Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos
4-10 DE ENERO
TESOROS DE LA BIBLIA | LEVÍTICO 18, 19
“Mantengamos la pureza moral”
Cómo protegernos de esta trampa de Satanás
Tras mencionar las prácticas pervertidas de las naciones vecinas, Jehová les dijo a los israelitas: “De la manera como hace la tierra de Canaán, en la cual voy a introducirlos, no deben hacer ustedes; [...] la tierra está inmunda, y traeré sobre ella castigo por su error”. Para el Dios santo de Israel, el estilo de vida de los cananeos era tan repugnante que dijo que la tierra en la que vivían se había vuelto inmunda, contaminada (Lev. 18:3, 25).
Jehová dirige a su pueblo
13 Los gobernantes de otras naciones se guiaban por la sabiduría humana y su visión limitada de las cosas. ¡Qué diferentes de los reyes fieles a Dios! Los dirigentes cananeos fomentaban que la gente hiciera cosas detestables, como el incesto, la homosexualidad, el bestialismo, el sacrificio de niños y la idolatría extrema (Lev. 18:6, 21-25). Además, los líderes de Babilonia y Egipto no tenían las normas de higiene que Jehová le dio a Israel y que, como ha demostrado la ciencia, eran saludables (Núm. 19:13). En cambio, el pueblo de Dios de la antigüedad podía ver que sus líderes fieles promovían la limpieza espiritual, moral y física. No cabe duda de que Jehová los guiaba.
¿Qué hará Dios con la maldad?
Pero ¿qué hay de quienes se niegan tercamente a cambiar su forma de vivir e insisten en hacer el mal? Esta clara promesa de la Biblia nos da la respuesta: “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella”; entonces añade que los malos “serán cortados de la mismísima tierra; [...] serán arrancados de ella” (Proverbios 2:21, 22). En efecto, desaparecerán las malas influencias y reinará la paz. En estas condiciones ideales, las personas obedientes serán liberadas gradualmente de la imperfección (Romanos 6:17, 18; 8:21).
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“¡Cómo amo tu ley, sí!”
11 Un segundo aspecto de la Ley mosaica que reflejaba el interés de Dios por el bienestar de su pueblo fue la rebusca. Jehová mandó a los agricultores israelitas que permitieran a los pobres recolectar el producto de los campos que se quedara atrás. Los agricultores no debían segar completamente las orillas de los sembrados, ni repasar las viñas o los olivos, ni tampoco recoger las gavillas olvidadas. La rebusca era una medida amorosa en favor de los pobres, los inmigrantes, los huérfanos y las viudas. Claro está, exigía trabajo arduo de parte de estos, pero gracias a ella, no tenían que mendigar (Levítico 19:9, 10; Deuteronomio 24:19-22; Salmo 37:25).
11-17 DE ENERO
TESOROS DE LA BIBLIA | LEVÍTICO 20, 21
“Jehová pone a su pueblo aparte”
¿Estará usted en el Paraíso?
12 Sin embargo, hay algo que no debemos pasar por alto. Dios dijo a los israelitas: “Tienen que guardar todo el mandamiento que [les] estoy mandando hoy, para que se hagan fuertes y verdaderamente entren y tomen posesión de la tierra” (Deuteronomio 11:8). En Levítico 20:22, 24 se menciona esa misma tierra: “Ustedes tienen que guardar todos mis estatutos y todas mis decisiones judiciales y ponerlos por obra, para que no los vomite la tierra a la cual los llevo para que moren en ella. Por lo tanto les dije a ustedes: ‘Ustedes, por su parte, tomarán posesión del suelo de ellas, y yo, por mi parte, se lo daré para que tomen posesión de él, tierra que mana leche y miel’”. En efecto, la posesión de la Tierra Prometida dependía de que tuvieran una buena relación con Jehová Dios. Como no fueron obedientes, Dios permitió que los babilonios los conquistaran y se los llevaran lejos de su hogar.
