El que dice la verdad interviene con un juramento
1, 2. (a) ¿Por qué no podría mentir el Dador de los Diez Mandamientos? (b) Por medio de hacer ¿qué adiciones se han probado los hombres mismos mentirosos, como, por ejemplo, tocante al uso de imágenes?
EL NOVENO de los Diez Mandamientos que Jehová Dios dio por medio de su profeta Moisés dice: “No debes testificar falsamente como testigo contra tu semejante.” (Éxo. 20:16) Mediante esta ley contra el mentir, el gran Legislador se coloca en contra de los mentirosos. Por consiguiente, él no podría de sí mismo decir una mentira y al mismo tiempo estar en armonía con su propia ley. (Rom. 1:21-25) Él odia la mentira, y jamás ha sido el Padre de una mentira. Su palabra es como oro puro, refinado y así limpio de toda escoria. Como dijo el hombre más sabio de tiempos antiguos antes de nuestra era común: “Todo dicho de Dios es refinado. Él es un escudo a los que se refugian en él. No añadas nada a sus palabras, para que no te reprenda, y para que no se te tenga que probar mentiroso.”—Pro. 30:5, 6.
2 Al agregar tradiciones y mandamientos hechos por el hombre a la Palabra pura de Dios, muchos caudillos religiosos contradijeron las enseñanzas y mandamientos de la Palabra escrita de Dios y han probado ser mentirosos. (Mat. 15:1-9) Al agregar a la Palabra escrita de Dios la enseñanza religiosa de que Dios puede ser adorado de manera relativa por medio de imágenes, los transigentes caudillos religiosos han preparado el terreno para que sus rebaños religiosos lleguen a ser idólatras. Todas las personas que así usan imágenes hechas por el hombre como ayudas para adorar se colocan en la clase descrita en Romanos 1:25: “Aun a los que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó, que es bendito para siempre.” Tales creaciones o imágenes religiosas hechas por el hombre son mentiras. Testifican falsamente como testigos contra Dios el Creador. Por eso, él jamás podría aprobarlas.
3. (a) ¿Cómo es la Palabra de Dios la verdad en sí y no mentira? (b) A pesar de esto, ¿qué le ha parecido bien a Dios añadir a su palabra a veces?
3 La Palabra pura de Dios es la verdad en sí. No podría ser mentira, porque, como 1 Juan 2:21 dice: “Ninguna mentira se origina de la verdad.” La Palabra de Dios no es una mentira ya sea por lo que dice, ya sea porque haya algo en ella que no se cumpla. Las promesas y profecías de Dios se cumplen sin falta. Por consiguiente, se puede confiar en la Palabra de Dios, solo por sí misma, como la verdad y que jamás pierde algo de su valor como verdad. Sin embargo, a veces Jehová Dios ha creído bueno añadir algo a su propia palabra de promesa o de profecía sola. No es una adición contradictoria, sino que es una adición fortalecedora. ¿Qué es eso? Es el juramento de Dios, su declaración jurada. Jura en cuanto a su palabra.
4. En las Escrituras, ¿quién es la primera persona de quien se informa que juró, y cuáles fueron las circunstancias?
4 En la Santa Biblia la primera persona de quien se informa que jura es el propio amigo de Dios, Abrahán. (Sant. 2:23; Isa. 41:8; 2 Cró. 20:7) Esto fue en el siglo veinte antes de nuestra era común. El patriarca Abrahán había hecho huir a los cuatro reyes merodeadores y había recobrado a su sobrino Lot y a su familia y también los artículos que habían sido tomados de la ciudad de Sodoma cerca de la cual Lot había estado viviendo. Cuando Abrahán ofreció al rey restaurarle todos sus artículos, el rey de Sodoma dijo: “Dame las almas, pero toma los artículos para ti mismo.” Pero Abrahán contestó: “De veras levanto la mano en un juramento a Jehová el Dios Altísimo, Productor del cielo y de la tierra, de que, desde un hilo hasta el cordón de una sandalia, no, no tomaré nada de ninguna cosa que sea tuya, a fin de que no digas: ‘Fui yo quien hizo rico a Abrahán.’ ¡Nada para mí!” (Gén. 14:11-24) Así Abrahán juró por el más elevado Personaje vivo. No podía jurar por nadie superior.
