Cuando la represa Teton reventó
¿PUEDE usted imaginarse lo que sería estar pescando un minuto en un río tranquilo, y al siguiente encaramándose sobre la ladera de un cañón para escapar de un muro de agua de 90 metros de alto? Eso realmente sucedió en el río Teton, el 5 de junio del año pasado. Los relatos de los testigos oculares sobre lo que pasó cuando reventó la represa Teton forman una historia de ‘verdad más extraña que la ficción.’ Por ejemplo, considere lo que le pasó a esta partida de pesca:
El cielo azul hizo de ese sábado un día perfecto para pescar en el río Teton, que para muchos es “el mejor río para pescar trucha en el estado de Idaho.” Así fue que esa mañana cerca de las 11 horas los cinco pescadores pusieron su balsa de goma río abajo cerca de la represa Teton. Desde allí, se dejaron llevar por la corriente una corta distancia y luego anclaron.
Ya habían notado que “las aguas habían cambiado a un color lechoso” cuando de repente les gritó un hombre desde arriba del desfiladero profundo. Les avisó la posibilidad de que hubiese agua alta porque había “una pequeña fuga en la represa.” La partida de pesca flotó río abajo a mayor distancia y recibió una sacudida al ver a un pariente en la orilla superior del cañón disparando su pistola al aire y haciendo señas frenéticas.
Esto, aunado al hecho de que las aguas subían rápidamente, les hizo reconocer que algo drástico tenía que haber sucedido. Según lo refirió una señora del grupo: ‘Nos pusimos a remar desesperadamente hacia la ribera y empezamos a escalar la pared del cañón con frenesí. Miré atrás y les dije a los otros que se olvidaran del barco. Subí a un punto elevado y cuando me detuve porque estaba sin aliento vi un recipiente de metal grande, como de 15 metros de diámetro, venir estrepitosamente río abajo. Las olas lo agitaban como si fuera un corcho. ¡Trepé con ímpetu!’
Justamente cuando la partida llegó a la cima, un inmenso muro de agua llenó por completo el cañón... ¡una sima de 90 metros de profundidad!
Estas aguas, que llegarían a llamarse la inundación Teton, siguieron moviéndose rápidamente. Un joven pescador fue ahogado, y otro violentamente estropeado, pero de alguna manera se las arregló para dejarse llevar por el agua unos ocho kilómetros hasta que pudo agarrarse de un árbol. Después de varias horas fue rescatado del árbol.
Muchos relojes se pararon simultáneamente esa mañana a las 11:57 cuando la energía falló. Y para la mayoría de los cien mil residentes de esta región de Idaho, parecía que el tiempo había parado. Antes que terminara la inundación, once personas perderían la vida y miles quedarían sin hogar. ¡Los daños materiales se calcularían entre 400 y 1.000 millones de dólares! ¿Por qué tan extensos? Debido a que la inundación fue un “ataque” de cinco púas.
Cuando el agua se encontró con una curva cerrada en el río, el muro de agua no dobló la curva, sino que parte de ella saltó por encima de la margen del río y siguió yendo hacia el oeste. El agua también corrió desenfrenadamente por los pequeños valles o cañadas en esta zona llena de colinas, dividiéndose en cinco frentes o “brazos.” Por supuesto, un “brazo” grande se precipitaría hacia el sur siguiendo la cuenca del río Snake (al cual fluye el río Teton).
Pero ¿qué pasó cuando las aguas salieron atropelladamente del cañón a los valles más anchos? Darrell Singleton, un anciano de una congregación de los testigos de Jehová, es dueño de una granja situada a seis kilómetros de la represa. Él estaba en su propiedad, de modo que relata:
“Sumergió todo”
“Estábamos cargando de aperos el camión de campismo cuando nos telefoneó nuestra hija de Rexberg. Dijo que el agua se estaba llevando la represa Teton y que a todos se les había dicho que abandonaran la zona. Le dije que probablemente alguien se había excitado en demasía por la inundación pequeña causada por el derramamiento de agua del depósito lleno. Ella dijo que no, que era algo más grave. De modo que le dije que dejáramos de hablar para irnos y que ella hiciera lo mismo.
“No me sentí muy preocupado pero decidimos ir en auto a la presa y ver por nosotros mismos. Cuando llegamos, la gente excitada estaba alejándose de ella apresuradamente. Una mirada bastó para comprobar lo que estaba sucediendo. Desde el cañón venía descendiendo una tremenda masa de agua de color de chocolate y estaba extendiéndose por todo el valle. Había una nube de polvo a la orilla del agua. Cuando la inundación llegaba a objetos en su camino, parecía que estallaban.