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Herencia
Conjunto de bienes que, al morir su propietario, pasa a sus herederos; inclinaciones, costumbres, carácter o temperamento que se hereda de los progenitores o de los antecesores. El verbo hebreo que se utiliza con mayor frecuencia es na·jál (sustantivo, na·jaláh). Tiene que ver con la obtención o transmisión de una herencia o posesión hereditaria, por lo general debido a una sucesión. (Nú 26:55; Eze 46:18.) El verbo ya·rásch se usa a veces con el sentido de “suceder como heredero”, aunque suele significar “tomar posesión”, sin tener que ver con sucesión. (Gé 15:3; Le 20:24.) En el contexto militar tiene el sentido de “desposeer; expulsar”. (Dt 2:12; 31:3.) Las palabras griegas para “herencia” están relacionadas con klḗ·ros, que originalmente significaba “suerte”; luego, “participación”, y por último, “herencia”. (Mt 27:35; Hch 1:17; 26:18.)
Pájaros
Después del diluvio universal, Noé ofreció en sacrificio “criaturas voladoras limpias” junto con otros animales. (Gé 8:18-20.) A partir de entonces, Dios permitió que se incluyesen pájaros en la dieta del hombre, siempre y cuando no se comiese la sangre. (Gé 9:1-4; compárese con Le 7:26; 17:13.) En ese tiempo la ‘limpieza’ de ciertos pájaros debía estar relacionada con algunas indicaciones divinas en cuanto a qué era aceptable para sacrificio; el registro bíblico muestra que no se clasificó como “inmundo” para alimento a ningún pájaro hasta que se introdujo la ley mosaica. (Le 11:13-19, 46, 47; 20:25; Dt 14:11-20.) La Biblia no especifica los factores que determinaban qué aves eran ceremonialmente “inmundas”. Aunque muchas eran aves de rapiña o carroñeras, también había otras que no lo eran. (Véase ABUBILLA.) Se eliminó esta prohibición cuando se instituyó el nuevo pacto, como Dios se lo indicó a Pedro por medio de una visión. (Hch 10:9-15.)
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Cortaduras
La ley de Dios prohibía específicamente hacerse cortaduras en la carne por causa de los muertos. (Le 19:28; 21:5; Dt 14:1.) La razón: Israel era un pueblo santo a Jehová, su propiedad especial (Dt 14:2), y como tal, tenía que permanecer libre de estas prácticas. Además, estas manifestaciones extremas de duelo acompañadas de laceraciones eran totalmente impropias para un pueblo consciente de la condición real de los muertos, así como de la esperanza de la resurrección. (Da 12:13; Heb 11:19.) Por otra parte, la prohibición de las mutilaciones grabaría en los israelitas un respeto apropiado por el cuerpo humano como creación de Dios.
18-24 DE ENERO
TESOROS DE LA BIBLIA | LEVÍTICO 22, 23
“¿Qué significan para nosotros las fiestas de Israel?”
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Fiesta de las tortas no fermentadas
El primer día de la fiesta de las tortas no fermentadas era una asamblea solemne y tenía carácter sabático. En el segundo día, el 16 de Nisán, se le llevaba al sumo sacerdote una gavilla de las primicias de la cosecha de la cebada, la primera que maduraba en Palestina. Antes de esta fiesta no podía comerse grano nuevo ni pan ni grano tostado de la nueva cosecha. El sumo sacerdote presentaba simbólicamente tales primicias a Jehová meciendo una gavilla de grano, mientras se ofrecía un carnero sano en su primer año como ofrenda quemada junto con una ofrenda de grano mojado ligeramente con aceite y una libación. (Le 23:6-14.) No había ningún mandato en cuanto a quemar grano o harina sobre el altar, como más tarde hicieron los sacerdotes. No se hacía únicamente una ofrenda nacional de las primicias, sino que también se estipulaba que toda familia y toda persona que tuviera una posesión en Israel ofreciera sacrificios de acción de gracias durante esta ocasión festiva. (Éx 23:19; Dt 26:1, 2; véase PRIMICIAS.)
Significado. El que en esta ocasión se comiesen tortas no fermentadas estaba de acuerdo con las instrucciones que Jehová le había dado a Moisés, según se registran en Éxodo 12:14-20, en las que se incluye el siguiente mandato de estricto cumplimiento (versículo 19): “Por siete días no ha de hallarse masa fermentada en sus casas”. En Deuteronomio 16:3 se llama a las tortas no fermentadas el “pan de aflicción”, y para los israelitas eran un recordatorio anual de su apresurada salida de la tierra de Egipto (cuando no tuvieron tiempo de que fermentara la masa de sus panes [Éx 12:34]). De esta forma, recordaban el estado de aflicción y esclavitud del que Israel había sido liberado, como Jehová mismo había dicho: “Para que todos los días de tu vida recuerdes el día en que saliste de la tierra de Egipto”. La conciencia de su libertad nacional y el reconocimiento de Jehová como su Libertador constituían un trasfondo adecuado para la primera de las tres grandes fiestas anuales de los israelitas. (Dt 16:16.)