5. (a) ¿Mediante qué ademán se indicó que Abrahán estaba jurando al rey de Sodoma? (b) ¿Qué dos clases de juramentos había, como se indica por las dos diferentes palabras hebreas que se usaron?
5 El jurar o prestar juramento Abrahán se indicó por medio de levantar la mano cuando hizo la declaración en respuesta a la oferta del rey de Sodoma, levantándose hacia “Jehová el Dios Altísimo, Productor del cielo y de la tierra.” Esto ilustra lo que es un juramento. Una enciclopedia bíblica completa dice sobre Juramento:
(Judío), un llamamiento a Dios, o autoridades reconocidas por los respectivos conjuradores, o a cualquier cosa estimada sagrada, en atestación de una aserción o en confirmación de una promesa determinada o deber emprendido. . . . “Juramento” es la manera en que vierte la Versión Autorizada dos palabras hebreas: alah, אלה y shabuah, שבועה, cada una de las cuales se emplea con tres significados: . . .
1. Un juramento como en llamamiento a Dios en atestación de la verdad de una declaración (Nehemías 10:30; Éxodo 22:10);
2. Una declaración jurada (Génesis 26:28; 2 Samuel 21:7);
3. Una maldición o imprecación (Números 5:21; Daniel 9:11). . . .
Sin embargo, las dos palabras alah y shabuah de ninguna manera son sinónimas. Denotan dos modos diferentes de jurar, o más bien dos clases de juramentos. Por lo tanto, alah (de alal, lamentarse, plañir, expresar ayes, . . .) apropiadamente significa la invocación de ayes sobre uno mismo, y muestra que el modo de jurar que describe estaba conectado con una invocación de venganza divina sobre la persona, si la aseveración hecha no era cierta; mientras que shabuah (de shebaʽ, siete) literalmente significa el hacerse siete uno mismo, producir siete, es decir, hacer una declaración confirmada por siete víctimas, o delante de siete testigos, porque . . . en tiempos antiguos se usaban siete animales cuando se hacían promesas mutuas y cuando se efectuaban alianzas (Génesis 21:28-30). . . . La principal distinción, por lo tanto, entre los dos juramentos es, que en caso de la primera [alah] se usaba una imprecación, mientras que en la segunda [shabuah] no se utilizaba imprecación alguna.a
6, 7. (a) ¿Quién según informa la Biblia jura más que cualquier otra persona? (b) ¿Por qué, cuando jura, no necesita Jehová invocar el mal sobre sí mismo?
6 ¿Sabe usted que, en la Santa Biblia, se informa que Dios jura más que cualquier otra persona? ¿Sabe usted que en las Escrituras Hebreas inspiradas hay setenta o más referencias a ocasiones en que Jehová Dios jura? Y no obstante nunca en conexión con Él se usa la palabra hebrea alah, es decir, la palabra que indica que la persona que jura invoca el mal sobre ella misma para dar seguridad contra el mentir o dejar de ejecutar. Cuando Jehová Dios jura, jamás necesita invocar que venga algún mal sobre él mismo en caso de que la declaración que haga no sea veraz o en caso de que deje de llevar a cabo su promesa o su profecía o deje de cumplir el deber que emprenda.
7 Jamás hay alguna posibilidad de tal cosa. Por eso, no hay necesidad de que Jehová Dios pida que algo terrible le suceda si su palabra resultara ser una mentira o no llevara a cabo su palabra ni la cumpliera. Tal cosa ni siquiera podría sugerir él tocante a sí mismo. Por consiguiente en todos los casos en el texto hebreo donde se informa que Dios jura, se usa la palabra hebrea shabáʽ en la forma reflexiva, porque significa “hacerse siete uno mismo.” Eso significa que una persona va hasta el punto de la perfección, porque en la Biblia el número siete se usa para representar la perfección de grado.
8. (a) ¿Cuándo, en las Escrituras, juró Dios por primera vez? (b) ¿De qué importancia fue la declaración por la que juró?
