Obren lo que es bueno para con los que están relacionados con ustedes en la fe
1 ¿Está usted consciente de las necesidades espirituales y físicas de los hermanos y las hermanas de su congregación? ¿Ha considerado cómo pudiera ayudarles? ¿Está usted en la posición de poder hacer algo para satisfacer las necesidades de ellos (Pro. 3:27), o por lo general deja usted que otros se encarguen de estos asuntos?
2 ¡Qué excelente es que hermanos capacitados estén conscientes de las necesidades de otras personas y traten de ayudarlas antes de que cierta tendencia o inclinación les cause dificultad espiritual! Para una persona sabia, a menudo basta con un recordatorio bondadoso procedente de las Escrituras.
LO QUE PODEMOS HACER
3 Algunos hermanos que tienen buenas cualidades espirituales han tomado interés paternal en algunos de los jóvenes del Salón del Reino, especialmente los que vienen de familias que no están unidas por la verdad, y así ayudan a éstos a evitar algunos problemas que son comunes a la juventud. Esto es mucho más satisfactorio que tratar de ayudar a la persona a corregir un problema después que éste ha ocurrido.
4 En Gálatas 6:2 Pablo escribe: “Sigan llevando las cargas los unos de los otros, y así cumplan la ley del Cristo.” Esta referencia a la “ley del Cristo” se ha asociado con las palabras de Jesús en Juan 13:34 y 35 que muestran que sus discípulos se amarían unos a otros. Y, ¡qué animador es ayudar a hacer más liviana la carga de otras personas de la congregación cuando surge la oportunidad! En cierto país donde hay mucha presión religiosa en contra de los que aceptan la verdad, se ha notado que la intimidad, la amabilidad y la hospitalidad de los hermanos ha sido un factor importante que ha ayudado a los nuevos a cobrar valor, dejar a sus antiguos socios religiosos y enfrentarse a las presiones familiares al ponerse de parte de la verdad. Tal vez nosotros también podamos ayudar a algunas personas recién interesadas de nuestra congregación a experimentar la relación estrecha en que entran con otros cuando llegan a ser parte de la familia internacional de los verdaderos adoradores de Jehová.
5 Sería bueno que cada uno de nosotros tomara personalmente unos minutos para pensar en cuanto a las personas a las que podríamos ayudar, ya sea entre las que conocemos en la congregación o quizás en nuestro grupo de estudio de libro. ¿Hemos ido a visitarlas a sus hogares, o las hemos invitado a que nos visiten? Un superintendente de circuito visitó a una hermana que hacía mucho no participaba en el servicio. Notó que ella quería participar, pero solo necesitaba ayuda. Él hizo arreglos para ayudarla y ésta pudo salir al campo esa semana. Pueden imaginarse lo contenta que estaba de que alguien se hubiera interesado en ella; y él hasta hizo arreglos para participar en una comida con ella más adelante durante la semana.
6 Otro hermano estuvo construyendo una casa nueva y así fue apartándose de asociarse activamente con la congregación. Es cierto que los hermanos lo visitaban y hablaban con él acerca de lo necesarias que son las cosas espirituales, pero el asunto de mayor preocupación para él en ese entonces era su casa. Sin embargo, las palabras apropiadas al tiempo apropiado produjeron buenos resultados y ayudaron al hermano a reconocer la importancia que tienen el estudio y la asociación en la vida familiar. En poco tiempo no solo estuvo asistiendo a las reuniones con regularidad, sino también animando a otras personas a hacer lo mismo.
HASTA UN PEQUEÑO ESFUERZO AYUDA
7 El que podamos hacer mucho o poco no es realmente lo importante; lo que realmente cuenta es mostrar interés. Una tarjeta postal, una visita, una invitación, una llamada telefónica, quizás el compartir comentarios del texto diario por teléfono, el ayudar en ciertas necesidades físicas o espirituales... todas estas cosas pueden ayudar.
8 Algunas hermanas han hallado que a veces es conveniente cuidar los niños de otras hermanas a quienes les gustaría salir al servicio. Muchas personas hacen arreglos extraordinarios para llevar a alguien a las reuniones o al servicio. A otros hermanos se les hace posible visitar a los que están enfermos o en el hospital. Y cuando usted haga esto, tenga algo animador que dejar en la mente del enfermo... una experiencia o un pensamiento bíblico, como Salmo 55:22 ó Sl 41:3. Esos pensamientos pueden ser muy fortalecedores de la fe. Y todos podemos orar los unos por los otros, especialmente si estamos conscientes de que existe algún problema y personalmente no vemos cómo ayudar.
9 Gálatas 6:6 nos anima a compartir cosas buenas con nuestros hermanos. El ejemplo de hospitalidad de los cristianos primitivos es algo bueno que podemos imitar en nuestra congregación, y esto edifica nuestra fe y fortalece el vínculo de amor. Pablo enfatiza esta excelente cualidad al decir: “Así es que no desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos. Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Gál. 6:9, 10.