Pentecostés
Las primicias de la cosecha del trigo recibían un trato distinto de las primicias de la cebada. Se cocían dos décimas de efá de flor de harina (4,4 l.) con levadura para hacer dos panes. Tenían que ser “de sus moradas”, lo que significaba que eran panes como los que se hacían para uso cotidiano en el hogar y no expresamente para fines sagrados. (Le 23:17.) Junto con esto se presentaban holocaustos (ofrendas quemadas), una ofrenda por la culpa y se ofrecían dos corderos como ofrenda de comunión. El sacerdote ponía en sus manos los panes y los trozos de cordero y los mecía delante de Jehová a fin de significar que los presentaba ante Él. Después que el sacerdote ofrecía los panes y los corderos, llegaban a ser suyos para que los comiese como ofrenda de comunión. (Le 23:18-20.)
¿Avanzamos con la organización de Jehová?
11 La organización de Jehová desea nuestro bien y por eso nos recuerda vez tras vez que prestemos atención al siguiente consejo de Pablo: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca” (Heb. 10:24, 25). Cuando los israelitas se reunían para adorar a Jehová, salían edificados en sentido espiritual. Además, estas ocasiones eran muy alegres. Por ejemplo, pensemos en el regocijo que causó la fiesta de las Cabañas celebrada en los días de Nehemías (Éx. 23:15, 16; Neh. 8:9-18). Ahora recibimos beneficios similares cuando asistimos a las reuniones y asambleas. Aprovechemos al máximo estas ocasiones que contribuyen a nuestra salud espiritual y felicidad (Tito 2:2).
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Seamos íntegros
3 Ser íntegro significa sentir un amor y devoción inquebrantable a Jehová y hacer siempre lo que le agrada. En la Biblia, la palabra hebrea que se traduce “integridad” se usa para referirse a algo que está completo, entero o sano. Por ejemplo, la Ley decía que, cuando los israelitas le ofrecían a Jehová un animal en sacrificio, este tenía que estar sano (Lev. 22:21, 22). Los siervos de Dios no podían ofrecerle un animal al que le faltara una pata, una oreja o un ojo, o que estuviera enfermo. Para Jehová era muy importante que el animal estuviera completo y sano (Mal. 1:6-9). ¿Por qué quiere Jehová que todo lo que le demos esté completo? El siguiente ejemplo nos ayudará a entenderlo. Cuando compramos una fruta, no queremos que tenga agujeros o que le falte un pedazo. Queremos que esté entera y sana. Pues bien, algo parecido pasa con nuestro amor y lealtad a Jehová. Él quiere que sea completo o íntegro.
25-31 DE ENERO
TESOROS DE LA BIBLIA | LEVÍTICO 24, 25
“El año del Jubileo y la futura libertad”
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Libertad
El Dios de la libertad. Jehová es el Dios de la libertad. Él libertó a los israelitas de la esclavitud en Egipto, y les dijo que mientras obedecieran sus mandamientos, no pasarían necesidad. (Dt 15:4, 5.) David habló de la “libertad de cuidado”, una libertad que solo era posible dentro de las torres de habitación de Jerusalén. (Sl 122:6, 7.) No obstante, la Ley indicaba que si un hombre caía en la pobreza, podía venderse en esclavitud con el fin de satisfacer las necesidades de su familia y las suyas propias. Asimismo, la Ley aseguraba que todo hebreo vendido en esclavitud podía recobrar la libertad al séptimo año de su servidumbre. (Éx 21:2.) En el Jubileo (cada quincuagésimo año) se proclamaba libertad para todos los habitantes de la tierra. Todo esclavo hebreo quedaba en libertad y todo hombre recobraba la tierra de su herencia. (Le 25:10-19; véase JUBILEO.)