8 En ese primer juramento informado en la Biblia, el amigo de Dios Abrahán juró por Su nombre. A su vez, en el primer caso de que se informa donde el Dios Altísimo jura, jura en conexión con su amigo, Abrahán. Puesto que el Dios Altísimo, que es “el Dios de la verdad,” se sintió impulsado a jurar, las circunstancias deben haber sido extraordinarias. Realmente lo fueron. Además, la declaración a Abrahán a la que Dios juró fue de importancia para toda la humanidad desde la fundación del mundo hasta ahora, sí, hasta que nazca el último bebé humano. La declaración de Dios fue de importancia particular a 144.000 miembros de la familia humana que habrían de comenzar a aparecer en la Tierra diecinueve siglos después. ¿Qué, entonces, fue la declaración? ¿Cómo sucedió?
9. ¿Cuándo y dónde se hizo la declaración jurada, y de hacer qué se detuvo a Abrahán?
9 La declaración jurada se hizo en el siglo diecinueve antes de nuestra era común y en el monte Moría. En aquel tiempo los muros de la ciudad de Salem (más tarde Jerusalén) no encerraban la cúspide del monte Moría. Había un altar allí, pero no era el altar del templo del rey Salomón de Jerusalén, ya que ese templo fue edificado en el monte Moría por primera vez en el siglo once antes de nuestra era común. Era un altar de piedras sin labrar que Abrahán había edificado sobre el cual ofrecer a su hijo Isaac como sacrificio humano a Jehová Dios. En obediencia al mandato de Dios, Abrahán había procedido para sacrificar a Isaac, su único hijo por su esposa Sara. Pero precisamente cuando Abrahán estaba a punto de matar a Isaac, que yacía atado sobre la leña encima del altar, el ángel de Dios llamó a Abrahán por nombre y dijo: “No extiendas la mano contra el muchacho ni le hagas nada en absoluto, porque ahora ciertamente sé que temes a Dios, porque no me has rehusado a tu hijo, tu único.”
10. ¿Cuál fue la declaración por la que juró Jehová?
10 La atención de Abrahán fue llamada ahora hacia un carnero que estaba enredado cerca en un matorral. En aceptando este animal como provisión de Dios, Abrahán lo ofreció como sacrificio en vez de a Isaac. “Y el ángel de Jehová procedió a llamar a Abrahán por segunda vez desde los cielos y a decir: ‘“Por mí mismo ciertamente juro [shabáʽ],” es la declaración de Jehová, “que debido a que tú has hecho esta cosa y no has retenido a tu hijo, tu único, yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que están en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán debido a que has escuchado mi voz.”’”—Gén. 22:1-18.
11. ¿Por qué fue esa declaración jurada de importancia mundial, pero qué puede decir algún objetante respecto a su cumplimiento?
11 ¿Qué piensa usted? ¿Fue la “declaración de Jehová” en esa ocasión una de importancia mundial? Sí, porque incluye a “todas las naciones de la tierra,” incluyendo a las de hoy en día. El cumplimiento de esta declaración significa bendición para nosotros sin importar de qué nación seamos parte. Sin excepción todos debemos estar interesados en ello hasta el grado de hacer lo que podamos para bendecirnos por medio de la descendencia prometida de Abrahán. ¡Ah! pero alguien quizás diga que la declaración de Jehová se hizo hace casi treinta y nueve siglos, y todas las familias de la Tierra todavía no se han bendecido por medio de la descendencia de Abrahán por medio de Isaac, pues mire, por favor, las terribles condiciones internacionales hoy en día. Mire, también, la condición de los judíos circuncisos naturales que pretenden ser la descendencia de Abrahán por nacimiento.
12. ¿Qué pasa por alto el objetante en lo que toca a que las naciones se bendicen ellas mismas?
12 Sin embargo, la persona que objeta está pasando por alto algo, ¿no es verdad? Pasa por alto el hecho de que todas las naciones de la Tierra comenzaron a bendecirse en la descendencia prometida de Abrahán hace diecinueve siglos, y esto aunque la nación de israelitas circuncisos naturales fue desechada por Jehová Dios. Y hoy en día más de un millón de personas de aproximadamente doscientas naciones conocidas se están bendiciendo por medio de la descendencia verdadera de Abrahán. ¿Cómo podría ser posible eso? Es posible de acuerdo con la explicación de uno de los escritores bíblicos inspirados, el apóstol Pablo. Él escribió poco más o menos a mediados del primer siglo de nuestra era común.
13. (a) ¿Cómo recordó el apóstol Pablo a los gálatas quién era principalmente la descendencia de Abrahán? (b) Pero, ¿cuán numerosa habría de ser la descendencia de Abrahán?
