Haciendo mucho con poco
SUPONGA que usted fuera paralítico del cuello para abajo, pudiendo mover solamente los músculos del cuello. ¿Se entregaría a la autocompasión, la desesperación, y a desear la muerte? ¿O comprendería que usted podría hacer algo provechoso, que podría tener una vida útil y feliz y hasta mantenerse a sí mismo? Esto último es exactamente lo que han hecho muchas personas impedidas.
Tome por ejemplo a un hombre que vive en Vancouver, Colombia Británica, Canadá. A la edad de diecinueve años un ataque de poliomielitis lo dejó paralítico del cuello para abajo, sufría de cuadriplejía, esto es, el no tener uso de ninguna de sus cuatro extremidades. ¿Qué hizo? Con instrucción especial aprendió a pintar, tanto con pincel como con una espátula, sosteniéndolos en su boca. Pinta lo que recuerda de las escenas de la costa de la Colombia Británica donde trabajó hasta que se enfermó. Sus pinturas decoran edificios gubernamentales, hospitales y hogares privados, y en la actualidad también dirige una clase de arte en la universidad de la ciudad de Vancouver.
Ha podido comprar una camioneta de reparto para usarla para transportarse a sí mismo y a su sillón de ruedas a cualquier lugar que quiere ir. Para poder dormir cómodamente tiene que usar una cama mecedora en el hospital, el cual en realidad es su hogar. Esto significó que por mucho tiempo no pudo dormir en ninguna otra parte sino en el hospital. Así es que cuidadosamente modificó la construcción de la cama mecedora, volviéndola a diseñar para un uso transportable. Ahora puede pasar la noche en el hogar de su madre y también visitar a otros parientes que viven a gran distancia.
Pero lo que verdaderamente lo hizo una persona feliz es el haberse puesto en comunicación con la verdad del reino de Dios, como resultado de lo cual ha dedicado su vida a Jehová Dios y ha sido bautizado mediante completa inmersión en agua. Con la ayuda de su sillón de ruedas y su camioneta puede asistir con regularidad a las reuniones de los testigos de Jehová. En el Salón del Reino un compañero cristiano le sostiene la Biblia así como cualquier ayuda bíblica que se esté usando. La misma persona levanta la mano cuando el paralítico quiere ofrecer un comentario. Más que eso, con regularidad da discursos en la Escuela del Ministerio Teocrático de la congregación. También se siente feliz por el privilegio que tiene a veces de conducir en oración a la congregación.
A pesar de su gran impedimento él celosamente da testimonio de Jehová a cada oportunidad... a miembros del personal del hospital, a amigos y parientes, incluso a su hermana y dos hermanos. Su madre también es Testigo. Vuelve a visitar a las personas que están interesadas, en saber más de la Biblia y con regularidad conduce un estudio de la Biblia con otro joven, el amigo de un paciente en el hospital.
También participa en la distribución de revistas bíblicas en las calles; cuando hay buen tiempo uno lo ve en una bulliciosa esquina llamando la atención de los transeúntes a la verdadera fuente de su gozo. Otra manera en que se ocupa de compartir las buenas nuevas es escribiendo cartas. Las escribe a máquina con la ayuda de un palillo en su boca. Aun otra manera en la que testifica es por medio del teléfono, cuando visita el hogar de su madre.
¿Haciendo mucho con poco? Eso ciertamente es verdad de este dedicado testigo cristiano de Jehová. Se ha programado un activo horario... manteniéndose a sí mismo pintando de cuatro a cinco horas al día, asistiendo a todas las reuniones de la congregación, preparándose para éstas, y teniendo una participación cabal en llevar a otros el mensaje del Reino. Todo esto, junto con su alegre ejemplo de fidelidad, determinación y trabajo duro, lo hacen una verdadera fuente de estímulo para los que se asocian con él.