilados de la punta del monte Athos. La única manera de llegar al grupito de cabañas que allí se alzan es por un laberinto de senderos, escalones de piedra y cadenas. En el monte Athos, los monjes aún siguen la antigua liturgia diaria, y utilizan el horario bizantino (el día empieza con la puesta del Sol) y el calendario juliano (que lleva un retraso de trece días con respecto al gregoriano).

Aunque se dice que este lugar religioso debe su “santidad” a una mujer, durante mil años los monjes y ermitaños han prohibido en la entera península la presencia de toda forma de vida femenina —sea humana o animal—, así como de eunucos y hombres sin barba. Recientemente, la norma se ha hecho menos rigurosa con respecto a los que no tienen barba y algunos animales hembras, pero las mujeres aún tienen estrictamente prohibido acercarse más de 500 metros de la costa del monte Athos.

Una “santa montaña” para todos

¿Es el monte Athos la “santa montaña” a la que deben acudir los cristianos temerosos de Dios para adorarlo? Cuando Jesús habló con una samaritana que creía que se debía adorar a Dios en el monte Guerizim, él dijo claramente que ya no se designaría ninguna montaña literal con ese propósito. “La hora viene cuando ni en [Guerizim] ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre”, dijo Jesús. ¿Por qué? “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:21, 24.)

Refiriéndose a nuestros tiempos, el profeta Isaías predijo que una simbólica “montaña de la casa de Jehová” llegaría “a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas”, y sería “alzada por encima de las colinas”, y personas de todas las naciones afluirían a ella en sentido figurado (Isaías 2:2, 3).

Se invita a los hombres, al igual que a las mujeres, que quieran tener una relación aprobada con Dios a adorarlo con “espíritu y con verdad”. Millones de personas de todo el mundo han encontrado el camino que conduce a la ‘montaña de Jehová’. Estas, además de otras, concuerdan con lo que dijo una abogada griega en cuanto al monte Athos: “Dudo que la espiritualidad solo se encuentre entre muros o en monasterios” (compárese con Hechos 17:24).

[Ilustración y recuadro de la página 31]

Un tesoro por largo tiempo escondido

A lo largo de los siglos, los monjes del monte Athos han acumulado una inestimable colección de tesoros, que incluye unos mil quinientos manuscritos, algunos de los cuales al parecer datan del siglo IV, lo que la convierte en una de las colecciones más valiosas del mundo. Hay rollos, tomos completos y hojas de los Evangelios, salmos e himnos, además de antiquísimas pinturas, iconos, esculturas y trabajos en metal. Se calcula que el monte Athos posee una cuarta parte de los manuscritos griegos del mundo, aunque muchos aún tienen que catalogarse apropiadamente. En 1997, por primera vez, los monjes permitieron la exhibición de algunos de sus tesoros en Tesalónica.

[Reconocimiento]

Telis/Greek National Tourist Organization

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