Herencia
La tierra no podía venderse a perpetuidad, puesto que permanecía como propiedad de la misma familia de generación en generación. En realidad, la venta de la tierra consistía tan solo en su arrendamiento por el valor de las cosechas que produciría, y el precio de compra se computaba dependiendo del número de años que quedasen hasta el Jubileo más cercano. Con la llegada de este acontecimiento, todas las posesiones de tierra volverían a su propietario original, a no ser que la tierra ya se hubiese recomprado antes del Jubileo. (Le 25:13, 15, 23, 24.) En esta reglamentación se incluían las casas que estaban en ciudades no amuralladas, pues se las consideraba parte del campo abierto. Para la casa que estaba dentro de una ciudad amurallada, el derecho de recompra tan solo duraba un año (contando desde el tiempo de la venta), y a partir de este momento se convertía en propiedad del comprador. En el caso de las casas en las ciudades levitas, el derecho de recompra se perpetuaba indefinidamente debido a que los levitas no tenían ninguna herencia de tierra. (Le 25:29-34.)
Jubileo
La observancia rigurosa de la ley del Jubileo impediría que la nación cayera en la triste condición que observamos actualmente en muchos países, en los que prácticamente priman dos clases de personas: las extremadamente pobres y las muy adineradas. Estos beneficios para el individuo fortalecían la nación, pues nadie se vería desvalido y aplastado por la falta de productividad debido a una mala situación económica, sino que todos podrían contribuir con sus talentos y habilidades para el bien de la nación. Gracias a las bendiciones de Jehová sobre las cosechas y a la educación que se proporcionaba, mientras Israel fuese obediente, disfrutaría del gobierno y la prosperidad perfectos que solo una verdadera teocracia podría lograr. (Isa 33:22.)
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¿Es realmente dulce la venganza?
Si un israelita agredía a otro y le hacía perder un ojo, la Ley dictaba el debido castigo. De modo que la víctima no podía tomarse la justicia por su propia mano, atacando al agresor o a su familia. La Ley, más bien, exigía que se llevara el asunto ante las autoridades correspondientes, es decir, los jueces. Además, esta disposición detenía a todo el que quisiera atentar contra la integridad de los demás, pues era bien sabido que se le haría sufrir un daño igual al causado por él. Pero este mandato implicaba mucho más.
1-7 DE FEBRERO
TESOROS DE LA BIBLIA | LEVÍTICO 26, 27
“¿Qué debo hacer para que Jehová me bendiga?”
Rechacemos las “cosas que nada valen”
8 ¿Cómo podrían convertirse las riquezas en un dios? Pongamos una comparación. Pensemos en una piedra de buen tamaño que alguien encuentra en un campo del antiguo Israel. Esa piedra podría ser útil en la construcción de una pared o de una casa. Pero si se usara como “columna sagrada” o como “obra de exhibición” con fines idolátricos, se convertiría en un tropiezo para el pueblo de Jehová (Lev. 26:1). De igual modo, el dinero es útil hoy día. Lo necesitamos para subsistir y, además, podemos darle un buen uso en el servicio a Jehová (Ecl. 7:12; Luc. 16:9). Pero si lo ponemos por encima de las actividades cristianas, podría convertirse en nuestro dios (léase 1 Timoteo 6:9, 10). En el mundo actual, la búsqueda de riquezas ocupa un lugar primordial en la vida de la gente. Por eso debemos esforzarnos por ver el dinero de manera equilibrada (1 Tim. 6:17-19).
Temor
Debido a cómo se valió Jehová de Moisés y cómo trató con él, este infundía imponente respeto (heb. moh·ráʼ) a los ojos del pueblo de Dios. (Dt 34:10, 12; Éx 19:9.) Los que tenían fe temían respetuosamente la autoridad de Moisés. Se daban cuenta de que Dios hablaba por medio de él. Los israelitas también debían tener un temor respetuoso al santuario de Jehová. (Le 19:30; 26:2.) Esto significa que habían de respetar el santuario al llevar a cabo la adoración como Jehová había mandado y al comportarse en armonía con todos sus mandamientos.