13 En ese tiempo el apóstol Pablo estaba escribiendo a las congregaciones de compañeros cristianos en la provincia romana de Galacia, en Asia Menor. A varios de estos creyentes que no eran israelitas se les había persuadido incorrectamente a pensar que tenían que hacerse judíos y ser circuncidados y sujetarse a la antigua ley que Dios dio por medio de su profeta Moisés. El apóstol Pablo escribió su carta a fin de enderezarlos. Les recordó que Jesucristo principalmente era la Descendencia prometida de Abrahán. Este Jesús realmente era el Hijo unigénito de Dios y, como el patriarca Abrahán, Jehová Dios había ofrecido a su Hijo unigénito como sacrificio humano fuera del muro septentrional de Jerusalén, o cerca del monte Moría donde Abrahán había presentado a Isaac para sacrificio. Sin embargo, Jehová Dios había dicho que la descendencia verdadera de Abrahán sería, no una sola persona, sino muchas, el número de las cuales se desconocía entonces así como el número de las estrellas o de los granos de arena a la orilla del mar.
14. (a) ¿Fue necesario que la promesa se cumpliera literalmente por los descendientes naturales de Abrahán? (b) Para ser los hijos verdaderos de Abrahán, ¿qué tienen que ser los que participan de la descendencia prometida y a qué tienen que ser sometidos?
14 Es verdad, Jesucristo el Hijo de Dios nació y fue circuncidado como judío y así fue un descendiente natural del patriarca Abrahán. Por eso, por medio de él el bendecir a las naciones de la Tierra podría cumplirse literalmente, exactamente como tenía que ser. El resto de la descendencia de Abrahán no necesita ser de judíos naturales en la carne. ¿Por qué no? Porque los del resto de la descendencia de Abrahán, todos ellos, necesitaban llegar a ser hijos de Abrahán por medio de la fe. Abrahán fue un hombre de fe en Jehová Dios. Debido a su fe fue justificado o declarado justo a la vista de Dios, aun antes de que Abrahán fuese circuncidado cuando tenía noventa y nueve años de edad. (Rom. 4:9-22) Los hijos verdaderos de Abrahán, que son contados como parte de la descendencia prometida, deben tener fe en Jehová, para que puedan ser justificados por fe como Abrahán lo fue. Luego, después de su justificación o el ser declarados justos, Dios los engendra por su espíritu santo y llegan a ser hijos de Jehová Dios, quien fue prefigurado por su amigo Abrahán.
15. ¿Qué tenía que llegar a ser Jesús, aunque era descendiente natural de Abrahán, en armonía con todo el resto de la descendencia?
15 Así llegan a ser hijos espirituales del Abrahán Mayor, Jehová Dios, y son incluidos como parte de la descendencia prometida de Abrahán. Aun Jesucristo mismo, aunque fue descendiente natural de su antepasado terrestre Abrahán, fue engendrado por espíritu de Dios y de esta manera llegó a ser hijo espiritual del Abrahán Mayor. Su engendramiento tuvo lugar cuando salió de las aguas del bautismo y espíritu de Dios descendió sobre él y Dios anunció que él era un Hijo espiritual, diciendo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:13-17) Con el tiempo toda la descendencia de Abrahán para bendecir a todas las naciones de la Tierra será una clase espiritual.
16. ¿Era una bendición para cualquiera el ser hecho parte de la descendencia de Abrahán? Y, ¿por medio de quién vino tal calidad de miembro, y a quiénes primero?
16 Es una bendición inefable para cualquiera el ser engendrado por espíritu de Dios y ser hecho parte de la prometida descendencia de Abrahán junto con Jesucristo. Esta bendición proviene del Abrahán Mayor, Jehová Dios el Padre, y por medio de su Hijo unigénito, Jesús, el Isaac Mayor. Los primeros en recibir esta bendición de llegar a ser miembros de la descendencia de Abrahán para la bendición de todavía otros eran judíos naturales, ciento veinte de ellos, al comenzar, el día festivo del Pentecostés del año 33 de nuestra era común. Más tarde prosélitos judíos y samaritanos fueron agregados a éstos. Sin embargo, la bendición de Abrahán fue declarada ser, no solo para los judíos, sino para todas las naciones, aunque no estuvieran circuncidadas.