“Emprendimos la vuelta a nuestro hogar y advertíamos a las personas que pasábamos. La gente de una casa no quería desocuparla pero fueron persuadidos a hacerlo cuando empezaron a caer las líneas de alto voltaje. Solo nos faltaban tres kilómetros para llegar a casa cuando vimos que un muro de agua de más de 9 metros de alto dio contra nuestra propiedad. Sumergió todo. Un sentimiento de futilidad se apoderó de nosotros... la ruina estaba por todos lados.
“Más tarde, como a las 5 de la tarde, volvimos a pie a nuestra granja. La inundación había arrastrado nuestra casa una distancia de unos 135 metros, y allí se había desplomado. Todos nuestros otros edificios y equipo de granja estaban demolidos. Mi barco y camión, todavía enganchados, estaban arriba en los árboles.”
La mayoría de la gente en esta zona de Wilford que fue la primera en ser inundada solo recibió una advertencia de diez minutos. Algunos alzaron la vista para ver las aguas abalanzándose hacia ellos. El sonido sobrenatural de árboles desgajándose avisó a otros. Una señora vio “una casa de ladrillo lanzada al aire como si fuera una casa de muñecas.”
Directamente en la senda de la inundación había una hilera de pequeñas ciudades. Sugar City fue la primera. Afortunadamente, todos habían salido antes que el frente acuoso, para entonces de 10 kilómetros de anchura, destruyó la ciudad. Los edificios cedieron ante el embate de árboles desarraigados, madera, barriles, aun automóviles y herramientas de granja.
Fue triste ver flotando muchos animales muertos. Miles de cabezas de ganado habían estado en la senda de la inundación. En muchos casos los dueños solo tuvieron tiempo para abrir los corrales y darles la oportunidad de correr a seguridad. Algunos lograron hacerlo, pero la mayoría no.
Los policías municipales y estatales pudieron propagar la advertencia antes que llegara la inundación: “¡Sálganse ahora!” La próxima ciudad, Rexberg, fue desocupada justamente a tiempo, porque pronto muchos de sus edificios quedaron sumergidos hasta los techos.
A medida que la torrente barrió hacia el sur, cada comunidad pequeña, a su vez, hizo lo que pudo para ayudar a todos a salir. Muchas personas estaban confusas. Puesto que los oficiales no podían calcular con exactitud la velocidad de las aguas, a veces fueron inexactos los anuncios de cuándo se esperaba que las aguas alcanzaran su punto más elevado. Dado que la energía eléctrica fue cortada y las aguas barrieron varios puentes, el viajar y las comunicaciones fueron impedidos.
Idaho Falls fue la ciudad más grande en la senda del torrente. Cientos de voluntarios respondieron a las llamadas por trabajadores de emergencia. El verlos poner sacos de arena en las márgenes del río Snake bajo un sol tan brillante fue una escena extraña. El domingo, cuando la inundación llegó a su punto culminante, midió seis metros. Sin embargo, todos los puentes se mantuvieron firmes... se había controlado la inundación. ¡Los voluntarios que habían trabajado durante todo el día y noche anteriores habían ganado la batalla!
Pero río abajo no se obtendrían los mismos resultados. A pesar de los valientes esfuerzos de los voluntarios, la marea persistente entró precipitadamente en varias comunidades. ¡A casi 120 kilómetros de la represa, todavía era un violento torrente!
Por fin, el lunes por la noche, las aguas iban disminuyendo; la inundación Teton había terminado su carrera. Las comunidades aturdidas literalmente estaban recogiendo los pedazos. Muchos comprendieron con agradecimiento que si hubiese sucedido de noche en vez de al mediodía muchas más personas hubieran sido cogidas desprevenidas. No obstante, personas en todas partes hacían la misma pregunta: ¿Cómo pudo haber sucedido cosa semejante?
El principio pequeño
¿Ha oído usted alguna vez el cuento del muchachito holandés que, al descubrir que se estaba escapando agua del dique, metió su dedo en el agujero y se quedó así por horas hasta que llegó ayuda? ¡Lo llamaron un “héroe” y atribuyeron a él la salvación de un pueblo cercano! Bueno, de la misma manera, fue una fuga que ocasionó la tragedia de la represa Teton. Pero, la ayuda no llegó a tiempo.
Se dijo que el costo de la construcción de la represa al acercarse el proyecto a su fin fue 55 millones de dólares. Como a las 8 de la mañana, el 5 de junio de 1976, los trabajadores fueron llamados al local. Hacía varios días que un escape de agua persistente había ocupado la atención de la dotación de obreros. Ahora el agua que se estaba escapando era lodosa y se notó que había otra fuga. Por ser esta la primera vez que se había llenado de agua el depósito detrás del dique, la presencia de estas fugas causó consternación.