Que “la paz de Dios” guarde su corazón
10 Jehová dijo a la nación: “Si continúan andando en mis estatutos y guardando mis mandamientos y de hecho los ponen por obra, entonces yo ciertamente les daré sus lluvias cuantiosas a su debido tiempo, y la tierra verdaderamente dará su producto, y el árbol del campo dará su fruto. Y yo ciertamente pondré paz en el país, y ustedes verdaderamente se acostarán, sin que nadie los haga temblar; y ciertamente haré que deje de estar en el país la bestia salvaje dañina, y una espada no pasará por la tierra de ustedes. Y verdaderamente andaré en medio de ustedes y resultaré ser Dios de ustedes, y ustedes, por su parte, resultarán ser pueblo mío”. (Levítico 26:3, 4, 6, 12.) La nación de Israel podía tener paz por estar protegida de sus enemigos, tener abundancia material y hallarse en una relación estrecha con Jehová. Pero esto dependería de que se adhiriera a la Ley de Jehová. (Salmo 119:165.)
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Peste
Causada por abandonar la ley de Dios. A la nación de Israel se le advirtió que si no guardaba su pacto con Dios, Él ‘enviaría la peste en medio de ellos’. (Le 26:14-16, 23-25; Dt 28:15, 21, 22.) En las Escrituras, tanto la salud física como la espiritual están relacionadas con la bendición de Dios (Dt 7:12, 15; Sl 103:1-3; Pr 3:1, 2, 7, 8; 4:21, 22; Rev 21:1-4), mientras que la enfermedad se relaciona con el pecado y la imperfección. (Éx 15:26; Dt 28:58-61; Isa 53:4, 5; Mt 9:2-6, 12; Jn 5:14.) Si bien es cierto que en algunos casos Jehová Dios ocasionó alguna aflicción directa y repentina, como la lepra de Míriam, Uzías y Guehazí (Nú 12:10; 2Cr 26:16-21; 2Re 5:25-27), se ve que en muchas ocasiones las pestes y enfermedades eran la consecuencia natural e inexorable del proceder pecaminoso que las personas o naciones seguían. Tan solo segaban lo que habían sembrado, y sufrían en su carne los efectos de sus malos caminos. (Gál 6:7, 8.) En relación con los que se volvieron a la inmoralidad sexual, el apóstol dice que Dios “los entregó a la inmundicia, para que sus cuerpos fueran deshonrados entre sí, [...] recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Ro 1:24-27.)
8-14 DE FEBRERO
TESOROS DE LA BIBLIA | NÚMEROS 1, 2
“Jehová organiza a su pueblo”
El lugar legítimo de la adoración de Jehová en nuestra vida
4 Si hubiéramos tenido una vista panorámica del campamento de Israel en el desierto, ¿qué habríamos contemplado? Un enorme y ordenado conjunto de tiendas de campaña, que posiblemente alojaban a tres millones de personas o más, agrupadas en divisiones de tres tribus, y ubicada cada división hacia el norte, el sur, el este y el oeste respectivamente. Si hubiéramos mirado más de cerca, también habríamos visto otro agrupamiento más próximo al centro del campamento. Estos cuatro grupos más pequeños de tiendas de campaña alojaban a las familias de la tribu de Leví. En el mismo centro del campamento, en una sección separada por una pared de tela, se hallaba un edificio singular. Era la “tienda de reunión”, es decir, el tabernáculo, que construyeron los israelitas “de corazón sabio” según las instrucciones de Jehová. (Números 1:52, 53; 2:3, 10, 17, 18, 25; Éxodo 35:10.)
Campamento
El campamento de Israel era de gran tamaño. Las cantidades cifradas antes totalizan 603.550 hombres de guerra, además de las mujeres y los niños, las personas ancianas e impedidas, los 22.000 levitas y “una vasta compañía mixta” de extranjeros, en total quizás más de 3.000.000 de personas. (Éx 12:38, 44; Nú 3:21-34, 39.) No se sabe qué superficie ocupaba el campamento de Israel, pues los cálculos varían considerablemente. Cuando el campamento se asentó enfrente de Jericó, en las llanuras de Moab, se dice que se extendía “desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim”. (Nú 33:49.)
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Inscripción
Alistamiento, normalmente por nombre, linaje, tribu y casa a la que se pertenece. Abarcaba más que un simple censo o recuento de habitantes. Las inscripciones nacionales referidas en la Biblia tenían diversos propósitos, como la recaudación de impuestos, el servicio militar o, en el caso de los levitas, nombramientos para atender los deberes en el santuario.