17. ¿A quiénes fue esta bendición especial al debido tiempo de Dios, y qué llegaron a ser los que así se bendecían?
17 En armonía con esto, tres años y medio después de ese Pentecostés de 33 E.C., se extendió la bendición a gentiles incircuncisos, italianos en Cesarea de Judea siendo los primeros en recibir la bendición de Abrahán. Esto abrió el camino para que la bendición fuera a gente de todas las naciones, sin distinción, así los que se bendecían por medio de la Descendencia de Abrahán eran engendrados por el espíritu santo del Abrahán Mayor, Jehová Dios, para llegar a ser parte de la Descendencia de Abrahán, aun hasta ahora. De modo que Dios no ha dejado de cumplir su promesa jurada a Abrahán.
18, 19. (a) ¿Viene la bendición de Abrahán sobre los que dependen de las obras de la Ley? (b) Por imitar a Abrahán, ¿en qué respeto llegan a ser las personas miembros de su descendencia?
18 Note, ahora, cómo Pablo explica el asunto, cuando escribe a compañeros miembros de esa Descendencia en Galacia. Se refiere a él mismo como “el que les suministra el espíritu y ejecuta obras poderosas entre ustedes,” y después de eso pregunta:
19 “¿Lo hace debido a obras de ley, o debido a oír por fe? Así como Abrahán ‘puso fe en Jehová, y le fue contado por justicia.’ Seguramente ustedes saben que los que se adhieren a la fe, éstos son hijos de Abrahán. Ahora bien, la Escritura, viendo anticipadamente que Dios declararía justa a gente de las naciones debido a fe, declaró las buenas nuevas de antemano a Abrahán, a saber: ‘Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas.’ Por consiguiente los que se adhieren a la fe están siendo bendecidos junto con el Abrahán que tuvo fe. Porque todos los que dependen de obras de ley están bajo maldición; porque está escrito: ‘Maldito es todo el que no continúa en todas las cosas escritas en el rollo de la Ley a fin de hacerlas.’ El propósito fue que la bendición de Abrahán llegase a ser para las naciones por medio de Jesucristo, para que mediante nuestra fe recibiésemos el espíritu prometido.
20. ¿Es mudable un pacto validado, y tocante a cuántas descendencias se hizo la promesa a Abrahán?
20 “Hermanos, hablo con una ilustración humana: Un pacto validado, aunque sea de hombre, nadie lo pone a un lado, ni le hace añadiduras. Ahora bien, las promesas se hablaron a Abrahán y a su descendencia. No dice: ‘Y a descendencias,’ como si se tratara de muchos, sino como tratándose de uno solo: ‘Y a tu descendencia,’ que es Cristo.
21. ¿Cómo puede haber solo una descendencia aunque hay muchos miembros?
21 “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. Porque todos ustedes que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.
22. ¿Cómo son los hermanos del apóstol Pablo “hijos” como lo fue lsaac?
22 “Ahora bien, nosotros, hermanos, somos hijos pertenecientes a la promesa, lo mismo que lo fue Isaac.”—Gál. 3:5-10, 14-16, 26-29; 4:28.
23, 24. (a) Para ahora, ¿cuántos debe haber de la descendencia de Abrahán? (b) ¿Cómo sabemos el número máximo de la descendencia, y por qué tienen que ser todos fieles hasta la muerte?
23 Para ahora, en este año de 1966, ¿cuántos de esta descendencia de Abrahán debe haber, es decir, incluyendo a aquéllos desde el primer siglo en adelante? La respuesta bíblica es: No más de 144.000 de estos hijos espirituales de Abrahán. Este número definido se da en el último libro de la Santa Biblia. Este número, 144.000, de ninguna manera se compara con el número de las estrellas que la ciencia ha podido contar hasta ahora. Pero el número verdadero permaneció sin ser conocido de los cristianos por cuarenta años o más después de que el apóstol Pablo escribió su carta a las congregaciones cristianas en Galacia, así como el número de las estrellas que Abrahán vio con sus ojos naturales.
