¿Se ha preguntado usted alguna vez . . . ?
¿Volverá a haber seguridad alguna vez en las calles urbanas?
“SE ESTÁ más seguro en el campo de batalla que en nuestras calles,” declaró un periódico de la ciudad de Nueva York. Informó que algunos neoyorquinos corren mayor riesgo de ser muertos violentamente que el que corrieron los soldados durante la II Guerra Mundial. Si usted vive en una ciudad grande, nadie le tiene que decir cuánto peligro hay en las calles.
¿DEGENERAN LAS CONDICIONES?
Usted quizás pueda recordar el tiempo en que se podía caminar por las calles a cualquier hora con relativa seguridad. Pero los tiempos han cambiado.
En una encuesta de la opinión pública realizada en 1980 en Toronto, Canadá, se halló que, en contraste con lo que sucedía cinco años antes, de cada tres mujeres aproximadamente dos tenían mayor temor de caminar solas ahora. Encuestas similares indicaron que, de cada diez adultos de Barcelona, España, seis temían aventurarse afuera de noche, la misma proporción que se halló respecto a las mujeres en los Estados Unidos. Por todo el mundo la situación va haciéndose peor. Las noticias indican que en las calles japonesas “Aumentan los delitos viciosos” y que hay “Ascenso repentino en la criminalidad” en la China.
Se ha tomado casi toda medida para detener el delito en las calles —más policías y patrullas civiles, mejor alumbrado, y preocupación y reflexión individuales en la seguridad personal— pero la ola de atracos, violaciones y hurtos continúa.
¿QUÉ SE NECESITA?
No es tan solo la oscuridad o la soledad lo que hace peligrosas las calles. Es la gente —los atracadores, los violadores, las personas que abusan inmoralmente de menores, y otras— lo que las hace peligrosas. Si usted estuviera seguro de que por las calles caminaran solamente personas bondadosas y de altos principios morales, ¿tendría temor de salir a cualquier hora de la noche, prescindiendo de lo iluminadas que estuvieran las calles?
“Lo que se necesita para detener el crimen,” declararon dos médicos después de haber terminado un estudio de criminales que duró 15 años, “no es tanto mejores viviendas o la terapia convencional, sino . . . la ‘conversión’ del ofensor a un estilo de vida completamente nuevo y a una rigurosa educación moral. . . . la destrucción total de la personalidad del criminal.” Sí, se necesita un cambio en la persona.
La Biblia resumió bien el cambio que se necesita: “Deje el inicuo su camino, y el hombre perjudicial sus pensamientos.” (Isa. 55:7) Pero, ¿qué puede hacer que un hombre inicuo cambie su camino y hasta sus pensamientos? ¿Qué es lo suficientemente poderoso como para transformar “una personalidad criminal”?
¿PUEDE CUALQUIER COSA CAMBIAR AL DELINCUENTE?
El alcaide de una cárcel de una ciudad grande, después de haber observado a centenares de delincuentes, declaró: “La Biblia es mucho más persuasiva que una cachiporra.” ¿Era válida esta evaluación? Si se pone en práctica sinceramente, ¿puede la Biblia cambiar la personalidad de los que hacen peligrosas las calles?
“Me habían arrestado más de 40 veces por robo, asalto y agresión, intento de asesinato y otros varios cargos,” comenzó a explicar un recluso de 32 años de edad que estuvo en la Penitenciaría Estatal Angola, en Luisiana, E.U.A. Los testigos de Jehová se comunicaron con él mientras estaba en prisión y él empezó a estudiar la Biblia.
“Mientras más conocía la verdad de la Biblia, más quería aprender,” continuó diciendo este hombre, quien, habiendo sido un hombre violento, después había hecho un cambio completo en su personalidad. Calificó para ser bautizado como testigo de Jehová. Su cambio de conducta impresionó de tal manera a las autoridades de la prisión que se le permitió terminar su sentencia de cárcel en su pueblo haciendo trabajos de mantenimiento para el alguacil. “Porque está probado que se puede confiar en los testigos de Jehová, puedo salir a la calle todos los días.”
A otro recluso de la prisión estatal Angola a quien los testigos de Jehová han ayudado a transformar su anterior personalidad violenta se le preguntó: “¿Qué hay si alguien le dijera que no puede sobreponerse a cierto mal hábito?” Este hombre, que había sido ladrón, replicó: “Habiéndome sobrepuesto yo a mi temperamento, al hábito de fumar y a un apetito continuo por relaciones sexuales inmorales, de ningún modo podría concordar con una excusa tan floja.” Entonces, después de reflexionar, continuó: “La Biblia promete verdadera libertad de cualquier cosa a la cual uno pueda estar esclavizado. Así que, si uno realmente ama a Dios, puede vencer cualquier hábito con Su ayuda.”
Estos son solamente dos de los reclusos que, por todo el mundo, han experimentado transformaciones de la personalidad mediante un estudio de la Biblia con la ayuda de los testigos de Jehová. Estos, y otro sinnúmero de ejemplos de personas que en el pasado fueron ladrones, adictos a las drogas, violadores, atracadores y asesinos, son un testimonio adecuado de que el “conocimiento exacto” de Dios y sus propósitos puede ayudar a uno a ‘desnudarse de la vieja personalidad con sus prácticas.’ (Col. 3:9, 10) En el primer siglo, las verdades de Dios tuvieron el poder de transformar a delincuentes depravados en cristianos, ¡y todavía tienen ese poder!—1 Cor. 6:9-11.
Obviamente, sin embargo, no toda persona quiere estudiar y poner en práctica lo que la Biblia dice.
¿QUÉ SOLUCIÓN COMPLETA HAY?
“Cuando los inicuos brotan como la vegetación y los practicantes de lo que es perjudicial florecen,” advierte la Biblia, “es para que sean aniquilados para siempre.” (Sal. 92:7) Estos incorregibles “practicantes de lo que es perjudicial” serán completamente destruidos por Dios, que conoce sus corazones. Esto asegurará para el futuro un mundo en el que no habrá delito.
Pero, ¿cuándo vendrá un cambio completo como ése? El “aumento del desafuero” que hace que actualmente las calles sean peligrosas fue predicho en la Biblia como un indicio de que la destrucción venidera de los inicuos estaría cerca. Esto, y el cumplimiento de otras profecías bíblicas, es prueba convincente de que estamos viviendo en lo que la Biblia llama “los últimos días.”—Mat. 24:3-14; 2 Tim. 3:1-5.
Así que pronto veremos la destrucción de todos “los practicantes de lo que es perjudicial.” Los sobrevivientes de esa destrucción entonces verán el cumplimiento completo de esta enternecedora profecía de la Biblia: “Y descansará cada uno . . . sin tener temor de nadie.”—Miq. 4:4, Sagrada Biblia, Editorial Herder.