15-21 DE FEBRERO
TESOROS DE LA BIBLIA | NÚMEROS 3, 4
“Lo que hacían los levitas”
Sacerdote
Bajo el pacto de la Ley. Mientras los israelitas eran esclavos en Egipto, Jehová santificó para sí a todo hijo primogénito de Israel cuando destruyó a los primogénitos de Egipto en la décima plaga. (Éx 12:29; Nú 3:13.) Por consiguiente, estos primogénitos pertenecían a Jehová, y solo podían utilizarse para servir a Dios de algún modo especial. Dios podía haber designado a todos estos varones primogénitos de Israel como sacerdotes o cuidadores del santuario. Sin embargo, le pareció mejor utilizar varones de la tribu de Leví para este servicio. Por esta razón permitió que la nación ofreciera a los varones levitas a cambio de los varones primogénitos de las otras doce tribus (los descendientes de Efraín y Manasés, los hijos de José, fueron contados como dos tribus). El censo indicó que la cantidad de primogénitos no levitas de un mes de edad para arriba superaba en 273 a los varones levitas, de manera que Dios exigió un precio de rescate de cinco siclos (11 dólares [E.U.A.]) por cada uno de los 273, y el dinero se cedió a Aarón y sus hijos. (Nú 3:11-16, 40-51.) Antes de esta transacción, Jehová ya había apartado a los varones de la familia de Aarón de la tribu de Leví para que constituyesen el sacerdocio de Israel. (Nú 1:1; 3:6-10.)
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Levitas
Deberes. Los levitas se componían de tres familias procedentes de los hijos de Leví: Guersón (Guersom), Qohat y Merarí. (Gé 46:11; 1Cr 6:1, 16.) A cada una de ellas se le asignó en el desierto un lugar cerca del tabernáculo: la familia qohatita de Aarón acampó al E., enfrente del tabernáculo; el resto de los qohatitas lo hicieron en el lado S.; los guersonitas, al O., y los meraritas, al N. (Nú 3:23, 29, 35, 38.) El levantar, desmontar y llevar el tabernáculo era trabajo de los levitas. Cuando llegaba el momento de trasladarse, Aarón y sus hijos bajaban la cortina que dividía el Santo del Santísimo y cubrían el arca del testimonio, los altares, los otros muebles sagrados y los utensilios. Los qohatitas llevaban estos artículos. Los guersonitas transportaban las telas de tienda, las cubiertas, las pantallas y las cuerdas de tienda (seguramente las cuerdas del tabernáculo propiamente dicho). Por su parte, los meraritas se encargaban de los armazones, las columnas, los pedestales con encajaduras y las estacas de la tienda con sus cuerdas (las cuerdas del patio que rodeaba el tabernáculo). (Nú 1:50, 51; 3:25, 26, 30, 31, 36, 37; 4:4-33; 7:5-9.)
Levitas
En los días de Moisés un levita asumía plenamente sus responsabilidades a los treinta años, unas responsabilidades que incluían llevar el tabernáculo y sus utensilios cada vez que se trasladaba. (Nú 4:46-49.) Algunas tareas podían realizarse desde los veinticinco años, pero al parecer no ocurría así con el trabajo duro, como el transporte del tabernáculo. (Nú 8:24.) En el tiempo del rey David se redujo la edad a veinte años. La razón que dio David fue que el tabernáculo (que pronto iba a ser reemplazado por el templo) ya no tenía que moverse. Por otra parte, las asignaciones de servicio obligatorio finalizaban a los cincuenta años. (Nú 8:25, 26; 1Cr 23:24-26; véase EDAD.) Los levitas debían estar versados en la Ley, porque a menudo se les pedía que la leyeran en público y la enseñaran al pueblo. (1Cr 15:27; 2Cr 5:12; 17:7-9; Ne 8:7-9.)
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Seamos sabios: temamos a Dios
13 David recibió la ayuda divina en momentos de angustia, y eso hizo que se profundizaran su temor a Jehová y su confianza en él (Salmo 31:22-24). Sin embargo, hubo tres ocasiones en particular en las que su temor de Dios se debilitó, lo que acarreó graves consecuencias. La primera fue cuando se trasladó el arca del pacto a Jerusalén. En lugar de llevarla sobre los hombros de los levitas —como la Ley de Dios estipulaba—, se utilizó un carruaje. Cuando Uzah, quien iba conduciéndolo, agarró el Arca para estabilizarla, murió en ese mismo instante por su “acto irreverente”. Es verdad que Uzah cometió un grave pecado, pero al fin y al cabo, el trágico suceso se produjo porque David no mostró el debido respeto a la Ley de Dios. Como vemos, temer a Dios significa hacer las cosas como él manda (2 Samuel 6:2-9; Números 4:15; 7:9).