24 Entonces, aproximadamente en el año 96 de nuestra era común, en dos de las visiones que el apóstol Juan registró en el libro Revelación se reveló el número exacto de la descendencia espiritual de Abrahán que se une a la Descendencia Principal, a saber, el número perfectamente equilibrado de 144.000. (Rev. 7:1-8; 14:1-3) Todos estos 144.000 seguidores de la Descendencia Principal Jesucristo engendrados por el espíritu tienen que ser sacrificados con él en la Tierra. Probándose fieles hasta la muerte de su carne, llegarán a ser coherederos con él en el reino celestial mediante resurrección de entre los muertos.—1 Cor. 15:29-57; 2 Cor. 5:1-9.
25. ¿Qué indicaron los 11.500 al participar del pan y el vino en la cena del Señor en 1965, y cómo debe afectarlos el juramento de Dios a Abrahán?
25 Por eso es que, en la celebración de la cena del Señor el 14 de Nisán el año pasado, hubo unos 11.500 que participaron del pan y el vino emblemáticos para indicar que eran miembros de la descendencia espiritual de Abrahán, herederos de la herencia celestial con la Descendencia Principal Jesucristo. (Luc. 22:14-30; 1 Cor. 11:20-32) A este pequeño resto de los 144.000 el juramento que Jehová Dios agregó a su promesa a Abrahán en el monte Moría debería ser de consuelo y estímulo especiales para seguir fiel. ¿Por qué?
EL PROPÓSITO DEL JURAMENTO
26. ¿Cuál es el propósito de un juramento, según se declara en Hebreos 6:16?
26 Bueno, ¿cuál es el propósito de un juramento? Una explicación inspirada de ello se nos proporciona en Hebreos 6:16, con estas palabras: “Los hombres juran por el que es mayor, y su juramento es el fin de toda disputa, ya que para ellos es una garantía legal.”
27. Por eso, el juramento de Jehová a Abrahán debería haber terminado con ¿qué disputa?
27 Por eso, cuando Jehová Dios juró, diciendo: “‘Por mí mismo ciertamente juro,’ es la declaración de Jehová,” esto suministró una garantía legal especial de parte del Juez Supremo del universo. Debería haber terminado con cualquier disputa de parte de toda la humanidad, incluyéndonos a nosotros hoy en día, en cuanto a si una bendición debe venir o no a todas las naciones de la Tierra, no solo a los descendientes naturales de Abrahán, sino también a todas las otras familias de la Tierra.—Gén. 12:1-3; 22:16-18.
28. ¿Qué hecho en cuanto al juramento de Dios debe darnos seguridad adicional?
28 ¿Por qué debería alguno de nosotros disputar respecto a ello hoy en día? ¿Por qué debería alguno de nosotros abrigar algunas dudas en cuanto a ello hoy en día? Más bien, obtengamos seguridad adicional del propio juramento voluntario de Dios. Él no estuvo obligado a jurar a la veracidad de su promesa a Abrahán en cuanto a la descendencia de bendición. Abrahán no tenía ningún derecho a exigir que Dios jurara su promesa. Espontáneamente Dios optó por jurar por sí mismo, y tuvo una razón amorosa para hacerlo. Pablo lo explica de esta manera:
29. ¿Cuál fue el propósito de Dios de intervenir con un juramento cuando hizo su promesa a Abrahán, y por eso, en vez de ser indolentes, qué debemos ser?
29 “Que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo su promesa a Abrahán, puesto que no podía jurar por nadie mayor, juró por sí mismo, diciendo: ‘De cierto, bendiciendo te bendeciré, y multiplicando te multiplicaré.’ Y por eso después que Abrahán hubo mostrado paciencia, obtuvo esta promesa. Porque los hombres juran por el que es mayor, y su juramento es el fin de toda disputa, ya que para ellos es una garantía legal. De esta manera Dios, cuando se propuso demostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, intervino con un juramento, a fin de que, por medio de dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y entra hasta dentro de la cortina [en el Santísimo], donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre.”—Heb. 6:12-20.
30. ¿Por qué debe permanecer firme y segura la esperanza del resto, y con qué fin?
30 Como consecuencia el resto que todavía está en la Tierra de los 144.000 miembros menores de la descendencia prometida de Abrahán obtuvo fuerte estímulo del juramento del Dios Altísimo, quien jamás perjura ni abjura él mismo, porque él es “el Dios de la verdad.” La esperanza del resto, que está anclada dentro del Santísimo o santuario celestial de Jehová Dios, siempre debe permanecer firme y segura, a fin de que continúe ejerciendo paciencia y aguante como lo hicieron Abrahán, Isaac y Jacob en su día.
