El punto de vista bíblico
Las loterías... ¿quién gana?
“SI QUIERE ganar, tiene que jugar.” “Dos premios gordos por el precio de 1.” “¡Mayor excitación que nunca antes por un dólar!” La tensión y la emoción aumentan. Bajo la incitación de estos lemas, hombres, mujeres y hasta jóvenes en todas partes escarban sus bolsillos y monederos. Hasta se interrumpen recepciones de bodas por ello. ¡Usted está presenciando la desbandada de la lotería!
Finalmente, se anuncia el “número de la buena suerte”. Los escogidos, que son una minoría, se regocijan. Instantáneamente llegan a ser dueños de miles, quizás hasta de millones, de dólares. El ganar el premio de un millón de dólares en la lotería —se jacta un ganador— es “solo ‘el broche de oro’ de una vida satisfaciente”. Otro ganador dice: “Es muy tranquilizante saber que uno nunca más va a estar escaso de dinero”. Pero para la gran mayoría —los que pierden— las actividades de la vida vuelven a su paso normal.
¿Le ha atraído alguna vez el encanto de la lotería? ¿Cómo pudiera ello influir en usted y en su futuro? ¿Quién realmente gana?
¿Desea la vida fácil?
Las loterías pueden despertar en el corazón de los jugadores el deseo de ser ricos. Pero la Biblia declara que el “amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y haciendo esfuerzos por realizar este amor algunos [...] se han acribillado con muchos dolores”. La lotería no es una excepción a esta regla. (1 Timoteo 6:9, 10.)
Los jugadores pueden enviciarse en el juego. El doctor John Watt, director médico del Sanatorio Homewood, en Guelph, Canadá, dice que el individuo puede convertirse en ‘jugador empedernido de la lotería, al igual que una persona se vuelve alcohólica’, mientras intenta escapar de la realidad. Él lo llama “loteritis”.
Además, cuando alguien gana, surgen nuevos problemas. “Pensé que la vida se me haría fácil”, dice Erika, ganadora del premio de un millón de dólares de una lotería. Pero después de dos divorcios y las constantes demandas de la oficina de impuestos, ella se lamenta diciendo: “Si hubiera sabido lo que iba a suceder, habría hecho pedazos aquel billete”. Otras personas comentan que el ganar ‘la lotería fue el comienzo de una vida llena de enfermedades, temor y, finalmente, odio’. “Toda la fanfarria de ganar fue reemplazada por cargas pesadas que me cayeron en los hombros.” “Ya no confío en la gente... eso es lo que he sacado de la lotería.” Los funcionarios hasta sugieren que los ganadores de la lotería contraten un guardaespaldas y un administrador comercial para proteger sus “premios y [su persona]”. Sí, hasta los ganadores pueden salir perdiendo.
Premios más altos
Algunas personas, incluso prominentes líderes religiosos, afirman que está bien jugar a la lotería con tal que sea legal. Sin embargo, el hecho de que la lotería es legal en algunos países no hace que sea correcto jugarla. Por ejemplo, ¿dejaría de ser incorrecta la prostitución solo porque el gobierno de la localidad la legalizara? No es así, de acuerdo con la Biblia (1 Corintios 6:9, 10). El que desea agradar a Dios se interesa principalmente en lo que Su Palabra, la Biblia, indica. Probablemente este sea su interés principal también. Pero ¿dice la Biblia algo sobre la lotería?
No directamente, pero puesto que el atractivo primordial de la lotería es el amor al dinero, esta se basa en la avaricia. La avaricia produce solo malos frutos. La Biblia nos aconseja no cultivar la avaricia en nuestro corazón (1 Juan 2:15, 16). ‘Que la avaricia ni siquiera se mencione entre ustedes.’ (Efesios 5:3.)
El amor a la lotería se basa en el egoísmo. ¿No busca cada participante su propia ventaja, el ganar lo que su prójimo ha pagado? Sin embargo, la Biblia insta a cada uno a seguir “buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona”. Por lo tanto, ¿no sería incorrecto derivar placer y ganancia de las pérdidas de otras personas? (1 Corintios 10:24; Proverbios 17:5.)
La lotería también se puede convertir en trampa para el pobre, pues le quita la mismísima cosa que él o su familia necesita... el dinero. Es gigantesca la probabilidad de que una persona no gane. Las autoridades dicen que hay mayor probabilidad de que a uno lo alcance un rayo que de ganar la lotería. Y, de acuerdo con el Instituto para la Protección contra los Rayos, la probabilidad de que a alguien le alcance un rayo es de una en un millón. Por lo tanto, ¡la probabilidad de ganarse una buena suma de dinero sería de una en varios millones!
Pero aún hay otro motivo para preocuparse. Los jugadores de la lotería dependen de la suerte, y no de la habilidad; la intuición ni de la lógica. A causa de ello, muchos tienden a ser supersticiosos. ¿A qué puede llevar esto? La Biblia habla de los que “arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte”. Esto se llama idolatría. Por lo tanto, no solo es poco probable que ganen la lotería misma, sino que el jugarla pudiera ser el primer paso hacia la idolatría, lo cual los pondría en enemistad con Jehová Dios. (Isaías 65:11-14.)
Mejor que un buen juego
La Biblia nos recuerda que hay “más felicidad en dar que la que hay en recibir”. Ciertamente, el frenesí de la lotería no promueve el espíritu de dar de modo altruista, lo cual es verdaderamente remunerador. (Hechos 20:35.)
La verdadera felicidad se puede hallar si ciframos nuestra esperanza, “no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes [...] listos para compartir”. Por lo tanto, con toda seguridad podemos atesorar para nosotros mismos “un fundamento excelente para el futuro” y ‘lograr asirnos firmemente de la vida que lo es realmente’. (1 Timoteo 6:17-19.)
De esta manera, usted puede tener la garantía de ganar. Y no será asunto de casualidad ni de tener el “número de la buena suerte”. Más bien, como Jesucristo dijo claramente, se tiene que ‘adquirir conocimiento del único Dios verdadero’ y de Sus propósitos. Entonces, obre en conformidad con ese conocimiento. Viva en armonía con su Palabra. El futuro de usted depende de ello, “porque él nos da la victoria”. La recompensa es más valiosa que cualquier premio gordo de la lotería. ¡Es la “vida eterna”! (Juan 17:3; 1 Corintios 15:57.)
[Comentario en la página 22]
Hasta los ganadores pueden salir perdiendo
[Comentario en la página 23]
Hay mayor probabilidad de que a uno lo alcance un rayo que de ganar la lotería