Se decidió usar dos máquinas empujadoras y empujar pedrejones en la fuga grande en el paramento de la presa. Sin embargo, para este tiempo ya se había formado un remolino siniestro (indicando la fuerza de la corriente) en el lado de la presa donde las aguas estaban represadas. Además, la máquina más grande se hundió en la presa de barro, de modo que los dos operadores unieron los dos vehículos con cadenas y trataron de hacerlos volver a subir la ladera. Pronto el supervisor interrumpió a los operadores y les hizo señas para que abandonaran sus máquinas y llegaran a un lugar seguro. La fuga estaba dejando escapar mucha más agua y estaba royendo un agujero abierto en la represa.
Entonces grandes máquinas empujadoras caminaron encima de la presa para empujar pedrejones dentro del remolino en el lado de las aguas represadas. A pesar de esto, la cantidad de agua que se escapaba aumentó y luego las dos máquinas encadenadas, previamente abandonadas, cayeron al torrente rugiente. Dentro de poco todos los hombres y el equipo fueron alejados de la represa. Se había perdido la batalla para detener el flujo.
Un testigo ocular describe lo que sucedió enseguida: “Sabía que habría una inundación, pero no tuve la menor idea de que sería cosa semejante; parecía que el océano estaba vaciándose. Todo se llenó tan rápidamente. Cada vez que caía un pedazo [una porción grande de la represa hecha de barro], parecía que estallaba una bomba. Una explosión de lodo.”
Pero, considerando todos los adelantos técnicos en la construcción, ¿cómo pudieron haberse desarrollado las fugas? Cinco semanas después, el Engineering News-Record del 15 de julio de 1976 informó que un grupo de peritos “designaron cinco cosas como causas posibles del malogro del relleno de tierra de 93 metros de altura.” Las teorías que más se prefieren tienen que ver con el funcionamiento defectuoso de lo que llaman la “cortina de lechada.” ¿Qué significa eso?
Cuando hay motivo para creer que sea porosa la roca debajo de una presa o a sus extremos (como los muros del cañón), taladran filas de agujeros grandes en la roca e inyectan concreto. Este muro o “cortina” de concreto debe impedir la filtración de agua debajo o alrededor de la represa. Parece que en la represa Teton la cortina falló, y en un extremo donde la represa estaba unida al muro del cañón, el agua empezó a filtrarse. Una vez que el agua había desgastado el paramento de la represa en ese extremo, solo pasaría un período breve antes que el peso del “lago” detrás de la presa hiciera que se reventara la porción debilitada de la presa.
Respuesta y reflexión
Durante este desastre miles de personas acudieron en socorro de las víctimas de la inundación. Se llamó “sobresaliente” la manera en que respondieron los testigos de Jehová por toda la parte occidental de los Estados Unidos. Una víctima relata la experiencia animadora de que cuando se levantó “el domingo con la luz del día, un camión estaba enfrente de la casa cargado de alimento, ropa y colchones y ropa de cama, y en la casilla estaban sentados dos hermanos [Testigos compañeros] dormidos. Habían viajado casi toda la noche.”
De hecho, un camión de 14 metros lleno de provisiones fue enviado de Utah y otro remolque de California. Una persona que recibió socorro comentó: “Recibimos tanta ayuda que no sabíamos qué hacer con todo ello. Sabíamos que los hermanos estaban enviando las cosas para cualquiera que las necesitara, de modo que las compartimos con vecinos y otras personas que se hallaban en las mismas circunstancias que nosotros.” Pronto los que estaban dirigiendo la obra de socorro de los Testigos tuvieron que decir: “¡Basta!”
Al reflexionar sobre esa penosa experiencia de tres días, uno nota contrastes alarmantes. La mayoría de la gente había obrado juntamente y se habían mostrado bondad unos a otros. Algunos hasta arriesgaron su vida para salvar a otros. Por otra parte, la policía y otros encargados de hacer cumplir la ley pronto descubrieron que tenían un problema serio debido a los saqueadores. Dado que la policía estatal estaba controlando la entrada a la zona del desastre, resalta el hecho de que estos robos los cometían los ‘vecinos’ insensibles de las víctimas.
Otro contraste se notó en las actitudes manifestadas para con las pérdidas materiales. Por supuesto, muchos expresaron temor y ansiedad acerca del porvenir. Sin embargo, una señora dijo meditativamente: “Fue una experiencia terrible, pero cuánto me regocijo de que las personas a quienes amo más estén a salvo. Me parece que esto ha hecho que muchos se den cuenta de que las personas son lo de mayor importancia y no las posesiones materiales.”
Pero, prescindiendo de las lecciones que la inundación Teton haya comunicado, dejó su marca... en la tierra y en los sobrevivientes.—Contribuido.
[Ilustración de la página 23]
La gigantesca abertura en la represa después de reventarse
[Reconocimiento]
Cortesía del Ministerio de lo Interior de los EE. UU., Oficina de Restauración