22-28 DE FEBRERO
TESOROS DE LA BIBLIA | NÚMEROS 5, 6
“¿Cómo podemos imitar a los nazareos?”
it-2 467; 468 párr. 1
Nazareo
Los que hacían el voto de nazareato tenían tres restricciones principales: 1) No debían tomar ninguna bebida embriagante; tampoco debían comer ningún producto de la vid, tanto si estaba verde como maduro o seco, ni beber nada de su jugo, independientemente de que fuese mosto, estuviese ya fermentado o fuera vinagre. 2) No debían cortarse el cabello de su cabeza. 3) No debían tocar ningún cadáver, ni siquiera el de los parientes más cercanos, como padre, madre, hermano o hermana. (Nú 6:1-7.)
Votos especiales. La persona que hacía este voto especial tenía que “vivir como nazareo [“dedicado; separado”] para Jehová”, no para que los hombres le aplaudieran debido a una exhibición ostentosa de ascetismo fanático. La Ley decía: “Todos los días de su nazareato él es santo a Jehová”. (Nú 6:2, 8; compárese con Gé 49:26, nota.)
Por lo tanto, los requisitos impuestos a los nazareos tenían significado e importancia especial en la adoración de Jehová. Al igual que ocurría en el caso del sumo sacerdote —que debido a su cargo santo no se le permitía tocar ningún cadáver, ni siquiera el de sus parientes más cercanos—, así sucedía en el del nazareo. Al sumo sacerdote y a los sacerdotes también se les prohibía beber vino o licor embriagante cuando desempeñaban sus deberes sagrados delante de Jehová, debido a la seria responsabilidad de sus cargos. (Le 10:8-11; 21:10, 11.)
Además, el nazareo (heb. na·zír) ‘debía resultar santo y dejar que le crecieran los mechones del pelo de la cabeza’, lo que servía de señal distintiva para que todos pudieran reconocer rápidamente su nazareato santo. (Nú 6:5.) La misma palabra hebrea, na·zír, se usó con respecto a las vides “no podadas” durante el sábado sagrado y los años de jubileo. (Le 25:5, 11.) También es interesante el que a la lámina de oro que estaba en la parte frontal del turbante del sumo sacerdote y que tenía grabada la frase “La santidad pertenece a Jehová”, se le denominara “la santa señal de dedicación [heb. né·zer, derivada de la misma raíz que na·zír]”. (Éx 39:30, 31.) Igualmente, a la corona oficial o diadema que llevaban los reyes ungidos de Israel también se la llamaba né·zer. (2Sa 1:10; 2Re 11:12; véanse CORONA; DEDICACIÓN.) El apóstol explica que dentro de la congregación cristiana a la mujer se le da el cabello largo en lugar de una cobertura para la cabeza, lo que para ella constituye un recordatorio natural de que su posición es distinta de la del hombre y de que ha de tener presente su sumisión dispuesta por Dios. Por ello, tales requisitos —el cabello sin cortar, algo no natural en el hombre, junto con una abstinencia total de vino y la necesidad de ser limpio e incontaminado— inculcaban en el nazareo dedicado la importancia de la abnegación y sumisión completa a la voluntad de Jehová. (1Co 11:2-16; véanse CABELLO; COBERTURA PARA LA CABEZA; NATURALEZA.)
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Preguntas de los lectores
Ahora bien, Sansón era nazareo en un sentido diferente. Antes de que él naciera, el ángel de Jehová le dijo a su madre: “¡Mira!, estarás encinta y ciertamente darás a luz un hijo, y no debe venir navaja sobre su cabeza, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del vientre; y él es quien llevará la delantera en salvar a Israel de la mano de los filisteos” (Jueces 13:5). Sansón no hizo ningún voto, sino que Dios lo nombró nazareo. Su nazareato sería para toda la vida. Por lo tanto, la prohibición de tocar cadáveres no le era aplicable. En caso de que entrara en contacto accidentalmente con un cadáver, ¿cómo podría volver a empezar el nazareato que inició cuando vino al mundo? Queda claro que los requisitos de quienes eran nazareos de por vida diferían de los que regulaban el nazareato voluntario.