El punto de vista bíblico
El diezmo... ¿es necesario?
EL SECRETARIO de una diócesis de la Iglesia Anglicana de Sudáfrica está preocupado. Su iglesia está atravesando una crisis económica y se hace difícil pagar a los ministros su salario. Su solución: Recalcar a los feligreses la necesidad de pagar el diezmo.
Pero, ¿qué es el diezmo? Algunos dicen que es dar para propósitos religiosos “la décima parte de todo lo que uno recibe”. Aunque la manera de calcular el diezmo varía de una religión a otra, muchos ministros consideran que es necesario fomentar el pago del diezmo. “Es una pena que no hayamos promovido más el pago del diezmo”, dijo un sacerdote católico de África. En un artículo sobre cómo evitar la pobreza haciéndose socio de Dios, la Iglesia Mundial de Dios dijo: “Para comenzar una relación con Dios, usted debe primero obedecer la ley de Dios tocante al pago del diezmo”. El artículo agregó que aquellos que no la obedecen “están robándole a Dios”.
Pero, ¿requiere Dios que usted pague el diezmo? Puede que le sorprenda lo que la Biblia dice al respecto.
El diezmo y la ley de Moisés
El pago del diezmo era parte del conjunto de leyes que Dios dio por medio de Moisés a la antigua nación de Israel. La ley requería que doce de las tribus mantuvieran a la decimotercera, la de los sacerdotes levitas, que no heredó ninguna parte de la tierra. De este modo los levitas podían concentrarse en atender las necesidades espirituales de la nación. (Números 18:21-24.) Dado que los israelitas eran un pueblo agrícola, no tenían que pagar el diezmo en efectivo. Más bien, el diezmo se obtendría de lo que produjera la tierra y del aumento del ganado. Si el israelita prefería pagar con dinero cierto diezmo, entonces tenía que abonar un 20% más del valor del producto. (Levítico 27:30-33.)
El mandamiento de Dios con relación al diezmo era una cuestión seria. Si un israelita equivocadamente usaba para propósitos personales parte de lo que iba a pagar como diezmo, entonces tenía que hacer compensación. ¿Cómo? Dando un 20% más y ofreciendo un sacrificio animal por su culpa. (Levítico 5:14-16.) Aunque no todo israelita podía ser sacerdote, todos podían cooperar en la manutención de los servicios sacerdotales pagando el diezmo. Todo eso estaba incluido en la ley de Dios tocante al diezmo. De modo que esta encajaba con las circunstancias de aquella antigua nación. Pero, ¿encaja con las circunstancias actuales de la gente? Más importante aún, ¿están los cristianos bajo el mandamiento de pagar el diezmo?
Un cambio de ley
Unos cuantos años después de la resurrección de Jesús algunos no judíos incircuncisos se convirtieron al cristianismo. “Es necesario circuncidarlos y ordenarles que observen la ley de Moisés”, arguyeron algunos cristianos judíos. (Hechos 15:5.) Otros no concordaron. Así que los apóstoles de Jesús y otros cristianos con experiencia se reunieron en Jerusalén para tratar esta cuestión. Querían discernir cuál era la voluntad de Dios. ¿Requería él que los seguidores de Cristo observaran la ley de Moisés, que incluía el pago del diezmo? En aquella reunión se relataron experiencias que mostraban que había habido un cambio en los tratos de Dios con los no judíos y se verificó este cambio con la Palabra profética de Dios. (Hechos 15:6-21.) ¿Qué decisión se tomó?
Los reunidos llegaron a una conclusión unánime. A los cristianos no se les debería “cargar” con “la ley de Moisés”. Había, no obstante, algunas “cosas necesarias” que tenían que obedecer. ¿Era el pago del diezmo una de ellas? La decisión adoptada bajo inspiración fue: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación”. (Hechos 15:25, 28, 29.) Es interesante notar que la ley de Dios tocante al diezmo no se incluyó en la lista de “cosas necesarias” para los cristianos.
Más adelante, el apóstol Pablo explicó que el pacto de la ley de Dios con Israel había sido abolido con la muerte de Jesús. “[Dios] borró el documento manuscrito —dijo Pablo—, y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento.” (Colosenses 2:14.) Esto no significa que los cristianos no tienen ley. Más bien, se ha producido un cambio de ley, ley que ahora incluye “la ley del Cristo”. (Gálatas 6:2; Hebreos 7:12.)
El apóstol Pablo vivió de acuerdo con este cambio de ley. Pese a haber laborado arduamente en la formación de una congregación tras otra, nunca pidió el diezmo como salario. Más bien, estuvo dispuesto a sufragar sus propios gastos haciendo tiendas de campaña como trabajador de media jornada. (Hechos 18:3, 4.) Con toda honradez él pudo decir: “Estas manos han atendido a las necesidades mías y a las de los que andan conmigo”. (Hechos 20:34.)
Entonces, ¿qué guía siguen los cristianos respecto al dar? ¿Cuánto debería usted dar?
El modo de dar del cristiano
Jesucristo fue el hombre más generoso que ha andado en la Tierra. Su ejemplo ha inspirado generosidad en muchas personas. “Practiquen el dar —dijo él—, y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.” (Lucas 6:38.) ¿Hay alguna limitación en estas palabras? No. A los cristianos se les estimula a dar generosamente lo que pudiera suponer más que solo la décima parte si pueden hacerlo. (Lucas 18:22; Hechos 20:35.)
Por otra parte, puede que de repente un cristiano se vea ante un gasto apremiante, quizás debido a algún accidente o enfermedad. Pagar el diezmo en tales circunstancias podría privar a su familia de cosas indispensables. Eso no sería cristiano. (Mateo 15:5-9; 1 Timoteo 5:8.)
El dar del cristiano es voluntario. Toma en consideración que cada persona se halla en circunstancias diferentes en la vida. “Si primero está allí la prontitud —dice la Biblia—, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene.” (2 Corintios 8:12.)
Entonces, ¿cuánto se debería dar? Eso es algo que usted mismo debe responder. El factor determinante no debe ser una fórmula prescrita de pagar el diezmo, sino la profundidad del aprecio de corazón que le tiene a Dios. Como la Biblia exhorta: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. (2 Corintios 9:7.) El pago del diezmo fue lo que el pacto de la ley mosaica dispuso para el mantenimiento del templo y del sacerdocio de Israel. Los cristianos hoy en día no están bajo el mandato de pagar diezmos ni es necesario que lo hagan.