31. ¿Quiénes más hoy en día tienen derecho de obtener fuerte estímulo del juramento de Dios a su promesa, y de acuerdo con qué visión a Juan?
31 Sin embargo, el resto de los 144.000 que todavía está en la carne hoy en día no es el único que tiene derecho a obtener fuerte estímulo del juramento que sella la promesa de Dios. Hoy en día una grande muchedumbre de otros creyentes en Dios y en Jesucristo su Cordero tiene derecho a obtenerlo. ¿Por qué? Bueno, después de nombrar, por primera vez en la historia bíblica, el exacto número de miembros de la descendencia espiritual de Abrahán, Revelación, capítulo siete, pasa a decir: “Después de estas cosas vi, y, ¡miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había palmas en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’” (Rev. 7:9, 10) Ah, sí, la promesa de Dios a Abrahán sellada con juramento habría de cumplirse para más que solo aquellos que llegarían a ser hijos espirituales de Abrahán, 144.000 en número. También habría de cumplirse para las naciones y familias terrestres fuera de esta descendencia prometida que se compone de Jesucristo y sus 144.000 coherederos. Esto incluye tanto a humanos muertos como a los que ahora viven.
32. ¿Qué es evidente del hecho de que la “grande muchedumbre” se ve ahora atribuyendo su salvación a Dios y a su Cordero?
32 Los de esta “grande muchedumbre” de creyentes de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas ya han comenzado a entrar en la bendición por medio de la descendencia de Abrahán. Saben que ya, antes de que el resto sea trasladado al reino celestial, están recibiendo preciosas bendiciones por medio de la descendencia prometida del Abrahán Mayor, Jehová. En consecuencia esta “grande muchedumbre” interracial, internacional, intertribal, interlingual, está atribuyendo su salvación a Jehová Dios en su trono celestial y a su Cordero Jesucristo, la Descendencia Principal de Abrahán.
33. ¿Por qué también necesita ser estimulada esta “grande muchedumbre,” y por eso qué deben tener presente también?
33 La destrucción de Babilonia la Grande, y la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” y el atar y encarcelar a Satanás el Diablo y sus demonios todavía no han tenido lugar para remover a todos los enemigos y perseguidores, visibles e invisibles. Por consiguiente, esta “grande muchedumbre” con esperanzas de un Paraíso terrestre bajo el reino de Dios tiene que ser estimulada para evitar que se haga indolente y para que sea fiel y aguante, así como lo hace el resto espiritual. Por esta razón la “grande muchedumbre” tiene que tener presente que Dios juró por sí Mismo para confirmar su promesa inquebrantable para la bendición eterna de ella.
34. (a) ¿Por medio de qué dos cosas ha sido rendido inmutable el consejo de Jehová? (b) ¿Como qué clase de Dios ya se ha vindicado Jehová mismo, y, con Pablo, qué declaramos que es nuestra posición para con Dios?
34 La palabra de Dios es inmutable. El juramento de Dios es inmutable. Puesto que estas dos cosas, Su palabra y Su juramento, fueron dadas en conexión con su consejo que le ha parecido bien revelarlo a nosotros, esto también hace inmutable su consejo. Aun ahora por lo que el Dios Altísimo Jehová ya ha hecho en cuanto a su consejo revelado Él subsiste vindicado, justificado, ante todo el cielo y toda la Tierra. Que los diablos lo nieguen, que todos los hombres bajo el control de los diablos lo nieguen y lo descrean, no obstante Jehová el Dios Altísimo subsiste revelado y probado como “el Dios de la verdad.” Qué nos importa si la mayoría abrumadora de este mundo es incrédula. Nosotros creemos y aceptamos la Palabra de Dios por su propia veracidad. También respetamos el inquebrantable poder sellador del juramento de Dios que juró por el más grande y por el más elevado de toda la existencia. Por lo tanto, declaramos inequívocamente que nuestra posición es igual a la que adoptó el apóstol cristiano Pablo cuando escribió: “Sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso.”—Rom. 3:4.
[Nota]
a Cyclopœdia de M’Clintock y Strong, edición de 1891, tomo 7, página 256, bajo “Juramento [Oath, en Inglés].”
[Ilustración de la página 301]
Dios le hace un juramento a Abrahán